Toco a la puerta y abro. Vero está en la cama, con Carlota
tumbada boca abajo. Miro a Hugo de reojo, que se queda en el quicio de la
puerta, como si no quisiera pasar. Vero me mira con el gesto torcido y pone los
ojos en blanco. Le hago un gesto para que se levante de la cama y poder
sentarme yo. Me hace caso y noto como va hacia Hugo, que sigue allí, plantado.
-Carloti – digo en diminutivo, de forma cariñosa,
acariciándole el pelo – estás enfadada?
-Si – dice rápidamente tapando su cara con la almohada –
Miro hacia Vero, que se alza de hombros.
-Y por qué estás enfadada?, a ver… - le digo intentando
apartar la almohada, pero no me deja – Carlota… - suspiro – cuando uno está
enfadado tiene que hablar…
-Estabas llorando – dice con tono enfadado –
-Ya cariño, pero…
-Y es su culpa – vuelve a decir –
Miro sin querer a la puerta y veo como Hugo se da la vuelta,
mientras Vero le agarra del brazo. Sé que le sabe fatal esto. Sé que no conoce
a Carlota, que nos conocemos de hace días, pero sé que la niña es especial para
él. Sé que le está jodiendo mucho la situación.
-No es su culpa cielo…
Al decir eso, consigo que se aparte la almohada y ponga su
cara de lado, consigo verle la cara.
-Entonces de quién es la culpa? – pregunta mirándome –
-De nadie… - respondo rápidamente – a veces las cosas no son
culpa de nadie…
-Os he escuchado discutir… - dice volviendo a poner su cara
boca abajo – y…
-Carlota, no está bien escuchar las conversaciones de los
mayores… - digo intentando mantener el tono cariñoso – y son cosas de mayores
que no entiendes todavía cariño…
-Si las entiendo! – exclama indignada – ya soy mayor
Sonrío ante la respuesta. Con esa voz de niña, no es mayor.
Es una niña.
-Le has hablado muy mal a Hugo cariño… - no me responde y
vuelve a taparse con la almohada – quieres hablar con él?
-No – responde rápido –
-Es que él si quiere hablar contigo… - me giro y le miro en
la puerta, frotando las manos con nerviosismo –
Le hago un gesto, me levanto y le digo que se siente con
ella en la cama. Al principio me niega con la cabeza, pero le insisto. Sé que
Carlota no es una niña rencorosa. Todo lo contrario. Observo como se sienta la
cama de forma cuidadosa. Resopla levemente.
-Carlota… - la niña le responde tapándose más con la
almohada y girando su cabeza hacia el otro lado –
Le miro, creo que no sabe qué hacer. Miro a Vero que me mira
con cara de circunstancias. No sé si intervenir o no, pero, entonces, Hugo
comienza a hablar.
-Entiendo por qué estas enfadada… - dice mirando al suelo –
yo también me enfado cuando alguien que quiero llora… - suspiro al escucharle –
y yo sé que tú quieres mucho a tu tata… - la niña parece que se mueve un poco –
no quería que te sintieras mal… - dice con tono extremadamente dulce – ni
tampoco que tu tata se sintiera mal… - le miro con cierto gesto de ternura – lo
siento… de verdad… - le miro, tiene un gesto emocionado en la cara – quieres
que te deje tranquila?
Le observo y todavía me siento peor por lo que ha pasado. No
le conozco. Y no me hace falta conocerle más para saber el fondo que tiene. Le
ha hablado a Carlota como si fuera una persona mayor. Seguramente porque sabe
que eso a los niños les gusta. Veo como Carlota se quita la almohada de la
cabeza y se gira hacia él.
-Me perdonas? – pregunta Hugo mirándola, con gesto tierno –
Veo como le mira Carlota. Desde la puerta se ve la cara de
los dos. Carlota lo único que hace es levantarse y abrazarse a su cuello.
Suspiro intentando contener las ganas de llorar que me está dando ver esa
escena. Miro a Vero y está igual. Veo como Hugo sonríe aliviado y, hasta diría
que se está aguantando las ganas de llorar.
-No volverá a pasar vale? – dice Hugo acariciando el pelo de
Carlota –
Veo como Vero da dos pasos hacia delante y se acerca a la
cama. No puedo evitar hacer lo mismo. Deshacen el abrazo y la niña está medio
llorando, pero Hugo también. Paso una mano por su espalda mientras Vero agarra
a su hija y la levanta.
-Solucionado? – pregunta Vero y Carlota asiente –
Miro a Hugo que la mira sonriendo tiernamente.
-Entonces te vienes a jugar conmigo?
Le miro enternecida. Más todavía cuando la niña, todavía en
brazos de Vero, alarga los brazos para agarrarse a él. Con ella en brazos, le
observo como se dirige a la puerta. Vero me mira hasta emocionada. Qué bueno
es. Es que es bueno. Es buena gente. Es imposible que alguien que no es buena
gente haga algo como lo de ahora.
-Entonces quieres jugar al fútbol? – escucho como le dice –
-Si! – exclama Carlota hasta ilusionada –
Vero me pasa su brazo por los hombros y me mira. Sé qué significa esa mirada. Bajo mi mirada al suelo, sonrojada. Me ha pillado mirándole así. Así como si estuviera pillada completamente. Lo estoy? En tan poco tiempo? No, solo es que me gusta. Me gusta. Eso me preguntaba ayer. Si me gustaba o no. Y ahora lo afirmo. Me gusta. Y mucho.
Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminar