martes, 26 de febrero de 2019

CAPÍTULO 51: EL RINCÓN

Paro el coche a pie de la pequeña cala después de habernos metido por un pequeño camino. Sonrío al ver que, como es normal, no hay nadie. Nunca hay nadie aquí.

-Y esto? – dice sorprendido mirándome mientras bajo del coche –

-Aquí solo he venido con mi familia… - digo abriendo el maletero – no hay nadie nunca… - sonrío – es pequeñita pero de arena… - sonríe cogiendo las bolsas y cojo la sombrilla y las dos toallas que he cogido de casa –

-Vamos a acampar aquí? – dice sonriendo mirando hacia la orilla –

-Te gusta? – digo dejando la sombrilla y las toallas en el suelo –

-Joder Malú… - susurra bajando la cabeza y tocándose la frente –

-Eh… - acaricio su espalda sabiendo que ha pensado de nuevo en el día que es – menos mal que me has hecho caso y te has puesto el bañador no? – bromeo y le señalo las piernas y sonríe –

-Pensaba que íbamos a alguna piscina de tu familia o algo… - dice de manera inocente y me hace reir –

-Mejor esto no? – asiente sin mirarme – los dos solos… con cervecita… - digo de manera dulce – hasta yo voy a beber cerveza contigo… - sonríe sin mirarme – oye… mírame… - me mira – no pasa nada vale? – digo de forma dulce – si quieres volvemos al hotel…

No dice nada, solo me mira de forma intensa hasta que agarra mi cara y me besa. Me besa lento, como parece que ya los dos sabemos que nos gusta. Cuando termina el beso, vuelve a mirarme de esa manera, sin separarse demasiado.

-Gracias… - susurra – es que eres un cielo… - dice mientras acaricia mis mejillas – me quiero quedar aquí contigo… - asiento sonriente –

Una vez montada la sombrilla, nos sentamos a la sombra y le ofrezco un bote de cerveza. Lo abre y bebe un buen trago. Hago lo mismo. No me gusta mucho la cerveza pero… fresquita… entra mejor. Está callado, pensativo. Tampoco quiero agobiarle, supongo que está… acordándose de cosas…

-Quieres bañarte? – le pregunto y me mira fugazmente negando con la cabeza –
Tuerce el labio y mira hacia la lata de cerveza, rozándola.

-Estaba a punto de prejubilarse… - le miro sin articular palabra – mi cuñada estaba embarazada de 7 meses… - sonríe – estaba tan ilusionado… - sonríe melancólico y aprieto los labios al verle así – mi paquito, decía… - sonríe de nuevo – no sabes lo que fue ese día… - trago saliva – los gritos de mi madre y de mi hermana se escuchaban en todo el bloque… subieron hasta los vecinos… - le miro emocionada mientras veo como mira hacia la orilla con gesto serio – yo no pude ni siquiera llorar… - noto su mirada perdida - llamamos a la ambulancia, mi madre se desmayó… - suspiro imaginándome el agobio – con sonar el teléfono yo ya lo supe… - dice rozando la arena – mi madre preguntaba en qué hospital estaba, una y otra vez… - suspira – pero yo ya sabía que… - traga saliva – que mi padre ya no estaba… - no puedo evitar emocionarme al escucharle – no quise verle… no me atreví… - dice mientras veo que aprieta un poco la arena – si lo veía, esa imagen me iba a perseguir para siempre… - suspira – pero si quise saber qué pasó… - me mira fugazmente – intentaba sacar a una familia de un coche que estaba ardiendo después de un accidente en cadena con un camión cisterna… - resoplo sin poder evitarlo – sus compañeros le gritaban y no les hizo caso… - veo como aprieta más fuerte la arena – y entonces explotó… - no sé ni cómo mirarle, ni qué cara poner – murió intentando ayudar a los demás… - niego con la cabeza – por eso quise ser como él… - suspira – pero nunca era suficiente… - encoge sus piernas – siempre pensaba que haría mi padre en las situaciones en las que yo me encontraba… - sonríe irónico – sus compañeros me decían que era igual de kamikaze que él… - sonrío levemente – mi madre nunca quiso que me metiera en eso… - niega con la cabeza – sé que no dormía cuando sabía que tenía turno… - sonríe – cuando le dije que lo dejaba, sé que volvió a respirar tranquila… casi 8 años después… - niega con la cabeza – siempre quise ayudar a los demás pero… - resopla y sonríe – de joven era voluntario en la cruz roja – sonrío – colaboraba con algunas causas locales… - niega con la cabeza de nuevo – pero no fue suficiente cuando mi padre se fue… - sonríe melancólico – era suficiente, pero yo creía que no… - pongo mi mano en su hombro y me mira fugazmente – hace mucho que no hablo de esto…

-Puedes contarme lo que quieras… - digo de forma comprensiva – si lo necesitas…

-Llevo años sin ver su tumba… - trago saliva – mi hermano tampoco va… - resopla – cuando iba, salíamos de allí con una sensación de rabia… de… impotencia… - asiento levemente – para mi hermana y mi madre era un alivio ir pero… para mi hermano y para mi… - niega con la cabeza – hoy habrán ido las dos supongo… - sonríe levemente – mi hermana me ha mandado un whatsapp esta mañana… - se alza de hombros – ni me había acordado…

-Hugo, no pasa nada por no acordarte… - digo restándole importancia –

-Ya… - dice sin mirarme – no soy capaz de llamar a mi madre hoy… - confiesa – no puedo hacerlo… pero sé que espera que lo haga…

-Quizá… - me acerco un poco a él y paso mi brazo por sus hombros, acercándole un poco a mí – si te relajas un poco, luego puedas llamarla… - me mira y me sonríe – le vendrá bien a ella y a ti también… - no me aparta la mirada y dirige mi mano a mi mejilla –

-Cada día que pasa… - dice mirándome – me gustan más cosas de ti… - le miro sorprendida y luego avergonzada – bueno, diría que cada minuto que pasa… - dice mientras continúa con su mano en mi mejilla – tienes demasiadas cosas buenas… - bajo la cabeza automáticamente, me muero cuando me habla así – sabes? – alzo mi mirada – creo que sé por qué acabé aquí… - desvía su mirada hacia la orilla – mi padre me trajo… - siento un nudo en la garganta – dejé de creer en que había algo ahí arriba cuando pasó lo de mi padre… - señala al cielo – a veces necesito creer que lo hay… - resopla – a veces consigo creerlo, pero normalmente me cuesta… - asiento – pero sí creo en que mi padre no se ha ido del todo… - sonrío algo emocionada – mi hermana dice que soy el que más se parece a él… - sonríe – en carácter y todo eso… - sonrío – no sabes cómo era… - me mira sonriendo emocionado e intento disimular que me estoy emocionando mucho – es imposible que alguien así desapareciera sin más… - noto de nuevo un nudo en la garganta – su alma… o algo… - se alza de hombros – sigue aquí… - sonríe – y me trajo aquí… a donde siempre había querido venir… - alzo mis cejas sorprendida – siempre que íbamos de vacaciones a Málaga decía que él quería ir al sitio de donde era Paco… - sonrío enternecida – nunca lo hizo… - aprieta su mandíbula fuerte, como con rabia – por eso creo que yo tenía que venir aquí… y no lo sabía hasta que llegué… - se ríe – vas a pensar que estoy como un cencerro por pensar en estas cosas…

-Para nada Hugo… - acaricio su pelo – es muy bonito que pienses así… - me mira sonriendo levemente – yo pienso igual que tú… - suspiro – pienso que algo de mi tío se quedó aquí… - veo como asiente –

-Anda que si mi padre me ha visto estos años… - niega con la cabeza – con la de veces que me han puteado… - sonríe – seguro que ha dicho: “vete a Algeciras que hay allí una chica increíble que tienes que conocer… - sonrío negando con la cabeza – y te va a invitar a la casa de Pepe y vas a tocar la guitarra de Paco…” - noto como se emociona – ojalá pudiera contárselo… - noto como sus ojos se llenan de lágrimas –

-Ya se lo estás contando Hugo… - acierto a decir intentando no ponerme a llorar –

Me mira y no puedo con esa mirada, llena de lágrimas. Sonríe mirándome de forma tierna y se abraza a mí, sentados en la arena, bajo la sombrilla. Se pone a llorar de nuevo y no puedo evitar acompañarle, abrazados. Lloramos juntos. Esto es demasiado fuerte. Siempre he creído que llorar con alguien crea un vínculo irrompible. Es muy fácil compartir momentos buenos con alguien, pero los malos… los malos son más intensos.

-No llores tú joder… - dice riéndose mientras deshace el abrazo –

-No lo puedo evitar… - digo sollozando mientras me río sin querer –

-Ves? – dice volviendo a acariciarme la cara – cada minuto que pasa… - dice mirándome con los ojos rojos – eres tan especial… - agacho la cabeza, como ya es costumbre – creo que no tienes ni idea de lo especial que eres…

-Joder Hugo… - susurro intentando no volver a ponerme a llorar –

-Sabía que eras especial… - dice sin dejar de acariciarme –

-No sería por cómo te traté al principio… - digo irónica, negando con la cabeza –

-Desde el primer momento… - dice mirándome – aunque reconozco que, en ese momento, me pareciste la tía más borde de la tierra… - río sin poder evitarlo – si te beso aquí… - dice comedido – pasa algo? – sonrío – aunque bueno… - se queda pensativo – ya te he besado antes…

Le miro automáticamente. Sabe que estamos al aire libre, que alguien nos puede ver. No, no nos puede ver nadie. Y, aunque fuera así, ahora mismo, me da la sensación de que me da igual. Ni siquiera había caído antes, en el anterior beso. Sonrío mirándole y doy yo el paso. Me acerco a él lentamente y comenzamos a besarnos. Despacio, lento, con nuestras lenguas contactando poco a poco, sin prisa. Le oigo suspirar justo antes de que me haga tumbarme en la arena. Se tumba encima de mí y comenzamos de nuevo a besarnos. Creo que no me he besado con nadie en la playa hasta ahora. Creo que es la primera vez que lo hago. Y no me importa, no me importa en absoluto.
La cosa se pone peor por momentos. Comienzo a notar que se excita, y yo también. Resopla dejando de besarme y apoya su cabeza en mi hombro.

-Te iba a decir que nos bañemos, pero no se si es buena idea meterme en el agua contigo… - dice sin levantar la cabeza, haciendo que me ría – lo que pasa es que tengo mucho calor ahora mismo… - dice mirándome –

-Y yo… - digo susurrando – anda vamos… - hago que se incorpore – que la liamos al final… 

1 comentario:

  1. Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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