miércoles, 20 de febrero de 2019

CAPÍTULO 32: CONTRADICCIÓN

Recibo al servicio de habitaciones mientras Malú permanece en la terraza. Se ha puesto un poco tensa cuando ha pensado que subían la comida, pero la he tranquilizado diciéndole que hacemos lo mismo que en el desayuno. A su manera. Camino hacia la terraza con la mesita con ruedas que lleva todo lo necesario para que la cena sea perfecta.

-Señorita – digo poniéndome una servilleta en el brazo, a modo de camarero – la cena está lista.

-Jajajajaja – ríe a carcajadas – eres muy payaso…

-Un poco… - dice riéndose – no me conoces todavía… - digo dejando la ensalada en el centro – dejo tapado el resto? – asiente y me siento enfrente de ella –

-Bueno, ahora sí que vamos a abrir el vino… - agarro la botella y el sacacorchos, sirvo un poco en cada copa, y vuelvo a dejar el vino sobre el hielo – brindamos?

-Claro – sonríe algo tímida – por qué?

-Yo ya brindé ayer… - me alzo de hombros – te toca a ti

Se queda pensativa un instante, y me mira divertida.

-Por las cenas a mi manera… - dice riéndose y chocamos las copas –

-Qué morro tienes… - digo riéndome probando el vino – está suave…

-Si… - responde mirándome – a mí me gusta así… - hace una pausa mirándome - suave…

Otra vez ese tono de voz de ayer por la noche. Sugerente. No sé si lo ha hecho a posta, aunque creo que si, porque está sonriendo mientras aliña la ensalada.

-Vas a estar poniéndome nervioso toda la cena? – pregunto sin vergüenza ninguna –

-Yo? – pregunta como si no tuviera idea de lo que hablo –

-Porque yo también te puedo poner muy nerviosa… - digo con tono chulesco –

-Lo dudo… - me mira retándome bebiendo de su copa de vino –

Sin decir nada más, me levanto de la silla. Noto como se asusta en un primer momento. Me agacho a su altura y, sin decir nada, pongo una mano en su muslo y lo acaricio suavemente.

-Me da la sensación de que no voy a tener que pedir postre… - digo con tono sugerente, primero sintiéndome imbécil y, después, sonriendo triunfante ante su mirada avergonzada hacia el plato – ves? – me levanto como un resorte – yo también sé hacer eso que tú haces…

-Pero que yo no hago nada! – dice todavía ruborizada sin mirarme – eres tú, que tienes la mente sucia…  

-Claro, claro… - digo irónico mientras vuelvo a sentarme –

La cena transcurre entre risas y bromas, por las dos partes. No he descubierto américa, ayer ya supe como era. Solo que cada detalle que conozco, cada cosa que veo nueva, me gusta todavía más. Y el tonteo que llevamos durante toda la cena es digno de cualquier serial de telenovela. Salvo la primera parte de la noche, cuando se ha sentado encima de mí, que eso ha sido más bien de película de dos rombos.

-Ay! – exclama haciendo un gesto al aire con la mano – no no! – grita apartando la silla y encogiéndose –

-Qué pasa? – digo soltando los cubiertos un tanto asustado –

-Un bicho! – exclama – ah! – vuelve a hacer el mismo aspaviento y empiezo a reírme – no te rías joder! Ah!! – exclama de nuevo levantándose de la silla y dándose golpes en las piernas – es muy grande! – exclama desde la puerta, dispuesta a meterse en la habitación –

Detecto el bicho. Parece un saltamontes, aunque, de noche, no sé exactamente qué es. Creo que vuela. Le veo en una esquina, pegado a la barandilla.

-Está allí – digo mirándola – te puedes sentar que no te va a morder –

-No me siento ahí ni loca… - dice convencida – que me ataca! – exclama –

-Joder Malú… - digo riéndome mientras me levanto de la silla – a ver… - busco por la terraza hasta que encuentro un cartón de uno de los paquetes de tabaco que me he fumado estos días – parece un saltamontes – digo acercándome –

-Ah! – exclama al pensar que se ha movido –

-No grites! – exclamo – que me pones nervioso coño… - me acerco poco a poco – tampoco me hacen mucha gracia estos bichos…

-Échalo por favor… - dice con voz de niña desde la puerta –

No puedo evitar sonreír al escucharla. Es como si fuera una niña. Me acerco todavía más y observo al bicho. Si, es un poco grande, pero yace tranquilo al borde de la barandilla.

-Parece una tijereta de esas… pero más grande… - digo sin girarme para no perderlo de vista –

-Me estoy muriendo del asco por favor… - exclama en la puerta –

-Sabes si estos bichos sobreviven a 5 pisos de caída?

-Y yo que sé! – exclama – échale o mátale que me voy a mi casa! – exclama haciéndome reir a carcajadas – además, es que eso volaba… o saltaba… - noto un gritito por su parte de asco – me muero! – exclama –

-Tranquilidad… - me acerco todavía más, con el cartón en mi mano, hasta que llego a su altura y lo empujo, le veo caer – joder, con lo animalista que soy y me has hecho matar a un ser vivo…

-Ya no está? – pregunta aliviada –

-Creo que no habrá sobrevivido… - digo girándome para verla, sigue en la puerta – a ti no te gustaban también los animales? – resopla – voy a lavarme las manos, podrás sobrevivir 1 minuto aquí sola, al acecho de la fauna? – digo irónico –

-Muy gracioso… - se acerca a la silla y me da un manotazo – claro que me gustan los animales, pero los bichos de más de 4 patas me dan un asco que flipas…

-Vaya… - digo caminando hacia la puerta – yo debo darte mucho asco – me mira extrañada – tengo 5…

No me quedo a mirarla, entro a la habitación y solo escucho su carcajada mientras camino hacia el baño. Su risa es contagiosa, puedo oírla incluso desde el baño y me entra la risa. Al llegar de nuevo a la terraza, sigue riéndose.

-Qué imbécil que eres, en serio… - dice intentando detener su risa bebiendo algo de vino –

-Oye, deja de insultarme vale? – digo haciéndome el ofendido – te acabo de salvar la vida… - alza una de sus cejas y me mira – he puesto en peligro mi integridad física por ti… - digo dramático – qué menos que algo cariñoso, yo que se…

Sonríe avergonzada, se levanta de la silla, y se dirige a mí. Tiro mi cuerpo hacia atrás y noto como se agacha levemente, me coge la cara con las dos manos, y me da un sonoro beso en los labios.

-Gracias – dice sonriente – eres un héroe… - dice de forma bromista y dramática – oye la carne está buenísima eh?

Observo sus piernas caminar hacia su silla. Son solo unos segundos. Suspiro y cojo mi vaso de vino.

-Ya te digo si está buenísima… - digo con claro doble sentido –

Me mira y pone los ojos en blanco mientras se sienta. Sonrío triunfante. El juego de la cena me está encantando. Es más, acabo de caer que nos conocemos de hace unos días, sino diría que nos conocemos desde hace mucho. Tenemos un humor parecido, eso creo que ayuda bastante. Es muy irónico, muy ocurrente… creo que me he quedado demasiado tiempo mirándola, porque me mira alzando una de sus cejas, otro gesto que me encanta, y coge su vaso de vino. Aparto la mirada y hago lo propio. Tengo mucha sed de repente, así que hecho un poco más de vino en ambos vasos.

-Me quieres emborrachar? – dice burlona –

-Para nada… - digo aparentando indiferencia –

-No estoy acostumbrada, te lo advierto… - bebe un poco más –

-Bueno, lo más grave que puede pasar es que tenga que sujetarte el pelo mientras vomitas…

-Joder! – exclama dándome con la servilleta en el brazo – que estamos cenando! – exclama –

-Yo creo que he terminado… - digo haciendo gesto de que estoy lleno – estaba bueno no? – pregunto inocente –

-Mucho… - responde mirándome intensamente y haciendo que aparte la vista un tanto ruborizado – jajajaja! – ríe – he cenado muy bien… - dice dejando los cubiertos en el plato – gracias… - alarga una mano y coge la mía, las entrelazamos –

-Por qué? – pregunto medio sonriente –

-Por entenderlo… - responde de manera rápida señalando la mesa y alrededor – sabes lo que me apetece ahora? – dice sin dejar de mirarme –

-Yo ya no contesto… - digo alzándome de hombros – que igual la cago…

-Bailar… - dice algo avergonzada – hace muchísimo que no bailo… - se señala el pie –

-Pero eso se arregla enseguida – agarro mi móvil para poner algo de música pero, de repente, abajo, en la terraza del hotel, comienza a sonar música –

-Lo tenías preparado? – me mira sorprendida –

-Claro! – exclamo irónico – si el hotel es mío! – digo de broma – eso será la fiesta o el congreso ese que hay…

-No te gusta bailar? – pregunta levantándose de la silla –

-A mí? – me levanto con ella – hombre… - me acerco lentamente – depende – paso mis manos por su cintura –

-De qué? – dice forma provocativa –

-Del tipo de música… - digo apartando un poco su pelo para dejar al descubierto su cuello – y de quien baile conmigo…

En esa posición, comenzamos a balancearnos levemente. La canción que suena es reggaetonera a tope, no se baila así, pero me da igual, porque sé en qué va a terminar ese balanceo. Comenzamos a besarnos. Me hace gracia porque tropieza levemente. Lleva mis zapatillas, que le quedan enormes, pero no quería ir descalza ni con esos tacones.

-Quieres bailar aquí o dentro? – pregunto pasando mi nariz por su cuello –

-Frena… - me dice con tono sonriente – que te he dicho en serio lo de que quiero bailar…

-Y yo también… - digo mirándola – eh! Esta si! – exclamo al escuchar que comienza a sonar “Fuego” de Eleni Fuoureira –

-Fuego… - niega con la cabeza – entonces me tengo que encender un cigarro y me tienes que poner una copa…

-Joder… - me separo y alzo mis manos – soy tu esclavo eh?

-Fuego! – exclama cantando mirándome mientras se ríe –

Sonrío y pongo las copas a toda prisa. Cuando salgo de nuevo a la terraza, está moviendo las caderas de forma… que me hace respirar profundo para no desmayarme. Alza las manos con el cigarro en las manos, moviéndose de forma sensual. Me acerco por la espalda y me intento mover a su ritmo.

-Su copa señorita… - la coge sonriendo y la deja en la repisa de la barandilla –

-Me voy a quitar las zapatillas porque me voy a meter una hostia… - dice quitándoselas – Fuego! – exclama siguiendo la canción – genial, no puedo hacer movimientos bruscos con el pie… - dice balanceándose lentamente –

-A mi me parece que así bailas muy bien… - vuelvo a acercarme por detrás, abrazándola –

-Estaría pegando saltos, que lo sepas… - dice con voz un tanto avergonzada – me apetecería irme de fiesta y todo…

-Pero si aquí tenemos montada la fiesta de la leche! – exclamo moviendo las caderas separándome de ella y con la copa en la mano – Fuego! – exclamo siguiendo la canción también –

Me observa y se ríe hasta que la canción se acaba y comienza otra.

-Esta es más de nuestra época – digo dejando la copa al lado de la suya cuando comienza a sonar “a quién le importa” de Alaska –

-Es verdad… - se agarra a mi cuello – que tenemos casi la misma edad… - dice de forma no sé si sugerente o no – a quién le importa lo que yo haga! – exclama dándose la vuelta y moviéndose de un lado a otro –

Agarro sus manos y damos pasos sencillos, para que no se haga daño en el pie, tarareando la canción. En varias partes de la canción, vuelvo a hacer un poco el payaso y veo como se parte de risa. Cojo mi copa y bebo, casi al mismo tiempo que ella. Creo que se está divirtiendo. De vez en cuando, se da la vuelta y baila de espaldas a mi. Al fondo, la playa, no hay ningún edificio alrededor del hotel. Supongo que siente que nadie puede verla.

-Ah!!!! – grita al escuchar la siguiente canción que el dj pone. Es de Whitney Houston pero no reconozco cual – me encanta esta canción! – exclama bebiendo de su copa –

La observo y comienza a cantar la canción en inglés y la miro con una ceja levantada. Se la sabe entera, o eso parece.

-I wanna dance with somebody! – canta y entonces caigo que canción y me balanceo al ritmo de la canción –

Vuelvo a observarla. Se balancea como si estuviera cantándola de verdad en un concierto. El estribillo vuelve y vuelvo a ver como canta como sintiendo la canción. Río al verla así. No la había visto así hasta ahora. Me mira sonriente y pega algún gritito siguiendo la canción.

-Que temazo… - dice cuando la canción termina – hostia!! – exclamamos los dos a la vez al escuchar como comienza a sonar “somebody to love” de Queen –

-Esta si que me la se enterita – comienzo a cantar balanceándome con la copa bajo su atenta mirada – somebody, uh, somebody, Can anybody find me somebody to love? – cantamos los dos mirándonos –

Desvío la mirada y sigo cantando y escucho que ella hace lo mismo. Llega mi parte favorita. Cuando la canción va creciendo poco a poco. Malú me sigue mientras pego golpes en la mesa marcando el ritmo.

-Find me somebody to love – empezamos cantando bajito - Find me somebody to love – comienzo a dar golpecitos en la mesa - Find me somebody to love – me mira y me imita, dando golpecitos en la mesa marcando el ritmo - Find me somebody to love – empieza a reírse pero yo sigo cantando y se reengancha - Find me somebody to love – nos miramos y empiezo a reírme yo esta vez - Find me somebody to love – empieza a pegar golpes un poco más fuertes, pero me da igual - Find me somebody to love, Find me somebody to love uo uo – se ríe al ver que me sé hasta cuando varía - Find me somebody to love – hago un agudo exagerado y empieza a reírse - Find me somebody to love – sigue cantando conmigo – Somebody, somebody, somebody, somebody, Somebody find me – me mira y me sigue - Somebody find me somebody to love – le hago un gesto para que pare de dar golpes en la mesa - Can anybody find me – cojo aire después del falsete que me acabo de marcar que en mi vida pensé que cantaría de esa forma - somebody to – me mira con las dos cejas levantadas mientras me acerco a ella - love?

Doy un golpe al aire como haciéndome el chulo y escucho como se ríe.

-Pero tú por qué cantas así? – pregunta acercándose y cruzando sus manos por mi cuello –

-Será que me inspiras… - digo con toda la intención, mirándola – que no canto bien Malú… - digo restándole importancia –

-No lo haces nada mal… - dice mirándome intensamente –

-Eso va con segundas? – le pregunto siguiéndole el juego –

-Jajajajaja! – se ríe con ganas – así que quieres que alguien te encuentre a alguien que te quiera… - dice en referencia a la canción que sigue sonando de fondo –

-Tú no? – la miro con bastante más intensidad que antes –

Sonríe mirándome y no lo puedo evitar. Deshago la distancia entre nuestros labios bastante rápido. Se ríe sorprendida mientras no dejo de besarla, allí, plantados en la terraza. Agarro bien su cintura y alargo el beso hasta que nos separamos lentamente. Nos miramos hasta que escuchamos el principio de una canción que conozco muy bien, pero, supongo, que ella más.

-Madre mía… - digo mirándola – esta me la tienes que bailar, pero bien… y cantármela… - doy un sorbo a mi copa y me quedo mirándola –

-Sabes la vergüenza que me da escucharme? – dice desviando la mirada –

Contradicción. Veo como se avergüenza un poco pero comienza a mover sutilmente sus caderas y es como si su gesto se transformase. Me mira fijamente y comienza a cantar bajito mientras la canción suena abajo.

-Si fuera tú me doy la vuelta – canta señalándome apoyándose en la barandilla - antes que toques a mi puerta – la observo con media sonrisa - piénsalo bien que aún no es tarde, no ves, no ves... – se mueve lentamente, al ritmo de la canción y la observo de arriba abajo - Que traigo nubes de equipaje – se acerca un poco a mi - que de dolor va hecho mi traje – pasa sus manos por su vestido de forma sugerente y me muerdo el labio sin querer - y que la vida de este viaje, verás, verás... – se da la vuelta y sigue cantando - Toda mi noche y mi luz – chasqueo mis dedos igual que en la canción y comienza a reírse mirándome asombrada - que sentirás solo tu...

Deshago la distancia y me pongo a su altura justo cuando empieza el estribillo. La pego a mi cuerpo y comenzamos a mover las caderas mientras canta bajito, como si no quisiera que nadie la oyera nada más que yo.

-Bienvenido amor, a mi contradicción – dice dándome un golpe suave en mi nariz con su dedo índice – a mi contradicción… - se separa de mi y vuelve a por su copa hacia la barandilla –

Se gira hacia mí y, con la copa en la mano, se acerca mientras sigue cantando.

-Dice el soldado precavido – se acerca de nuevo hacia mí - en guerra no termina herido – la agarro de nuevo de la cintura - si aun así vienes por mi, debo decir – me agarra de la nuca y hace que su boca quede pegada a mi oído - nadie te hará sentir más vivo...

Ese tono de voz de nuevo. Sugerente, sensual… lo suficiente para que le impida que se vaya otra vez. Sigue cantando bajito mientras yo cojo su copa y la dejo sobre la mesa. Hago que deje de cantar porque mi boca se une a la suya. Con su canción de fondo, con esa canción que tanto me gusta, comenzamos a besarnos. A besarnos de una manera mucho más fiera. La apoyo en la mesa hasta que me giro y hago que camine hacia atrás para meternos en la habitación. Suficiente alcohol, suficiente cena y suficiente música por hoy. Pero el baile aquí no se acaba. La agarro en peso y la dejo sobre la mesa del escritorio. Me pongo en medio de sus piernas y comienzo a besarla de nuevo. Se agarra a mi pelo y a mi espalda mientras mis manos manosean su vestido que ya me está sobrando.

-Espera espera… - me pone una mano en el pecho – déjame que la termine… - me aparta y se pone de pie de un salto –

Veo como, al apoyar su pie, hace un gesto de dolor y se lleva la mano al tobillo.

-Eh fiera… - digo agarrándola del brazo para que no se caiga – no hagas esos saltos que te quiero de una pieza…

No obtengo respuesta. Se sienta en la cama, todavía tocándose el tobillo. Su gesto ahora es serio. La miro extrañado y me agacho hasta su altura.

-Te has hecho daño? – pregunto comedido y asiente levemente – no pasa nada… - digo rápidamente – hay hielo… - me incorporo – quieres que…

No me da tiempo a llegar a la terraza porque escucho como comienza a sollozar. Me giro y la miro, ahora sí, totalmente descolocado. Vuelvo a agacharme frente a ella, pero se tapa la cara.

-Eh… - digo apartando su pelo – qué pasa?

-Joder… - susurra con algo de rabia – esto no va a curarse nunca… - dice con cierta congoja –

-Pero cómo que no? – sonrío enternecido por la voz de niña que acaba de poner – claro que se va curar… - digo convencido – has estado bailando y no te dolía no? – resopla – solo has hecho un mal gesto – digo sentándome a su lado, en la cama – oye… - digo con voz dulce cuando escucho que comienza a llorar – eh… - acaricio su pelo – ven aquí anda…

Se abraza a mí de lado y escucho como llora en mi hombro. Suspiro frustrado. Se lo estaba pasando bien. Nos lo estábamos pasando bien. Seguramente esto le hace recordar algunas cosas de estos meses y, eso, mezclado con el alcohol, da este resultado. Ella llorando después de haber estado riéndose toda la noche.

-Tranquila… - digo intentando calmarla –

-Cómo voy a volver si ni con esto sonando de fondo deja de dolerme? – dice separándose de mi y tapándose la cara – has visto con qué tontería me he hecho daño? – señala la mesa – esto no se va a curar… - dice con desesperación comenzando de nuevo a llorar –

-Malú, esto es algo lento… - digo agachándome de nuevo delante de ella – pero piensa una cosa… - me mira fugazmente – hace 3 meses podías caminar normal? – me mira, suspira y niega con la cabeza – pues ahora si puedes… - digo apartando su pelo de la cara – y dentro de un tiempo, podrás hacer exactamente todo lo que hacías antes…

-Tú crees? – me mira no muy convencida –

Me provoca tanta ternura ahora mismo. Me mira avergonzada y tapándose la cara.

-Qué numerito… - dice sin quitar sus manos de la cara –

-De numerito nada… - digo sentándome delante de ella – además, hemos bebido un poco… - sonríe casi sin querer – eso también suma… - acaricio su rodilla – estás más sensible…

-Estoy preocupada… - dice mirándome – no sensible…

-Vale vale… - contesto alzando mis manos viendo como, de vez en cuando, suelta alguna así. Ya me estoy acostumbrando –

-Perdona… - dice tapándose la cara de nuevo – por qué siempre termino hablándote mal?

-Jajajajaja – río sin querer – no te preocupes por eso… - acaricio su pierna – mira, sabes qué me paso a mi hace unos años? – me incorporo y me siento en la cama, a su lado de nuevo – levanta la cabeza anda – le digo y me hace caso – hasta con el rímel corrido estás guapa joder… - digo pasando mis dedos por debajo de sus ojos –

Veo como baja la cabeza avergonzada y niega con la cabeza. Me ha salido del alma decírselo. Suspiro y no puedo evitar reírme de lo nervioso que me acabo de poner al darme cuenta que me apetece decirle cosas que no le diría a nadie. Me apetece ser cariñoso, me apetece hacer que se sienta bien… no sé, el alcohol también está haciendo su parte del trabajo supongo.

-Toma anda… - digo sacando un paquete de pañuelos de mi bolsillo del pantalón –

-Gracias… - susurra y saca uno, limpiándose los ojos – qué vergüenza… - susurra –

-De vergüenza nada… - digo seguro haciendo que me mire –

Nos miramos unos segundos y, de repente, siento una punzada en el estómago. Como si me atravesaran. Trago saliva y aparto la mirada rápidamente.

-Pues mira, hace unos años… - digo intentando borrar de mi mente lo que acaba de pasar – tuve un accidente… - me mira sorprendida – trabajando… - sonrío al recordarlo – resulta que nos llega un aviso de una señora que está gritando en la calle “mi niño, mi niño” – la imito – y claro, allí que fuimos… junto con el samu y la policía… - río – no veas tú la que se formó… - sonríe levemente – al llegar, una señora mayor, en pijama y con bata, gritaba eso y señalaba un árbol nerviosa… - me mira sorprendida – resultó ser que su gato se había subido al árbol… y no bajaba…

-En serio? – pregunta asombrada y ríe levemente –

-Y adivina quién subió a por el gato? – me mira incrédula – me dio tanta pena la señora… vivía sola y… - me alzo de hombros – era su compañero… - sonríe y mira al suelo – era un gato pequeñito, la mujer dijo que lo tenía de hace unos meses así que… - sonrío – era un bebé… - digo riéndome – y bueno, lo localicé, lo agarré… y – niego con la cabeza – cuando estaba bajando, me resbalé y caí de pie… - me mira y abre su boca sorprendida – fractura de peroné.

-Venga ya! – exclama mirándome –

-El gato intacto eh? – aclaro – la señora agradecidísima… - sonrío – y yo 4 meses de baja… - me mira y suspira – lo que quiero decir es que estas cosas pasan Malú… - digo señalando su tobillo – me ves que tenga alguna secuela? – niega sonriendo – me jodió, porque jode… - digo sincero – jode estar de baja por una caída tonta… y jode que sea lento… - me mira de nuevo – pero todo pasa… - acaricio su mejilla – no te agobies… - me mira con un gesto que no sé si es de agradecimiento – volverás – digo seguro – cuando tú te encuentres bien y haciendo caso a los que saben… - asiente sin mirarme – no intentes ir más deprisa de lo que debes…

-Ya lo sé… - responde sin mirarme –

-En fin… - me pongo de pie – te sigue doliendo? – niega sin mirarme – pues de pie – le ordeno y me mira sorprendida – por dónde íbamos?

-Hugo… - dice levantándose de la cama con gesto avergonzado –

-Ah si… - digo pensativo – íbamos por cuando me decías que… - me acerco un poco a ella – nadie me hará sentir más vivo… - ríe dándome un manotazo en el brazo – sabes que cuando pones esa voz… - la agarro por la cintura – me pone mucho? – susurro pegado a su oído –

-Qué voz? – pregunta avergonzada sin mirarme –

-La que sabes que me gusta… - respondo apartándole un poco el pelo – quieres seguir bailando? – me mira y hace un gesto de desgana – ah ya se… - me vuelvo a hacer el pensativo – te apetece bailar más… - vuelvo a pegarme a su oído – suave…

-Joder Hugo… - susurra apoyando su cabeza en mi hombro – luego me dices a mí…

No decimos nada más. Levanta su mirada de mi hombro y se cruza con la mía. Ahora si que no hay vuelta atrás.

-Vamos a por el postre? – estalla en una carcajada al escuchar mi pregunta – lo tomaré como un sí… - respondo seguro y, apartando de nuevo su melena, comienzo a dejar besos sutiles en su cuello - 

1 comentario:

  1. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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