Me siento en una de las mesas del chiringuito. Enfadado,
rabioso. No quiero volver al hotel. No quiero entrar ahí. Por un momento, me
asusto. No quiero entrar porque me va a recordar a lo que ha pasado. Cómo ha
podido decirme todas esas cosas? Pido algo para comer, aunque se me ha cortado
el estómago. Lo único que me apetece es beber. Llevo ya dos cervezas. No estoy
acostumbrado y estoy empezando a ir un poco mareado. Pago la cuenta pero no me
apetece levantarme. Me apetece quedarme allí, mirando las olas. Hoy hace un día
raro, hacía sol esta mañana y ahora hay muchas nubes. Mi móvil vibra y lo saco
del bolsillo desganado. Un número que no conozco. No tengo ninguna gana de
cogerlo, de hablar con nadie, pero no puedo evitarlo.
-Si? – pregunto con tono algo serio –
-Hola… - frunzo el ceño, no sé si reconozco la voz o no –
-Quién eres? – pregunto algo tenso –
-Hugo… - escucho una voz un tanto entrecortada – soy Malú…
La sangre se me hiela. No puedo responder, no puedo hablar.
De repente, vuelvo a sentir enfado. Vuelvo a sentir rabia. La escucho respirar.
Decido cortar el silencio.
-También vas a insultarme por teléfono? – pregunto con un
tono de lo más borde que he puesto en mi vida –
-Hugo… - le escucho suspirar – dónde estás?
-Donde estoy? – pregunto confundido – desde luego en tu casa
no porque me has echado… - vuelvo a responder borde –
-Estás lejos? – responde como si fuera inmune a mis
borderías –
-De qué vas? – pregunto enfadado levantándome de la silla y
saliendo del chiringuito – me echas de tu casa, me insultas, y ahora me llamas
como si nada? – pregunto indignado –
-Hugo… - su voz ahora sí que suena entrecortada – podemos
hablar?
Flipo. Mi cara es de flipar absolutamente. Hace un par de
horas me echa de su casa, me insulta, me llama de todo… y ahora quiere hablar?
-Claro! – contesto irónico – pero en un sitio privado no? –
digo a posta – no vaya a ser que a la estrella le hagan una foto con alguien…
He sido duro. Lo noto porque escucho como respira. Es más,
diría que está llorando. Me llevo la mano a la frente y miro hacia su calle.
Estaría tan cerca si quisiera ceder.
-Lo entiendo… - dice con una voz que me demuestra que sí,
que está llorando –
-Vas a echarme de tu casa otra vez si voy?
No sé por qué he hecho esto. No sé por qué estoy yendo hacia
su casa otra vez. Es como dejar que me flagelen. No llego ni a tocar al timbre.
Está en el porche y me ve llegar supongo, porque me abre la puerta y,
automáticamente, dirige su mirada al suelo.
-Qué quieres hablar? – pregunto seco en la puerta –
-Puedes pasar? – pregunta sin mirarme – por favor? – ruega –
Le hago caso a regañadientes. Todavía ni me ha mirado. Paso
y noto como si no hubiera nadie en la casa. No escucho a Carlota, ni a Vero… ni
a la madre de Malú… ni a nadie.
-Quieres algo? – pregunta subiendo por las escaleras del
porche –
-Si – respondo seco – que me digas ya lo que quieras decirme
– se gira para mirarme y baja de nuevo la mirada – porque te aseguro que no
estoy nada cómodo ahora mismo.
-Te puedes sentar? – me señala una silla. Me siento y se
sienta enfrente de mi –
Frota sus manos nerviosa. Ya no lleva mi ropa. La observo un
poco más. Diría que tiene los ojos un poco hinchados. Saco mi paquete de tabaco
y me enciendo un cigarro. Me imita. Noto como le tiembla la mano sutilmente al
encender el mechero.
-Lo siento… - dice en voz baja, como si le diera vergüenza
decirlo –
Me quedo en silencio, mirándola. Tengo la sensación de que
va a echarse a llorar.
-Lo sientes… - digo un poco duro, no puedo evitarlo – el qué
exactamente? – me mira fugazmente – lo de hijo de puta, lo de sinvergüenza o lo
de echarme de tu casa?
-Todo… - noto como su barbilla tiembla débilmente. Quizá no
debo ser tan duro – Hugo, lo siento de verdad… - por primera vez, me mantiene
la mirada unos segundos – soy una gilipollas…
-Malú… - resoplo – cómo has podido pensar que yo voy a hacer
algo así? – su mirada es de culpabilidad – me jode igual que a ti que haya
salido esto… - me mira fugazmente – nunca en mi vida te haría algo así… - va a
hablar pero no le dejo – ni a ti ni a nadie… - suspiro – y no tienes por qué
fiarte de alguien que conoces de hace nada… - la miro – solo te lo puedes creer
o no… - me mira con los ojos un poco rojos – pero yo no soy un mentiroso… puedo
ser muchas cosas, pero no un mentiroso… - digo seguro – ni traiciono a la
gente… - apago mi cigarro – sabes lo que soy? – me mira de nuevo – un
gilipollas al que le gusta una chica y quiere conocerla – no me aparta la
mirada, me mira como sorprendida y yo me sorprendo de haber soltado algo así.
Me gusta? – cuando tú quieras conocer a alguien… - digo serio – me llamas.
Me levanto de la silla. No quiero estar más aquí. No habla,
no me mira apenas. Solo se disculpa y piensa que ya está, que no hace falta
nada más.
-No, Hugo – le escucho levantarse y me agarra de la mano –
no te vayas… - su voz suena desesperada –
Me separo un poco de ella y me suelta la mano. La miro
observándola, en medio del jardín.
-Qué quieres de mi? – le pregunto serio – qué quieres que
haga? – pregunto algo desesperado – no puedes acusarme así de algo que no he
hecho… - digo algo enfadado – me has llamado hijo de puta – digo indignado – me
has echado de tu casa y, al rato, me llamas y me pides que venga – resoplo – y
vengo, como un imbécil – suspiro – piensas de verdad que yo voy a hacer una
trama – digo moviendo los brazos exagerando – para acostarme contigo? – me mira
sorprendida – también has insinuado eso antes, por si se te ha olvidado… - baja
la cabeza avergonzada, no me responde – te lo he dicho hace un momento y te lo
dije ayer en la playa… - me mira – quiero conocerte… - no me aparta la mirada –
pero creo que tú no quieres conocer a nadie…
-Eso no es así – dice por fin – Hugo… - me agarra la mano –
lo de ayer… - suspira –
-Malú… - me aparto un poco – yo no pienso en ti como una
chica con la que pasar una noche y ya está… - me mira algo sorprendida – no sé
lo que pasa, pero no siento eso… no sentí eso anoche ni esta mañana - doy un
paso atrás – me importa una mierda quien eres… - digo sincero – me importa una
mierda que te pidan fotos por la calle – alzo algo la voz – pero lo que tampoco
voy a hacer es dejar que me trates como si fuera una mierda… - me intenta
hablar pero le corto – me lo han hecho muchas veces, y ya me he cansado… -
camino de espaldas, tengo una necesidad terrible de irme – mañana o la semana
que viene, cuando salgan fotos de anoche, porque saldrán – digo seguro – porque
nos vieron, porque se hicieron fotos contigo – le recuerdo y me mira – volverás
a echarme la culpa… - le impido que diga nada – volverás a pensar que soy un
puto aprovechado… - mi voz suena algo alterada – volverás a insultarme, no vas
a creerme… - digo notando como se me pone un nudo en la garganta al notar como
empieza a sollozar – y yo no necesito esto ahora… - digo seguro – no necesito
alguien que desconfíe de mí a todas horas… - suspiro – por mucho que me muera
por conocerte… - digo sorprendiéndome de lo sincero que estoy siendo – no ha
valido de nada que anoche estuviéramos toda la noche riéndonos… - digo
intentando no emocionarme – no nos conocemos apenas pero me vas a negar que
anoche – la obligo a mirarme – o que esta mañana no estabas a gusto conmigo? –
me aparta la mirada y se seca alguna lágrima – cómo quieres que nos conozcamos
así? – le pregunto – te ha bastado un puto vídeo con el que no tengo nada que
ver – remarco - para pensar que soy un
interesado…
No obtengo respuesta. Me harto. Me doy la vuelta y me dirijo
a la puerta pero vuelvo a notar su mano en mi brazo.
-No te vayas… - dice ya llorando – Hugo, por favor… - se me
agarra a la cintura dejándome paralizado – lo siento… - dice respirando
agitadamente –
Noto como su respiración cada vez es más agitada y comienza
a llorar más fuerte. Comienza a respirar demasiado rápido. Me he pasado, está
claro. Le he hecho sentirse tan mal que mira cómo está. Está temblando.
-Eh… - digo algo asustado – Malú… - no me mira, solo empieza
a respirar cada vez peor, como si le faltara el aire – Respira… - le digo
intentando que se calme –
-No te vayas… - repite de forma entrecortada, llorando como
creo que no he visto llorar nunca a nadie –
-Ven… - la agarro fuerte de la cintura y la meto dentro de
la casa. Sigue respirando así, cada vez más – siéntate…
Hago que se siente en el sofá y me agacho a la altura de sus
rodillas. Me está asustando. Creo que es una ataque de ansiedad, o eso creo.
-Malú… - acaricio sus rodillas – eh… - no me mira, solo
llora y sigue respirando así – respira… tranquilízate…
-Qué pasa? – escucho la voz de Vero bajando las escaleras
acelerada – Malú, qué te pasa?
No responde, solo llora más. Tiembla más.
-Creo que es un ataque de ansiedad – digo apartando su pelo
de su cara – Malú, mírame… - me mira fugazmente pero se tapa la cara y el
llanto ahora es todavía más fuerte –
-Hija! – veo bajar corriendo a Pepi y me agobio. Me agobio
mucho. Esto es culpa mía – Hija qué pasa?
-Tienes un orfidal o algo así? – pregunto a Vero y asiente –
has tomado alguna vez algo parecido? – pregunto a Malú y asiente débilmente –
vale… - acaricio su cara – eh… - noto su pecho subir y bajar a una velocidad
tremenda – respira hondo – agarro sus manos – respira hondo Malú…
Escucho a Vero volver corriendo. Agarro la pastilla y se la
doy.
-Ponla debajo de la lengua… - le ordeno y me hace caso –
respira… - agarro de nuevo sus manos y me las aprieta mucho –
-No puedo respirar… - dice con la voz quebrada –
-Si puedes… - digo tranquilizándola –
-Vamos a llevarla al hospital – dice su madre con voz
asustada alejándose –
-No! – exclama Malú alterándose más –
Miro hacia su madre que se para y nos mira, con gesto
totalmente asustado.
-Vale, no vamos a ninguna parte… - digo con voz tranquila,
acariciando su rodilla – respira hondo… - no me hace caso – haz un esfuerzo
Malú… - aparto de nuevo su pelo de la cara –
Miro a Vero, que está agachada a mi lado, y a su madre, que
está plantada, llorando, al lado del sofá. Agobiada.
-Pepi tranquila – digo mirándola – es solo ansiedad… - digo
seguro – se le va a pasar en seguida verdad? – digo preguntándole mientras
agarro de nuevo sus manos –
-Se me han dormido… - dice acelerada moviendo las manos –
-Es normal… - digo seguro – pasa cuando respiras tan rápido…
- miro a Vero – tráeme una bolsa…
Vero se levanta y sale a toda velocidad hacia la cocina. Su
madre se sienta al lado de Malú y le acaricia el pelo, asustada. Veo como
Carlota lo observa todo desde las escaleras y, por un momento, pienso en avisar
a Vero, pero no me da tiempo. Llega acelerada con una bolsa en la mano. La
enrollo y se la doy. Ya no puedo pensar en otra cosa.
-Respira aquí dentro vale? – asiente y me hace caso –
respira hondo y suéltalo... – aparto de nuevo su pelo – eso es… - cierro los
ojos aliviado al ver que su respiración se normaliza – ya está… - miro a Vero y
a su madre que me miran algo más aliviadas –
Voy a levantarme y a sentarme a su lado pero me lo impide,
apretándome la mano.
-No te vayas… - dice y vuelve a respirar en la bolsa –
-No me voy… - respondo hasta enternecido – mejor? – asiente
y deja de respirar en la bolsa –
-Hija, estás bien? – pregunta su madre todavía asustada y
Malú asiente –
-Le ha pasado otras veces… - dice Vero – verdad cariño? –
Malú asiente sin mirarme, ni a mi ni a nadie –
-Hacía mucho tiempo… - dice sollozando –
Miro a Vero que me mira con cara de circunstancias. Me
incorporo sin soltar su mano y me siento a su lado. Me da igual que esté aquí
su madre o Vero. Necesito abrazarla. Me he pasado 3 pueblos. Paso mi brazo por
sus hombros y, automáticamente, posa su cabeza en mi pecho y se abraza,
comenzando a llorar.
-No llores… - digo intentando que me pase la saliva por la
garganta – no llores Malú… que ya está…
Miro a su madre que está al otro lado. Se seca las lágrimas.
-Pepi… - oigo a Vero – vente, que le vamos a hacer una tila…
- veo como se levanta y, su madre, a regañadientes, le hace caso –
Nos quedamos solos en el salón, todavía abrazados.
-Perdóname Hugo, por favor… - suplica todavía llorando –
-Para… - digo con voz dulce – que ya está vale? – acaricio
su pelo – me has asustado… - se abraza un poco más a mi – siento haber sido tan
duro…
-Hugo… - intenta incorporarse para mirarme –
-No Malú… - le pego otra vez a mi pecho – me he pasado
mucho…
-Joder… - susurra – Hugo… - se separa un poco y dejo que lo
haga – soy un desastre… lo sé…
-Tranquila, no hace falta que ahora…
-Si, si hace falta… - respira hondo y se limpia las lágrimas
– necesito un poco de tiempo para… - la miro extrañado y suspira – Hugo yo
también quiero seguir conociéndote joder… - dice a punto de echarse a llorar
otra vez – se me ha ido la pinza… - dice algo agobiada – te he dicho cosas
horribles…
-Olvídate de eso… - acaricio su pelo despacio – sé que te
habrás encontrado con una cantidad de sinvergüenzas flipante… - me mira cansada
– y sé que no es fácil en tu lugar fiarse de alguien… - no puedo evitar
acariciar su mejilla derecha y quitar una lágrima que quedaba paseando por ahí
–
-Necesito que lo entiendas… - dice de forma sincera – nunca
he sido capaz de comportarme normal… - dice tapándose la cara y poniendo sus
codos en las rodillas – no es fácil para mi…
-Lo sé… - paso un brazo por sus hombros – siento haberme
puesto así… - me mira y niega con la cabeza – de verdad… - acaricio de nuevo su
mejilla – lo último que quería era que te pusieras así…
Resopla y mira al suelo, con una leve sonrisa.
-A tu manera… - digo seguro y me mira interrogante – lo
hacemos a tu manera… - me mira como sorprendida – lo que tú quieras, de verdad…
- su mirada se me clava en la mente – Malú… - suspira – no sé cuánto tiempo voy
a quedarme aquí… - me mira fijamente – pero cuando me vaya… - suspira – no
quiero que dejemos de vernos… - trago saliva – quiero decir que… - hablo
nervioso – que no sé qué puede pasar y qué no… - sonríe levemente – pero si
pasa algo… - me mira – quiero que estés cómoda… y… - trago saliva de nuevo – y
lo hacemos a tu manera… - digo seguro –
Nos miramos unos segundos. Unos segundos en los que no puedo parar de pensar en besarla. Justo cuando voy a acercarme, cuando voy a besarla, escucho unos pasos y me aparto un poco. Sonríe avergonzada. No sé como he podido hablarle así. No sé qué me pasa pero… es especial… la miro y es especial… es una locura conociéndonos con tan pocos días pero es como si tuviera la sensación de que lo de ayer… fuera lo más especial que me ha pasado en mi vida. Y no quiero perderlo.
Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminar