domingo, 24 de febrero de 2019

CAPÍTULO 43: TE VAS A QUEMAR

Estoy haciendo tiempo pero llevo ya media hora listo. Es que puede parecer muy desesperado presentarme allí sin más, 30 minutos después de que me hayan invitado. Son las 8 de la tarde. Suspiro mirando el móvil hasta que, sin esperarlo, vibra. Es ella. “Tanto tardas en arreglarte? Si no hay nada que arreglar…” y un emoticono con cara pícara. “Jajajajaja” Respondo. “Llevo media hora listo pero no me atrevía a ir tan pronto” confieso sincero. “Eres muy tonto…” sonrío “Vente ya que parece que no has escuchado antes que tengo ganas de besarte”. Trago saliva. Espero que no se le ocurra hacerlo delante de sus padres, ni delante de nadie. Me muero de la vergüenza. “A sus órdenes, jefa” contesto como esta mañana y me responde con varios emoticonos riéndose.

Me pongo nervioso, me miro un momento más en el espejo y salgo de la habitación. Camino rápido por la calle, como si quisiera llegar cuanto antes. La realidad es esa, ciertamente. Toco al timbre y me abren en seguida. Al entrar, Lucho sigue allí y repite la misma dinámica. Se acerca a mí, le acaricio y se marcha.

-Hola – su voz me hace alzar la mirada –

Vestida con una camiseta ancha negra de manga corta y unas mallas. Sencilla, de estar por casa. Me encanta. No se ha maquillado y tiene todavía el pelo mojado.

-Hola… - subo las escaleras del porche mirándola – qué guapa estás… - susurro –

-Si claro… - se señala – ahora me cambio, que hace 5 minutos que he hablado contigo y no me ha dado tiempo.

-No te cambies… - digo agarrando su mano – Vas perfectamente así… - baja la cabeza colorada completamente – vale, ya paro… - carraspeo – me pongo muy estilo canción romántica no?

-Ven… - agarra mi mano y me lleva a una esquina del porche –

Me arrincona. Se muerde el labio. Me ve mirar a todos lados y sonríe pícaramente. Sin decir nada más, me besa. Me besa con los labios entreabiertos. Nada de un beso casto. Mis manos van directas a su cintura y la acerco un poco más a mí. Se me olvida que estamos en su casa, en la entrada, algo escondidos, pero a la vista. Cuando soy consciente, le pongo una mano en el pecho suavemente y se separa sonriendo.

-Para para… - le susurro – que tu padre puede cortarme los huevos…

-Ala! – exclama riéndose – no tengo 15 años eh? – dice mirándome – qué pasa, no te apetecía besarme? – dice retándome –

-Pfff… - resoplo – no me hagas decirte lo que me apetece… - digo de forma insinuante –

-Ummm… - hace un sonido insinuante – anda, vamos para dentro…

Me agarra la mano. Hola? En mi cerebro se produce un cortocircuito. Me ha cogido la mano. En su casa, sin que nos vea nadie de la calle, vale. Pero me ha cogido la mano. Entramos en su casa de la mano. Su madre y su padre aparecen en el salón y ven que vamos cogidos de la mano. La mirada de su madre es fugaz, pero ahí ha ido, directa. La de su padre también, pero mucho más fugaz.

Aparece Vero en escena. No es para nada discreta. Nos mira y se ríe. SE RÍE. Por primera vez, tengo ganas de matarla. Carlota viene corriendo hacia mí y, como ya es tradición, pega un salto y la agarro en brazos. Evidentemente, tengo que soltar la mano de Malú para agarrarla.

-Has venido! – exclama Carlota –

-Pues claro! – digo riéndome –

-Vamos a hacer barbacoa – dice ilusionada –

-Ah si? – pregunto dejándola en el suelo –

-Te gusta? – pregunta Pepe, mirándome y asiento –

-Soy experto en barbacoas – digo sin intención de parecer chulesco –

-Pues ala, ya tienes pinche – dice su madre mirándome – a ver si enciendes de una maldita vez eso, que cenamos a las 12…

Miro a Malú instantáneamente. Que voy a ayudar a hacer una barbacoa a su padre? Es decir, voy a estar a solas con él, con lo que me impone, un rato aunque sea? Malú sonríe de medio lado y se alza de hombros.

-Venga – Pepe me da una lata de cerveza – a ver si tú consigues encender esto porque… - niega con la cabeza – he perdido práctica y se han empeñado en barbacoa – señala a Pepi y a Malú –

Le sigo girándome sutilmente hacia Malú que me hace un gesto asintiendo levemente y sonriendo. Esta parte de la casa no la conozco. Una terraza dentro de la casa, al fondo del salón, con una mesa y unas sillas. Veo la barbacoa, de obra, de las que están preparadas para hacerlas bien. Parecida a la que tiene uno de mis mejores amigos en su casa.

-No prenden bien las cosas estas… - dice Pepe enseñándome la bolsa – así que te doy libertad mientras no me quemes la casa…

Me río sin querer y comienzo a hacer lo que me ha pedido.

-Tienes servilletas de estas de cocina Pepe? – pregunto y me señala a la derecha. Asiento y cojo un trozo – y aceite? – me señala abajo y me observa atentamente – espero no quemarte la casa, te lo digo en serio Pepe… - digo sin mirarle – tengo miedo…

-Jajajaja – es la primera que le escucho reírse tan fuerte – no sé qué experimento estás haciendo pero bueno… - se asoma un poco y me observa – eras bombero no? – le miro un tanto avergonzado -

-Esto nos pasa mucho cuando hacemos barbacoas con los amigos… - le miro – a veces el carbón es difícil que prenda bien… - miro a la derecha – cuando coja bien, metemos algo de leña – asiente –
Cojo la servilleta, esparzo bien todo el carbón y echo un poco de aceite en la servilleta, apartando un poco el carbón. Con el mechero que he visualizado un poco antes, prendo las cuatro esquinas y comienzo a poner cuidadosamente los trozos de carbón sobre la servilleta, a modo de montaña. Voy observando, creo que va a surtir efecto. Me giro y Pepe mira atentamente lo que estoy haciendo. Va prendiendo y voy tapando con un poco más de carbón, sin pasarme para no ahogarlo.

-El bombero sabe encender un fuego – escucho a Vero a mi espalda – curioso…

-Jajajaja – me río por la ocurrencia y me giro, también está Malú, Carlota y Pepi detrás de nosotros – se me daba mejor apagarlos… - niego con la cabeza – pero sigo acojonado eh? – miro a Pepe que sonríe – imagínate… exbombero quema la casa de Pepe de Lucía…

-Jajajajajajaja – escucho la carcajada sonora de la madre Malú, además de las risas del resto –

-Joder niño… - dice Pepe mirando el carbón – ese truco me lo guardo… - el carbón está prendiendo poco a poco. Sonrío mientras cojo más piezas de carbón y voy tapando cada vez más la zona – pero cógelos con las pinzas que te vas a quemar! – exclama –

-Ya me he quemado muchas veces… - digo en referencia a mi profesión – soy inmune… - digo de forma graciosa – todavía no queman las que no han prendido – aclaro mirándole –

-Te has quemado muchas veces? – pregunta Vero interesada –

-Bueno… - me alzo de hombros siguiendo de espaldas a ellas, concentrado en encenderlo bien – nada grave nunca, aunque alguna vez… - chasqueo la lengua – poco más y no salgo…

-Pfff – resopla Pepi – es que es una profesión muy arriesgada…

-Si – respondo girando la cabeza – prefiero mis maquinitas… - digo sonriendo –

Miro a Malú que me observa, sin hablar. Sin decir nada se acerca a mí y pone una mano en mi espalda. Giro la cabeza hacia la barbacoa rápidamente. Qué hace? Me está tocando la espalda. Aléjate que están aquí tus padres joder! Sin más, me da un sonoro beso en la mejilla y pasa su mano por mi cintura como abrazándome. La mato. Juro que la mato. No se si tengo más calor por la barbacoa o por lo que acaba de hacer. Silencio absoluto hasta que, Carlota, siempre tan oportuna, interviene.

-Mamá…

-Calla Carlota – Vero interviene rápidamente, se ve que conoce a su hija, yo también pensaba que iba a hacer un comentario que todavía me iba a hacer querer enterrarme aquí mismo –

Noto como Malú sonríe a mi lado. No me suelta. La madre que la parió. Me está poniendo muy nervioso. La miro fugazmente haciéndole un gesto para intentar que me suelte, pero sonríe triunfante y no se aparta.

-Bueno… - digo disimulando un poco lo nervioso que me acabo de poner – habemus fuego… - digo cogiendo las pinzas y moviendo un poco el carbón – hay que esperar a que se hagan brasas…

-Vamos a tener que invitarle más veces… - dice Malú a mi lado – si es por ti – mira a su padre – cenamos mañana…

-Niña! – exclama – tú sabes encender una barbacoa? – le pregunta y Malú se ríe – pues eso…

Sonrío y dejo las pinzas en un lado. Malú no me suelta la cintura. Agarro la cerveza y la miro de nuevo fugazmente, me alza una ceja. Pues muy bien, si esto significa que le importa muy poco que estén delante sus padres, pues voy a hacer lo que haría en una situación normal. Dejo la cerveza en la repisa de la barbacoa y paso mi mano por su cintura, agarrándola también. Me mira instantáneamente y me guiña un ojo. Así que eso era lo que quería. Que me soltara del todo. Que me destense.

-Ay hijo, vales pa todo eh? – dice su madre acercándose a mí – mira cómo ha prendido esto… - me hace sonrojarme – cenamos aquí fuera no? – mira para arriba – qué buena noche hace…

Malú sigue agarrada a mi cintura y no parece que vaya a soltarme. Su padre me da una palmadita en la espalda y coge las pinzas para mover las primeras brasas que van apareciendo. Me parece una situación tan surrealista y, a la vez, tan normal, que me hace tener la sensación de que no es la primera vez que ceno en esta casa. Es como si no fuera la primera vez que estoy así, en esta situación. Veo de reojo como su madre, Vero, su padre y Carlota desaparecen parcialmente de la escena, preparando la mesa redonda que está en la terraza.

-Tú quieres que me explote la cabeza no? – susurro a Malú cogiendo de nuevo las pinzas sin que se me suelte de la cintura –

-Te incomoda? – dice sin soltarme –

-No – respondo rápidamente mirándola – pero me sorprende…

-Dejarse llevar no? – responde mirándome –

Sonrío, dejo las pinzas y vuelvo a pasar mi brazo por su cintura. Nos miramos. Sonríe ampliamente y vuelve a darme un beso en la mejilla. En la boca hubiera sido más heavy. Poco a poco supongo. Poco a poco también por mí, que Malú tiene que haber sacado ese carácter de alguien y me veo a su madre gritándome y me cago vivo. El caso es que su madre se comporta conmigo como si le pareciera todo perfecto. Y su padre. Su padre ya no me tensa.

-Después de cenar vas a querer dormir conmigo? – me pregunta susurrando haciendo que la mire de forma instantánea – me encanta cuando me miras así, cagado vivo.

-Cagado? – digo haciéndome el chulo – es que esto es muy fuerte… - hablo en voz baja – o sea que después de cenar les dices a tus padres: venga, nos vemos mañana que me voy al hotel de éste – me mira riéndose –

-Has alargado la reserva? – pregunta dándome la cerveza y asiento – hasta cuando?

-Hasta cuando tú me digas… - respondo mirándola de forma intensa, haciendo que alce ambas cejas y esboce una ligera sonrisa – me ha quedado bien la frase eh? – digo desviando la mirada y escuchando cómo se ríe –

-Hablas en serio? – la miro y me está mirando, ahora sí, de forma tierna –

-Muy en serio… - sonrío – de hecho… - bebo un trago de cerveza – le he dicho a la chica: alárgalo una semana o así… - empieza a reírse de nuevo – y me dice: pero no tienes fecha? – me río – y le digo: no, yo sigo órdenes…

-No has dicho eso! – exclama riéndose –

-Te lo juro… - aprieto un poco su cintura – tú eres la jefa… - alzo mi mano izquierda – tú decides… - se ríe – es como si estuviera nominado… - sigo la broma refiriéndome al programa de televisión mientras sigue riéndose –

-Cuando te sueltas eres muy gracioso… - dice de forma cariñosa, haciendo que me gire y abrazándome con su otra mano, haciendo que me quede de frente a ella – y te asustas en seguida… - dice viendo mi cara de circunstancias mirando hacia la mesa, donde Vero nos acaba de mirar de reojo – si te doy un beso, te desmayas? – dice en voz baja –

-Joder Malú… - aparto la mirada notando como me ruborizo –

-Que no gordo… - dice de forma cariñosa – que no te asustes tanto… - dice mirándome –

Sonrío y, a pesar de tener muchas ganas de darle un beso, me las aguanto y le doy un beso en la frente, acariciando su pelo de forma cariñosa y soltando su cintura para coger de nuevo las pinzas. La miro y me está sonriendo. Sonríe mucho.

-Tu pie bien? – digo refiriéndome al percance en la playa –

-Si – responde agarrándome de nuevo por la cintura – no para dar saltos, pero bien… - sonrío mirándola -

No nos apartamos la mirada. Es como si nos estuviéramos hablando. Esas punzadas en el estómago aparecen de nuevo. Ese escalofrío. Esa sensación de que algo está pasando y no sé explicarlo.

1 comentario:

  1. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssssssssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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