Sigo apoyado en su hombro, con ella acariciando mi pelo y
tapados con la sábana parcialmente. Me siento tan relajado que hasta pienso que
me voy a quedar durmiendo.
-Si sigues haciendo eso, se me va a caer la babilla… - digo
refiriéndome a su forma de tocarme el pelo –
-Me vas a llenar el pecho de babas? – dice de forma inocente
–
-Bueno… - me incorporo un poco – eso es lo que he hecho
antes…
Mi tono suena tan sugerente que incluso creo que me he
pasado al ver como se pone colorada por completo. Se ríe sin mirarme. No noto
que esté incómoda, pero puede que no quiera quedarse a dormir. Esa idea se mete
en mi cabeza y me hace estar un poco inquieto.
-Oye… - digo mirándola – qué quieres hacer?
Me mira. Me mira de lado, torciendo su cabeza. Su pelo se
esparce por toda la almohada. Sonríe un poco, no sé qué quiere decir eso.
-Ahora mismo, me apetece fumarme un cigarro… - dice mirando
al techo – pero no pienso ponerme el vestido ese de nuevo… - se ríe –
-Ah pero… - me incorporo – yo tengo ropa para dejarte… - me
levanto, en pelotas, aunque no soy muy consciente de ello, y me dirijo a mi
maleta –
-Te puedes vestir? – oigo que dice a mi espalda –
Me doy la vuelta y, de repente, me siento más desnudo que
nunca. Me está mirando de arriba abajo, medio sonriendo, con una mirada hasta
avergonzada. Noto como me pongo colorado.
-Dame un segundo… - digo entrando al baño rápidamente,
cogiendo unos calzoncillos limpios –
Al entrar al baño, no puedo evitar mirarme al espejo. Qué
está pasando? Qué ha pasado en esta habitación?. Me apoyo en el lavabo y veo en
mi cara una sonrisa leve, pero estúpida. Resoplo y me pongo los calzoncillos.
Al salir del lavabo, sigue allí, en la cama, pero sentada y con la sábana
tapando sus pechos. Sonrío sin decir nada y vuelvo a rebuscar en mi maleta.
-Toma – le lanzo una camiseta de manga corta – espera,
tendrás que ponerte algo de manga larga – le lanzo otra chaqueta de chándal – y
mira – le enseño unos pantalones largos de pijama – enormes pero tienen esto
para que te lo ajustes – le enseño el cordón que cuelga de la cintura –
No dice nada. Solo me mira sonriendo un segundo y comienza a
vestirse. De repente, me da cosa mirarla, así que me doy la vuelta y me pongo
otro pijama. Por qué he traído tantos pijamas y tanto chándal? No tengo ni
idea.
-Toda tu ropa huele tan bien? – pregunta haciendo que me
gire para mirarla –
Está plantada, en el otro lado de la cama, mirándome y con
mi ropa puesta. Me provoca una ternura y, a la vez, una vergüenza tremenda que
me diga eso.
-Hombre, yo soy un tío limpio – digo intentando parecer
seguro – pongo lavadoras, le echo suavizante… en fin… - le oigo reírse -
-Pues que sepas que me encanta… - dice oliendo la manga de
mi chaqueta –
Sonrío y me acerco a ella lentamente. Me mira alzando las
cejas, con gesto guasón. No puedo evitar agarrarla en peso y levantarla
mientras la abrazo. Suelta un pequeño gritito y luego comienza a reírse.
-Anda – la pongo en el suelo de nuevo – vamos a fumarnos ese
cigarro no?
Me mira y, sin decir nada, me agarra la cara con las dos
manos y me planta un beso. Un beso solo en los labios, pero sonoro. Camina
hasta la terraza y la abre.
-Ya no llueve… - dice asomándose – y no hace mucho frío
parece…
Aparezco por detrás y la agarro de la cintura como para
abrazarla. Se pega a mí un momento, su espalda contra mi pecho, y me agarra las
manos. Después me suelta y se sienta en una de las sillas, mirándome, hasta que
se enciende un cigarro. La imito, me siento frente a ella.
-Qué a gusto se está aquí no? – dice estirándose un poco –
tus pantalones me vienen grandes no, lo siguiente… - dice subiéndolos un poco
poniéndose de lado –
-No tengo tu talla, lo siento… - digo irónico y la escucho
reírse – oye… - tuerzo un poco el gesto… voy a hacer la pregunta clave – qué
quieres hacer cuando te acabes eso? – señalo su cigarro –
-Tú no tienes final no? – dice mirándome guasona –
Alzo mis cejas. Creo que me ha entendido mal. La miro
sorprendido y bajo la cabeza, negando.
-No me refería a eso… - la miro y me mira extrañada – me
refería a si quieres… - carraspeo, se me ha secado la garganta de repente –
quedarte…
-Ah… - me mira algo cortada y desvía la mirada – a dormir? –
pregunta mirándome fugazmente –
-Si… - me pongo nervioso de repente – que si no quieres, ya
te lo he dicho, te acompaño y…
-Con el pijama y estas pintas – se señala – me vas a
acompañar por la calle así? – ríe levemente –
-Solo te quedarías por eso? – pregunto algo decepcionado –
-Eh – me dice mirándome – yo no he dicho eso… - dice algo
cortada – por qué quieres que me quede? – la miro extrañado, su gesto no
consigo descifrarlo – convénceme… - alzo una de mis cejas en señal de
incredulidad – cúrratelo un poco no?
-Perdona? – digo sonriendo sin querer – que me lo curre? –
escucho como se ríe – no me lo he currado esta noche? – digo con tono ofendido
pero de broma –
-Hombre… - tuerce los labios como con desgana – tu esfuerzo
le has puesto pero vamos… - hace un gesto como de normalidad – tampoco ha sido
una cosa… - su rostro finge indiferencia –
-Habría que preguntarle a los vecinos… - digo intentando
picarla – igual no opinaban lo mismo…
Me mira escandalizada y me da un manotazo en la pierna que
me hace estallar en una breve carcajada. Se ha puesto colorada de nuevo. Acerco
más mi silla a ella, frente a frente, rozando nuestras rodillas.
-Me gustaría que te quedaras… - digo ya poniendo tono serio
– de verdad…
Me mira y veo como hincha su pecho y respira hondo, soltando
todo el aire después. Como si se hubiera quedado sin respiración. La miro
expectante y veo como baja la cabeza y sonríe levemente.
-O sea que no vas a hacer nada para convencerme? – vuelve a
poner tono juguetón –
-Mira… - pongo mis manos en sus rodillas – si te quedas,
mañana llamo al servicio de habitaciones y desayunas en la cama.
Me mira instantáneamente y hace un gesto de extrañeza. Como
si no entendiera lo que acabo de decir.
-O… - hablo algo cortado por su reacción – o vamos, lo que
quieras…
-Me encanta desayunar en la cama… - dice mirándome fijamente
para, poco después, volver a bajar la mirada –
-Entonces… - respiro, por un momento pensaba que no le había
gustado la proposición – te he convencido? – me agacho un poco y busco moviendo
mi cuello su mirada –
Se alza de hombros intentando mostrar indiferencia pero
sigue sonriendo hasta que me mira. Nos sonreímos, con algo de timidez. Es raro
acostarte con alguien que conoces de hace tan poco tiempo, pero todavía se hace
más raro dormir con alguien. Creo que, incluso, se hace más raro eso.
-Venga… - me levanto de la silla, hace rato que terminé ese
cigarro – que está empezando a llover otra vez… - digo mirando hacia la calle,
donde, a través de las farolas, se ven caer pequeñas gotas –
Asiente y se levanta conmigo. Dejo que pase para que entre a
la habitación y cierro la puerta de la terraza. Tras cerrarla, corro las
cortinas para que no entre nada de luz por la mañana. Odio que me despierte un
rayo de sol en toda la cara. Al girarme, la veo plantada frente a la cama, como
dubitativa. La observo un momento. No sé si se acaba de arrepentir, no sé si
quiere irse. Me mira al notar que la estoy mirando y sonríe.
-Tienes… - señala la cama – algún lado?
Alzo una de mis cejas y sonrío.
-A mi me da igual… - me acerco a ella y la abrazo por la
cintura – tú tienes algún lado preferido? – no me mira, se alza de hombros y
señala el lado derecho de la cama – suelo dormir en una esquina… - dice con
algo de vergüenza – aunque hace tiempo que no duermo acompañada…
Me acaba de dar una ternura tremenda el tono que ha puesto
al hablar. Como con tono de niña tímida que no sabe muy bien qué decir. Sonrío
y hago que me abrace. Noto como pasa sus manos por mi espalda y pega su cabeza
en mi pecho. Quizá está nerviosa. Ya lo he pensado antes. Es mucho más
complicado plantearse dormir con alguien que el simple hecho de acostarte.
Dormir es algo tan personal que puede causar más corte del normal.
-Entonces ese lado es tuyo… - digo separándome un poco y acariciando
un poco su pelo –
Me mira al notar como paso mi mano por su pelo y veo como se
ruboriza un poco. Camina hacia su lado de la cama y se sienta para, poco
después, quitarse la chaqueta y el pantalón, quedándose solo con las braguitas
y la camiseta de manga corta, ancha, que le he dejado. Trago saliva al volver a
verla así. Me meto en la cama y agarramos la sábana y la manta para taparnos.
-Vas a… - digo hasta tartamudeando – vas a dormir así? – me
mira automáticamente y noto en ella un gesto de vergüenza absoluta, mucho más
que en cualquier momento desde que la conozco – quiero decir…
No me deja decir nada más, se destapa y va a coger el
pantalón pero la detengo.
-Eh… - agarro su mano y hablo de forma suave –
-Perdona – habla atropelladamente poniéndose de nuevo mi
pantalón – es que siempre duermo así, me… - tartamudea – me molestan los
pantalones hasta en el invierno casi…
-Oye… - la detengo y me incorporo arrodillado en la cama,
tras ella, que está sentada al borde – no te los pongas… - digo abrazando su
cintura – duerme cómoda… - mi tono me suena extremadamente mimoso hasta a mí –
solo te lo he preguntado porque me he puesto nervioso al verte otra vez casi
sin ropa… - acaricio su abdomen por encima de la camiseta –
La escucho suspirar y veo por el rabillo del ojo que está
sonriendo. Dirijo mi mano hacia el pantalón, que está a medio subir, y lo
empujo hacia abajo por sus piernas.
-Puedes dormir como tú quieras… - digo besando su mejilla
derecha y haciendo que ría levemente – solo que igual te meto mano por la noche
sin querer… - ríe de forma más sonora – pero tú me das un manotazo y ya está… -
todavía ríe –
-No te molesta de verdad? – pregunta todavía sentada al
borde de la cama, conmigo a su espalda –
-Molestarme que duermas sin pantalones? – pregunto en voz
baja, como susurrando – con esas piernas? – resopla incrédula – ni se te ocurra
ponértelos… - digo poniendo voz seria, pero en broma –
-Ay Hugo… - dice negando con la cabeza y quitándoselos,
haciendo que me aparte para que pueda tumbarse – deja de ponerme colorada
quieres?
-Jajajajaja – no puedo evitar reírme mientras me mira algo
avergonzada y se tapa con la sábana y la manta – quieres que suba la
calefacción? – digo apoyándome con un brazo al lado de ella –
-No… - responde mirándome – estoy bien…
Asiento y nos quedamos mirando unos segundos. No lo puedo
evitar. Necesito besarla de nuevo. Acerco mi boca a la suya y la recibe sin
poner pegas. El beso se intensifica más de la cuenta y mis manos no pueden
evitar dirigirse a sus muslos y acariciarlos. Sin esperarlo, recibo un manotazo
por su parte que me hace separarme de golpe. Me mira seria para, poco después,
sonreír levemente.
-Me has dicho que te de un manotazo si me metías mano no? –
dice en tono gracioso –
-Cierto… - asiento aceptándolo – me va a costar… - digo
alzando mi índice derecho tumbándome boca arriba – pero haré un esfuerzo y me
dormiré sin pensar en esas piernas…
-Hugo! – exclama dándome un manotazo de nuevo en el brazo –
-Joder! – exclamo llevándome la mano a mi brazo y frotando –
das hostias como panes…
-Perdona… - dice sintiéndose algo culpable –
-A qué gimnasio vas? – me mira extrañada – por apuntarme y
eso… - digo de broma, haciendo que se ría –
-Eres muy tonto… - dice poniéndose de lado, mirándome con
media sonrisa –
Me giro hacia ella y nos quedamos así, mirándonos unos
segundos. Sonríe y sonrío. Parece que no está tensa, cosa que me alegra.
-Estás cansada… - digo en tono mimoso, acariciando su cara –
necesitas dormir…
-Tengo que tener una cara horrible verdad? – dice poniendo
gesto de vergüenza –
-Me parece que eso es imposible… - acaricio su pelo y me
mira de nuevo con gesto de ruborizarse de un momento a otro –
-Ya me lo dirás mañana cuando amanezcas… - dice negando con
la cabeza – deja de mirarme así! – exclama con tono cansado –
-Vale vale… - alzo mis manos y me pongo boca arriba – no
ronco – digo de repente – al menos eso creo…
-Pfff… jajajajajaja! – ríe con ganas y la miro extrañada –
-Qué pasa? – pregunto extrañado –
-Nada… - dice riéndose – que me ha hecho gracia que me digas
eso… - gira su cabeza y me mira – yo tampoco ronco eh? – dice en tono serio – o
eso creo yo también…
Giro mi cabeza y la miro. Mira hacia el techo, con una leve
sonrisa. Es guapa. Es preciosa realmente. Analizo bien su rostro y su pelo, que
cae sobre la almohada. No parece darse cuenta de que la estoy mirando hasta que
gira su cabeza hacia mí.
-Vas a dejar de mirarme? – pregunta alzando una de sus cejas
– me pones nerviosa…
-Es que… - estoy a punto de ponerme romántico no, lo
siguiente… pero me freno – nada… - me mira – nada nada… - miro hacia el techo –
apago la luz? – me giro para mirarla y ahora es ella la que me mira. Asiente
sonriendo –
Alargo mi brazo y doy al interruptor. La habitación se queda
a oscuras. Ya no la veo, pero la escucho respirar. Está un poco apartada de mi.
Dudo en si acercarme. Dudo en si moverme o no, no quiero que se sienta
incómoda. La cama es demasiado grande. De pronto, suena un trueno en la calle,
suena fuerte, como cerca, y noto como da un respingo en la cama.
-Joder… - le escucho susurrar –
-Parece que va a llover mucho otra vez… - digo girando mi
cabeza, intentando distinguirla – te has asustado?
-Un poco… - dice riendo – y mira que me gusta dormir
mientras escucho llover…
Sin querer, alargo mi brazo derecho hasta alcanzar su mano.
Noto como pega un pequeño respingo, pero no retira la mano. Trago saliva y me
deslizo un poco hacia ella. No hablamos, no decimos nada. Al llegar y estar
pegada a ella, noto como se gira hacia mí. En un gesto instintivo, alzo mi
brazo derecho.
-Ven… - le digo dando un par de golpes en mi pecho –
Parece entenderlo aunque no vemos nada, aunque todo está oscuro. Posa su cabeza sobre mi pecho y pasa su brazo derecho de forma lenta por encima de mi abdomen. Se abraza a mi y yo la abrazo con mi brazo derecho y cojo su mano derecha con mi mano izquierda. Noto como suspira levemente. Es tan raro y, a la vez, me siento tan bien ahora mismo. Con mi brazo derecho, acaricio su pelo y su espalda por encima de la camiseta. Noto como se pega más a mi y se acomoda. Ni una palabra, no hemos dicho ni una palabra. De repente, otro trueno. Vuelve a pegar un respingo y no puedo evitar reírme levemente. Me da un manotazo suave y le respondo con un beso sobre su pelo. No sé qué cara habrá puesto, pero si sé cuál es la mía. No puedo quitar esta estúpida sonrisa de mi cara. Me encanta. Me encanta como huele su pelo, me encanta ella, me encanta como me abraza, y sé que me va a encantar dormir con ella.
Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminaraaaaaaaaaaa