jueves, 14 de febrero de 2019

CAPÍTULO 18: A LA DERIVA

Me despierto después de haber tenido un sueño un poco raro. Raro no. Erótico. Hacía mucho que no tenía un sueño así. Y el protagonista del sueño era Hugo. Me destapo un poco y miro al techo, quedándome pensativa. Pienso en ayer. Ayer le conocí un poco más. Es un tío sensible… parece honesto… leal… todas las cosas que contó ayer no me hicieron más que afianzar lo que pensaba de él. Ayer, mientras le miraba con Carlota en brazos, me pasaron muchas sensaciones por la cabeza. Me pareció tan tierno. Tan normal. Quizá es eso, es normal. Es un chico normal y me trata como alguien normal. Eso es raro de encontrar. Sobre todo en mi situación. Mi situación no es normal pero él la normalizó ayer. Cuando le dije lo de que se exponía a que le sacaran fotos conmigo, su reacción me gustó. Acababa de caer en que era famosa. Se le había olvidado y me estaba tratando como alguien normal. Me sentí normal con él.

Suspiro al pensar en las miraditas de Vero. Toda la cena martirizándome. En verdad, sabe que me gusta. Porque… me gusta? Joder, no lo sé. No es fácil. Encima en mi situación. Cualquier paso en falso, cualquier momento en el que yo baje la guardia, tengo la sensación de estar en peligro. Me fiaría de él? Suspiro mientras sigo mirando al techo. Qué sueño he tenido. Resoplo al pensarlo, lo recuerdo más o menos bien. Sé que esto viene por lo que pasó ayer. Ayer, en la puerta de casa… por un momento pensé que iba a lanzarse y que no iba a poder resistirme. Es guapo. Es atractivo. Y es buena gente. Es lo que creo, es buena gente.

Vuelvo a acordarme del sueño. Es demasiado erótico como para recordarlo sin tener calor. Me tocaba de una manera que no me había tocado nadie. No recuerdo dónde estábamos, pero me he despertado con una sensación de rabia porque se ha quedado a medias. Me lo estaba pasando bomba en el sueño. Río sin darme cuenta. Llevo meses sin tener relaciones íntimas con nadie. Siento de nuevo mucho calor si recuerdo el sueño.

Decido levantarme. Me pego una ducha, y, bajo el agua, vuelven los miedos. Qué va a pasar hoy, cuando nos veamos de nuevo? Después de lo de ayer, no sé qué hacer. No sé como mirarle, ni cómo hablarle. Empiezo a agobiarme un poco. Empiezo a tener dudas. Si vuelve a surgir qué debo hacer? Dejarme llevar o parar y huir? Puedo fiarme de él? Resoplo cansada bajo la ducha y apago el grifo. Hace minutos que mi ducha ha terminado, que solo seguía ahí, debajo del agua, para pensar. Y no he llegado a ninguna conclusión.

Camino hacia la playa detrás de Vero y Carlota. Mi madre preside la mini excursión, con sus sillas y su sombrilla. Ando despistada, no puedo quitarme de la cabeza el miedo de encontrármelo de nuevo. Me da miedo, es eso. Me da miedo encontrármelo.

-Estás rara… - dice Vero frenándose un poco y quedándose caminando a mi altura –

-Que va… - digo mintiendo –

-Me apostaría un brazo a que estás rara por cierta persona… - dice con tono picarón –

-Ay joder Vero! – exclamo, haciendo que Vero hasta se asuste – déjame en paz, quieres?

No me contesta, solo me mira un instante, como con gesto de no entender nada. Alza sus manos y asiente de manera irónica, haciéndome sentir culpable, y acelera el paso. Yo no puedo acelerarlo, así que le veo entrar en la arena siguiendo a mi madre. Tengo sensación de querer huir ahora mismo. Cuando mis pies tocan la arena, miro alrededor. Todavía no hay mucha gente en la playa. De hecho, finales de Abril y entre semana, no es que sea el día que más gente hay. Si que hay turistas, pero, ahora mismo, pocos. Si estuviera cerca, le vería. Le busco inconscientemente. Siento una especie de decepción al no verle y, al mismo tiempo, alivio.

Veo como mi madre y Vero preparan todo y mi madre se va con Carlota a la orilla. Todavía estoy a unos metros, no me apetece estar aquí, no sé qué hacer.

-Vas a morderme si vuelvo a preguntarte qué pasa? – dice Vero, sabiendo que estoy a su espalda –

-Lo siento… - digo en voz baja – Vero… - resoplo y me siento en la arena, a su lado – ayer pasó una cosa…

-Como? – pregunta mirándome sorprendida – con…

-Si… - digo rápido para que no diga el nombre – bueno… - suspiro – en realidad no pasó…

-Te gusta… - dice como sabiendo que tiene la razón –

-Cómo me va a gustar? – digo como intentando autoconvencerme – si no le conozco de nada… - digo restándole importancia –

-Qué pasó ayer? – pregunta mirándome y desvío la mirada –

-No pasó nada… - digo y noto como se queda mirándome interrogante – hubo… - trago saliva – bueno… - carraspeo – casi pasa algo… - la miro y abre la boca sorprendida – o eso creo…

-Cuando nos entramos a casa? – pregunta y asiento – tía… - la miro – tenía que haberme llevado a tu madre y a la niña en algún momento de la noche y dejaros solos…

-Pero qué dices? – digo molesta –

-Hay conexión Malú… - dice afirmando – mucha conexión… - pongo los ojos en blanco – eso se ve…

-Yo que sé… - estiro mis piernas y me apoyo en los brazos, medio tumbándome en la arena – pero es que…

-Te acojona dejarte llevar… - la miro sorprendida – que te conozco! – exclama – que estás acojonada…

-Sabes lo que pasa… - digo mirándola – lo sabes perfectamente…

-Ya… - asiente – lo sé Malú… - se incorpora un poco – pero el problema no es que seas conocida… - suspiro y miro al frente, a las olas – el problema es que lo llevas al extremo… - resoplo – qué más dará que te saquen unas fotos? – miro a Vero un tanto seria – sería lo más normal del mundo…

-Ya, pero sabes que no me gusta… - digo seria –

-Ya sé que no te gusta… - dice Vero con tono comprensivo – es normal que no te guste nena… - se sienta más cerca de mí – pero así nunca vas a estar tranquila… - resoplo y siento ciertas ganas de llorar – siempre estás tensa… - la miro fugazmente – cuánto tiempo hacía que no venías a la playa? – sonrío levemente – son pequeños pasos Malú… - la miro – no te digo que, de repente, te vayas a los locales de moda a liarte con todo lo que te encuentres… - río sin querer – pero relájate… - suspiro – ayer me gustó mucho como Hugo se comportó… - sonrío sin querer – un tío normal, que ha conocido a una gente, se relaciona… - mueve sus manos gesticulando – relájate… - la miro y agacho la cabeza – haz lo que sientas que tienes que hacer Malú…

-Eso me ayuda muchísimo… - digo irónica – porque no tengo ni idea de qué hacer…

Se queda mirándome mientras miro como mi madre sigue en la orilla con Carlota. Tiene razón en todo lo que dice, pero no sé si soy capaz de relajarme. Siempre ha sido así. Siempre con miedo de llamar la atención por otra cosa que no sea la música. Cuando salir a tomar algo con alguien no es llamar la atención… pero sé como funciona esto. Lo sé y no me he adaptado nunca.

-Mira… - me enseña su móvil – Facebook – la miro extrañada – cómo dijo que se apellidaba ayer en la cena?

-Venga ya! – exclamo – le vas a buscar?

-Pues claro… - dice convencida – joder, qué apellido era? Cuando estábamos hablando de que tus apellidos eran muy normales… - se queda pensativa – que menos mal que Malú era un nombre artístico guay… - sonrío porque recuerdo la parte de la conversación – que él dijo que sus apellidos también eran muy normales…

-Romero – suspiro, lo recuerdo perfectamente – Romero Fernández…

-La madre que te parió… - ríe – te acuerdas hasta de eso… - ríe cada vez más –

-Te voy a matar un día, lo sabes… - digo molesta sin mirarla, pero sin poder evitar sonreir –

-Lo tengo – dice de repente y me giro automáticamente a mirarla – mira, su Facebook.

-Esto no está bien Vero… - digo inquieta sin saber bien si hacer algo así o no –

-Mira qué foto de perfil… - me la enseña – qué buen dato…

Aparece sonriente, en un selfie con su perro. Un Golden, como me dijo ayer.

-Tú necesitas saber si es de fiar no? – dice mirándome – vamos a analizarlo, porque lo tiene abierto… - dice deslizando los dedos por la pantalla – pobre, lo tiene abierto al mundo… - dice irónica – para que nosotras investiguemos… - la miro un poco seria – si quieres investigo yo sola… - me señala – eso sí, no te cuento absolutamente nada…

Suspiro y, tras pensarlo unos segundos, me pego a ella. Comenzamos a indagar, sin poder dejar de sentirme mal.

-Malú, tú piensa que él habrá visto tus redes sociales… - dice justificándose – esto no está mal… - dice intentando hacerme sentir mejor – mira – me enseña una publicación – no es de Vox, vamos bien.

Río con el comentario. Leo que escribe un post criticando un vídeo en el que un político hablaba sobre recortar los derechos de los homosexuales. Sonrío sin querer.

-Mira nena – me enseña otro –

Veo un post que comparte sobre la defensa de los animales. Miro a Vero y me sonríe levantándome las cejas. Sonrío negando con la cabeza.

-Este es maravilloso – me enseña el móvil – es feminista nena…

Leo “Mi madre, mi hermana, mi sobrina, mis amigas… ojalá algún día no sintáis miedo al volver a casa solas. Ojalá no haber tenido que ir a recoger a mi hermana mil veces por la noche. Ojalá todos esos que os hacéis llamar hombres, desaparezcáis algún día”.

Respiro hondo al leerlo. Vero me mira y la miro con media sonrisa.

-Es maravilloso hacer esto… - dice mientras sigue explorando su Facebook – no me lo puedo creer – le miro nerviosa – hostia, mira…

Me enseña el móvil. Aparece mi videoclip de ciudad de papel. Escribe: “FLI-PAN-TE”. Tal cual. Vero desliza para ver los comentarios y una chica que, supongo que es su hermana por los apellidos, le comenta “me encanta!”. Así que era verdad que en su familia hay gente que me sigue. Sonrío sin querer.

-Esto ya me ha ganado del todo… - dice Vero cogiendo el móvil de nuevo – seguro que se ha tirado horas mirando el videoclip – mira interesada el móvil – voy a buscar su Instagram…

-Vero… - le recrimino –

-Qué? – me pregunta – es público nena… - dice de lo más normal – lo tengo…

-Pffff – resoplo –

-Hostia mira… - me enseña la primera publicación que aparece –

Veo una foto de esta playa. La publicación es de ayer. Al atardecer. La foto reza “en paz”. Sonrío sin querer. Sé lo que significa.

-Tía, no es para nada un chulo eh? – dice mirando el móvil – podría subir fotos de selfies enseñando la tableta y no lo hace eh? – asiente con aprobación – qué maravilla… - dice haciéndome sonreír – tienes mi bendición nena.

-Qué bendición? – digo riendo –

-Relájate… - vuelve a decirme apartando el móvil – es un buen tío, no se ha acercado a ti por nada… - señala a Carlota – y luego lo de la niña… - me hace un gesto de aprobación – necesitas liberarte… - miro de nuevo al frente – sentirte normal… - sonrío levemente –

-Hugo!

Escucho la voz de Carlota y miro hacia la orilla. Veo como sale corriendo hacia nuestra izquierda y, al girarme, le veo. Lleva unas gafas de sol, bañador rojo y camiseta blanca. Otra vez una camiseta blanca. Se agacha y agarra a la niña en brazos.

-Qué pasa guapa? – escucho que le dice cariñosamente – hola! – nos saluda dejando a la niña en el suelo y se acerca a nosotras –

Noto como me pongo nerviosa al ver como se acerca. Vero se levanta para darle dos besos y la imito, aunque ahora mismo, estoy tan nerviosa que no sé lo que estoy haciendo. Tras darle dos besos a Vero, se quita las gafas, justo para mirarme.

-Hola – sonríe y se acerca para darme dos besos – y tu madre? – pregunta mirándome y señalo a la orilla – voy a saludarla… - dice sonriendo –

Puede parar de sonreír? Joder, necesito que pare de hacer eso. Se comporta de forma normal, todo lo contrario a mí, que parece que me ha mordido la lengua el gato.

-Hola Pepi – escucho que le dice –

Se agacha a la arena y ayuda a mi madre a levantarse. Recibo un codazo de Vero que me hace mirarla.

-Se gana a la suegra… - dice en voz baja –

-Cállate por favor… - digo susurrando –

-Pero no estés nerviosa nena… - sigue hablando en voz baja – relájate anda… - me mira – quieres que haga algo para que os quedéis a solas?

-No por favor – digo rápidamente en tono de súplica – no hagas nada

Vero asiente como pidiéndome disculpas al ver mi cara de terror. Hugo vuelve a acercarse, seguido de mi madre y, sin decir nada, se sienta en la arena a mi lado.

-Qué buen día hace verdad? – dice dejándose apoyar sobre los codos –

-Si… - respondo algo tímida –

-Todo bien? – me pregunta en voz baja –

-Por qué iba a estar mal? – le respondo de forma seca, dejándole cortado –

Sé por qué me lo ha preguntado. Por lo de ayer. Pero me aterra la conversación. Me aterra que se ponga tan cerca de mí y tener que aguantar las miradas de Vero.

Todo discurre tan normal entre mi familia y él, pero yo me mantengo en un segundo plano. A veces me río con las bromas que gasta, pero poco más. No soy capaz ni de mirarle. De repente, mientras Vero y Carlota están en la orilla, vuelve a sentarse a mi lado. Mi madre, sentada en una tumbona, lee un libro.

-Te apetece dar un paseo? – pregunta de repente, haciendo que le mire extrañada – Dicen que caminar por la playa va bien para los pies… - señala mi pie y no puedo evitar sonreír – prometo no contar chistes malos – alza su mano derecha a modo de promesa –

Sonrío sin darme apenas cuenta. Le miro y, esta vez, le aguanto la mirada. Noto, o eso creo, que se pone algo nervioso, porque me aparta la mirada fugazmente, pero vuelve a mirarme. Suspiro apartando la mirada hacia la orilla. La verdad es que me apetece mucho dar un paseo tranquilo por la orilla. Apenas hay gente, voy sin maquillar, con gafas de sol… poco reconocible. No puedo evitar pensar en eso.

Sin decir nada, me levanto de la arena y voy a por mi camiseta.

-Donde vas hija? – pregunta mi madre alzando la mirada de su libro –

-A caminar un rato… - me mira y mira a Hugo, plantado detrás de mí – me irá bien para el pie…

-Ya… - contesta devolviendo la mirada a su libro – me parece buena decisión… - me mira fugazmente y noto como sonríe levemente –

Niego con la cabeza y me pongo la camiseta, saliendo de debajo de la sombrilla.

-Puedo ir con vosotros? – pregunta Carlota al ver como caminamos hacia la orilla –

-No Carlota, no puedes… - dice Vero rápidamente – porque cómo se va a quedar aquí tu madre jugando sola? – dice mirando a la niña – la tata va a caminar para hacer ejercicio, que falta le hace a su pie, verdad? – me mira como intentando no reírse –

Asiento y pongo los ojos en blanco un segundo. Comenzamos a caminar por la orilla. Es una playa larga, así que supongo que tendremos que hablar.

-Te duele? – pregunta al ver que cojeo un poco al principio –

-No bueno… - le resto importancia – es al principio… y por el tacón de ayer supongo…

-No decías que era muy bajito? – dice de forma divertida –

-Ya, pero… - suspiro y sonrío algo avergonzada, sin seguir hablando –

-Ayer caminé por la tarde hasta el final de la playa – dice – cuando salí de tu casa… - le miro – me vino muy bien…

-Caminar? – pregunto sin mirarle –

-No – niega – eso también pero… - me mira y le miro – me refería a que me vino muy bien ir a tu casa… - sonrío sin querer y bajo la mirada – y me lo pasé genial en la cena… - sigo sonriendo, algo avergonzada –

-Yo también… - digo algo tímida, sin dejar de andar – puedes andar un poco más despacio? – digo en tono amable –

-Claro, perdona… - dice rápidamente – quieres sentarte? – me agarra del brazo de forma suave y no puedo evitar ponerme algo nerviosa –

-No no… - sonrío sin mirarle – solo necesito ir un poco más despacio…

Escucho esa frase en mi mente y detecto su doble sentido. No solo necesito andar despacio, sino que necesito… ir despacio en general. Noto como Hugo sonríe y dirige su mirada al frente. Durante unos segundos, no hablamos. Solo siento las olas rozarme los pies. No me había dado cuenta, pero veo que tiene un tatuaje en el gemelo izquierdo. Creo que le miro demasiado tiempo, porque se da cuenta.

-Me lo hice cuando murió mi padre… - dice sin mirarme –

-No me había fijado que lo tenías… - digo disculpándome por haberme fijado tanto –

-Por los pelos que tengo… - me río – es su nombre con letras chinas… - le miro y noto un aire nostálgico en su mirada – tú tienes muchos tatuajes… - dice mirándome los pies –

-Ya… - digo algo avergonzada –

-Tengo otro – dice haciendo que le mire – en el costado – se señala el costado derecho pero no lo veo – las fechas de nacimiento de mis sobrinos… - sonrío – pero en números romanos… en plan… - río – con más glamour…

-Yo tengo muchos… - le enseño los brazos – no debería hacerme más…

-Y por qué no? – pregunta tan normal – yo pienso hacerme otro pronto… - le miro –

Le miro durante varios segundos. Su barba incipiente no evita que vea como se marca su mandíbula. Es muy guapo. Maldita sea, por qué tengo que estar pensando esto.

-Malú… - me mira y me pilla mirándole – oye… - veo como está algo nervioso – ayer…

-Hugo… - digo sin saber bien cómo seguir – no sé si es buena idea que hablemos de eso…

-De qué exactamente? – dice mirándome y haciendo que le mire extrañada – hablamos de lo mismo verdad? – bajo la mirada algo avergonzada – por qué no es buena idea?

-Porque no – respondo sin más – es complicado…

Se queda callado y aparta la mirada. Durante unos segundos, nos quedamos en silencio.

-Tienes pareja – afirma de repente con gesto serio – es eso no?

-Qué? – pregunto sin poder evitar reírme – no, no tengo pareja – digo mirándole –

-Entonces por qué es complicado hablar de lo de ayer?

Me desarma el argumento. Tiene toda la razón. Resoplo y sigo caminando a su lado, a veces arrastrando el pie sobre el agua para notar más contacto con las olas.

-Mi vida es complicada, en general… - digo con cierto tono de rabia –

-Ya… - dice con tono comprensivo – pero te vuelvo a decir lo que te dije ayer… - le miro – a mi se me olvida que eres Malú, la que canta… - le miro sin poder dejar de hacerlo – ayer no cené con Malú la que canta, y con su madre y con su amiga y su ahijada… - sigue hablando mientras me mira – ayer cené contigo y tu familia – remarca –

No puedo evitar parar de andar. Me acaba de dar un pinchazo el tobillo. Y no sé si algo más.

-Estás bien? – dice preocupado agarrándome del brazo –

-Nos podemos sentar un momento? – pregunto un tanto cansada –

-Claro… - dice agarrándome de la mano y llevándome a la arena seca – quieres que te lleve a casa? – sonrío sin querer, mirándole – Qué? – pregunta al ver que sonrío –

-En brazos me llevarías? – digo riendo –

-Claro – asiente convencido, sentándose a mi lado – ahora en serio… - me toca el brazo y suspiro al notarle – quieres volver? – miro a la derecha instintivamente, estamos bastante lejos y no hay nadie alrededor aquí – si quieres volver… no seguimos con la conversación y ya está…

-No… - digo rápidamente – Hugo… - suspiro – sé lo que pasó ayer… - digo nerviosa -

-Te pasó lo mismo que a mí? – pregunta mirándome y no puedo evitar apartarle la mirada –

-Qué te pasó a ti? – digo cogiendo fuerzas y mirándole con intensidad –

Me aguanta la mirada. No la aparta. Solo me mira a los ojos, sin decir nada.

-Que me acojoné mucho… - dice mirándome – y me tropecé con una farola de lo acojonado que estaba…

-Jajajaja – no puedo evitar reírme – te acojoné yo? – pregunto no sé muy bien por qué –

Me sigue aguantando la mirada hasta que sonríe algo avergonzado y aparta la mirada.

-Me gustaría seguir conociéndote – dice sin mirarme –

No sé si hace mucho calor, pero yo siento que me estoy empezando a derretir por los pies. Le observo, sigue sin mirarme.

-Sé que es difícil para ti… - por fin se vuelve para mirarme de nuevo – y sé que no tienes por qué fiarte de mí… - aprieto los labios – pero… - suspira algo frustrado – qué hago si conozco a una tía genial como tú y resulta que es súper conocida? – sonrío algo avergonzada – qué hago si me apetece seguir conociéndote? – le oigo suspirar – solo puedo decírtelo… - le miro y me está mirando fijamente – no voy a molestarte si no quieres – su tono suena muy sincero – te juro que si me dices, mira Hugo, a mi me pasa esto y esto y no quiero… - le miro sintiéndome mal – te prometo que no aparezco más por esta playa… - le miro sorprendida – de verdad – sigue mirándome – entiendo que, por el contexto que tienes… - chasquea su lengua – te habrán pasado cosas que flipas… - sonrío sin querer – y entiendo que no te fiaras de mí y que fueras una borde que te cagas el otro día… - sonrío negando con la cabeza – pero, sinceramente… - le miro – tu contexto no es algo en lo que piense… - la última frase, me hace sentir un pequeño vuelco el corazón – yo en lo único que pienso es que ayer necesitaba un abrazo y tú, sin conocerme de nada, lo supiste… - bajo la cabeza – sin decírtelo… - suspira – eres…

Para de hablar, no sé si porque no quiere seguir o no sabe cómo seguir. Me está costando asimilar todo lo que está diciendo. Es posible que alguien quiera conocerme de verdad, sin dejarse llevar por lo que se conoce de mí? Hace mucho que no me pasa eso… hace mucho que no conozco a alguien de la nada y, de repente, surge algo. Mucho tiempo. Siempre las relaciones que he tenido últimamente han sido con amigos de amigos que los conoces de verles, y, de repente, hablas con ellos… se mueven un poco en tu mundo… pero Hugo no es nada de eso. No le conozco de nada, le conozco de hace días. Y me está dejando a cuadros, me está desarmando por completo.

-Malú… - nos miramos – ayer… - resopla – vas a pensar que soy un gilipollas… - ríe nervioso mirando a la arena – pero… - le miro fijamente – sentí que conectaba contigo…

Vaya, justo lo que sentí yo. Vaya Malú, de verdad quieres que este tío desaparezca de esta playa?. De verdad no vas a relajarte?

-Nah… - dice algo nervioso – olvídalo vale? – intenta levantarse pero le detengo –

-Yo también me acojoné… - digo de repente, haciendo que me mire – pfff… - resoplo encogiendo las piernas – Hugo… - suspiro – eres un tío genial… - digo notando como se me hace un nudo en la garganta – pero… - le miro y me mira con cara de tristeza, seguramente pensando que le voy a rechazar – no sé cómo hacer esto… - digo sincera – me gustaría ser normal – digo con rabia – dejarme llevar, no pensar en si me están sacando una foto o en si hablarán de mí… - niego con la cabeza – no sé hacerlo… - le miro y noto como me estoy emocionando de más –

-Eh… - se sienta más pegado a mi, con las piernas encogidas como yo – a mi me pareces normal… - río irónica – bueno miento… - le miro – normal no eres… - hago un gesto de extrañeza – a mi me pareces especial… - aparto la mirada rápidamente y trago saliva – tienes algo especial… - dice sin mirarme –

-Ah sí? – pregunto incrédula sin mirarle –

-Si… - responde convencido – tienes… - le miro de reojo – me daba la sensación ayer de que sabías exactamente cómo me sentía… - sonríe – lo entendiste sin que te lo explicara… - sonrío sin querer – y… - me mira justo cuando le estoy mirando – y más cosas… - seguimos mirándonos – más cosas que sé que son especiales…

Trago saliva nerviosa y le aparto la mirada, igual que él. Qué acaba de pasar? Por un segundo he pensado que íbamos a besarnos, igual que anoche.

-Te puedo proponer algo sin que salgas corriendo? – noto su tono nervioso –

-Crees que puedo correr? – digo de forma rápida haciendo que se ría –

-No es una proposición indecente eh? – alza sus manos haciendo que me ría – cena conmigo esta noche… - le miro entre sorprendida y acojonada – cena de amigos – aclara rápidamente – los dos solos… - sonrío – pero cena de amigos… - sonrío apretando los labios – has dicho que te gustaría saber dejarte llevar no? – le miro un tanto asustada – cenar con un amigo no es lo más loco del mundo pero… - sonrío – es un comienzo…

Le miro atentamente. Es como si necesitase analizarle. Su mirada parece sincera. Se ha lanzado a proponerme algo que rondaba en mi cabeza y no me atrevía a proponer. Me apetece tanto cenar con él… y me da tanto miedo dejarme llevar. Qué hago? Ceno con un tío que acabo de conocer? Bueno, le acabo de conocer pero en unos días, le ha salvado la vida a mi ahijada, ha ido a mi casa, ha cenado conmigo y con mi familia y parece un hombre tan noble… Suspiro y aparto la mirada. Basta Malú. Haz por una vez lo que quieres hacer.

-A qué hora? – respondo sin mirarle –

Noto como me mira sorprendido. Sonrío tímidamente y le miro. Me está mirando hasta con cara de ilusión diría yo.

-A la que quieras… - dice como si no pudiera pensar – a la misma de ayer? – le miro sonriendo – las 9?

-Vale… - sonrío tímida –

-Paso a recogerte a tu casa? – pregunta comedido –

Asiento sin decir nada y, de un movimiento, me pongo de pie. En mi cabeza sigue resonando todo lo que ha dicho… sobre todo eso de que soy especial. Soy especial? Alguien cree que soy especial? Le veo levantarse detrás de mi.

-Puedes? – pregunta agarrándome la mano al ver que cojeo –

-Si – asiento nerviosa al notar su mano con la mía –

-No hace falta que te lleve en brazos… - dice comenzando a caminar – te puedo llevar a caballito…

-Jajajaja! – río y le doy una palmada en la espalda – anda tira! – exclamo empujándole un poco –

Al llegar de nuevo a donde están mi madre y Vero con la niña, Vero me mira haciendo gestos con las cejas. Sonrío tímida y me alzo ligeramente de hombros, bajando la cabeza. Noto como Vero me mira hasta ilusionada. Supongo que ha entendido que ha ido bien la cosa. Bien para quién? Porque estoy hecha un flan si lo pienso. Mi madre me mira por encima de su libro y sonríe, sin que le diga nada. Cierro los ojos negando con la cabeza levemente. Vero y ella han hablado, seguro. Será cierto que se nota? Que se nota que hay conexión? Hacía tanto que no me pasaba algo así, tan rápido. No suele pasarme porque supongo que no dejo que me pase. Me cierro tanto que es imposible que me pase, pero Hugo es diferente. Lo supe desde el primer momento, aunque le tratase tan mal.

Tras un rato más en la playa, llega el momento de irnos. Le voy a ver por la noche. Vuelvo a ponerme nerviosa. Me había destensado bastante, pero vuelvo a ponerme tensa. Caminamos por la arena y se despide de Vero y mi madre. De Carlota se despide cogiéndola en brazos de nuevo y dándole un sonoro beso en la mejilla. Me enternece, no puedo evitarlo. Vero, en un movimiento fugaz, se lleva a mi madre y a Carlota hacia mi calle y me deja allí, con Hugo al borde de la arena, dispuesto a irse al hotel y yo a mi casa.

-Nos vemos esta noche entonces? – pregunta acercándose a mí levemente, pero poniéndome algo nerviosa –

-Si… - digo algo avergonzada –

-Eliges tú el sitio – me señala – no conozco nada de aquí… - se alza de hombros –

-Te gusta la comida japonesa? – pregunto mirándole –

-El sushi y todo eso? – asiento – no lo he probado… - le miro sorprendida – pero hace mucho que quiero probarlo… - sonrío –

-Podemos ir a otro sitio… - me excuso – es que ese es tranquilo y…

-Vamos a ese – dice acercándose más a mí – me dejo llevar…

Su tono me acaba de poner nerviosa. Sé que se refiere a nuestra conversación en la playa. Bajo la mirada de nuevo, no puedo mantenérsela. Cuando la alzo, me está mirando con una sonrisa que diría que es tierna.

-A las 9 en punto eh? – dice alejándose un poco – que ayer me hiciste esperar…

-Anda ya! – exclamo – me estaba arreglando, pero no tardé nada…

-No hace falta que te arregles – da un paso hacia mí y le miro extrañada – las cosas tienen que arreglarse cuando están mal… - me mira tan fijamente que me hace tragar saliva del nudo que tengo ahora mismo en la garganta – y yo no veo que haya nada mal…

Joder. Creo que no puedo andar. Me acaba de temblar todo. Me sonríe mirándome unos segundos más, me da un fugaz beso en la mejilla y se va caminando por la acera hacia su hotel. Me quedo allí, unos segundos, mirándole, digiriendo lo que acaba de pasar. Me acaba de tirar los trastos literal, por si hacía falta más. Y me los ha tirado de una forma súper… bonita. No sé, me ha encantado, pero me ha dejado muerta. Resoplo y comienzo a caminar hasta casa. Madre mía, esta noche no sé qué va a pasar ni sé qué quiero que pase. Por mi mente se pasa de nuevo el sueño de esta mañana. Qué calor de repente.

1 comentario:

  1. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

    ResponderEliminar