jueves, 28 de febrero de 2019

CAPÍTULO 61: NO TE PUEDO CREER

Me he quedado rayada con los whatsapps de Hugo. He estado a punto de llamarle. Creo que ha vuelto a darle un bajón por el día de ayer. Siento la necesidad de saber si está bien pero no quiero agobiarle…

Cuando me doy cuenta, estoy caminando hacia la playa. Quizá el encuentre allí, corriendo para desestresarse. O quizá está en el hotel. Si no le encuentro, iré allí. Si pienso en que esté llorando solo, o triste sin que nadie le consuele, se me parte el alma.

Con mis gafas y camuflada, sin maquillar, nadie me reconocería. Y menos con el moño que llevo, que parece que acabo de salir de un manicomio. Llego a la playa y camino hacia la orilla, buscándole. 

Escucho que alguien dice su nombre y dirijo mi mirada hacia el lugar. A lo lejos. Una chica en el agua abrazada a Hugo. Es él. Salen riéndose del agua, de la mano, y se tumban en la misma toalla, abrazados. Siento miles de puñales en el pecho. No me lo puedo creer. No puede ser. Por un momento dudo que sea él, hasta que escucho de nuevo como esa tía grita su nombre por las cosquillas que le está haciendo. Es él. Estoy lo suficientemente lejos para que no me vea, pero yo le veo perfectamente. Hijo de puta. Maldito hijo de puta. Siento tantas ganas de ir allí y partirle la cara… pero no me atrevo. No se siquiera si puedo andar. Siento una sensación de ganas de llorar inmensa. Me ha engañado. De la forma más ruín. Jugando con mis sentimientos, diciéndome lo que quería oír. Y yo pensando que tendría que estar hecho polvo y por eso necesitaba estar solo. Necesitaba estar solo para estar con otra. Y se la llevará al hotel y se la tirará en la misma cama en la que lo ha hecho conmigo. Maldito hijo de puta…

No puedo seguir mirando, ya he visto bastante. Deshago mis pasos con una rabia y una tristeza entremezclada que pocas veces he sentido. Decepción. Decepción es la palabra. Dolor, me duele mucho. Demasiado. Me aguanto las ganas de llorar por la calle, pero sé que, en cuanto llegue a casa, romperé a llorar. Me ha traicionado cuando prometió no hacerlo. Quién sabe cuántas mentiras más me ha contado. Entro a casa, dispuesta a llorar lo que no está escrito, pero me encuentro a mi madre en el porche.

-Hija, es que no llevas el móvil? – pregunta mi madre y la miro con algo de indiferencia – Sol está intentando hablar contigo…

-Ahora no mamá… - digo con desgana intentando entrar a casa –

-Hija, me ha mandado esto… - me enseña el móvil –

Cojo el móvil abriendo los ojos de par en par. Fotos. Una portada de una revista importante en la que hay una foto de Hugo y mía abrazados. El día de la lluvia. Otra foto más pequeña de nosotros en la playa, en el agua, abrazados de nuevo. La tristeza se transforma en una rabia inmensa.

-Hija… - mi madre me mira con pena – por el vídeo sabían que estaban aquí y han venido y…

-Déjame mamá… - me aparto de ella – no me lo puedo creer… - murmuro caminando hacia mi habitación –

Al llegar a ella, cojo mi móvil. Varios mensajes de Sol avisándome que esto va a salir mañana. Que lo ha conseguido antes, todavía no está publicado, pero es imposible pararlo. Y que hay más fotos. Una dándonos un beso en mi coche, seguramente ayer. Hijo de puta. Lo tenía todo calculado. Cómo he podido fiarme de él? Cómo he podido? Rompo a llorar sin consuelo, notando todavía esos miles de puñales en mi pecho. Me duele. Me había creído que le estaba pasando lo mismo que a mí y lo único que quería era esto. Y está con otra al mismo tiempo. No he conocido a nadie más ruin. Y le he metido en mi casa. Y ha tocado la guitarra de mi tío. Es el mayor hijo de puta que me he encontrado en toda mi vida… y esto no se queda así. Nadie va a hacerme esto sin pagarlo. 

CAPÍTULO 60: MI HERMANA

La veo bajar del coche y sonrío con las manos metidas en los bolsillos. Viene corriendo hacia mí y se me cuelga del cuello. Es un maldito mono, siempre lo ha sido. Me río contagiándome por ella.

-Pero nano!!! – exclama bajándose de mi – qué playa más chula!! – exclama metiéndose en la arena corriendo –

-Yo también me alegro de verte! – grito trotando tras ella –

-Tenía unas ganas de ir a la playa… - se gira hacia mí – Vamos! – tira de mi – Que me tienes que contar muchas cosas! – exclama quitándose la camiseta – hasta bikini me he puesto! – exclama emocionada –

-Igual de loca que siempre eh? – digo riéndome sentándome en la arena, casi al lado de la orilla –

-Dios… - se tumba en la arena – me encanta la playa, te lo juro… - sonrío mirándola – a ver… - se sienta otra vez – dónde está?

-Donde está quién? – pregunto tragando saliva –

-Pues la chica que hace que estés sonriendo así! – sonrío bajando la cabeza – mira qué cara!!! – exclama – va, cuéntamelo todo, cómo la conociste??

Ya empiezan las preguntas. Preguntas que no tengo preparadas. Tengo que inventarme cosas sobre la marcha. Joder, esto va a ser más difícil de lo que pensaba.

-Pues… - intento disimular – aquí, en la playa…

-Ay! – exclama – dios, que no lo he comentado contigo! – se lleva la mano a la frente – tú eres consciente de que has estado a centímetros de Malú?

Trago saliva. Joder, se me va a notar. Se me había olvidado el maldito vídeo que ha circulado por las redes todos estos días.

-Ay hermanito, de verdad, yo me muero si la conozco eh? – sonrío negando con la cabeza – mi hermano es un héroe y mi ídolo absoluto también! – exclama – la conoces? Hablaste con ella?

-No – miento – que va, si… - niego con la cabeza – si fue un momento muy tenso y… - me mira atenta – no la he vuelto a ver la verdad…

-Joder… - dice decepcionada – esperaba venir aquí y encontrármela, te lo juro… - río disimulando – bueno y cómo se llama?

-Quién? – digo descolocado –

-Joder Hugo, si que estás pillado, que te desconectas! – me da un golpe en brazo – la chica!

Dios, invéntante algo. Rápido. Piensa. Un nombre. El que sea.

-María… - digo sin pensar, aunque pensando realmente en su nombre –

-María… - sonríe mirándome – así que María es mi cuñada…

-Ro! – exclamo – que no exageres las cosas coño…

-Y cómo es? De donde es? – pregunta aceleradamente – qué hacía aquí? Qué edad tiene?

-Para para… - le corto – es… - trago saliva – tiene mi edad… - digo sin pensar – estaba aquí de vacaciones con unas amigas… - mi hermana asiente tragándose toda la mentira – y es… - sonrío sin querer – es muy guapa… - mi hermana me mira apretando los labios – y muy divertida…

-Por fin! – alza sus brazos hacia el cielo – por fin te veo así!! – río sin querer – y a qué se dedica?

Joder, piensa. Rápido. Algo. Di algo Hugo, joder!

-Veterinaria… - qué? Qué cojones dices Hugo? – si… - mi hermana sonríe –

-Le encantan los animales! – exclama – como a ti! – asiento sonriendo –

-Si… - sonrío ampliamente – tenemos muchas cosas en común…

-Pero de donde es? – me pregunta intrigada –

-De Madrid… - ahí no he mentido – es de Madrid…

-Qué!!!!!! – exclama tirándoseme encima – voy a ir a la boda de mi hermano, lo estoy viendo… - dice abrazándome – qué casualidad no?

-Si… - contesto algo avergonzado mientras se aparta –

-Y… - me mira – habéis hablado de algo… serio? – sonrío sin querer –

-Más o menos… - digo sin mentir –

-Estás pilladísimo… - dice mirándome – pero pillado pillado… - sonrío bajando la cabeza – cómo te conozco hermanito… - río – y no me la vas a presentar?

La miro automáticamente. Intento no poner cara de susto.

-Es que… - vamos Hugo, invéntate algo – se ha ido con sus amigas a una cala… y… bueno, le he dado su espacio… - mi hermana asiente –

-Eso, tú no la agobies que eso no nos gusta nada… - dice tragándose absolutamente toda la mentira – si me quedase a dormir podríamos cenar juntos… - dice pensativa y trago saliva acojonado – pero imposible Hugo… - respiro agradecido por dentro – he venido a verte y me voy enseguida… - sonrío – mañana la reunión es muy pronto… - asiento – así que… - se levanta de la arena – vamos a bañarnos que sino voy a mojar todo el coche… - se gira plantada – oye, pero enséñame una foto de la tal María no? – trago saliva –

-No, que luego empiezas a rayarme. – digo seguro – ya te la presentaré…

-Anda que… - me mira seria – qué poco te fias de tu hermana…  

Niego con la cabeza y me levanto agarrado por su mano, arrastrado hasta la orilla. Al llegar, exclama al notar que está fría. Sonrío pícaro. Me recuerda a lo que pasó ayer con Malú. Realmente en algunas cosas se parecen. Agarro a mi hermana de la cintura. Ya sabe lo que voy a hacer. Grita mi nombre varias veces justo antes de que la tire al agua. Al salir, se me tira encima, intentando hundirme. Comenzamos a pelearnos hasta que se me agarra al cuello y nos abrazamos. Tenía tantas ganas de verla… aunque me haya hecho mentir tanto. Creo que he conseguido que no sospeche absolutamente nada. Menos mal.

CAPÍTULO 59: LA MENTIRA


-Eh, qué haces enana? – contesto a su llamada a mi móvil –

-Adivina dónde estoy… - frunzo el ceño – jajajajaja! – estalla en una carcajada – podrás hacerle un hueco a tu pobre hermana que quiere verte?

-Cómo? – exclamo haciendo que medio chiringuito se de la vuelta para mirarme – estás aquí?

-Llegando… - dice riéndose – es que tengo mañana una reunión en Sevilla… y he dicho… - trago saliva la pensar en Malú – voy a ver a mi hermano, si es que puede hacerme un hueco entre polvo y polvo, claro…

-Ro! – exclamo – que soy tu hermano mayor, te lo recuerdo…

-Sigues feliz eh? – ríe – ayer me quedé con ganas de verte… - sonrío levemente – a mamá le gustó mucho que le llamases… - amplio mi sonrisa – y me dijo que esa chica tan misteriosa tuvo algo que ver en esa llamada…

-Joder… - me quejo – sois un par de cotorras importantes eh? – me río –

-Bueno, pues según el gps… - hace una pausa – me quedan 15 minutos… - trago saliva – has comido ya no? – asiento – es que si no has comido a las 5 de la tarde, cuando llegue te pego un puñetazo… - me río – mándame tu ubicación cuando puedas anda…

Cuando cuelgo el teléfono, noto como me pongo nervioso. Qué hago ahora? Mi hermana, fan absoluta de Malú… no, no puedo quedar con Malú esta tarde hasta que mi hermana se vaya. Y si no se va? Qué excusa pongo? Joder, qué hago? Si le digo que viene mi hermana… se va a sentir como obligada a venir… porque sabe que es fan suya… la voy a obligar… y no le va a gustar, porque nuestro “pacto” es no contárselo a nadie…

Cojo el móvil sin saber bien qué hacer y abro la conversación de whatsapp con ella. Respiro hondo. Le voy a mentir. No sé mentir, pero voy a hacerlo. Pero de forma piadosa. Por protegerla. Por que no se sienta obligada a venir…

“Jefa, podemos dejar lo de vernos para más tarde?”

Madre mía, no sé hacer esto… supongo que mi hermana no dormirá aquí, si duerme aquí tenemos un problema y de los grandes… pero tiene una reunión mañana en Sevilla según dice. Estudió ADE y está trabajando en una empresa importante… el móvil vibra y abro el whatsapp rápidamente.

“Pasa algo gordo?”

Pff… por un momento pienso en contarle la verdad, pero no puedo. No puedo ponerle en ese compromiso, va a sentirse obligada a venir por saber que mi hermana la sigue y coaccionada emocionalmente por el día que fue ayer. No puedo ponerla en ese compromiso.

“No, bueno… necesito estar esta tarde solo… pero no pasa nada, de verdad”

Joder, soy imbécil. Muy imbécil. Recibo su respuesta rápidamente.

“Vale gordo, lo entiendo. Si necesitas algo, dímelo vale?”

No puedo evitar sonreír con ternura. Seguro que piensa que tiene que ver con el día de ayer. Me siento tan culpable… Me entra otro whatsapp, pienso que es ella, pero es mi hermana.

“Me mandas la ubicación de una puta vez???? Estoy entrando a Algeciras, pedazo de imbécil!”

Sonrío sin querer y se la mando rápidamente. Vuelvo a abrir la conversación con Malú. Tengo que contestarle algo tranquilizador.

“Tranquila preciosa… luego te llamo vale?”

Me contesta al instante.

“Vale guapo… espero hasta que quieras”

Ay dios… qué mona que es. Me deja espacio. No cuestiona nada. Suspiro pensando en la mentira que le acabo de soltar. Maldita sea, yo no soy así, pero me ha pillado de sopetón lo de mi hermana. Nah, luego, cuando mi hermana se vaya y quedemos, se lo contaré. Lo entenderá. Joder, espero que mi hermana no piense en dormir aquí.

CAPÍTULO 58: MI MADRE

Cuando llego a casa, mi madre sale sorprendida y me mira con esa mirada suya que solo ella y yo entendemos. Niega con la cabeza, medio sonriendo, mirándome. Agacho la cabeza algo avergonzada.

-Anda que… - dice mi madre dándome dos besos – desaparecida en combate…

-Vengo a comer con vosotros… - digo excusándome –

-Y Hugo? – pregunta sentándose conmigo en el sofá –

-Me da mi espacio… - digo sonriendo –

-Esa sonrisa hija… - miro a mi madre y me mira hasta emocionada – no te la veía desde hace mucho…

Sonrío y agacho la cabeza. Escucho unos pasos. Mi padre.

-Hombre! – exclama – casi pongo carteles para buscarte…

-Papá! – digo avergonzada –

-Todo bien? – pregunta mirándome y asiento sonriente – así me gusta… - sonríe – os dejo que habléis, que os ponéis muy pesadas…

Una caricia en el hombro y ya está. Mi padre es así. De pocas palabras. Desaparece del salón y miro a mi madre, que me sigue mirando como interrogante.

-Dile que se venga a comer… - dice mi madre apoyándose en la parte trasera del sofá – si tu padre está encantado… - la miro sorprendida – no le había visto yo así nunca, fíjate…

-Mamá… - digo avergonzada – hemos dicho que nos vemos después, por la tarde… - respondo con voz de niña –

-Yo también estoy encantada eh? – me aclara – y más por verte así… - sonrío –

-Vamos a seguir viéndonos cuando volvamos a Madrid – suelto de golpe y mi madre se queda mirándome con media sonrisa – lo hablamos ayer…

-Me parece estupendo hija… - responde mirándome – estás contenta… - afirma mirándome –

-Mucho… - contesto sin mirarla – y cagada también…

-Mira, te va a decir una cosa tu madre – alza un dedo y me hace reír al ver como se pone de trascendental – con lo que ha pasado en los últimos meses, lo último que tendrías que estar es cagada… qué más puede pasarte? - me río sin querer – además, el chico parece tan normal… - sonrío mirándola – y no es conocido ni nada… - tuerzo el gesto –

-Se va a asustar… - digo sin pensar – si esto sigue y sale… se va a asustar…

-O no hija… - responde mi madre rápidamente – pero que en unos días esté aquí en casa tan normal… - me tapo la cara – no sé hija, parece como una señal no? – la miro – no habías traído a nadie tan rápido a casa…

-Ya lo sé… - respondo reflexiva – es que… - suspiro – es… - me quedo en silencio – no sabes cómo es mamá… - digo algo avergonzada y noto como mi madre me observa – me dijo una cosa que… - resoplo y miro a mi madre, que me mira expectante – me dijo que pasara lo que pasara, me prometía que no iba a hacer nada que me perjudicara ni que me hiciera daño…

La cara de mi madre es un poema. Me mira primero sorprendida y luego con un gesto de aprobación absoluto, hasta emocionada.

-Sabe lo que hay… - digo convencida – lo sabe y le da igual mamá… - sonríe tiernamente – sabe hasta el miedo que me puede dar esto… - sonrío mirando al suelo – cada cosa que conozco… me gusta más…

-Ay hija… - dice algo emocionada – qué rápido, pero qué poco importa eso, verdad?… - sonrío mirándola – 

CAPÍTULO 57: VERTE DORMIR

Abro los ojos lentamente. Ya conozco el lugar donde estoy. Estaba durmiendo de lado, y así me despierto. Enfrente de mí, también de lado, hacia mí, él. Durmiendo plácidamente. Respirando casi sin hacer ruido. Le observo bien, ahora que está quieto y que no sabe que le miro. Noto cosas. Muchas cosas. Anoche no fue otro “polvo” más. No. Anoche fue la confirmación de que esto no se acaba aquí. Y de que los dos lo pensamos así.

Ayer descubrí más cosas de él. Tiene una historia personal difícil. Jodida. Mucho. Cuando narraba lo que pasó hace 8 años, no sabía qué cara poner, porque me estaba imaginando en esa situación y no sé cómo habría reaccionado. Es fuerte, es una persona fuerte. Pero, a la vez, tiene ese punto sensible, ese punto tan intenso que conmueve verle llorar.

Qué me está pasando? Le observo todavía dormir, observo su barba de varios días, su pelo, sus labios… me atrae desde el primer momento. Desde el primer momento en que le vi. Y, después de conocerle estos días, me atrae mucho más. No es físico solamente. Es una atracción que va más allá. Después de lo que ha pasado estos meses, lo último que me esperaba era esto. Era que me pasara algo así. Y que me costara tan poco dejarme llevar. Bueno… me ha costado un poco, pienso sonriendo. Pienso igual que ayer… me veo con él yendo a casa… y me da un miedo tremendo pensar en eso. Por un momento, pienso en el revuelo que supondría que esto saliera a la luz. Otra vez no. No lo soportaría.

Lo soportaría él? No es lo mismo estar acostumbrado a esto que ser alguien anónimo y, de repente, verte envuelto en algo así. Por un momento, me gustaría ser alguien anónima. Podría comportarme normal en la playa, en la calle, en un restaurante, en una terraza… y no tendría tanto miedo. Pero esto es lo que hay y él lo sabe. Lo sabe y lo acepta. Pero, cuando pase, me da miedo que se asuste. Me da miedo que le pueda más la presión que lo que tenemos. Por eso quiero que esto no salga ya, que nos de tiempo a aclararnos, que nos de tiempo a conocernos más. A hacer una especie de base. Si sale pronto, esto será complicado.

No puedo dejar de mirarle. Me da por sonreír. Noto como va despertándose y no me muevo, me quedo en la misma posición, mirándole. Abre los ojos levemente y los cierra, esbozando una sonrisa. Le ha bastado un segundo viéndome, para sonreír. Es imposible tener dudas cuando ocurre algo así.

-Buenos días jefa… - susurra con los ojos cerrados todavía –

-Buenos días gordo… - digo dándole un sonoro beso en la mejilla y luego otro en sus labios –

-Dónde vas? – pregunta cuando intento volver a mi posición – ven aquí… - me indica que ponga mi cabeza en su pecho – cuánto tengo que pagar para despertarme así siempre?

-Pagar? – alzo mi cabeza – suena mal eso eh? – digo haciéndome la indignada –

-Malú… - se queda serio mirándome – que… era una forma de… - balbucea – hablar…

-Jajajajajaja! – estallo en una carcajada – me encanta tu cara cuando piensas que me he cabreado…

-Es para matarte… en serio… - le miro y está sonriendo avergonzado – oye… - se gira para mirarme – qué quieres hacer hoy?

-Pues… - sonrío – creo que debería pasar algo de tiempo con mis padres no? – se ríe – van a pensar que me has secuestrado…

-Poco me falta… - dice agarrándome de la cintura y pegándome a él, con un tono de voz atractivo – y no pediría rescate…

-No? – pregunto juguetona, con mi boca casi pegada a la suya –

-Ni de coña… - responde mirándome – te secuestro y desaparecemos…

Desaparecer. Ojalá. Sonrío mirándole. Desaparecería sin dudarlo. Me mira a los ojos y a los labios de forma alternativa hasta que comienza a besarme. De nuevo ese reguero de besos que viajan desde mi boca hasta mis piernas, sin descanso, con sutileza en ocasiones y con rabia en otras. Ojalá más mañanas así. Me hace sentirme viva. Como nunca. Incluso sin ser yo fan de hacer cosas así, nos hemos estado haciendo fotos en la terraza, con la playa de fondo. Las ha hecho con su móvil, y no siento miedo de que él las tenga. Me fío completamente de él y eso es algo que pensaba que no iba a volver a pasarme nunca.

CAPÍTULO 56: NO ES IGUAL

La tumbo en la cama lentamente, notando como acaricia mi espalda por debajo de la camiseta. No pararía de besarla. Nos miramos más que ninguno de estos días. Es como si algo hubiera cambiado, como si algo no fuera igual. Después del día de hoy, no es igual. No me siento igual. No le he mentido cuando le he dicho que hoy siento que he avanzado. No le he mentido cuando le he dicho que, desde que he llegado aquí, he cerrado cosas que pensé que nunca cerraría. Y no sé si es el sitio, o ha sido ella. Si me quedo mirándola, no tengo dudas. Ha sido ella. Hay personas que, simplemente, saben curar. Curan a los demás. Y a esas personas hay que tenerlas cerca siempre.

Beso su cuello de forma lenta, todavía no nos desnudamos, solo nos acariciamos mutuamente. Me da la sensación que ella tampoco está igual. Está más tierna, más cariñosa y más intensa en las caricias. Y en las miradas. Me mira distinto, bonito, pero distinto. Beso su cuello y voy subiendo hasta su oreja, lamiendo el lóbulo y escuchando como gime levemente. Resoplo al escucharla. Me apetece tanto hacerlo… pero suave, despacio, con mucha intensidad pero despacio.

Me tumbo completamente encima de ella, besándola con mis labios bien abiertos, moviendo nuestras lenguas al compás. Me acaricia el pelo y yo acaricio su costado izquierdo con mi mano derecha, por encima de la camiseta, hasta que cuelo mi mano por debajo. No me puedo imaginar dejar de hacer esto con ella. Ese pensamiento se me clava en la mente, me hace parar de besarla y apoyar mi cabeza en su hombro. Me supera ese pensamiento. Joder, no puede estar pasando tan rápido. La necesito. Siento que la necesito. Siento que quiero estar con ella… me repongo rápidamente, no quiero que note nada, y vuelvo a besar su cuello, bajando por su escote. Solo lleva la camiseta de manga corta y unos pantalones de pijama. Tiene parte de su ropa ya aquí. No lleva nada más, así que, al subir más mi mano derecha, rozo su pecho izquierdo. Suspira al notar el tacto de mi mano.

Es todo más lento, menos desesperado. Como si tuviéramos todo el tiempo del mundo o, por el contrario, quisiéramos detenerlo. Voy subiendo despacio su camiseta hasta que noto como sube sus manos para que se la quite. Ella hace lo mismo con la mía. Nos tocamos. Me toca el torso, pasando sus manos lentamente por él hasta llegar al abdomen, acariciándolo. No dejamos de mirarnos, y de sonreírnos de forma muy sutil.

Mis manos también se pasean por su cuerpo. Rozo fugazmente sus pechos, pasando mis manos por el borde inferior, acariciándola, bajando hasta su abdomen y volviendo a subir. Gime sutilmente, pero lo más impactante, es su mirada. No la aparta. Y yo tampoco. Siento ganas de más contacto y agarro sus pechos con ambas manos, apretándolos lentamente, tocándolos sin ningún pudor. Me mira y se muerde el labio inferior, entrecerrando los ojos. Arqueo mi espalda hacia adelante y comienzo a besarla. De nuevo lento, con los labios bien abiertos.

Noto como mueve su pelvis y la muevo con ella, a su mismo compás. Cada vez la mueve más rápido, para aumentar nuestro roce, hasta que me pone una mano en el pecho y me obliga a ponerme boca arriba. Se sienta sobre mí y comienza de nuevo a moverse. Mis manos van automáticas a sus pechos, tocándolos de nuevo con mucho deseo. Me incorporo un poco para poder besarlos. Apoya sus manos a cada lado de mi cuerpo y gime levemente al notar mis labios en ellos, mientras sigue moviendo las caderas.

No puedo más y tiro de su pantalón y de sus braguitas. Nos miramos y se ríe. Me contagia la risa. Nos separamos un momento y nos desnudamos del todo rápidamente. No me deja ni moverme, vuelve a sentarse sobre mí, ahora sí, totalmente desnudos. Cuando noto su roce en mi entrepierna, me estremezco. Está excitada. Y yo también. Muchísimo. Volvemos a la misma posición, se arquea hacia mí, con sus manos apoyadas en la cama, y comenzamos a besarnos. Ahora los besos son más intensos, sin llegar a ser desesperados. Cuidadosos, pero me la quiero comer.

Mueve sus caderas rozándome y torturándome sin parar. Me mira y, al ver mi cara y escucharme resoplar, se ríe. Apoya su cabeza en mi hombro, todavía riéndose, y comienza a besarme el cuello. La hemos liado. Me encanta que me bese el cuello y escuchar su aliento tan de cerca. Y sus leves gemidos pegados a mi oreja mientras mueve las caderas lentamente, rozándome de forma intensa.
Seguimos así durante unos minutos creo. Tengo muchas ganas, pero también tengo ganas de seguir haciéndolo así.

-Ponte uno ya – me susurra muy bajito, pegada a mi oído, mientras va besándome primero la oreja y después el cuello –

Resoplo y le hago caso. Se aparta de encima pero de nuevo, sin dejar que me mueva, vuelve a sentarse encima de mí, con las piernas abiertas, a horcajadas. Resoplo de nuevo, esta vez de forma más fuerte, y la observo. Observo su cuerpo desnudo y me muero de ganas de estar dentro de ella. Vuelve a rozarse mientras me besa. Me está desesperando, pero de una forma que me gusta.

De pronto, noto como ella misma toma la iniciativa y se coloca de tal manera que hace que, con un movimiento muy suave, me introduzca en ella. Suelto un gemido al notarlo, igual que ella. Se mueve lentamente, muy lento, haciéndome gemir cada vez que lo hace. Nos miramos mientras lo hace. No soy capaz de moverme, solo dejo que ella haga lo que quiera. Se incorpora un poco, apoyando sus manos en mi pecho, y comienza a moverse en esa posición, todavía lento, aumentando el volumen de sus gemidos.

Me deshago al verla así, echando la cabeza hacia atrás, dejando caer su melena por su espalda, mientras se mueve sobre mí. Me incorporo hasta llegar a sus pechos y comienzo a besarlos de nuevo. Se agarra a mi pelo, no tira de él, solo se agarra y lo acaricia. Me está pareciendo tan… íntimo. No sabría describirlo. Es sexo, pero no es solo eso. No después de todo lo que nos hemos contado, de todo lo que hemos hecho estos días. Nos miramos en esa posición, ella sentada, erguida, sobre mi, moviéndose lentamente, y yo abrazado a su espalda. Se arquea un poco y nos besamos, sin que deje de moverse. Varios besos, largos.

Durante esos besos lo confirmo. Estoy pilladísimo. Mucho. Me da un acojone importante, y, al mismo tiempo, me encanta sentirme así y que todo haya sido tan natural. Cuando terminan los besos, nos miramos muy de cerca. Sonríe levemente y pone una mano en mi pecho para que me tumbe. Se arquea sobre mí, sin llegar a tumbarse, y comienza a moverse un poco más rápido, volviendo a besarme. Joder… no sé ni cómo tocarla, ni donde poner las manos. Se van directas a su trasero sin pedirme permiso, y sigo sus movimientos con mis manos.

Casi sin darme cuenta, se agarra al cabecero de la cama, dejando sus pechos a la altura mi cara, y sigue moviéndose algo más rápido, gimiendo cada vez más. Sus pechos a la altura de mi cara y yo sin besarlos? Ni de coña. Los agarro con mis manos y los beso con tanto deseo que hasta me apetece morderlos. Gime todavía más cuando hago eso y aumenta más la velocidad, sin soltarse del cabecero y sin cambiar la posición.

Me está matando, no puedo aguantar mucho más sin aumentar más el ritmo. Apoyo mis pies en la cama y elevo algo más mi pelvis, haciendo que me introduzca todavía más en ella. Gime profundamente cuando eso y no lo dudo. Mis manos se quedan en sus caderas y comienzo a moverme yo. No dice nada, solo se agarra más fuerte al cabecero y gime más alto. Primero me muevo despacio pero profundo, con un contacto máximo. Cada vez que lo hago, suelta un gemido grave.
Vuelvo a agarrar sus pechos y a querer comérmelos.

-Dios… - gime en voz alta – Hugo… - mueve sus caderas intentando creo que vaya más rápido –

Devuelvo mis manos a sus caderas y, mirándola, aumento el ritmo poco a poco hasta hacerlo rápido. Sus pechos se mueven delante de mi al mismo ritmo, me vuelve loco verla así. No se ha soltado del cabecero.

-Sigue… - susurra entre gemidos sin mirarme – no pares… - me mira esta vez y hace que me pongan los pelos de punta –

-Malú… - susurro reprimiendo los gemidos que me salen – no puedo más… - digo mirándola y devolviendo mi mirada a sus pechos – no puedo… - susurro de nuevo justo antes de volver a dirigir mi boca a sus pechos –

-Un poco más… - gime casi gritando – sigue… - suelta en voz alta, oigo como acaba de dar un golpe al cabecero contra la pared –

Está a punto de correrse. Y yo también. Me concentro en aguantar, sin bajar el ritmo, para que pueda llegar ella. La escucho, la siento. Y ahí, automáticamente, me ocurre a mí. Suelto varios gemidos que se entremezclan con los de ella, notando el escalofrío por la espalda hasta mi cabeza. De nuevo sincronizados, como si nos conociéramos sexualmente tanto que supiéramos cuando nos va a pasar a cada uno. Noto sus contracciones durante varios segundos, con sus gemidos apagándose poco a poco, hasta que se deja caer encima de mí, escondiendo su cara en mi cuello. Le escucho respirar entrecortada, igual que yo. La abrazo. La abrazo fuerte contra mí, y comienzo a dejar besos por su hombro derecho, acariciando su pelo suavemente.

-Joder Hugo… - susurra sin moverse –

Sonrío y comienzo a besar su pelo, acariciando su espalda desnuda. Gime levemente al notar como la acaricio, pero no es el mismo tipo de gemido… es como más tierno. Noto como besa levemente mi cuello, sin dejarme todavía verla.

Cuando se incorpora, nos miramos y sonríe bajando la mirada. Sonrío tiernamente sin dejar de acariciarla. Veo como se muerde levemente el labio inferior, con un gesto de vergüenza que me mata. Me mira de reojo, todavía con ese gesto. Mi sonrisa se amplia todavía más al verla así.

-Me encanta así… - dice en voz baja, sin mirarme, sin dejar de poner ese gesto de vergüenza –

-Y a mí… - contesto de forma rápida – qué… intenso joder… - digo riéndome levemente –

-Diferente… - dice sin mirarme, sonriendo avergonzada –

Diferente. Nada más y nada menos acaba de decir eso, con esa sonrisa de vergüenza. Muy diferente. No sexo simplemente. Después de decirnos que queremos seguir viéndonos, vamos y lo hacemos así de tierno y de intenso. Me he pillado por completo. Alza su mirada, como buscando una respuesta a lo que acaba de decir, como con una mirada algo temerosa. Sonrío levemente.

-Muy diferente… - respondo susurrando y acercándome a su cara para besarla – cada minuto que pasa… - digo mirándola, refiriéndome a lo que le he dicho en la playa –

Me mira con un gesto tan frágil que no puedo evitar abrazarla de nuevo fuerte. Posa su cabeza de nuevo en mi cuello. La escucho suspirar. Sonrío y, con una mano, sigo acariciando su espalda, mientras que, con la otra, acaricio su melena. Escucho como se ríe sutilmente. Lo que ha pasado no es algo que pase habitualmente. Lo que ha pasado no me ha pasado en mi vida. 

CAPÍTULO 55: AVANZAR

Tras la cena, veo como se lanza a la cama de manera graciosa y da dos golpecitos en el colchón, mirándome, señalándome la bolsa llena de palomitas. Me río.

-Estarán frías… - digo sentándome a su lado, con la espalda apoyada en el cabecero –

-Da igual… - dice metiendo la mano en la bolsa y llevándose un puñado a la boca – dios! – exclama – qué planazo… - me mira – venga va, ponlo… - señala mi móvil y sonrío –

La verdad es que el plan es perfecto. Pocas veces he podido hacer esto. Acurrucarme con alguien, con una manta por encima, comiendo palomitas y… me río sin querer. Su serie favorita es mi serie favorita. No entiendo lo que está pasando, no entiendo cómo he podido encontrarme con alguien así, de repente, sin esperarlo. Me acurruco a su lado y le doy al play.

-Ah! – suelta un gritito – joder, me hace hasta ilusión! – exclama y me hace reír – no se si nos vamos a perder… - le miro – no se si me acuerdo de las cosas…

-Vamos a verlo… - digo mirando el móvil –

En cuento empieza el episodio, voy recordando cosas de las tramas. Tendría que verla 7 veces para poder pillar todos los detalles. Le veo comer palomitas, totalmente atento al móvil. Nos vamos turnando, unas veces lo sujeto yo y otras él. Le observo de reojo. Creo que no he hecho esto con nadie realmente. Cambio de posición y me siento, apoyada de nuevo en el cabecero, pegada a él.

El capítulo es intenso, no lo recordaba así. Conforme va avanzando, van sucediendo momentos emocionantes que me hacen tener ganas de llorar.

-Puta banda sonora… - susurra en una de las escenas –

Le miro y está con la lagrimilla a punto de salir. Me mira y nos reímos.

-Es que es la banda sonora Malú… - dice convencido – qué música joder… - sonrío sin decir nada –

Una de las escenas me emociona más de la cuenta. La escena en la que una de las parejas recuerda el embarazo de ella. Me encantaba esa trama, era de mis favoritas. No puedo evitarlo y comienzo a sollozar.

-Oye… - miro a Hugo y está igual, aunque se ríe – ven aquí… - abre su brazo derecho y me acurruco sobre su pecho – ya no quiero más palomitas… - aparta la bolsa – tengo un nudo en la garganta importante… - me río – tú quieres más? – niego con la cabeza, quitándome de los párpados las lágrimas –

La última escena. La maldita última escena con la que me harté a llorar cuando la vi. No la recordaba tan intensa. Cuando veo al protagonista frente al ataud de su padre, no puedo evitar pensar que esto ha sido un error, precisamente hoy. Le miro de reojo y está serio. En la escena, el padre del protagonista aparece frente a él, para explicarle lo que está pasando.

-Joder… - susurra con la voz entrecortada – no lo recordaba así… - dice en voz baja –

Me incorporo un poco y le acaricio la cara. Una lágrima está recorriendo su mejilla. Cuando el padre y el protagonista se abrazan y se dicen que se quieren, noto como solloza. Le miro emocionada y le abrazo fuerte. Se abraza a mí y me acaricia el pelo con el brazo derecho mientras sujeta el móvil con el izquierdo. Sé lo que está pensando. Está pensando en su padre, justo lo que yo no quería que ocurriera hoy. Pero, cuando le miro, está sonriendo. No parece triste sino que parece emocionado simplemente. Me mira de reojo y se ríe levemente.

Me elevo un poco y beso su mejilla. No puedo evitar hacerlo. Se queda mirándome unos segundos. Intensos. Muy intensos. El padre le dice al protagonista que están todos reunidos para poder avanzar. Moving on. Noto como sonríe de medio lado. Supongo que, hasta ahora, no ha podido avanzar. Creo que es eso lo que está pensando. Por lo que me ha contado, al llegar aquí, se quedó en paz. Cerró cosas que no había conseguido cerrar hasta ahora. Supongo que eso significa avanzar.

-Maldita banda sonora – repite cuando el protagonista se encuentra con sus amigos –

Estoy llorando en silencio. Igual que él. Las escenas se van mezclando, hasta que aparece la escena del protagonista, tumbado en el lugar donde empezó todo. Aparece el perro. El maldito perro que me hizo llorar en su momento.

-No joder… - susurra – el perro no… - dice sollozando y riendo levemente – puta serie Malú… - me río sin querer –

El capítulo termina con esa música. Esa banda sonora que, en su momento, me pareció maravillosa, y que no recordaba hasta hoy. No la había vuelto a escuchar. Se ha emocionado también con la escena del perro. Somos tan iguales que hasta me asusta. El protagonista cierra los ojos y el capítulo termina. Durante unos segundos, se queda con el móvil en el mano, sin moverse. Seco mis lágrimas y me incorporo un poco. Me mira y resopla.

-Puta serie, en serio te lo digo… - se limpia los ojos soltando el móvil – mil veces veré este capítulo, y mil veces lloraré… - dice riéndose – joder, he llorado más contigo que con gente que conozco desde hace años… - me hace reírme –

-No había vuelto a ver el final… - digo abrazándome a él – me encanta haberlo hecho contigo… - digo de una forma completamente cariñosa –

-Joder Malú… - suspira – luego dices que te cuesta ser cariñosa… - río sin querer y me incorporo para mirarle –

Se queda mirándome, acariciando mi pelo. No puedo dejar de mirarle a los ojos. Tiene una mirada tan bonita ahora mismo. Creo que pocas veces alguien me había mirado así.

-Qué preciosa eres… - dice todavía algo emocionado por el capítulo – sabes una cosa? – le miro también emocionada – creo que hoy es el día en el que he conseguido avanzar…

Trago saliva. Me voy a poner a llorar. Lo sé. No quiero hacerlo. Es exactamente lo que he creído que pensaba con la última escena. Le miro intentando reprimir las lágrimas, pero no se si voy a poder.

-No sé cómo lo has hecho… - aparta la mirada – tiene que ser este sitio, que tiene algo… - dice mirando por la ventana, por el resquicio que queda con las cortinas corridas – o tienes que ser tú… - vuelve a mirarme y le aparto la mirada – he cerrado muchas cosas desde que llegué aquí…

-Ay Hugo… - suspiro y me abrazo a él, comenzando a sollozar – joder… - me quejo –

-Malú… no llores… - dice con tono emocionado, acariciando mi pelo - No había conocido a nadie que empatizara tanto con los demás… - acaricia mi pelo –

-Qué quieres que haga? – digo escondiéndome en su hombro – no lo puedo evitar…

-Siempre había pasado este día solo… - dice aumentando todavía más mi nudo en la garganta – nunca lo había compartido con nadie y… de repente… - hace una pausa, creo que está a punto de llorar – apareces y ya está… - resoplo y decido levantarme de la cama –

Noto como me observa. Necesito salir, respirar aire. Es demasiado intenso todo, en tan poco tiempo. Siento que le conozco, que sé exactamente cómo es. Abro la terraza y salgo. El aire parece que me quita un poco esa excesiva emoción que estaba sintiendo. Creo que esa emoción no era solo por el capítulo… ni por ponerme en su lugar… es porque no sé lo que está pasando… es porque me da mucho miedo y, a la vez, me encanta sentirme así. Le escucho salir y me abraza por detrás.

-Estás bien? – pregunta apoyando su barbilla en mi hombro y asiento respirando hondo – no sé lo que está pasando… - me apoyo en la barandilla – tú tampoco verdad? – niego con la cabeza – pero te gusta lo que está pasando? – asiento, sabiendo a lo que se refiere – a mí también… - sonrío sin querer – quieres fumar verdad? – asiento, no he dicho una sola palabra hasta ahora. Automáticamente, me da un cigarro y el mechero – toma… - me giro hacia él algo sorprendida – te voy conociendo… - sonrío negando con la cabeza –

-Tú estás bien? – acierto a preguntar, dándome la vuelta y viendo como él se enciende otro cigarro y asiente – ha sido la banda sonora – digo fingiendo, haciendo que se ría –

-Totalmente… - dice siguiéndome la manera de fingir –

Nos apoyamos los dos, el uno al lado del otro, apoyados en la barandilla.

-Malú… - le miro de reojo – cuando dejemos de estar aquí… - me giro hacia él – quiero seguir viéndote… - le miro y trago saliva – cuando volvamos a Madrid me refiero… - sonrío y miro hacia la playa, poco iluminada, pero de la que me llega el sonido de las olas – sé que es difícil pero… - suspira al pegar una calada al cigarro – me gustas…

Me quedo mirándole sorprendida. Me tiemblan hasta las piernas.

-Me gustas mucho… - dice sin mirarme todavía – demasiado… - sonríe mirando a la calle – no quiero que esto se quede aquí… - me mira por fin –

No sé qué decir, pero algo tengo que decir. Lo está esperando. Qué digo? Que me pasa exactamente lo mismo? Que no es que me gusta, que es que me encanta? Me mira algo interrogante, creo que pensando que la ha cagado un poco. Sonrío mirándole y agacho un poco la cabeza apoyándola en mi brazo, apoyado en la barandilla.

-Yo también quiero seguir viéndote Hugo… - digo sin mirarle, me muero de la vergüenza – quiero que… - balbuceo levemente – lo que pasa aquí… - me mira y suspiro – pase allí…

Su gesto va adoptando una sonrisa cada vez más grande. Apaga su cigarro y agarra el mío, apagándolo también. Se acerca a mí y me abraza. Me abraza fuerte. Me aferro a su espalda. Nunca pensé que me dejaría llevar tanto. Ni que le diría esto a alguien que conozco desde hace una semana. Con el miedo que me ha dado siempre todo esto. Con lo desconfiada que he sido siempre. Lo ha roto todo. Ha cogido mi coraza y se la ha cargado en una semana. En 7 días. Lo que otros han intentado durante meses, él lo ha hecho en una semana. Si me paro a pensarlo, me da tanto vértigo que me mareo. Pero no dudo. No me hace dudar. El vértigo me hace tener sensación de mariposas en el estómago, pero no miedo, ni dudas. Me fio de él más de lo que me he fiado nunca de nadie.

miércoles, 27 de febrero de 2019

CAPÍTULO 54: LOS PLANES EFECTIVOS

Salgo del ascensor con un ataque de risa evidente. No ha parado de hacerme cosquillas, a pesar de haberle pedido que parase. De nuevo, en el pasillo, no nos encontramos a nadie. Me va empujando mientras me hace cosquillas hacia la puerta de la habitación. Le escucho reírse a mi espalda. Me alegra que lo haga, no ha sido un día fácil pero creo que he conseguido acompañarle.

Antes de venir al hotel, le he pedido que me esperase en el coche mientras entraba a casa. Mi plan tenía que consumarse. Mi madre me ha mirado sorprendida al verme, y, sobre todo, me ha mirado sorprendida al decirle que no dormía en casa, otra vez. No he tenido que explicarle nada, pero he sentido la necesidad de decirle el día que era. Creo que nunca he visto a mi madre tan de acuerdo con que esté con alguien. Estoy con alguien. Estoy con él. Después de lo de hoy… cada vez tengo más claro que, cuando volvamos a Madrid, esto se va a formalizar del todo. Al menos me gustaría. Todos esos pensamientos se me han agolpado en la mente mientras esperaba a que el microondas terminase su labor. Me he despedido de mis padres y he desfilado rápidamente de casa de nuevo.

-Me vas a decir ya que llevas ahí? – dice abrazándome por la espalda, dejando besos por mi cuello –

Dejo la bolsa sobre la mesa mientras me río. Me doy la vuelta y, abrazados, le doy un beso fugaz en los labios.

-Es parte de mi plan para esta noche… - me separo y cojo mi móvil – cenamos antes? – me mira sonriente – vino? – pregunto mirando la carta –

-Lo que tú quieras jefa… - dice abrazándome de nuevo, totalmente mimoso –

-Hugo… - digo sonriendo – puedes esperar a después? – pregunto de forma dulce –

-Hoy me estás torturando de más… - resopla apoyando su cabeza en mi hombro mirando la carta – quieres que nos duchemos? – dice con voz sugerente – si lo digo por la arena… - río sin querer –

Me giro y le miro. Alza sus cejas varias veces de forma rápida, en un gesto que me resulta muy gracioso. Le empujo hasta el baño sin poder parar de reírme.

En la ducha vuelve a ocurrir lo que no para de ocurrir desde la primera noche. Casi se nos olvida ducharnos de verdad. Me encanta cómo me toca, con ese deseo, manoseando todo mi cuerpo pero con un toque de dulzura que me encanta.

-Gordo! – grito desde el baño con el secador enchufado –

-Dime… - aparece a mi espalda y le veo por el cristal –

-Pide algo que se va a hacer muy tarde… - sonríe y asiente – lo que tú quieras eh? Menos anchoas..

-Jajajajaja – le escucho reírse – apaga eso un momento anda… - le hago caso – algo ligero? – asiento – vale… - sonríe – entonces en la bolsa esa llevas comida seguro… - le miro a través del cristal y no puedo evitar reírme – no sabes mentir… - sonríe y me da un sonoro beso en la mejilla –

Le veo salir del baño y, al encender el secador, dejo salir un sonoro suspiro. Qué forma de pillarme tan sencilla y tan rápida. Ni me planteo volver a Madrid, ni me planteo hacerlo sin él. Me lo imagino en casa y, por un momento, tengo que reprimir un gritito de ilusión. Los dos en el sofá, con Danka y Rumba durmiendo a nuestro lado. Apago el secador y me miro al espejo. Quién me habría dicho esto hace unos meses? Quién me habría dicho que me iba a encontrar a alguien con quien, de verdad, me viera así. Con quien ilusionarme. Salgo del baño y le veo, todavía con el pelo algo mojado, hablando con el servicio de habitaciones. Sonrío tiernamente, me acerco por detrás y le abrazo. De repente, todo lo cariñosa que soy, me va saliendo. No sé cómo va a terminar esto, pero sí sé lo que quiero que pase.

-Ya está… - dice colgando el teléfono – me vas a explicar tu plan? – se da la vuelta mirándome y sonrío –

-Tengo Netflix en el móvil – digo sonriendo avergonzada por si piensa que es un plan absurdo – y en esa bolsa, palomitas y cosas varias – me mira alzando las cejas –

Mi sensación de que es un plan absurdo desaparece cuando me levanta en brazos, como ilusionado, me deja en el suelo y me planta un beso sonoro en los labios. Sonrío sorprendida por su reacción, como si fuera un niño pequeño.

-Y qué vemos? – dice todo ilusionado –

-Lo que tú quieras – respondo todavía algo sorprendida – te gusta la idea?

-Me encanta la idea… - dice abrazándome – sabes qué vería? – le miro atento – nah, es una frikada… - niega con la cabeza –

-Bah, di… - digo mirándole sonriente – si ya te he dicho que eliges tú…

-Pfff – resoplo – no sé si es lo mejor después del día que llevo… - dice riéndose sin que consiga entenderle – la volvería a ver entera pero… es un poco imposible en una noche… - frunzo el ceño – pero es que volvería a ver el último capítulo de Perdidos… - le miro estupefacta – es mi serie favorita… - se ríe algo avergonzado – bueno, tengo otras… - aparta la mirada – pero vamos, que esa… - resopla – la has visto?

Creo que se me ha parado el corazón. Tiene que ser eso, no le escucho latir durante unos segundos. Después late con fuerza. Su serie favorita es mi serie favorita. Esto pasa en la vida real o es que estamos en el Show de Truman? Me mira interrogante, esperando a que diga algo.

-Nah, da igual Malú… - dice riéndose – es una frikada, ya te lo he dicho…

-Es mi serie favorita también… - digo mirándole todavía sorprendida y veo en su cara también un gesto de sorpresa – de donde coño has salido? – pregunto riéndome –

-Jajajajajaja! – se ríe – en serio? – asiento mirándole –

-Me apetece un montón volver a ver la serie… - suspiro – podría haberlo hecho con el tiempo que he tenido… - sonrío – vemos el último, aunque ya te aviso lloré en su momento y volveré a hacerlo…

-Te crees que yo no lloré? – dice riéndose de nuevo – joder, qué planazo… - dice emocionado – en serio, me encanta… - le miro con ternura – aquí, en la camita, viendo Perdidos… - me abraza – comiendo palomitas y contigo? – sonrío mirando al suelo – me puedes decir un plan mejor? – me río – 

CAPÍTULO 53: HABLA CON ELLA


No esperaba que este día iba a ser así. Me he reído, he llorado, me he vuelto a reir, la he observado atentamente mientras preparaba los bocatas de jamón y queso. La he vuelto a observar mientras, tumbada en la arena, en la sombra, casi se quedaba durmiendo. Ha conseguido algo. Ha conseguido que me olvide durante un tiempo del día que es hoy. Pero vuelve a mi mente. Cuando lo hace, cojo el móvil. Tengo que llamarla. Tengo que hablar con ella. Como mi madre no tiene móvil con videollamada, tengo que conformarme con su voz, como antes, como siempre ha sido.

Malú me observa al verme con el móvil en la mano. La miro y me sonríe tiernamente. Me levanto y me voy caminando hacia la orilla. Respiro hondo antes de darle al botón verde. Miro al horizonte, el sonido del mar me relaja, siempre lo ha hecho.

-Hola hijo – responde con un tono de voz un tanto apagado –

-Hola mamá… - digo contagiándome del mismo tono –

-No sabía si ibas a llamarme… - dice con voz algo comedida – todo bien cariño? – sonrío –

-Sí… - respondo escuetamente – y tú? Estás bien? – pregunto sentándome en la orilla –

-Bueno hijo… - suspira – este día nunca es fácil…

-Lo sé… - respondo con un breve suspiro – habéis ido Rocío y tú?

-Si… - responde algo triste – ya sabes que tu hermano no quiere… - hace una pausa – y tú tampoco…

-Ya mamá… - suspiro – algún día supongo… - sonrío levemente – te has distraído con algo hoy?

-Si, han estado aquí tus tías… - sonrío – y nos hemos ido a tomar algo… - sigo sonriendo – acabo de volver… - noto su voz un tanto emocionada –

-Mamá… - digo intentando retener la emoción – siento no estar allí… - digo con tono culpable –

-Hijo! – exclama automáticamente – no digas eso! – dice segura – además, tu hermana me ha contado que le hiciste una llamada de esas de video… - sonrío – y te vio muy contento… - dice tiernamente –

-Ya… - miro sin querer hacia Malú, que me observa expectante – lo estoy… - digo sincero – me ha venido muy bien venir aquí…

-Vuelve cuando quieras cariño… - dice comprensiva – cuando pienses que tienes que volver…

Sonrío y, de repente, me emociono. No puedo evitarlo. Intento que no se me note, pero mi madre lo sabe.

-Hijo… - dice sollozando – no llores…

-No quería mamá… - digo excusándome, sin poder evitar seguir llorando –

-Papá no querría que llorases cuando, por fin, estás contento… - dice mi madre, haciendo que me emocione todavía más – sé que le echas de menos… - tapo mi cara con mi mano derecha, sin poder parar de llorar – todos lo hacemos Hugo… - asiento – además, estás en el sitio donde tu padre siempre había querido ir… - sonrío emocionado, todavía llorando –

-Es un sitio increíble mamá… - digo sincero, intentando parar de llorar –

-Tu padre está allí contigo…

Esa frase termina de matarme. Comienzo a llorar de nuevo amargamente. La escucho llorar al otro lado. No quería que pasara esto, pero sabía que pasaría. Noto como Malú se sienta a mi lado. La miro de reojo, no quiero que vuelva a verme así. Pone su mano en mi espalda y me acaricia.

-Estás solo hijo? – dice intentando serenarse – no me gustaría que estuvieras solo allí ahora…

-No mamá… - digo rápidamente – no estoy solo… - miro a Malú que me sonríe tiernamente –

-Me alegro… - sonrío secándome las lágrimas – sea quien sea, que te cuide hoy vale? – asiento algo avergonzado –

-Mamá… - digo mirando de reojo a Malú, no sé si alcanza a escuchar lo que me ha dicho mi madre –

-Tu hermana… - río – que se hace sus conjeturas y nos contagia a todos… - vuelvo a reírme – no pienses mucho más hoy vale? – asiento – papá estaría muy orgulloso de ti hijo… - aprieto los labios para no llorar – y yo también lo estoy… - resoplo reprimiendo las lágrimas – ya paro, que no quiero que llores más… - sonrío sin querer – gracias por llamarme hijo… - sigo sonriendo – sé que no habrá sido fácil hacerlo…

-Me ha ayudado ella… - digo sin querer, cagándome en todo por haber dicho eso –

La miro y me mira con un gesto que, al principio pienso que es tenso, pero luego descubro que es tierno.

-Pues dale las gracias… - dice mi madre tiernamente –

-Se las daré… - digo mirándola – un beso mamá…

-Un beso hijo… - puedo notar como sonríe, aunque no la veo – te quiero…

-Y yo… - sonrío ampliamente –

Cuando cuelgo el teléfono, me quedo con él apoyado en mis labios. Su mano sigue en mi espalda hasta que se desplaza hasta mi hombro y me abraza. Me abrazo a ella sin decirle nada y me recibe sin decir nada también. Sabe lo que me ha costado hacer esto. Me entiende. Creo que es la primera persona que me entiende sin tener que explicarle apenas nada.

-Mejor? – pregunta dulcemente sin deshacer el abrazo –

Asiento sin decir nada y me abrazo más a ella, intentando no volver a llorar.

-Mi hermana el otro día pilló que estaba demasiado contento… - digo sin soltarla – se lo ha dicho a mi madre y ya han supuesto que he conocido a alguien… - noto como se ríe – no les he dicho que eres tú eh? – digo rápidamente, alzando la mirada, con gesto apurado –

-Ya lo sé gordo… - dice de forma cariñosa, volviendo a abrazarme fugazmente – te lo agradezco mucho… - sonrío – te he ayudado a qué exactamente?

La miro deshaciendo el abrazo y me mira con gesto tierno.

-A pasar el peor día de cada año… - me mira y suspira conmovida – has conseguido que se me olvidara en muchos momentos… - acaricio su cara –

-Y no ha terminado el día! – alza su mano advirtiéndome – tengo planes para el hotel…

-Ah si? – pregunto algo sugerente –

-Aparte de esos… - dice poniendo los ojos en blanco – no te esperes nada espectacular eh? – río – sencillo pero efectivo…

Sonrío aunque me ha dejado algo intrigado. La verdad es que me importa poco qué planes tenga, solo quiero que pase el día entero conmigo, que pase la noche conmigo y que este día acabe con ella durmiendo a mi lado.

CAPÍTULO 52: LA MEJOR COMPAÑÍA


El agua está fría, pero me viene bien. No se cómo puedo pasar de llorar a no poder parar de besarla. Su bikini me pone nervioso. Me encanta su cuerpo. Me encanta ella. Es tan sensible. Tan empática. Siento que puedo contarle cualquier cosa. Hoy necesitaba estar con alguien así. Hoy y, a este paso, siempre. Cada cosa que conozco, hace que me guste cada vez más. Me gusta tanto…

-Dios, qué fría… - dice quejándose –

-Como Carlota… - susurro – ven aquí… - digo agarrándola de la cintura y levantándola del suelo –

-No! – grita riéndose – ni se te ocurra! – exclama amenazante –

-Una… - escucho como grita mientras se ríe – dos…

-Hugo por favor! – grita dándome manotazos como puede –

-Y tres! – exclamo dejándome caer dentro del agua –

-Ah! – suelta un gritito antes de entrar al agua que me hace reírme bajo el agua – te voy a matar! – exclama al salir –

Comienza a darme manotazos, vuelvo a agarrarla de la cintura y la arrastro hacia algo más profundo. Los manotazos se transforman en otra cosa algo más suave.

-Odio meterme de golpe en el agua… - dice todavía indignada –

-No podíamos ser iguales en todo… - digo alzándome de hombros –

Le agarro de la cintura y la pego a mi. Me mira con una sonrisa pícara cuando hago eso. Sin avisar, cruza sus piernas por mi espalda y se agarra a mi cuello. Trago saliva.

-Ahora qué? – pregunta desafiante – Qué vas a hacer ahora? – dice pegada a mis labios –

-Si me dejaras… - digo hablando con la misma actitud – te hacía de todo… - susurro pegándome a su oído –

Noto como se le eriza la piel cuando le digo eso.

-Tú no puedes pensar en otra cosa? – dice juguetona, no me molesta que lo diga así, hace como que va a besarme y se aparta después –

-Aquí contigo… - digo moviendo mis manos hacia su trasero – con ese bikini y ese cuerpo… - se ríe – y esa cara… - resopla sin mirarme – y esos labios? – vuelve a mirarme con mucha vergüenza – y esa mirada… - resopla de nuevo – no, no puedo pensar en otra cosa…

-Pues vas a tener que controlarte… - dice advirtiéndome –

-Ya… - digo mirando sus ojos y sus labios alternativamente –

Comenzamos a besarnos, esta vez, con algo más de prisa. Algo más rápido. Con más pasión. Me pone tanto. Mucho más que nadie en mi vida. Parece una exageración decir eso, pero es así. Noto como mi excitación va en aumento. Se balancea sobre mis caderas mientras nos besamos. Tengo que poner algo de cordura o se me va la cabeza. Hago que se separe, resoplando fuerte. La observo, con mirada triunfante. Le encanta ser mala. Y me encanta que lo sea.

-Cagao… - dice mirándome mientras camina hacia la orilla –

Niego con la cabeza y salgo del agua. Mi excitación es bastante evidente. Menos mal que la playa está desierta. Es pequeña, corta, como una pequeña calita en medio de la nada. Cuando Malú se sienta en la sombra, con su melena mojada y me ve llegar, me mira la entrepierna y empieza a reírse tras poner un gesto de sorpresa.

-Qué quieres? – me alzo de hombros – tú de rositas, pero mírame a mí… - me señalo la entrepierna –

-Qué barbaridad… - dice poniendo cara automática de no haber querido decir eso –

-Explica eso que me acabas de decir – me siento a su lado, apoyado con mis codos en la toalla, dejando que se note bien lo excitado que estoy –

-Hugo… - no me mira, solo se ríe – no está bien que presumas… - dice sin mirarme –

-Es cierto… - digo avergonzándome un poco –

-Aunque puedes presumir y mucho… - dice de repente, mirándome con cara pícara –

Alzo mis cejas sorprendida. Así que piensa que puedo presumir. No pretendía hacerlo, pero, por lo visto, le gusta. Nunca he pensado que el tamaño importase, nunca me he comparado con nadie. No suelo mear mirando los penes de los demás, seré raro. La miro de reojo y la pillo mirando disimuladamente a mi entrepierna de nuevo.

-Se me pasa enseguida… - digo sin mirarla – si no te mueves ni hablas… se me pasa…

-Jajajajajajajaja – estalla en una carcajada – no puedo contigo… - se tumba en la toalla –

-Puedes colgar aquí tu ropa en vez de en la sombrilla… - digo con tono serio, aunque irónico –

-Jajajajajajajajajaja – vuelve a reírse, removiéndose en la toalla –

Me río contagiándome con ella. Me encanta su risa. Es tan contagiosa… La veo incorporarse, tocándose los ojos, como si hubiera llorado de la risa. Busca en su bolso su paquete de tabaco y se enciende un cigarro, todavía con una leve risilla. Vuelve a mirarme disimuladamente.

-Ves? – digo mirándola – ya se me pasa… - se ríe de nuevo –

-Eres un cachondo mental… - dice riéndose – me encanta…

Nos miramos un momento, solo es un momento, pero lo resume muy bien todo. Tenemos mucha confianza que no sé de donde ha salido. La gente suele coger confianza con tiempo, y, precisamente tiempo, no es que hayamos pasado mucho. Quizá lo que influye es la intensidad de los momentos que hemos compartido estos días.

martes, 26 de febrero de 2019

CAPÍTULO 51: EL RINCÓN

Paro el coche a pie de la pequeña cala después de habernos metido por un pequeño camino. Sonrío al ver que, como es normal, no hay nadie. Nunca hay nadie aquí.

-Y esto? – dice sorprendido mirándome mientras bajo del coche –

-Aquí solo he venido con mi familia… - digo abriendo el maletero – no hay nadie nunca… - sonrío – es pequeñita pero de arena… - sonríe cogiendo las bolsas y cojo la sombrilla y las dos toallas que he cogido de casa –

-Vamos a acampar aquí? – dice sonriendo mirando hacia la orilla –

-Te gusta? – digo dejando la sombrilla y las toallas en el suelo –

-Joder Malú… - susurra bajando la cabeza y tocándose la frente –

-Eh… - acaricio su espalda sabiendo que ha pensado de nuevo en el día que es – menos mal que me has hecho caso y te has puesto el bañador no? – bromeo y le señalo las piernas y sonríe –

-Pensaba que íbamos a alguna piscina de tu familia o algo… - dice de manera inocente y me hace reir –

-Mejor esto no? – asiente sin mirarme – los dos solos… con cervecita… - digo de manera dulce – hasta yo voy a beber cerveza contigo… - sonríe sin mirarme – oye… mírame… - me mira – no pasa nada vale? – digo de forma dulce – si quieres volvemos al hotel…

No dice nada, solo me mira de forma intensa hasta que agarra mi cara y me besa. Me besa lento, como parece que ya los dos sabemos que nos gusta. Cuando termina el beso, vuelve a mirarme de esa manera, sin separarse demasiado.

-Gracias… - susurra – es que eres un cielo… - dice mientras acaricia mis mejillas – me quiero quedar aquí contigo… - asiento sonriente –

Una vez montada la sombrilla, nos sentamos a la sombra y le ofrezco un bote de cerveza. Lo abre y bebe un buen trago. Hago lo mismo. No me gusta mucho la cerveza pero… fresquita… entra mejor. Está callado, pensativo. Tampoco quiero agobiarle, supongo que está… acordándose de cosas…

-Quieres bañarte? – le pregunto y me mira fugazmente negando con la cabeza –
Tuerce el labio y mira hacia la lata de cerveza, rozándola.

-Estaba a punto de prejubilarse… - le miro sin articular palabra – mi cuñada estaba embarazada de 7 meses… - sonríe – estaba tan ilusionado… - sonríe melancólico y aprieto los labios al verle así – mi paquito, decía… - sonríe de nuevo – no sabes lo que fue ese día… - trago saliva – los gritos de mi madre y de mi hermana se escuchaban en todo el bloque… subieron hasta los vecinos… - le miro emocionada mientras veo como mira hacia la orilla con gesto serio – yo no pude ni siquiera llorar… - noto su mirada perdida - llamamos a la ambulancia, mi madre se desmayó… - suspiro imaginándome el agobio – con sonar el teléfono yo ya lo supe… - dice rozando la arena – mi madre preguntaba en qué hospital estaba, una y otra vez… - suspira – pero yo ya sabía que… - traga saliva – que mi padre ya no estaba… - no puedo evitar emocionarme al escucharle – no quise verle… no me atreví… - dice mientras veo que aprieta un poco la arena – si lo veía, esa imagen me iba a perseguir para siempre… - suspira – pero si quise saber qué pasó… - me mira fugazmente – intentaba sacar a una familia de un coche que estaba ardiendo después de un accidente en cadena con un camión cisterna… - resoplo sin poder evitarlo – sus compañeros le gritaban y no les hizo caso… - veo como aprieta más fuerte la arena – y entonces explotó… - no sé ni cómo mirarle, ni qué cara poner – murió intentando ayudar a los demás… - niego con la cabeza – por eso quise ser como él… - suspira – pero nunca era suficiente… - encoge sus piernas – siempre pensaba que haría mi padre en las situaciones en las que yo me encontraba… - sonríe irónico – sus compañeros me decían que era igual de kamikaze que él… - sonrío levemente – mi madre nunca quiso que me metiera en eso… - niega con la cabeza – sé que no dormía cuando sabía que tenía turno… - sonríe – cuando le dije que lo dejaba, sé que volvió a respirar tranquila… casi 8 años después… - niega con la cabeza – siempre quise ayudar a los demás pero… - resopla y sonríe – de joven era voluntario en la cruz roja – sonrío – colaboraba con algunas causas locales… - niega con la cabeza de nuevo – pero no fue suficiente cuando mi padre se fue… - sonríe melancólico – era suficiente, pero yo creía que no… - pongo mi mano en su hombro y me mira fugazmente – hace mucho que no hablo de esto…

-Puedes contarme lo que quieras… - digo de forma comprensiva – si lo necesitas…

-Llevo años sin ver su tumba… - trago saliva – mi hermano tampoco va… - resopla – cuando iba, salíamos de allí con una sensación de rabia… de… impotencia… - asiento levemente – para mi hermana y mi madre era un alivio ir pero… para mi hermano y para mi… - niega con la cabeza – hoy habrán ido las dos supongo… - sonríe levemente – mi hermana me ha mandado un whatsapp esta mañana… - se alza de hombros – ni me había acordado…

-Hugo, no pasa nada por no acordarte… - digo restándole importancia –

-Ya… - dice sin mirarme – no soy capaz de llamar a mi madre hoy… - confiesa – no puedo hacerlo… pero sé que espera que lo haga…

-Quizá… - me acerco un poco a él y paso mi brazo por sus hombros, acercándole un poco a mí – si te relajas un poco, luego puedas llamarla… - me mira y me sonríe – le vendrá bien a ella y a ti también… - no me aparta la mirada y dirige mi mano a mi mejilla –

-Cada día que pasa… - dice mirándome – me gustan más cosas de ti… - le miro sorprendida y luego avergonzada – bueno, diría que cada minuto que pasa… - dice mientras continúa con su mano en mi mejilla – tienes demasiadas cosas buenas… - bajo la cabeza automáticamente, me muero cuando me habla así – sabes? – alzo mi mirada – creo que sé por qué acabé aquí… - desvía su mirada hacia la orilla – mi padre me trajo… - siento un nudo en la garganta – dejé de creer en que había algo ahí arriba cuando pasó lo de mi padre… - señala al cielo – a veces necesito creer que lo hay… - resopla – a veces consigo creerlo, pero normalmente me cuesta… - asiento – pero sí creo en que mi padre no se ha ido del todo… - sonrío algo emocionada – mi hermana dice que soy el que más se parece a él… - sonríe – en carácter y todo eso… - sonrío – no sabes cómo era… - me mira sonriendo emocionado e intento disimular que me estoy emocionando mucho – es imposible que alguien así desapareciera sin más… - noto de nuevo un nudo en la garganta – su alma… o algo… - se alza de hombros – sigue aquí… - sonríe – y me trajo aquí… a donde siempre había querido venir… - alzo mis cejas sorprendida – siempre que íbamos de vacaciones a Málaga decía que él quería ir al sitio de donde era Paco… - sonrío enternecida – nunca lo hizo… - aprieta su mandíbula fuerte, como con rabia – por eso creo que yo tenía que venir aquí… y no lo sabía hasta que llegué… - se ríe – vas a pensar que estoy como un cencerro por pensar en estas cosas…

-Para nada Hugo… - acaricio su pelo – es muy bonito que pienses así… - me mira sonriendo levemente – yo pienso igual que tú… - suspiro – pienso que algo de mi tío se quedó aquí… - veo como asiente –

-Anda que si mi padre me ha visto estos años… - niega con la cabeza – con la de veces que me han puteado… - sonríe – seguro que ha dicho: “vete a Algeciras que hay allí una chica increíble que tienes que conocer… - sonrío negando con la cabeza – y te va a invitar a la casa de Pepe y vas a tocar la guitarra de Paco…” - noto como se emociona – ojalá pudiera contárselo… - noto como sus ojos se llenan de lágrimas –

-Ya se lo estás contando Hugo… - acierto a decir intentando no ponerme a llorar –

Me mira y no puedo con esa mirada, llena de lágrimas. Sonríe mirándome de forma tierna y se abraza a mí, sentados en la arena, bajo la sombrilla. Se pone a llorar de nuevo y no puedo evitar acompañarle, abrazados. Lloramos juntos. Esto es demasiado fuerte. Siempre he creído que llorar con alguien crea un vínculo irrompible. Es muy fácil compartir momentos buenos con alguien, pero los malos… los malos son más intensos.

-No llores tú joder… - dice riéndose mientras deshace el abrazo –

-No lo puedo evitar… - digo sollozando mientras me río sin querer –

-Ves? – dice volviendo a acariciarme la cara – cada minuto que pasa… - dice mirándome con los ojos rojos – eres tan especial… - agacho la cabeza, como ya es costumbre – creo que no tienes ni idea de lo especial que eres…

-Joder Hugo… - susurro intentando no volver a ponerme a llorar –

-Sabía que eras especial… - dice sin dejar de acariciarme –

-No sería por cómo te traté al principio… - digo irónica, negando con la cabeza –

-Desde el primer momento… - dice mirándome – aunque reconozco que, en ese momento, me pareciste la tía más borde de la tierra… - río sin poder evitarlo – si te beso aquí… - dice comedido – pasa algo? – sonrío – aunque bueno… - se queda pensativo – ya te he besado antes…

Le miro automáticamente. Sabe que estamos al aire libre, que alguien nos puede ver. No, no nos puede ver nadie. Y, aunque fuera así, ahora mismo, me da la sensación de que me da igual. Ni siquiera había caído antes, en el anterior beso. Sonrío mirándole y doy yo el paso. Me acerco a él lentamente y comenzamos a besarnos. Despacio, lento, con nuestras lenguas contactando poco a poco, sin prisa. Le oigo suspirar justo antes de que me haga tumbarme en la arena. Se tumba encima de mí y comenzamos de nuevo a besarnos. Creo que no me he besado con nadie en la playa hasta ahora. Creo que es la primera vez que lo hago. Y no me importa, no me importa en absoluto.
La cosa se pone peor por momentos. Comienzo a notar que se excita, y yo también. Resopla dejando de besarme y apoya su cabeza en mi hombro.

-Te iba a decir que nos bañemos, pero no se si es buena idea meterme en el agua contigo… - dice sin levantar la cabeza, haciendo que me ría – lo que pasa es que tengo mucho calor ahora mismo… - dice mirándome –

-Y yo… - digo susurrando – anda vamos… - hago que se incorpore – que la liamos al final… 

CAPÍTULO 50: MI OBJETIVO

Me mira extrañado cuando le indico que suba al coche. Me hago la chula y me pongo mis gafas de sol de estilo aviador. Se sube al coche todavía algo sorprendido.

-Este es tu coche? – asiento haciéndome la chula – cojones… - dice mirándolo todo – pero puedes conducir con el pie? – sonrío –

-Ya si… - digo sonriendo –

-A ver mírame… - le miro sin saber muy bien qué quiere – madre mía… - niega con la cabeza sonriendo –

-Qué pasa? – digo mirándome en el espejo por si tengo algo raro –

-Que el rollo que te dan esas gafas es para volver al hotel ahora mismo… - dice sin mirarme –

Me sonrojo pero arranco el coche. Le oigo reírse. La primera parada que hacemos es en un supermercado. Me mira extrañado cuando aparco el coche y me río haciéndole un gesto para que se baje. Me bajo con él reprimiéndome la risa.

-Malú, nos pueden ver… - dice en voz baja –

-Y? – pregunto sin más – algo tendremos que comer no? – digo de lo más normal – donde vamos, necesitamos comida…

Me mira sin saber bien por donde voy. Me encanta que haya pensado en si nos van a ver o no. Y me encanta sentir que me la suda. Entramos al supermercado y voy cogiendo lo que nos hace falta. Me mira sin saber bien qué estoy haciendo, me río. 2 barras de pan, jamón y queso, cerveza. He decidido que hoy bebo cerveza con él, paso de vino. Bolsas de patatas y frutos secos y agua.

Al llegar a la caja, la cajera me mira un segundo y baja la mirada en seguida. Me reconoce, pero me da exactamente igual. Sonrío y pago la cuenta con Hugo detrás de mí, intentando pagar él. Me da la risa, no puedo evitarlo.

-No entiendo nada Malú… - dice subiendo al coche después de dejar las bolsas en el maletero –

-Te va a gustar… - digo convencida –

-Otra vez la voz esa… - le oigo resoplar y me río – para en el maldito hotel ahora mismo…

-Qué me haces si paro? – digo retándole, poniéndome las gafas de sol de nuevo –

-Te lo digo literal? – asiento convencida – nah, no te lo puedo decir literal…

-Cagao… - digo arrancando el coche –

Noto como una de sus manos se mete en mi entrepierna, entre mi pantalón vaquero y se acerca a mi pelo, apartándolo un poco y pegando su boca a mi oreja.

-Te follaba aquí mismo…

Le miro automáticamente. No me lo esperaba para nada. Me mira con gesto chulesco y alza una de sus cejas fugazmente.

-Cagao me dice… - se hace el chulo – ahí lo llevas… - dice acomodándose en el coche – dónde me vas a llevar? – dice mirándome –

Joder. Ha sido literal. Y me ha puesto cachonda no, lo siguiente. Resoplo y meto la primera marcha. Le llevo donde he pensado, pero esta se la guardo. Aunque le he provocado yo. Le miro de reojo y sigue sonriendo. Esto ya no es un tonteo, ni es estar conociéndonos… esto es estar liados. Estamos liados. En 1 semana. Con ese pensamiento, pongo rumbo a donde quiero llevarle. Vuelvo a pensar en mi objetivo hoy. Que se olvide lo máximo posible del día que es hoy y, creo, en parte, lo estoy consiguiendo.