domingo, 3 de marzo de 2019

CAPÍTULO 77: EL PASEO

Tras salir de casa de mi hermana, no me apetece volver a Madrid. Si me mudara, sería para evitar el bullicio de la ciudad. A veces me puede. Necesito desconectar y, cuando vengo a casa de mi hermana, muchas veces lo consigo.

Llego a un parque y comienzo a caminar por un sendero. Parece un parque muy grande. Camino con las manos en los bolsillos hasta que veo un perro a lo lejos que se me acerca y una pelota de tenis que también se me acerca. Sonrío hasta que el perro me resulta familiar. Agarra la pelota, la deja en el suelo y me ladra.

-Danka!

Su voz sale detrás de unos matorrales y, entonces, la veo. De chándal, con las gafas de sol en la cabeza. Cuando me ve, se sorprende. Yo me quedo con la pelota de tenis en la mano y la perra sigue ladrando, mirándome. Me quedo algo paralizado, no esperaba encontrármela por aquí. Cuando pienso en que vive en el mismo sitio que mi hermana, pienso que soy gilipollas por no haberlo pensado antes. La perra sigue ladrando así que decido lanzar la pelota para apartar un poco mi mirada de ella. La perra sale corriendo hacia el camino y nos quedamos los dos, frente a frente.

-Qué haces aquí? – pregunta avergonzada –

-Mi… - noto como me pongo algo nervioso – mi hermana vive aquí… - se queda sorprendida –

Hay un silencio tenso y decido cambiar el rumbo. Cuando voy a darme la vuelta, noto como me agarra la mano y miles de corrientes me pasan por el cuerpo. Me giro algo temeroso.

-Ya sé que has dicho que si… - dice con tono agradecido –

-Si… ya te lo dije en tu casa que suelo cumplir lo que prometo… - digo de forma algo fría – en fin, supongo que nos iremos viendo… - digo dándome la vuelta, dispuesto a caminar hacia el lado opuesto –

-Hugo… - su voz me hace girarme de nuevo – te apetece pasear un rato?

La miro totalmente extrañado y baja la cabeza avergonzada. Me quedo mirándola, analizándola, hasta que veo volver a la perra corriendo y dejándome la pelota en los pies a mi, no a su dueña. Suspiro y cojo la pelota, lanzándola de nuevo y comenzando a caminar hacia donde se va la perra, dando a entender a Malú que acepto la propuesta…

-Hugo yo… - comienza a hablar ella – siento mucho lo que pasó…

-Malú, eso ya lo dijiste el otro día… - digo cansado caminando despacio –

-Ya lo sé… - resopla – entiendo que no vayas a perdonarme nunca…

-Malú… - digo con tono cansado, sin mirarla – sin perdonar no se puede ser feliz… - digo como si fuera un filósofo – pero las cosas no se olvidan… - digo intentando ser menos duro que el otro día – y lo que había entre tú y yo se quedó allí, no hay más… - la miro de reojo y mira al suelo, sin mirarme – eso no significa que no pueda trabajar contigo…

-De eso quería hablarte… - dice mirándome fugazmente – me gustaría que pudiéramos… - carraspea – llevarnos bien… o… por lo menos… cordialmente…

-Por mi parte – suspiro mirando al frente – puedo hacerlo perfectamente… - la miro un segundo –

Dentro de mí, en mi pensamiento, dudo mucho que eso vaya a ser así. Pero he tomado la decisión de aceptar esto y… no puedo echarme atrás ahora.

1 comentario:

  1. Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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