El rugir del público me hace subir más mi nivel de
adrenalina. Está a mi derecha, en cuanto salga lo veré. Suspiro sabiendo que
eso va a ser así. Hace dos semanas pensé que sería la última vez que le vería y
ahora… ahora hasta tengo la sensación que estaría toda mi vida con él. Espera,
acabo de pensar en eso? Tan pronto? Malú, no es pronto, te quiere y le quieres.
Hasta casi se nos hace tarde.
Cato me mira y me marca que tengo que salir en breve y
asiento. Me mira sonriente, sabe que estoy feliz, me conoce desde hace años. A
decir verdad, casi todo mi equipo me conoce desde hace años. Y creo que nunca
he estado así. Nunca he roto tantas barreras como con él. Esto de quedarme en
la sala hasta casi pocos minutos antes. Eso de saltarme el ritual y no
importarme. Todo eso da igual, lo único que necesitaba para estar segura cuando
salgo a cantar era estar feliz. Y lo estoy.
El concierto comienza y, para variar, el sonido es
excelente. Miro varias veces hacia Hugo, que me mira sonriente pero
concentrado. Cuando llega contradicción, llega mi primer baile provocativo. Mi
primer movimiento descontrolado de caderas. Le miro y me mira.
-Tú quieres que me de un infarto verdad? – escucho que me
habla por el micro y me río –
Sin dejar de bailar, me voy al micro que hay en el
escenario, tras los músicos, y que tiene contacto exclusivo con él.
-El infarto te va a dar en el hotel… - digo de forma
provocativa, justo antes de volver al centro del escenario –
No dice nada, solo le he escuchado resoplar. Me hace gracia
provocarle y, sobre todo, me hace gracia saber que puede hablarme cuando
quiera.
Llega desprevenida. Literalmente, es la canción que le
cantaría todo el tiempo. Él lo sabe. Me sonríe cuando le miro y comienzo a
cantar.
-Me pilló desprevenida tanta vida de repente – le miro de
reojo y le veo sonriendo - Me pilló tan indefensa tu verdad tan inconsciente –
sonrío mirando al frente - Justo abrazas mi necesidad de abrazo – hago un gesto
como de abrazo - Y me rompes las ventanas, y apareces de un portazo – le vuelvo
a mirar y creo que me guiña un ojo - Hoy no entiendo de destino, ni pretendo
hacerlo… - comienzo a marcar el ritmo con mis pisadas - Pero llegas entregando
tus maneras – me vienen a la cabeza tantas situaciones en Algeciras que no
puedo evitar sonreír - Inventando una salida, regalando primavera – sonrío al
recordar que sí, que nos conocimos en primavera - Desnudándome los miedos cada
vez que me persigues cuando doy la vuelta – recuerdo esa primera noche en su
hotel y cómo me agarró varias veces del brazo como intentando que no me fuera -
Y no esperas, y te acercas a mi boca – recuerdo ese primer beso y sonrío
mirándole - Y deshaces mis cajones, y me vuelves aún más loca – sonrío haciendo
un gesto de locura - Desnudándome con prisa la intención, y acorralando a mis
derrotas – escucho los gritos de la gente y como cantan conmigo –
Cojo el micro y me paseo por el escenario, aprovechando para
mirarle de nuevo. No me habla, no quiere desconcentrarme, pero sé lo que me
diría ahora mismo.
-Oportuna coincidencia, hoy tu abrazo sabe a casa – es casi
la frase de la canción que más definiría lo nuestro… por una coincidencia…
ahora su abrazo es como si volviera a casa… - consiguiéndome tan libre, desmontando
mi coraza – hago un gesto como de quitarme algo del pecho y le miro, vuelve a
guiñarme un ojo sonriendo - Justo besas mi necesidad de beso – sonrío
ampliamente - Y me muerdes las verdades, y me gritas en silencio – recuerdo el
tiempo que estuvimos sin hablar y cómo sabía que, probablemente, me estaba
esperando - Hoy no entiendo de destino, ni pretendo hacerlo – vuelvo a comenzar
a bailar la parte del estribillo - Pero llegas entregando tus maneras, inventando
una salida, regalando primavera – le miro de nuevo y sonrío - Desnudándome los
miedos cada vez que me persigues cuando doy la vuelta – pongo el micro en el
pie - Y no esperas, y te acercas a mi boca – vuelvo a recordar ese primer beso
- Y deshaces mis cajones, y me vuelves aún más loca – vuelvo a hacer un gesto
de locura - Desnudándome con prisa la intención, y acorralando… acorralando a
mis derrotas
Las acorraló. Entre paredes. Cada vez que me abrazaba a él
apoyada en una pared, estaba acorralando a mis derrotas.
-Pero llegas entregando tus maneras – canto con menos música
esta parte - Inventando una salida, regalando primavera – sonrío - desnudándome
los miedos cada vez que me persigues cuando doy la vuelta – sonrío y alzo mis
brazos para que todo el mundo los mueva conmigo - Y no esperas – muevo los
brazos a un lado y a otro y veo a todo el mundo hacer lo mismo - Y deshaces mis
cajones – sigo haciendo lo mismo - Desnudándome con prisa la intención y
acorralando a mis derrotas – le miro y sigue mirándome sonriente - Pero llegas
– sigo moviendo los brazos, con una sonrisa de oreja a oreja - Desnudándome con
prisa la intención y acorralando… - le miro y sonrío - a mis derrotas…
Toca cambio de vestuario justo ahora. Camino hacia la salida
del escenario y, de repente, escucho que me habla.
-No se puede ser más guapa, lo sabes no? – me río bajando
las escaleras y le miro guiñándole un ojo – si si… tú ríete… - sigue hablando
mientras me cambio – pero tu abrazo también me sabe a casa, que lo sepas…
Resoplo al escuchar eso. Me lo comía a besos ahora mismo,
pero tengo que seguir. El concierto avanza y mis bailes también. En uno de
ellos, en el centro del escenario, con el pie de micro como compañero de baile,
le escucho.
-Me vas a hacer eso después? – me río – me estoy hasta
mareando… - me giro para mirarle, muerta de risa –
Me encanta esto. Me encanta estar bailando y riéndome a la
vez, sabiendo que hay alguien que me está mirando atentamente. Aunque en el
público también sé que hay mucha gente que me mira y me graba. Por un momento,
pienso en que puede que haya gente que se esté dando cuenta que miro mucho
hacia él… pero no me importa. De repente descubro que no me importa.
Y llega “Oye”. El momento piano con Rubén se ha convertido
casi en tan intenso como Aprendiz. En cuanto empiezo a cantar, mi mirada no
puede evitar dirigirse hacia él. Me lleva la canción a momentos que no me gusta
volver. A momentos dolorosos. Mientras Rubén toca el piano entre medias,
escucho su voz.
-Jefa… - le miro – yo también sigo temblando… - sonrío – no
llores cielo, sigue, que lo estás clavando…
Veo como Rubén le mira y me mira a mí y sonríe. Creo que no
le ha dado al mute y lo han escuchado todos. Sonrío mirándole, creo que acaba
de darse cuenta y pone un gesto de apuro que me hace sonreír, pero rápidamente,
vuelvo a meterme del todo en la canción. También sigue temblando dice. Creo que
voy a temblar toda mi vida cada vez que me acuerde de lo nuestro.
Maaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminar