domingo, 10 de marzo de 2019

CAPÍTULO 98: LA NOCHE DE ANTES


Estoy muy inquieto. Mi madre ya me ha llamado dos veces para ver si he cenado, para ver si me he tomado una tila. Para ver si me he acostado… para todo. Sigue con esa especie de “desconfianza” hacia Malú. No tanta como antes, y más después de ver esas imágenes. Está claro que le ha pasado lo que a mucha gente, lo único que mi madre no me ha escuchado, solo ha hecho caso a lo que veía en la tele. Eso me ha molestado un poco pero… es mi madre. Y sé por qué desconfía. Porque alguien conocido, con tanto vagaje, puede ser difícil de creer.

Me revuelvo en el sofá. La 1 de la madrugada. Es que no tengo ni sueño maldita sea. Pienso en empastillarme un poco. Tengo en casa algunos orfidales de cuando los necesitaba. Y si me tomo uno? No, lo quito de mi cabeza. Ya me he hecho una tila. Mañana es el gran día. Mañana es un día grande. Mañana estaré en un momento que he llevado pensando, imaginándome, desde que tengo uso de razón, y yo sin saberlo. Encargarme de todo lo que me voy a encargar mañana, me crea una sensación de vértigo, de responsabilidad y de adrenalina importante. Me pone la idea. Tengo miedo a equivocarme, está claro, estoy nervioso, pero tengo ilusión.

La noche antes de un turno en el equipo de bomberos, tenía de todo menos ilusión. Tarde, pero me di cuenta. He encauzado mi vida. Era esto. Era ese viaje a Algeciras, por mucho que volviera a Madrid con la sensación de haberme equivocado al ir allí. No, no me equivoqué. Pasaron cosas que no esperaba, y que ojalá no hubieran pasado. Pero también pasaron otras muchas que me hicieron poner todo en orden.

Mi móvil vibra y lo miro extrañado. Al desbloquearlo, veo un whatsapp de ella.

-Estás despierto?

Alzo una de mis cejas y sonrío sin querer. Está nerviosa. Muy nerviosa.

-APENAS – le contesto en mayúsculas y con un emoticono de loco –

-Jajajajaja – responde – necesito que digas esa frase… - y añade un emoticono de dos manos rogando –

Sonrío. Llevo toda la semana diciéndole “todo va a salir bien”. Y cada vez que se lo digo, me dice que le transmito tanta seguridad que se lo cree… pero le dura poco. Sonrío de nuevo y escribo.

-Todo va a salir bien, jefa – escribo sonriendo –

-Gracias… - y añade un emoticono ruborizado – no he estado tan nerviosa en mi vida, te lo juro…

-Son nervios buenos? – le pregunto y añado – de los de… qué ganas de que llegue mañana?

-Si! – exclama – son ese tipo de nervios…

-Entonces son buenos!!! – exclamo y pongo varias gitanillas – yo he estado a punto de tomarme un orfidal que tengo por aquí…

-Jajajajajaja – se ríe y pone varias caras de risa – no te drogues que mañana tienes que estar espabilado…

Sonrío. Mañana tengo que estar muy espabilado. Es la prueba de fuego. Los ensayos son perfectos pero mañana hay que sumarle los nervios y la tensión… y la gente… y todo.

-Sabes qué creo que te va a venir bien? – digo pasándole un enlace – escucha esta canción y lee la traducción… - sonrío al escribirlo – me recuerda mucho a ti y a lo que va a pasar mañana…

-En serio? – me pregunta incrédula –

-Si, y muchas veces, tras los ensayos contigo, cuando te vas… solemos tocarla…

-Me pierdo muchas cosas, parece ser… - añade un emoticono de tristeza –

-No, si la escuchas, no te estás perdiendo nada… - le pongo un emoticono feliz – píllale el sentido, te va a dar muchas fuerzas para mañana…

-Voy a ver… - contesta -

-Ve a dormir después, anda… - digo tumbado en el sofá – mañana es tu gran día…

-Nuestro gran día – remarca –

Le envío varios emoticonos guiñándole un ojo y la conversación se termina. Suspiro. Por un momento me acuerdo de Algeciras y me da rabia que todo acabase así. Por otro lado, me alegro de haber conseguido ser ese tipo de amigos que se hablan de madrugada porque no pueden dormir. Quizá no podemos ser nada más. Pero sé que, siempre que lo necesite, yo estaré ahí. Pase lo que pase. Es algo que sé, es algo que tengo muy claro. Quizá lo único claro que tengo ahora mismo.
Me levanto del sofá con otra tila en la mano y me voy al teclado. Automático. Mi nivel de piano no es como el de Rubén ni mucho menos, pero, de repente, me apetece tocarlo. También lo dejé a un lado después de lo de mi padre. Es como que rechacé todo lo que me recordaba a él. La música me recordaba a él y ahora estoy rodeado de ella y no me molesta. Es curioso.

Me siento en la banqueta y, de repente, me sale una melodía. Una letra. Automática. Pensando en ella. Pensando en el equipo, en toda esa gente que mañana estará ahí, a punto de morirse de los nervios, pero con esa cara de ilusión. En todo lo que nos ha pasado juntos desde que les conozco. En lo que pasó hace unas semanas. Las emociones se agolpan en mi mente, en mis dedos, en mi pecho… y sale. Sale una canción. Apenas he compuesto nada nunca. Y me ha salido esto. Y leo la letra y me gusta. Y escucho la melodía y me gusta… es muy raro.
Termino llorando, me sale sola, pero termino llorando. Las 3 de la mañana. Suficiente por hoy. Mañana es el gran día.

1 comentario:

  1. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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