jueves, 14 de marzo de 2019

CAPÍTULO 123: EL ÚLTIMO ABRAZO

Recojo los cables casi automáticamente, sin hablar con Cato apenas ni con el resto de técnicos. Repaso en mi mente todas y cada una de las cosas que han pasado hoy. Que han pasado esta semana. Que han pasado estos meses. Demasiado intenso. Demasiado para asimilarlo. Siento que estoy en un punto en el que, si no me voy a estar solo, volveré a caer en aquel pozo que caí hace tiempo y por el que tuve que medicarme.

-Hugo… - la voz de Cato me hace girarme – ya terminamos nosotros…

-Ni hablar tío… - digo siguiendo –

-Hugo… - pone una mano en mi hombro – si es el último… - le miro – habla con ella antes de que se vaya…

Le miro y no puedo evitar sentir un nudo en la garganta. Bajo la cabeza y suspiro. Cato también lo sabe. Cómo no va a saberlo después de lo que ha pasado hoy.

-Espero que no sea el último, de verdad… - dice Cato abrazándome sin esperármelo – piénsatelo… - le abrazo intentando no emocionarme – búscala antes de que se vaya… - vuelve a decirme al deshacer el abrazo –

Miro hacia las escaleras y camino hasta ellas sin saber bien cómo… Vero y Sol siguen con mis sobrinos. Malú está con ellos. Está hablando con Lucía y hace gestos divertidos haciéndola reír. Esa imagen me acaba de partir de nuevo en mil pedazos. Meto las manos en mis bolsillos y me acerco despacio. Sol, cuando me ve, pone cara de circunstancias, pero le medio sonrío y parece que se destensa. Mi sobrina me ve y se acerca a mí corriendo, haciendo que la agarre en brazos.

-Tito, Malú dice que canto muy bien – sonrío y la miro, viendo como baja la cabeza –

-Claro… - digo asintiendo –

Miro a Paco que habla con Carlota y no puedo evitar sonreír. Son casi de la misma edad y parece que han congeniado, aunque mi sobrino es muy tímido. Miro a Malú y me planto a su lado, con mi sobrina en brazos. Me mira y aparta la mirada, mirando a Lucía y haciéndole una carantoña. Cato tiene razón. No puedo irme sin hablar con ella antes. No después de lo que le he hecho pasar hoy, por mucho que me haya hecho pasar ella. Nos hemos hecho daño, mutuamente. Dejo a Lucía en el suelo.

-Cielo, por qué no juegas un rato con Vero? – me mira sorprendida y le hago un gesto de súplica – el tito tiene que hacer unas cosas antes de irnos a dormir vale? – asiente sonriente –

Me levanto y veo como Malú se gira y va a comenzar a andar, asi que camino detrás de ella, sé que bajo la atenta mirada de Sol y Vero.

-Eh… - toco su brazo haciendo que pare – podemos hablar un segundo? – me mira y noto como sus ojos están algo brillantes –

-Claro… - contesta con tono cansado, pero sin ningún tipo de ironía, parando de andar –

-En otro sitio… - digo mirándola –

Suspira y me mira, ahora sí que sus ojos están brillantes. Caminamos hasta una esquina, apenas vemos nada, así que supongo que nadie nos ve. Cuando mis ojos se habitúan a la oscuridad, entonces sí la veo. No me mira, pero no noto enfado en sus gestos. Parece abatida.

-Lo siento… - digo sin saber bien qué decir – siento haberte hablado así y haberte dicho esas cosas…

-Ya te he dicho antes que no has dicho ninguna mentira… - dice sin mirarme, con tono agotado –

-Todo mentira Malú… - digo sincero – no te odio… - me mira e intento contener la emoción que me provoca su mirada – no puedo odiarte… - trago saliva –

-Tienes razón en que no he dejado de dispararte antes de preguntar desde que nos conocimos… - noto su voz quebradiza – y siento que haya sido así… - dice algo emocionada – siento que te vayas… - veo como mira al suelo para evitar que vea su mirada – no quiero que te vayas Hugo… - dice a punto de llorar –

Me parte en dos de nuevo. No quiere que me vaya. Y yo no quiero irme. Pero no puedo seguir aquí, no puedo seguir viéndola todas las semanas como mínimo. No puedo sabiendo que no podemos estar juntos.

-Por qué no quieres que me vaya? – pregunto casi sin pensar – no me digas que por el equipo ni nada de eso – me acerco algo más a ella – dime por qué tú – remarco – no quieres que me vaya…

Alza su mirada y, aunque está oscuro, es tan intensa que me traspasa. Resopla y da un paso atrás. No es capaz de decirlo. Solo es capaz de hacerlo cuando canta, allí se siente segura… pero aquí… aquí es la persona más insegura del mundo.

-Te necesito aquí… - dice con la voz quebrada – no vamos a volver a vernos verdad? – pregunta temerosa, sin mirarme –

No sé qué decirle. No sé exactamente qué quiere decirme ella. Sólo me sale acariciar su brazo. Noto como se estremece y yo me estremezco con ella.

-Nunca debí haberte escrito aquella carta… - dice sollozando, haciendo que no pueda tragar ni siquiera saliva – nunca debí irme… - dice con cierto todo de rabia mezclado con sollozos – pero ahora ya… - niega con la cabeza – ya no podemos… - para de hablar, creo que no puede… y creo que yo tampoco, hasta que lo hago –

-Sabes lo que pensé… - digo notando como los ojos se me empañan – cuando llegué al hospital la semana pasada con lo de mi hermano? – me mira extrañada – pensé que lo único que podría consolarme era un abrazo de esos que das… - suspira y mira al suelo – sin que nadie te los pida… - digo algo emocionado – en el momento justo…

-Hugo… - dice casi llorando, como suplicando que pare – he vuelto a cantártela a ti… - dice con un hilo de voz –

-Lo sé… - trago saliva – y yo te la he cantado a ti… - me mira – ojalá volver al principio… - digo sintiendo que voy a echarme a llorar –

Nos miramos unos segundos y no puedo evitarlo. Me acerco a ella y la abrazo. La abrazo fuerte y ella se aferra a mi espalda. Comienza a llorar. Igual que yo. Por qué tiene que ser tan difícil? Por qué no puedo mandar a la mierda todo y besarla ahora? Porque nos terminaríamos haciendo mucho daño, seguro… como hasta ahora. Acaricio su pelo, tan suave como siempre… lo que tanto me gustaba hacer.

Al separarnos del abrazo, no puedo incorporarme. Me quedo a escasos centímetros de su boca. Me mira y mira mis labios, puedo verlo a pesar de la oscuridad.

-No me hagas esto… - susurro mirando sus labios – no puede ser Malú…

Me mira con los ojos llenos de lágrimas, igual que yo. Volvemos a abrazarnos, sin hablar. Sabemos que es una despedida. La más dolorosa quizá. No puedo evitar hablarle. No puedo evitar decírselo.

-Sigo pensando que lo mejor que pudo pasarme ese día fue acabar en Algeciras… - digo aguantándome las lágrimas – y lo seguiré pensando siempre… - escucho como llora pero hago que se separe de mi, esta vez sin quedarme encorvado – cuídate vale? – acaricio su mejilla – olvida todo eso que te he dicho… - agarra mi mano apretando contra su cara – te mereces tener lo mejor a tu lado…

-Hugo… - solloza –

No puedo evitarlo. Me acerco a ella y dejo un beso sonoro en su pelo. No puedo volver a mirarla o no podré irme. Me giro y camino hacia donde están los niños, secándome las lágrimas. Al llegar, no soy capaz ni de mirar a Vero ni a Sol.

-Vamos niños… - digo fingiendo una sonrisa – vamos que hay que dormir…

-Tito – dice Paco – Carlota tiene una casa en la playa, podremos ir? – miro a Vero y vuelvo a tener ganas de llorar –

-Claro campeón… - finjo una sonrisa mientras Vero me mira algo emocionada – venga, despedíos… - sonrío –

Vero se queda mirándome y, sin decirme nada, me abraza.

-Cuídala por favor… - digo susurrando intentando no llorar –

-Hugo… - dice emocionada – piénsatelo… - me ruega mientras deshago el abrazo –

-Está allí – señalo al rincón donde nos hemos despedido – ve con ella y… - suspiro y miro a Sol – id con ella vale?

-Tito, por qué lloras? – pregunta Lucía mirándome –

-No lloro cariño – me apresuro en contestar y disimulo – me pican los ojos de tantas luces y tengo sueño – digo sonriendo – no te pasa? – la niña asiente –

Abrazo a Sol. Me abraza con fuerza, como si supiera que es exactamente cómo me abrazaría Malú.

-Cuidadla por favor… - le repito a ella antes de deshacer el abrazo – bueno chicos – respiro hondo para recomponerme –

-De mí no te despides? – pregunta Carlota mirándome, no sé si sabe que me voy –

-Claro… - sonrío y voy hacia ella. Se me abraza colgando del cuello y la levanto en peso – mi rubita… - digo de forma cariñosa – pórtate bien eh? – digo intentando no echarme a llorar –

Asiente y la dejo en el suelo, al lado de Vero, y agarro de la mano a mis dos sobrinos.

-Despedidme de los demás vale? – digo mirando a Vero – no soy capaz… - trago saliva – y tengo que llevármelos… - digo mirando a los niños mientras Vero y Sol asienten – ve con ella Vero… - digo justo antes de comenzar a caminar –

-Adios! – exclaman mis sobrinos mientras yo camino mirando al suelo, sin poder evitar tener unas ganas tremendas de quedarme, de ir con ella –

-Os lo habéis pasado bien? – pregunto encarando la salida del recinto, con la sensación de estar cometiendo el peor error de mi vida –

-Si! – exclaman los dos a la vez – Malú es muy guay – dice mi sobrina –

Miro hacia atrás instintivamente al escuchar como Lucía la nombra y veo como Vero camina abrazada a ella. Está llorando. No puedo seguir mirando. Sigo caminando en dirección a la salida. Necesito llegar al hotel, acostar a los niños y llorar en silencio. Llorar mucho. Acabo de despedirme de la persona de la que estoy enamorado. Acabo de despedirme de la persona que sé que siente cosas por mí. No sé cómo he sido capaz, pero no hay vuelta atrás. Es el final.

1 comentario:

  1. Maaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

    ResponderEliminar