Recojo los cables casi automáticamente, sin hablar con Cato
apenas ni con el resto de técnicos. Repaso en mi mente todas y cada una de las
cosas que han pasado hoy. Que han pasado esta semana. Que han pasado estos
meses. Demasiado intenso. Demasiado para asimilarlo. Siento que estoy en un
punto en el que, si no me voy a estar solo, volveré a caer en aquel pozo que
caí hace tiempo y por el que tuve que medicarme.
-Hugo… - la voz de Cato me hace girarme – ya terminamos
nosotros…
-Ni hablar tío… - digo siguiendo –
-Hugo… - pone una mano en mi hombro – si es el último… - le
miro – habla con ella antes de que se vaya…
Le miro y no puedo evitar sentir un nudo en la garganta.
Bajo la cabeza y suspiro. Cato también lo sabe. Cómo no va a saberlo después de
lo que ha pasado hoy.
-Espero que no sea el último, de verdad… - dice Cato
abrazándome sin esperármelo – piénsatelo… - le abrazo intentando no emocionarme
– búscala antes de que se vaya… - vuelve a decirme al deshacer el abrazo –
Miro hacia las escaleras y camino hasta ellas sin saber bien
cómo… Vero y Sol siguen con mis sobrinos. Malú está con ellos. Está hablando
con Lucía y hace gestos divertidos haciéndola reír. Esa imagen me acaba de
partir de nuevo en mil pedazos. Meto las manos en mis bolsillos y me acerco
despacio. Sol, cuando me ve, pone cara de circunstancias, pero le medio sonrío
y parece que se destensa. Mi sobrina me ve y se acerca a mí corriendo, haciendo
que la agarre en brazos.
-Tito, Malú dice que canto muy bien – sonrío y la miro,
viendo como baja la cabeza –
-Claro… - digo asintiendo –
Miro a Paco que habla con Carlota y no puedo evitar sonreír.
Son casi de la misma edad y parece que han congeniado, aunque mi sobrino es muy
tímido. Miro a Malú y me planto a su lado, con mi sobrina en brazos. Me mira y
aparta la mirada, mirando a Lucía y haciéndole una carantoña. Cato tiene razón.
No puedo irme sin hablar con ella antes. No después de lo que le he hecho pasar
hoy, por mucho que me haya hecho pasar ella. Nos hemos hecho daño, mutuamente.
Dejo a Lucía en el suelo.
-Cielo, por qué no juegas un rato con Vero? – me mira
sorprendida y le hago un gesto de súplica – el tito tiene que hacer unas cosas
antes de irnos a dormir vale? – asiente sonriente –
Me levanto y veo como Malú se gira y va a comenzar a andar,
asi que camino detrás de ella, sé que bajo la atenta mirada de Sol y Vero.
-Eh… - toco su brazo haciendo que pare – podemos hablar un
segundo? – me mira y noto como sus ojos están algo brillantes –
-Claro… - contesta con tono cansado, pero sin ningún tipo de
ironía, parando de andar –
-En otro sitio… - digo mirándola –
Suspira y me mira, ahora sí que sus ojos están brillantes.
Caminamos hasta una esquina, apenas vemos nada, así que supongo que nadie nos
ve. Cuando mis ojos se habitúan a la oscuridad, entonces sí la veo. No me mira,
pero no noto enfado en sus gestos. Parece abatida.
-Lo siento… - digo sin saber bien qué decir – siento haberte
hablado así y haberte dicho esas cosas…
-Ya te he dicho antes que no has dicho ninguna mentira… -
dice sin mirarme, con tono agotado –
-Todo mentira Malú… - digo sincero – no te odio… - me mira e
intento contener la emoción que me provoca su mirada – no puedo odiarte… -
trago saliva –
-Tienes razón en que no he dejado de dispararte antes de
preguntar desde que nos conocimos… - noto su voz quebradiza – y siento que haya
sido así… - dice algo emocionada – siento que te vayas… - veo como mira al
suelo para evitar que vea su mirada – no quiero que te vayas Hugo… - dice a
punto de llorar –
Me parte en dos de nuevo. No quiere que me vaya. Y yo no
quiero irme. Pero no puedo seguir aquí, no puedo seguir viéndola todas las
semanas como mínimo. No puedo sabiendo que no podemos estar juntos.
-Por qué no quieres que me vaya? – pregunto casi sin pensar
– no me digas que por el equipo ni nada de eso – me acerco algo más a ella –
dime por qué tú – remarco – no quieres que me vaya…
Alza su mirada y, aunque está oscuro, es tan intensa que me
traspasa. Resopla y da un paso atrás. No es capaz de decirlo. Solo es capaz de
hacerlo cuando canta, allí se siente segura… pero aquí… aquí es la persona más
insegura del mundo.
-Te necesito aquí… - dice con la voz quebrada – no vamos a
volver a vernos verdad? – pregunta temerosa, sin mirarme –
No sé qué decirle. No sé exactamente qué quiere decirme
ella. Sólo me sale acariciar su brazo. Noto como se estremece y yo me
estremezco con ella.
-Nunca debí haberte escrito aquella carta… - dice
sollozando, haciendo que no pueda tragar ni siquiera saliva – nunca debí irme…
- dice con cierto todo de rabia mezclado con sollozos – pero ahora ya… - niega
con la cabeza – ya no podemos… - para de hablar, creo que no puede… y creo que
yo tampoco, hasta que lo hago –
-Sabes lo que pensé… - digo notando como los ojos se me
empañan – cuando llegué al hospital la semana pasada con lo de mi hermano? – me
mira extrañada – pensé que lo único que podría consolarme era un abrazo de esos
que das… - suspira y mira al suelo – sin que nadie te los pida… - digo algo
emocionado – en el momento justo…
-Hugo… - dice casi llorando, como suplicando que pare – he
vuelto a cantártela a ti… - dice con un hilo de voz –
-Lo sé… - trago saliva – y yo te la he cantado a ti… - me
mira – ojalá volver al principio… - digo sintiendo que voy a echarme a llorar –
Nos miramos unos segundos y no puedo evitarlo. Me acerco a
ella y la abrazo. La abrazo fuerte y ella se aferra a mi espalda. Comienza a
llorar. Igual que yo. Por qué tiene que ser tan difícil? Por qué no puedo mandar
a la mierda todo y besarla ahora? Porque nos terminaríamos haciendo mucho daño,
seguro… como hasta ahora. Acaricio su pelo, tan suave como siempre… lo que
tanto me gustaba hacer.
Al separarnos del abrazo, no puedo incorporarme. Me quedo a
escasos centímetros de su boca. Me mira y mira mis labios, puedo verlo a pesar
de la oscuridad.
-No me hagas esto… - susurro mirando sus labios – no puede
ser Malú…
Me mira con los ojos llenos de lágrimas, igual que yo.
Volvemos a abrazarnos, sin hablar. Sabemos que es una despedida. La más
dolorosa quizá. No puedo evitar hablarle. No puedo evitar decírselo.
-Sigo pensando que lo mejor que pudo pasarme ese día fue
acabar en Algeciras… - digo aguantándome las lágrimas – y lo seguiré pensando
siempre… - escucho como llora pero hago que se separe de mi, esta vez sin
quedarme encorvado – cuídate vale? – acaricio su mejilla – olvida todo eso que
te he dicho… - agarra mi mano apretando contra su cara – te mereces tener lo
mejor a tu lado…
-Hugo… - solloza –
No puedo evitarlo. Me acerco a ella y dejo un beso sonoro en
su pelo. No puedo volver a mirarla o no podré irme. Me giro y camino hacia
donde están los niños, secándome las lágrimas. Al llegar, no soy capaz ni de
mirar a Vero ni a Sol.
-Vamos niños… - digo fingiendo una sonrisa – vamos que hay
que dormir…
-Tito – dice Paco – Carlota tiene una casa en la playa,
podremos ir? – miro a Vero y vuelvo a tener ganas de llorar –
-Claro campeón… - finjo una sonrisa mientras Vero me mira
algo emocionada – venga, despedíos… - sonrío –
Vero se queda mirándome y, sin decirme nada, me abraza.
-Cuídala por favor… - digo susurrando intentando no llorar –
-Hugo… - dice emocionada – piénsatelo… - me ruega mientras
deshago el abrazo –
-Está allí – señalo al rincón donde nos hemos despedido – ve
con ella y… - suspiro y miro a Sol – id con ella vale?
-Tito, por qué lloras? – pregunta Lucía mirándome –
-No lloro cariño – me apresuro en contestar y disimulo – me
pican los ojos de tantas luces y tengo sueño – digo sonriendo – no te pasa? –
la niña asiente –
Abrazo a Sol. Me abraza con fuerza, como si supiera que es
exactamente cómo me abrazaría Malú.
-Cuidadla por favor… - le repito a ella antes de deshacer el
abrazo – bueno chicos – respiro hondo para recomponerme –
-De mí no te despides? – pregunta Carlota mirándome, no sé
si sabe que me voy –
-Claro… - sonrío y voy hacia ella. Se me abraza colgando del
cuello y la levanto en peso – mi rubita… - digo de forma cariñosa – pórtate
bien eh? – digo intentando no echarme a llorar –
Asiente y la dejo en el suelo, al lado de Vero, y agarro de
la mano a mis dos sobrinos.
-Despedidme de los demás vale? – digo mirando a Vero – no
soy capaz… - trago saliva – y tengo que llevármelos… - digo mirando a los niños
mientras Vero y Sol asienten – ve con ella Vero… - digo justo antes de comenzar
a caminar –
-Adios! – exclaman mis sobrinos mientras yo camino mirando
al suelo, sin poder evitar tener unas ganas tremendas de quedarme, de ir con
ella –
-Os lo habéis pasado bien? – pregunto encarando la salida
del recinto, con la sensación de estar cometiendo el peor error de mi vida –
-Si! – exclaman los dos a la vez – Malú es muy guay – dice
mi sobrina –
Miro hacia atrás instintivamente al escuchar como Lucía la nombra y veo como Vero camina abrazada a ella. Está llorando. No puedo seguir mirando. Sigo caminando en dirección a la salida. Necesito llegar al hotel, acostar a los niños y llorar en silencio. Llorar mucho. Acabo de despedirme de la persona de la que estoy enamorado. Acabo de despedirme de la persona que sé que siente cosas por mí. No sé cómo he sido capaz, pero no hay vuelta atrás. Es el final.
Maaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminar