Me miro al espejo. Pantalón vaquero, americana y camiseta.
Formal pero informal al mismo tiempo. Joder, tengo una reunión. Me llamaron hace
un par de días diciéndome que les había gustado mi proyecto y querían conocerme
y hablar en persona para explicarme un poco lo que querían, pero que no querían
hacerlo por teléfono ni en otra situación, sino en persona. Me extraña, aunque
imagino que será por el hecho que en los espectáculos musicales, las
filtraciones son fáciles que se produzcan. Además, querrán que les haga algún
tipo de presentación asi que, por si acaso, me he preparado una mini presentación
de power point y he guardado los videos con las simulaciones de los escenarios
en un pen drive.
Salgo de casa nervioso pero con una sensación de ilusión que
hace tiempo que no sentía. Me haría tanta ilusión embarcarme en un proyecto de
trabajo de lo mío, después de haber estado trabajando durante años en algo en
lo que no quería… pero, a la vez, veo tan improbable que me cojan. No tengo
apenas experiencia, aunque sí, durante la carrera, me preocupé bastante de
prepararme. No solo estudiaba la carrera, sino que me informaba de las
novedades técnicas… y eso no ha cambiado. He manejado todo tipo de materiales,
depende un poco de lo que pidan o de la magnitud del proyecto, pero vamos… allá
voy conduciendo a la dirección que me han facilitado.
Estos días he pensado menos en ella. Bueno, para qué mentirme…
he pensado igual… solo que ya ha pasado un mes… un largo mes en el que ni ella
ha hecho nada para ponerse en contacto conmigo, ni yo tampoco. Digamos que lo
que siento ahora mismo es decepción. No sé qué haría si la viera, ni sé que
pensaría si me llamara. Es mucho tiempo para pensarse algo. Demasiado. Si de
verdad quisiera estar conmigo o intentar algo, ya me habría llamado. Empiezo a
aceptar que esto va a mantenerse así y que jamás volveremos a vernos. Empiezo a
aceptarlo. No era para mí, por mucho que yo pensara que sí lo era.
Salgo del coche después de aparcar y me arreglo la
americana. Las oficinas, a las afueras de Madrid, imponen un poquito, al menos
para mí, que apenas he venido a estos sitios. Respiro hondo un par de veces y
entro. Al entrar, una recepcionista me mira sonriente.
-Hola, soy Hugo Romero, me han citado para una reunión…
-Si – responde sonriente – primera planta, la primera puerta
de la izquierda…
-Gracias… - respondo con media sonrisa –
A veces, cuando la gente me sonríe desde que salieron las
fotos, pienso que me reconocen. No me ha pasado que me paren ni nada, supongo
que porque apenas salí 2 minutos en aquella maldita entrevista y esas fotos en
las que tampoco es que se me reconozca tanto como para que me paren por la
calle. Pero me ha dado la sensación que la recepcionista me ha reconocido, no
sé por qué.
Subo a la primera planta y, al salir del ascensor, veo la
puerta a la izquierda. Son puertas transparentes. Hay gente dentro. Joder, me
acabo de poner muy nervioso. Miro mi reloj. Las 5 en punto, si algo soy es
puntual. De pronto, caigo en que pueden reconocerme. No Hugo, nadie va a
reconocerte, no eres famoso. Fin de la historia.
Cojo aire varias veces y me acerco a la puerta. A pesar de
ser transparente, toco a la puerta antes de abrirla.
-Hola, soy Hugo… - digo mirando a las personas que están de
pie, algunas sentadas ya, en una larga mesa –
-Si! – exclama uno de ellos – pasa, por favor… - se mira el
reloj – puntual, no como otras… - mira a una chica que me mira con gesto
sorprendido –
No entiendo ese gesto. No sé quién es pero me mira casi
boquiabierta para, poco después, rascarse la cabeza y resoplar apartando la
mirada. El resto me saluda. 5 personas más, 2 mujeres y 3 hombres. Les saludo a
todos y, cuando llego a la chica que me mira raro, pone una leve sonrisa y se
levanta de la silla.
-Soy Sol, encantada… - dice casi sin mirarme –
-Hugo… - respondo intrigado por ese comportamiento –
Pienso que me reconoce. Pienso que sabe quién soy. Es
posible. Pero he mandado el proyecto con mi nombre. Bueno, en la revista y para
la opinión pública, soy Hugo, a secas, no saben mi apellido o no se ha
publicado, al menos que yo sepa. Hugos hay muchos.
-Pasa hombre, ponte allí, al lado de la pantalla – me dice
uno de ellos, creo recordar que se llama Antonio –
Le hago caso y sonrío, pasando hasta mi silla, sentándome al
lado de una de las mujeres que me sonríe amablemente.
-Vamos a esperar unos minutos a ver si llega… - dice uno de ellos
mirando a Sol –
-Viene ya… - dice dirigiéndome una mirada que no comprendo –
Vale, falta alguien. Debe ser importante para no empezar sin
esa persona. Me ofrecen una botella de agua que agradezco.
-Nos ha encantado lo que nos mandaste, ya te lo dije por
teléfono – me dice Antonio y me hace ponerme algo colorado – cuando te contemos
lo que queremos, vas a sorprenderte de lo mucho que se parece a lo que nos has
mandado.
Alzo mis cejas. Así que, sin yo saberlo, les he mandado algo
que se parece a lo que quieren. Bebo un poco de agua, se me ha secado la
garganta de lo nervioso que estoy todavía. Sobre todo porque esa chica no para
de mirarme de reojo y de tocarse la frente de forma seria.
-Lo siento eh? Ya sé lo que me vas a decir Antonio
La sangre se me hiela y el corazón se me para. O se me
parte. O no sé lo que ha pasado con ese órgano, pero no funciona. No funciona
por unos segundos. Entra en la sala a toda prisa. No se ha dado cuenta de que estoy aquí, no me ha mirado.
Cuando lo haga, se me va a volver a parar el corazón. Tengo que salir de aquí.
No puede ser, esto es para ella? Esto es para su gira? No, no puedo hacer esto.
No puedo quedarme aquí. Cómo salgo de aquí? La chica que me observaba, la tal
Sol, me observa de nuevo. Supongo que ve como la miro con gesto asustado, sorprendido…
no sé cómo la estoy mirando. Veo como se quita el bolso y se atusa el pelo
justo antes de sentarse al lado de la tal Sol.
-Malú, te presento a Hugo, el artífice del proyecto que te
comentamos…
La voz de Antonio hace que se gire hacia donde está señalando.
Hacia mí. Me mira y sus ojos se abren de par en par y se hace un poco para
atrás en la silla, como si necesitara apoyarse en algún sitio. Veo como Sol se
toca la frente y resopla, diciéndole algo a la persona de al lado, que me mira
sorprendida igualmente.
Me siento tan fuera de lugar que no sé qué hacer. No sé si
levantarme e irme. No sé si hacer como si nada. Sol y la otra mujer me miran y
miran a Malú alternativamente durante unos segundos. Cómo cojones salgo ahora
de aquí?
No hay comentarios:
Publicar un comentario