Aparco al lado de la dirección prevista. Un estudio grande.
No son los ensayos generales, más bien, la primera toma de contacto. Tengo que
conocer al director musical de Malú y a todo su equipo. Mi hermana me ha
detallado los nombres de todos, se los sabe. Nunca entenderé cómo se los sabe,
pero se los sabe. Es ya como si los conociera.
Entro en los estudios y, en recepción, me espera Antonio, del
equipo de Malú, que ya conozco de aquella reunión. Al verme llegar, sonríe y
alarga mi mano para estrecharla.
-Vamos, están deseando conocerte… - dice poniendo una mano
en mi espalda – una de las cosas que más valora la jefa sabes que es? – le
miro. La jefa. Así que ella también va a estar – la puntualidad, aunque ella no
la tiene muchas veces… – sonrío sin querer – le va a gustar no tener que
esperarte… Medrano siempre llegaba tarde…
Supongo que Medrano era mi antecesor. Voy caminando tras el
por unos pasillos hasta llegar a una puerta grande. Cuando la abre, una gran
sala, enorme diría yo, se abre ante mí. Dentro, todo lleno de instrumentos y
músicos. Y ella. Sentada en un sofá, con una taza en la mano y una media coleta
con su pelo a un lado, vestida de forma informal, con una camiseta ancha y unos
vaqueros.
-Chicos – Habla Antonio – Hugo, el fichaje que todos esperábamos
Alzo las cejas algo sorprendido y creo que me ruborizo.
Todos me miran. El primero en acercarse es un chico con gafas y con el pelo
rizado.
-Rubén – dice estrechándome la mano –
-Director musical – digo automáticamente, acordándome de los
datos que me ha dado mi hermana. Me mira sorprendido –
-Exactamente – sonríe –
Se me acercan los demás. Mi hermana me ha enseñado hasta
fotos, pero he sido incapaz de retener nombres y caras. Estaba más nerviosa e
ilusionada que yo. A pesar de haber ido a conciertos con ella… es imposible que
me acuerde de esta gente. Se van presentando todos, hasta que llega un chico
alto que, al mirarle, me parece ver a Pepe, el padre Malú. Vale, es su hermano,
seguro.
-Jose – alarga su mano serio –
-Encantado – digo de forma amable –
-Hola Hugo – escucho como me saluda desde el sofá, con su
taza en la mano y mirándome de forma amable –
-Hola – la saludo con el mismo gesto –
-Bien – sigue Antonio – una vez hechas las presentaciones… -
hace un gesto – vamos a ir viendo un poco lo que tendrías que manejar – me dice
y asiento –
Ante mi se presenta un arsenal de equipo para realizar las
mezclas y todo lo necesario para el sonido en el escenario. Esto es grande. Muy
grande. Me sorprendo ante tanto despliegue, detalle que no pasa inadvertido
para Antonio.
-Has trabajado con algo así? – pregunta con media sonrisa –
-No con tanto… - digo algo abrumado – pero es cuestión de
ponerse… - digo seguro –
-Así me gusta… - dice riéndose dándome un par de palmadas en
la espalda – es importante que Rubén y tú habléis de todo lo necesario para que
te hagas con la idea de lo que queremos en seguida – asiento mirándole, me
sonríe desde la distancia, sentado frente a un teclado – bueno, vas a tener que
hablar con todos para que sepas lo que necesitan – asiento convencido –
-Venga, vamos a ponernos a ello… - aparece Rubén a mi
espalda, dando una palmada con gesto de ilusión – volvemos jefa! – exclama
mirándola y ella le devuelve una sonrisa amplia –
Me quedo mirándola un segundo. Esa sonrisa la conozco. Hacía
mucho que no la veía de nuevo. Sonrío sin querer la mirarla y, cuando noto que
su mirada se dirige a mí, la aparto rápidamente y me centro en la conversación con
Rubén.
Rubén es un tipo simpático, al menos me lo parece, además
que se nota que sabe muchísimo de música. Me va explicando como es el modus
operandi en cada concierto y cómo tendré que aprenderme qué necesitan con cada
canción y adaptarme a las circunstancias. Asiento atento a las directrices que
me va dando, comenzando a manejar el equipo.
-Controlas – dice a mi espalda – no habías manejado algo así
nunca?
-Si – digo recordando lo mucho que me preparé durante la
carrera – hace algún tiempo, y no a tan gran escala… - se ríe – pero si…
-Bien, pues creo que sería buena idea que nos escuchara en
directo algo para que se haga una idea de todo lo que estamos hablando no? –
habla a los demás, que asienten, algunos hasta emocionados – te sabes el
repertorio?
-No – contesto sincero – pero si le pregunto a mi hermana,
seguro que me lo detalla perfectamente…
Escucho una risa breve por parte de Malú y de alguno más.
Sonrío sin querer.
-Por eso sabías que era el director musical? – pregunta
Rubén riéndose y asiento – vale, pero las canciones te las sabes?
La miro un segundo. Un milisegundo. Me está mirando. Miro a
Rubén y asiento. Me sonríe y me da una palmada en el hombro. Veo como Malú se
pone de pie y se dirige al micro. Se ríe nerviosa y lanza miradas a todos, de
forma cómplice.
-Hemos vuelto jefa! – exclama el bajista, creo que se llama
Yago –
-Cállate! – exclama nerviosa – la inicial? – pregunta y
Rubén asiente, asintiendo todos los demás –
Bien, tenemos piano, guitarras, un saxo, una trompeta, una
batería, coros, algún instrumento más por ahí y ella. Casi nada. Me siento
frente al ordenador y el resto de aparatos.
-Hugo – Rubén se dirige a mí – solo escucha, graba por
pistas y luego te vamos diciendo qué cambios de sonido necesitamos… - asiento –
bueno, los cambios principalmente los necesita ella – señala a Malú que niega
con la cabeza – tu antecesor casi se suicida – ríen todos – esperemos que tú no
llegues a tanto.
Río sin querer y le doy a grabar.
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