Se me está haciendo eterno. Escucho algún sollozo, muy
ténue, y no sé si es bueno o malo. Estoy muy nervioso. Ojalá pudiera fumar
aquí. Encojo mis piernas y las envuelvo con los brazos. Escondo mi cabeza entre
ellas. Tarda mucho. Tiene que estar pensando que estoy como una cabra. Que
estoy loco. Que soy un gilipollas y un maldito ñoño de mierda. Apoyo mi cabeza
en la pared y entonces escucho como la puerta se abre. La veo y me levanto
rápido, sin dejar de mirarla. Tiene los ojos rojos y brillantes. Me mira con la
barbilla temblándole. Me acerco lentamente, no sé qué significa, no quiero
precipitarme. Alarga su brazo y me coge la mano, haciéndome pasar. Antes de
cerrar la puerta, me mira, coge el cartel de no molestar y lo pone. Como
aquella vez. Cojo aire, trago saliva, y la miro, esta vez, con mis ojos
empañados.
Miro alrededor. Todos los sobres en un montón. Todavía lleva
el 15 en la mano. La observo. Me mira y comienza a llorar.
-Malú… - susurro justo antes de abrazarla – no llores… -
digo intentando aguantarme, aunque no puedo hacerlo durante mucho tiempo –
estoy como un cencerro verdad? – oigo como se ríe levemente – lo siento… - digo
sollozando, apoyando mi cabeza en su hombro izquierdo – siento haberme ido y
haber hecho tantas tonterías…
-Cállate – dice sin deshacer el abrazo – la culpa es mía… -
acaricio su pelo – no me merezco esto… - se separa un poco y me enseña el sobre
15 –
La miro arqueando un poco mi cabeza, de forma tierna. Le
quito el sobre y lo dejo en la mesa. Vuelvo a agarrar su mano y, con la otra,
su cintura. En el mismo lugar que el primer beso. Cerca de la puerta, pegada a
la pared. No deja de llorar. Acaricio su mejilla intentando que se calme.
-Que no te lo mereces dices… - digo irónico –
-Es demasiado Hugo… - dice mirando alrededor – es lo más
bonito que me han hecho en mi vida… - dice volviendo a llorar –
-Schh… - susurro volviendo a abrazarla –
Está tan frágil. Tan tierna. Me da hasta rabia haber hecho
que llore tanto. Acaricio su pelo y no lo dilato más. Necesito besarla. Besarla
otra vez. Aquí, en el mismo sitio donde empezó todo. La separo un poco y agarro
su cara con las dos manos. Me mira con lágrimas en los ojos. Acaricio sus
mejillas, quitando algunas, y deshago poco a poco la distancia. No se aparta.
Pone sus manos en mi cuello y ya no espero más. Nuestros labios se juntan y
deja de llorar. Los abrimos a la vez, primero tímidamente y luego con
desesperación. Desesperación por volver a besarla. He pasado tantos nervios
desde ayer que siento que me fallan las piernas al vernos así otra vez. La apoyo
en la pared, de forma suave, y trepa por mí, como antes, hasta cruzar sus
piernas por mi cintura.
Nos besamos con más intensidad, mucha más. Me giro, necesito
llevarla a la cama. La dejo caer y caigo sobre ella. Mete su mano entre mi
camiseta y yo hago lo mismo, sin parar de besarnos. Me acaricia el pelo y
entonces noto como está llorando otra vez. Dejo de besarla y me separo un poco,
sin quitarme de encima. Aparta la mirada y cierra los ojos. Su barbilla vuelve
a temblar.
-Eh… - digo de forma suave – cielo…
Es llamarla así y comenzar a llorar desconsolada. Joder, no
sé qué hacer. Me contagia. La agarro con mis brazos por su espalda y la abrazo
todo lo fuerte que puedo, escondiendo mi cabeza entre su cuello y su hombro
derecho. Mi lugar favorito casi. Lloro con ella. Lloramos un buen rato, ninguno
de los dos encuentra consuelo. Pongo algo de cordura por fin, me incorporo un
poco y la veo, tapándose la cara con una mano.
-Malú… - digo intentando no volver a ponerme a llorar y
apartando su mano – no llores más… - le ruego – no puedo parar si no paras tú…
- acaricio su mejilla –
-Por qué haces esto? – pregunta sin mirarme – todas esas
fotos… - solloza – Hugo, no he parado de hacerte daño…
-Oye… - digo haciendo que me mire – yo también te he hecho
daño… - niega con la cabeza e intenta apartar la mirada pero se lo impido –
pero tú diste el paso… - me refiero al mensaje – cuando leí el mensaje… supe
que… - suspiro – Malú, quiero estar contigo… - digo sincero mirándola – quiero
que volvamos a empezar… - me mira a punto de volver a llorar – quiero que sea
fácil… - sonríe mientras le cae una lágrima por la mejilla - no es tarde
verdad?
No dice nada, solo me agarra la cara y comienza a besarme de
nuevo. Besos cortos, muchos, con los labios sellados. Sonrío levemente. Tras
esos besos, volvemos a mirarnos. Acaricio su pelo, todavía sigo encima de ella.
La mirada lo dice todo. Necesito decírselo. Aquella tontería que iba a hacer el
día en que acabamos en su camerino. Ahora ya no es una tontería. Ahora necesito
decírselo.
-Malú yo… - bajo la cabeza y suspiro – te quiero…
No obtengo respuesta, no la miro durante unos segundos hasta
que lo hago. Me está mirando con los ojos de nuevo encharcados. No contesta,
solo se incorpora y me besa. Me besa con los labios entreabiertos. Nuestras
lenguas se enganchan. Se enganchan para no soltarse. Noto como entra algo de
luz de la calle. Es de día todavía, no sé ni qué hora es, pero me da igual. Me
da igual cuando vuelvo a escuchar ese gemido. Leve, entremezclado con una
respiración agitada. Meto mi mano de nuevo por su camiseta, hasta llegar a su
pecho izquierdo. Lo aprieto levemente. Lleva el sujetador. Vuelve a gemir, esta
vez de forma más intensa. Sube sus brazos para que le quite la camiseta y le
obedezco.
Sin camiseta, con su sujetador como única prenda que cubre
sus pechos, vuelve a cogerme la cara con las dos manos. Me mira de nuevo con
esa mirada tan intensa que lo dice todo. Veo como parpadea varias veces, como
si necesitara hacerlo para no llorar. Sonrío enternecido al verla así.
-Yo también te quiero… - dice con la voz entrecortada –
La miro sorprendido. Sorprendido y con un nudo en la
garganta. No me lo esperaba, no se lo he dicho para que me responda pero… me lo
ha dicho. Sonríe levemente con gesto emocionado. No me esperaba escucharlo.
Quizá porque sé lo que le cuesta decir lo que siente si no es en un escenario.
No pienso parar de besarla. No pienso hacerlo.
Comenzamos a besarnos de nuevo, ahora de forma algo más
frenética. Me quita la camiseta sin mucha resistencia por mi parte.
-Te he echado tanto de menos… - digo besando su cuello –
-Dios… - susurra gimiendo levemente – y yo… - su voz suena
entrecortada todavía –
Desabrocho su sujetador de un movimiento y, de otro
movimiento, lo lanzo lejos. Ni un segundo más sin pasear mi boca por sus
pechos. Ahora los gemidos son más sonoros. Aumentan al notar que mi mano
derecha se pasea por su entrepierna, todavía cubierta por las mallas que lleva.
-Hugo… - susurra gimiendo más fuerte y agarrando mi pelo con
sus manos –
Pienso hacerlo así. Repto por su cuerpo hacia abajo, hasta
llegar a sus mallas. Alza sus caderas y bajo las mallas y sus braguitas al
mismo tiempo. Me muero de deseo ahora mismo. Y, por su mirada, creo que
también. Cuando le quito la ropa y está completamente desnuda, acerco mi cara a
sus muslos, se tapa la cara y se ríe levemente. La miro alzando las cejas y me
mira tapándose la boca.
-Vas a hacer lo mismo verdad? – dice cerrando sus piernas,
como con vergüenza –
Me incorporo hasta llegar a sus labios. Deja de reírse de
forma automática.
-Lo mismo no… - digo susurrando – mejor… - digo con la
respiración acelerada –
Me mira respirando de forma agitada y vuelvo hacia sus
muslos. Paseo mi boca por ellos hasta llegar a la zona. Suelta un gemido
ahogado cuando nota mis labios ahí. Agarro sus muslos y los abro un poco más.
Noto como apoya sus pies en mi espalda y se arquea levemente. Sin avisarla,
introduzco uno de mis dedos en ella, sin dejar de pasear mi lengua por donde
debo. El gemido que suelta es tan sonoro que hasta la miro sorprendido y se
tapa la boca. Cojo su mano y la aparto de su boca, como diciéndole que puede
gemir o gritar lo que quiera. Me mira de forma intensa justo antes de volver a
llevar mi boca y mi lengua a la zona. Muevo mi dedo dentro de ella, haciendo
que mueva sus caderas de forma instintiva. Voy a hacer que se corra así. No
creo que tarde mucho más, a juzgar por sus gemidos. Muevo mi lengua a una
velocidad alta, y mi dedo entra y sale de forma frenética. Lo oigo. Lo siento.
Arquea su espalda mientras no dejo de mover mi lengua ni mi dedo. Gime muy
fuerte, y durante varios segundos. Más de los que recordaba. Me agarra la
cabeza para que pare. Alzo mi mirada y está con los ojos cerrados, respirando
de manera agitada, con la boca entreabierta. Desde aquí veo su cuerpo entero.
Su abdomen y sus pechos, que se mueven al ritmo de su respiración. Saco mi dedo
y lo arrastro por la zona, provocándole un nuevo gemido ahogado.
-Hostia… - susurra – Hugo… - dice mirándome –
Subo hasta su boca y, sin decirle nada, la beso. La beso de
forma intensa, frenética. No puedo más. Necesito que me toque. Que me acaricie.
Es como si me leyera la mente. Pasa sus uñas sin hacer mucha presión por mi
espalda, justo antes de llevarlas a mi pantalón. Me lo baja sin resistencia. Me
quedo arrodillado, igual que ella, delante de mi. Me libera de toda la ropa. Mi
excitación es más que evidente. Resopla al verme y se muerde el labio inferior.
No, no hagas eso. No puedo ver que hace eso. Me dirijo a su boca de nuevo, con
mi mano de nuevo en su entrepierna. Los dos arrodillados. Una de sus manos se
dirige mi pelvis. Lo masajea. Con movimientos suaves pero que me van a hacer
perder la razón. Igual que creo que va a perderla ella como siga tocándola así.
La tumbo en la cama, boca arriba. Me agarra de la nuca y me
lleva hasta su boca, haciendo que me tumbe por completo encima de ella.
Desnudos, sin más ropa que la piel. Muevo mis caderas, rozándome con ella. Me
mira con un gesto un tanto sorprendido.
-No voy a hacer nada… - digo acariciando su mejilla – solo quiero…
- me agarra sin dejarme hablar y vuelve a besarme, con fiereza –
No me introduzco en ella, solo quiero rozarme con ella así.
Muevo mis caderas despacio, escuchando como comienza a gemir de nuevo. Me
acaricia la espalda y yo llevo mi mano derecha a su pecho izquierdo. Lo masajeo
con cierta desesperación. Los movimientos van siendo más rápidos, sin estar
dentro, solo por fuera. Sé que le estimula, noto lo excitada que está. Me
agarra la entrepierna y la dirige hacia su entrada. La miro sorprendido y vuelve
a morderse el labio. Dios, me voy a morir. Me va a matar.
-Ponte uno ya… - dice mirándome con gesto de absoluto deseo
– o se me va a ir la cabeza…
Le hago caso. Me levanto hacia mi maleta y lo hago rápido.
Me mira y vuelve a mordérselo.
-Dios, deja de morderte el labio… - digo con voz ronca
tumbándome encima de ella –
-Por qué? – pregunta riendo levemente –
-Porque me pone demasiado… - confieso y sonríe triunfante –
ven aquí… - digo agarrando sus caderas con fuerza –
Me sereno un poco, para no ser brusco, hasta que noto que,
de nuevo, agarra mi entrepierna y la dirige. Me introduzco en ella sin ninguna
dificultad. Está muy excitada, lo noto. Gime. Comienza a gemir de forma
intensa. Y yo también. No suelo hacerlo, pero necesito soltarlo.
-Me encanta oírte… - dice pegada a mi oído, susurrando entre
gemidos – eso lo hacías poco…
-Malú… - gimo – no voy a durar nada como sigas hablándome
así… - digo moviendo mis caderas lentamente –
-Sí que duras… - dice con voz muy sensual – por qué no has
gemido así nunca? – pregunta mirándome mientras me susurra –
-Dios… - susurro – tenía tantas ganas… - gimo
introduciéndome lentamente en ella –
-Y yo… - responde gimiendo – me encanta así… - dice gimiendo
– despacio…
-Y a mí… - poso mi cabeza en su hombro – te quiero…
Lo digo sin pensar. Quizá no es el momento. Quizá no tendría
que haberlo hecho. Me mira. Me mira y gime a la vez.
-Yo también te quiero gordo… - dice abrazándose a mi espalda
–
Sonrío al escuchar que vuelve a llamarme así. Hasta tengo
que contenerme o me pondré a llorar. Levanto mi mirada y miro a sus labios
directamente. Nos besamos de nuevo. Lento, muy lento. Con su lengua moviéndose
de forma lenta junto a la mía. Nos tapo con la sábana sin dejar de besarnos de
esa manera. Cambio mi movimiento de caderas y lo hago, además de lento, mucho
más profundo. Gime fuerte la primera vez que lo hago. Y la segunda. Y todas.
Aumento poco a poco la velocidad. Por sus gemidos, también
lo quiere así ahora. Vuelvo a gemir. Gimo mucho. No tan alto como ella, más
bajito, pero gimo mucho. Muchísimo. La deseo tanto que no puedo controlarlo.
-Ah… - gime mientras la miro, apoyado en mis manos – sigue…
- gime –
-No puedo mucho más cielo… - digo gimiendo –
-Ni yo… - sigue gimiendo al mismo ritmo que mis caderas –
Llevo mi mano derecha a su entrepierna y la estimulo
mientras no dejo de moverme. Me mira sorprendida y cierra los ojos mientras
masajeo con mi mano la zona. Sigo mis movimientos, cada vez más rápidos. La
escucho de nuevo. La miro y veo como arquea levemente la espalda y como se corre. Veo la cara que pone, de placer
absoluto, y no puedo contenerlo. Paro mis movimientos con la mano en su
entrepierna y me corro con ella. Nos pasaba. Nos pasaba a veces a la vez. Me ha
puesto tan sumamente cachondo ver su cara que ha sido el detonante. Caigo
rendido sobre ella, todavía moviendo mis caderas de forma lenta y escuchando
sus gemidos, ahora más tenues.
-No puede ser… - susurra abrazándose a mí – Gordo… - respira
entrecortada – Dios… - todavía mueve lentamente sus caderas, haciéndome querer
parar de todo el placer que siento ahora mismo –
-No te muevas así mucho más… - le suplico – que me matas… -
susurro y escucho como se ríe levemente – joder Malú… - alzo la mirada hasta
verla –
-No puede ser… - repite tapándose la boca y riéndose
levemente – a la vez… - me mira y asiento – nos pasaba… - se ríe de nuevo -
-No sabes la cara que pones cuando te corres… - digo de
forma totalmente lasciva –
-Hugo! – exclama algo avergonzada, tapándose la cara –
-Joder… - beso su cuello – qué quieres que haga? – sigo
besando su cuello, escuchando gemiditos que me encantan – me encantas… - digo
llegando a su oreja y lamiendo su lóbulo – me vuelves loco… - digo besando su
mejilla – como todo este tiempo… - comienzo a darle besos fugaces en la boca –
no ha dejado de pasarme… - vuelvo a besar su cuello –
No me contesta, solo acaricia mi espalda levemente. La miro
y está con gesto avergonzado. Sonrío tiernamente.
-Me vas a dejar ser un ñoño de mierda verdad? – digo dándole
besos por el otro lado del cuello –
-Me encanta que lo seas… - contesta abrazándome – tú si que
me vuelves loca… - dice abrazándome más fuerte – qué imbécil he sido Hugo…
-No por favor… - digo cansado y resoplando – deja eso ya
cielo… - la miro y sonríe levemente – te gusta lo de cielo verdad? – sonríe
apartando la mirada y asiente – deja de pensar en lo que ha pasado antes de
hoy, por favor – le suplico mirándola – empezamos de nuevo?
-No – responde seria y me hace acojonarme – quiero que
retomemos lo que dejamos por mi culpa… - ríe al ver mi cara de alivio –
-Qué cabrona eres… - me llevo la mano al pecho y ríe más
fuerte – me has acojonado… - digo sin mirarla hasta que acaricia mi mejilla y
alzo la mirada hacia ella – retomarlo… - asiente – vale… - respondo sonriendo –
pero deja de echarte la culpa o me tiro por la ventana… - ríe avergonzada – no
lo digas más vale? – acaricio su mejilla y asiente –
Miro a la ventana y parece que está atardeciendo. Siento
algo de hambre. No sé el tiempo que llevamos aquí. Me imita y mira por la
ventana y me mira sonriente.
-Siguen subiendo la cena a la habitación? – pregunta
mirándome sonriente y alzando una de sus cejas de forma sugerente -
Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminar