domingo, 3 de marzo de 2019

CAPÍTULO 72: TAQUICARDIA

Subo al coche y arranco como si me persiguiera el mismísimo diablo. Conduzco un par de minutos hasta que tengo que parar a un lado, no puedo seguir conduciendo. No con esta taquicardia y con estos nervios. Me tiembla todo. Dios mío, la he visto. Cómo he podido hacer esa presentación con ella allí? No me acuerdo de nada prácticamente, es como si hubiera puesto el piloto automático… hasta que se ha metido en el ascensor. Ahí he sentido rabia. Si no es por esto, no nos hubiéramos vuelto a ver, lo tengo más que claro.

Ni una llamada, ni una señal… nada durante este mes y pico. Y ahora, de repente, quiere que hablemos? No. No pienso hablar con ella más. He sido duro. Y me da igual, se lo merece. Siento rabia, mucha rabia. Y pena… mucha pena… apoyo mi cabeza en el volante. Estaba tan guapa. De repente, siento un nudo en la garganta. Tengo muchas ganas de llorar. Muchas. Y no las reprimo. Lloro sentado en el coche, pero con ganas de salir corriendo o de poner el coche a 200 por hora. Me tiemblan las manos si pienso en todo lo que le he dicho. Me tiembla todo si pienso en cómo me miraba. Me miraba con tristeza.

Resoplo. Y si… y si quería hablar conmigo porque… porque quería… agito mi cabeza, imposible. Que lo hubiera hecho antes, ahora es tarde. No quiero volver a verla. Y, al mismo tiempo, me da algo si pienso en no volver a verla. Joder, no puedo pensar con claridad. Creo que necesito alcohol. Mucho alcohol. Litros y litros. Arranco el coche y pongo dirección a no sé donde hasta que acabo en el mismo lugar que aquel día en el que cambió mi suerte con esos décimos de lotería. El mismo hostal/bar. Aparco en la puerta y no puedo evitar sonreír.

Al entrar, solo hay dos personas tomando algo. El dueño en la barra, le reconozco. Cuando se gira y me ve, abre sus ojos todo lo que puede.

-No puede ser! – exclama haciendo que se giren las dos personas que toman algo en una mesa – pero chaval!!!

-Se acuerda de mí? – río viendo como se acerca y me da un abrazo –

-Claro que me acuerdo! – exclama! – llevo todos estos meses acordándome!

Río. Me vuelve a abrazar y me invita a pasar y a sentarme en una mesa, pero decido sentarme en la barra.

-Qué haces por aquí? – dice poniéndome una cerveza – a esta invita la casa…

-No… - digo rápidamente – un whisky mejor…

Sonríe con gesto contrariado mirándome y me hace caso. Necesito algo fuerte. Cuando me lo pone, me lo bebo de golpe. Me quema la garganta, apoyo el vaso sobre la barra, y le pido otro. Me mira frunciendo el ceño.

-Huyendo? – pregunta poniéndome el segundo whisky –

-Algo así… - respondo sonriendo irónicamente – usted me conoce de algo más que de aquel día? – pregunto con toda la intención de saber si sabe algo de lo que ha salido en la tele –

-Yo? – pregunta contrariado – no… - responde extrañado – nos hemos visto en algún sitio más?

-No… - respondo sonriendo mirando al vaso – no me haga caso… - le miro – cómo se llama?

-Paco – responde dándome un vuelco el corazón… como mi padre –

-Hugo… - estiro mi mano para estrechársela –

-Paco… - me bebo el segundo whisky – necesito emborracharme hasta que no sepa donde estoy… - me mira con cara de reprobación – si quiere tramitar lo de la habitación ya… mejor…

1 comentario:

  1. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

    ResponderEliminar