Le he pedido que no venga. Y solo tengo ganas de verle. Ni
siquiera ha podido venir Sol. Ni mi madre. Les he pedido que no venga nadie.
Siguen ahí. Las 10 de la noche y siguen ahí. Suspiro y me siento en el sofá,
hasta que mi móvil suena. Es él.
-Hola jefa… - su tono suena a ilusión –
-Hola… - digo con tono triste –
-Qué haces? – le escucho como con el manos libres del coche
–
-Pues aquí – voy pasando canales – qué hartura Hugo… - digo
cansada – siguen aquí…
-Ya, ya lo sé… - dice riéndose – tienes alarma en el jardín?
Frunzo el ceño y miro hacia el jardín.
-Hugo, no entiendo nada… - me levanto del sofá – como que ya
sabes que siguen aquí?
-Quita la alarma anda…
No me puedo creer lo que está pasando. Desactivo la alarma
del jardín bajo la atenta mirada de Danka, que me mira extrañada. Cuando veo
aparecer su cabeza a través de los setos no puedo evitar soltar un pequeño
gritito. El lateral de la casa, con unos setos, la piscina… le estarán viendo?
La verdad es que no lo creo. Están confinados en la puerta de mi casa.
Le veo saltar y apoyarse en el muro lateral. Se eleva con
los brazos y, de un salto, llega al jardín. Me quedo paralizada de verle allí
dentro. En casa. Cómo se le ha podido ocurrir esto?
-No me vas a dar un beso ni nada? – dice en voz baja
acariciando a Danka –
-Hugo… - digo tapándome la boca sin creerme todavía lo que
acaba de pasar –
-Están todos ahí en la puerta – señala – pero en esta calle,
nadie, ni los coches suyos… - dice acercándose a mí – he aparcado ahí detrás… -
señala la calle paralela –
-Ven aquí… - digo agarrando su mano y llevándolo dentro de
casa por la puerta lateral del jardín – estás loco? – digo mirándole todavía
estupefacta -
-Mucho… - susurra acercándose a mí –
Sonrío con gesto todavía sorprendido hasta que noto su boca
en la mía. Me besa empujándome hasta el sofá.
-Estás como una cabra… - digo entre besos – no me lo puedo
creer… - sigue besándome –
-Ya te he dicho que tenía muchas ganas de verte… - comienza
a besarme el cuello –
-Joder Hugo… - susurro – menos mal que he bajado las
persianas… - jadeo –
-No decían que las tenías siempre bajadas? – dice sin parar
de besarme el cuello y comienzo a reírme –
No solo me río, me da un ataque de risa. Quién me iba a
decir hace meses que me iba a estar riendo de un comentario como ese? Me mira
interrogante y se contagia de mi risa. Los dos meados de la risa en el sofá. De
todas las situaciones que me podía imaginar esta noche, esta es la que menos
papeletas tenía, por no decir ninguna. Que se ha colado en mi casa para verme,
esquivando a los periodistas. Malú, esto no lo ha hecho nadie. Sé sincera.
Nadie.
-Me vas a contar qué era lo que te pasaba cuando te he
llamado? – pregunto cuando comienza de nuevo con los besos en el cuello –
-De verdad me estás preguntando eso ahora? – pregunta sin
dejar de darme besos –
-Hugo… - digo intentando que pare porque intuyo que algo le
estaba pasando en ese momento –
Se queda mirándome entre sorprendido y con gesto cansado.
Resopla y se incorpora, sentándose en el sofá.
-Prefieres que hablemos de mi madre antes que echar un polvo
– dice irónico asintiendo con la cabeza – interesante forma de continuar
nuestra relación…
-Jajajaja – me río incorporándome en el sofá – estabas así
de enfadado por tu madre? – pregunto ya con gesto extrañado –
-Te quiere mucho… - dice negando con la cabeza – le han
encantado las fotos…
-No me digas eso… - me llevo las manos a la boca con cara de
circunstancias – habéis discutido por mi culpa? – pregunto asustada –
-Discutir? – pregunta irónico – con mi madre no se discute!
– exclama irónico – solo escuchas el monólogo hasta que pase la tormenta…
Sonrío sin querer pero me siento fatal. Así que a su madre
no le gusto un pelo. Qué bien. La suegra me odia.
-Ya cuando se entere que tenías una perra que llamaba como
ella… - hace gestos con las manos de forma irónica – te va a adorar…
-Hugo! – le doy un manotazo – ay mi Lola… - digo algo triste
–
-Lo siento… - me mira un instante y se tapa la cara – es que
no sabes cómo se ha puesto…
-Pero Hugo… - suspiro – ya te dije que no quería que
discutieras con ella por mi culpa…
-Pero es que no es tu culpa! – exclama levantándose del sofá
– es que cree que te conoce por toda la mierda que han dicho de ti…
-Entonces entiendo que no le guste para su hijo… - digo
irónica – si les ha faltado decir que maté a Kennedy…
-Lo que me molesta es que no se preocupa de cómo estoy yo –
dice indignado – no ve que estoy contento? – le miro con ternura – debería
importarle solo eso…
Me levanto del sofá, intentando calmarle. Acaricio su
espalda mientras me mira con cara de circunstancias.
-Lo único bueno es que a la cuñada te la tienes ganada… y
que la perra de mi hermana se llama Lula por ti – le miro alzando las dos cejas
– así mi madre no puede quejarse tanto…
-La perra de tu hermana se llama Lula? – pregunto riéndome –
en serio? – asiente –
-La de mi madre se llama Soca – le miro extrañada – se lo
puso mi hermana… - sigo sin entender nada – de Caos… Soca… - alzo mis cejas –
por aquel entonces, a mi madre le caías bien…
Estallo en una carcajada tras unos segundos asimilando la
información.
-Mi hermana es una fan loca… - niega con la cabeza – ya la
viste… - sonrío enternecida – bueno, ya que hemos cortado el polvazo que íbamos
a echar en el sofá… - pongo los ojos en blanco –
-Hugo joder… - digo negando con la cabeza –
-Que era muy romántico Malú! – dice indignado – tu príncipe
subiendo al castillo y rescatándote de toda esa gente… - señala hacia la
puerta, refiriéndose a los periodistas – con lo que te quiere… - vuelvo a poner
los ojos en blanco – y me saltas con mi madre…
-Que no sabía que era por tu madre! – exclamo sin poder
evitar reírme por la situación tan surrealista –
-Y acabamos hablando de cómo se llaman los perros de mi
familia… - niega con la cabeza – es que ya se me ha bajado todo…
Le miro de forma pícara pero no me ve. Se le ha bajado todo
dice. Se va a cagar.
-Vaya… - digo caminando insinuante hacia la habitación –
entonces será mejor dormir… - me quito la camiseta, quedándome en sujetador –
te espero allí?
Me apoyo en el marco de la puerta todo lo insinuante que
puedo. Me mira con una ceja levantada para, poco después, levantarse de la
silla y salir corriendo hacia mí. Pego un gritito al notar como me agarra de la
cintura y me levanta del suelo, no sé si lo habrán escuchado fuera. Ah no, si
mi casa está insonorizada. Bendita idea la que tuve.
Maaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
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