martes, 19 de marzo de 2019

CAPÍTULO 138: LAS COSAS CLARAS


Abro la puerta hasta nerviosa. Danka y Rumba esperan pacientes en la puerta. Danka le conoce del parque, aquel día, y ya hicieron buenas migas. Y de aquel día que vino a casa y todo terminó tan mal. Cuando entra, noto su gesto serio, pero finge una sonrisa y me da un beso en los labios. Danka mueve su cola contenta, como si se acordase de él, y Rumba hace un poco lo mismo, aunque con menos efusividad, porque ya es algo mayor. Le hace varias caricias a cada una y se quita la chaqueta, sin decirme nada.

-Hugo… - le oigo suspirar – pasa algo?

-Pasa que tengo una madre que es muy comprensiva – dice con cierto tono de rabia – además de ser muy de dejarme a mi aire, nada controladora…

Le miro algo extrañada y hago que se siente en el sofá. Me esperaba que, en cuanto llegase, me agarrase y me levantara en peso, contra la pared, comiéndome a besos y subiendo a mi cuarto. A estas alturas estaríamos desnudos. Sin embargo, ahí está, serio, resoplando. Me siento a su lado, esperando a que hable.

-Te juro que no le he contado nada Malú… - me mira – sabes que no le he contado nada a nadie… - le miro sorprendido – pero lo sabe, no sé cómo, pero lo sabe… - niega con la cabeza – y piensa que el día que llegué tarde al hospital por lo de mi hermano fue tu culpa… - le miro sorprendida – además que te tiene una manía bastante importante… - dice de golpe –

Veo su gesto, se acaba de arrepentir de todo lo que me acaba de contar. No sé si la situación me causa risa o angustia. Una suegra en contra. La situación soñada.

-No sé por qué te cuento esto Malú… - dice rascándose la cabeza – es que me ha puesto negro cuando he ido a llevarle a Desmond…

-No te enfades con ella por mí, por favor te lo pido… - digo de forma sincera y sintiéndome culpable –

Me mira y, al ver mi gesto algo agobiado, sonríe y niega con la cabeza.

-Olvídate… - dice acariciándome la mejilla – además, dijimos que despacio no? – asiento – no te la voy a presentar mañana… - río algo agobiada – quiero decir que… - resopla – me estoy liando yo solo…

-Hugo… - agarro sus manos – que si, que somos pareja… - digo sonriendo sabiendo que acaba de pensar que no sabe muy bien lo que somos – de poco tiempo pero… - sonríe – nos lo hemos dicho todo no? – asiente – pues… - suspira – me la ganaré en su momento… - ríe – pero no te enfades con ella por mi culpa, por favor…

Se queda mirándome con un gesto muy tierno. Baja la cabeza. Ha llegado muy agobiado.

-Bueno, para contrarrestar, tienes una cuñada que te adora… - dice haciéndome reír, recordando el momento en el que la conocí –

-Y muy divertida… - digo riéndome –

-Bueno… - me quita el cojín de encima – creo que ya es suficiente… - le miro extrañada – que yo he venido porque te echaba de menos… - acerca su rostro hacia mí y sonrío hasta que comienza a besarme –

Los besos. Besa tan bien. Es que solo con eso ya no me hace falta mucho más para excitarme. Sus besos y su forma de tocarme. No hace falta más. Tras besarnos un buen rato en el sofá, manoseándonos a base de bien, le miro y sabe a lo que me refiero.

-Arriba – digo – abajo también hay baño, pero mejor arriba…

Como si pesara como una pluma, me levanta en peso y sube por las escaleras mientras nos besamos. Me río por la situación. Si lo hubiera tenido cuando tenía lo del pie, no me hubiera hecho falta trasladar mi habitación al piso de abajo. Al entrar a la habitación, la mira de reojo.

-Muy bonita… - dice sin dejar de besarme, haciéndome reir –

-Hugo… - intento separarme mientras me río, sin poner mucha resistencia –

-Supongo que esta es la puerta… - dice pegando mi espalda a ella, sin dejar de besarme, recordándome a nuestra guerra contra las paredes en Algeciras –

-jajajaja – río levemente entre los besos –

-Tú ríete… - dice abriendo la puerta del baño – precioso el baño… - dice sin mirarlo y sin soltarme –

Me sienta sobre el lavabo, paseando sus manos por mis muslos y poniéndome a 100 más si cabe.

-Te he echado tanto de menos… - dice besándome el cuello –

-Pero si nos vimos ayer… - digo gimiendo levemente –

-Tú no me has echado de menos? – me mira parando los besos –

Le miro y pongo cara lasciva, agarrándome a su cuello de nuevo.

-Mucho – contesto justo antes de comenzar de nuevo esa guerra de besos que hemos comenzado en el sofá –

Me deja en el suelo, pero sin parar de tocarme mientras enciendo la ducha. En este caso, es bañera, pero la bañera llena no es lo mejor ahora mismo en mi situación, aunque ya estoy en los últimos días.

Desde que probé que, aún estando con la regla, podía disfrutar igual, no he dejado de pensar todo lo que me he podido perder y todo lo que no voy a perderme a partir de ahora. Es que además Hugo es tan poco pudoroso en cuanto al sexo, que me hace soltarme del todo.

Se desnuda y se mete en la ducha, dejándome mi espacio para hacerlo yo también. Una vez desnuda y libre del tampón, entro con él. La imagen es tremenda. Bajo el agua, con ese cuerpo, con esa proporción…

-Ven aquí… - me agarra de la cintura y me mete debajo del agua, comenzando a besarme y pegándome a la pared. Me quejo levemente, está algo fría la pared – perdón… - dice separándome – acostumbrado a la de Algeciras…

-Calla… - me pego de nuevo y hago que se acerque a mí, sin dejar de besarle – qué ganas tenía Hugo… - digo algo desesperada, llevando mi mano a su entrepierna –

-Y yo… - gime levemente – Malú… - gime al notar mis movimientos – joder… - pone una mano en la pared, como queriendo sujetarse –

-Ahora si que me vas a dejar… - digo agachándome –

-Cielo… - intenta agarrarme, pero agarro su mano y la llevo a mi pelo mientras me agacho frente a él –

Nos apartamos un poco del chorro de agua, aunque es bastante suave, nada fuerte. Agachada, frente a él, me mira y noto como traga saliva. Sigo moviendo mi mano a un ritmo lento, escuchando como gime en voz baja y vuelve a poner una mano en la pared. Mi boca se dirige decidida a la zona y comienza a repetir los movimientos de la mano. Su gemido es más sonoro, sobre todo al principio. Qué cachonda me está poniendo la situación. Le miro desde abajo y, al cruzarse nuestras miradas, resopla y cierra los ojos. Acaba de ponerme más cachonda todavía mirarle desde aquí. Se agarra a mi pelo con una mano y hace movimientos en mi cabeza levemente, como marcándome el ritmo, aunque es el mismo que el que llevo yo ahora mismo.

-Dios… - gime apretando más mi pelo –

Me pone tanto oírle así sabiendo que gime por lo que le estoy haciendo. Gime cada vez más fuerte. Me deja hacerlo durante varios minutos, o eso creo, hasta que se agacha, me agarra de las axilas y me levanta, dándome la vuelta de forma algo brusca, sin hablar, y pegándome a la pared, con su torso pegado a mi espalda. Me acaba de poner mucho más cachonda, cuando pensaba que era imposible. Su mano derecha se dirige a mi entrepierna, haciendo presión desde un principio. Gimo intensamente al notarlo. Gimo al notar su mano sobre mis pechos, apretando algo desesperados. Gimo al notar como me aparta el pelo y deja mi cuello al descubierto, comenzando a besarme y lamerme el cuello, sin dejar de hacer ninguna de las otras dos acciones.

-Hugo… - gimo fuerte –

-Silencioso Malú… - dice rozando su entrepierna con mi trasero –

-Una mierda… - contesto gimiendo – está insonorizada… - digo refiriéndome a mi casa –

-Joder… - susurra besándome el lóbulo de la oreja derecha – entonces grita todo lo que quieras… - susurra de forma sensual mientras ejerce más presión en mi entrepierna -

-Dios! – exclamo –

Sigue moviendo su mano cada vez a más velocidad y siento que voy a tardar muy poco en llegar. De hecho tarda menos de lo esperado. Pego mis dos manos a la pared, gimiendo fuerte, hasta que siento las corrientes desde la pelvis a través del cuerpo entero. Echo mi cabeza hacia atrás y acaricia su mano si cuello, mientras besa mi parte derecha y sigue moviendo su mano, esta vez más despacio.

-Joder… - susurro llevando una de mis manos a su trasero –

Intento darme la vuelta, pero no me deja, agarra mis dos manos y las pega a la pared de nuevo. Una vez hecho eso, abre un poco más mis piernas, haciéndome gemir solo con ese movimiento. Va a volver a hacerlo? Si. Va a volver a hacerlo. Su mano derecha vuelve a dirigirse a mi entrepierna, haciendo que me estremezca todavía por el orgasmo anterior. Le escucho respirar de manera entrecortada en mi cuello.

-Hugo… - digo gimiendo notando como su mano se va moviendo cada vez más deprisa –

-Vas a correrte tantas veces que me vas a pedir que pare… - susurra de forma tan sexy que se me ponen todos los pelos de punta y, hasta casi podría correrme solo con haberme dicho eso –

Sigo gimiendo, cada vez más fuerte, con su mano derecha fija en mi entrepierna y su mano izquierda paseándose por mi cuerpo. No sabía que podía correrme de nuevo tan rápido. Llega de nuevo, haciéndome temblar las piernas. Con su brazo izquierdo me sujeta mientras gimo sin parar, notando el orgasmo de nuevo. Intenso y más largo de lo normal. Siento que no puedo mantenerme de pie, pero, tras acariciarme unos segundos el muslo derecho, también hacia mi trasero, vuelve a llevar su mano a mi entrepierna.

-Hugo por favor… - gimo moviendo las caderas –

-Quieres que pare? – pregunta pegado a mi oído –

-No… - gimo – pero me vas a matar… - le escucho reírse levemente – joder! – grito poniendo mis manos en la pared y dando un golpe sobre ella –

Otra vez. No puede ser. Apenas un minuto, o eso creo. Un minuto o menos es suficiente para notar otro orgasmo. Un orgasmo también intenso, pero más corto esta vez. Me agarra fuerte de la cintura, no puedo sostenerme, me tiembla todo.

-Para… - susurro apoyándome en la pared –

-Ya te he dicho que me ibas a pedir que parase… - susurra a mi espalda –

Me doy la vuelta y le veo mirarme triunfante. Ni me acuerdo que sigo con la regla. Necesito más, no solo su mano. Agarro su trasero y le pego a mi, notando su excitación absoluta.

-Malú… - me mira de repente algo asustado – no llevo condones… - le miro medio sonriente – mierda, no me he acordado…

-Yo tengo… - digo subiendo mi pierna y apoyándola en la parte trasera de la bañera y haciendo que vuelva a pegarse a mí –

-Donde? – pregunta mirándome con mucho deseo –

-Luego… - digo agarrando su entrepierna y haciendo que me mire sorprendido – solo un poco… - gimo –

Me mira fijamente y luego cambia su gesto a un gesto lascivo. Agarra mi pierna y mi cintura y me levanta en peso, pegando mi espalda de nuevo a la pared, notando el frío, y notando como se introduce en mí poco a poco. Gimo muy fuerte, igual que él. Nunca le había escuchado gemir tan fuerte. Se agarra a mi trasero y comienza a mover las caderas lentamente pero con mucho ritmo. Nos besamos de forma desenfrenada. Tengo tanta confianza que sé que va a poder parar, pero necesitaba esto ahora. El riesgo es más bajo que en una situación normal, aunque sé que existe.

-Dime dónde los tienes… - gime mirándome mientras sigue moviéndose dentro de mí –

-En mi mesita… - gimo al notar como sale de mi – voy yo? – niega con la cabeza –

Miro hacia su entrepierna y entonces recuerdo que si, que sigo con la regla. Me mira sonriente y se lava un poco con agua, dándome un beso bastante largo antes de salir de la ducha.
Le veo salir de la bañera, todo mojado, con ese trasero tan bien puesto. Me muerdo el labio inferior. El sexo es perfecto. Nunca había disfrutado tanto en mi vida y nunca había tenido tanta confianza con nadie. Tanto que dejo que rebusque en mis cajones, me da igual. Aparece al momento con una caja, con una sonrisa amplia. No hace preguntas. Los tengo porque tengo que tenerlos, normalmente es cosa de ellos, pero también nuestra. Le miro desde dentro de la bañera y vuelvo a morderme el labio inferior. Resopla al verme y sonrío triunfante.

-Ven aquí… - vuelve a cogerme en brazos y a pegarme a la pared – estás cómoda así? – asiento agarrándome a su cuello –

Gime al volver a introducirse en mí, igual que yo. Ahora la velocidad va en aumento. No puedo agarrarme a nada, solo a su cuello. Debe notar que no estoy del todo cómoda, porque para, me deja apoyar mis pies en el suelo de la bañera, y hace que me tumbe, igual que en Algeciras, solo que en la bañera me parece más cómodo. Al tumbarme, comienza a besarme los pechos, de forma ansiosa, y a tocarme de forma muy lasciva por todo mi cuerpo. Está desesperado, o eso creo. Abro mis piernas y le miro, apoyada en la parte trasera de la bañera. Me agarra de los muslos y me hace deslizarme un poco hacia abajo y se arrodilla delante de mi.

Se introduce de nuevo en mí, haciéndome gemir de nuevo pero, sobre todo, le escucho gemir a él. Me agarro a la mampara y la parte trasera de la bañera, con mis piernas completamente abiertas y algo elevadas. Sus manos siguen en mis caderas, moviéndose sin parar, a un ritmo frenético. Nos miramos y las miradas todavía hacen acrecentar más el deseo. Noto como va a correrse. Cierra los ojos y entreabre su boca, aumentando más el ritmo. Me pone tanto verle así, tan desatado. Sigue arrodillado frente a mí, no se ha tumbado. Me mira justo antes de correrse y, si él dice que le encanta mi cara cuando me pasa, yo podría decir lo mismo. Tras varios gemidos, apoya su mano derecha en la parte trasera de la bañera, con la respiración acelerada.

-Joder Malú… - susurra sin levantar la mirada –

Acaricio su pelo pero no parece que vaya a tranquilizarse, porque me mira todavía con esa mirada lasciva.

-Arrodíllate – me dice mirándome fijamente – de espaldas

-Hugo… - le miro como intentando decirle que estoy bien, pero alza una de sus cejas con gesto pícaro y no puedo evitar hacerle caso –

-Pon aquí las manos… - las dirige a la parte trasera de la bañera – abre las piernas – le hago caso – hasta que me pidas que pare… - dice con voz ronca –

-Joder… - susurro al notar como su mano vuelve a estar en mi entrepierna –

Me arqueo un poco hacia delante, agarrándome a la bañera, mientras mueve su mano y su mano izquierda me acaricia entera. No puedo seguir agarrada a la bañera, estoy notando que va a volver a pasar. Con mi mano izquierda, agarro su nuca y le pego a mi cuello, arqueándolo hacia atrás, quedando en una posición que me excita mucho, con él a mi espalda y yo totalmente arqueada hacia él. Gimo de nuevo muy fuerte, y noto como llego otra vez. He perdido la cuenta. Respiro acelerada en la misma posición, notando sus manos paseándose por mi cuerpo. Y notando también como mi regla hace acto de presencia.

-Esto se nos va de las manos Hugo… - digo algo apurada –

-Tú crees? – pregunta irónico haciendo que me ponga de pie – anda ven… - le miro algo avergonzada – me dejas? – pregunta echándose gel en la mano como diciéndome que quiere enjabonarme él –

Le miro negando con la cabeza y asiento, viendo como sonríe a través del agua del chorro de la ducha. Se nos va de las manos, pero me encanta.

2 comentarios:

  1. Maaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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