jueves, 14 de marzo de 2019

CAPÍTULO 122: LA ÚLTIMA VEZ

Miro a mis sobrinos que están con Sol y Vero a mi izquierda, en las escaleras que bajan del escenario. Tienen un gesto de ilusión que me hace sonreír. Quizá he conseguido sacarles de ese bucle, aunque hayan llorado un poco escuchándome cantar. No sé ni cómo he podido cantar esa canción. Cuando he visto que ella estaba allí, casi le pido a Rubén que parase. Pero no he podido. Necesitaba decirle todo lo que dice esa canción. Necesitaba decirle que lo único que querría sería volver al principio. A aquella cena llena de risas… a aquella lluvia cayendo mientras ella me decía que no quería irse a casa… a aquel beso… a todo aquello… Pero es imposible. Ya no se puede volver.

Suspiro al escuchar a Cato decir que quedan 5 minutos. Les veo detrás, la veo. Tiene la cara desencajada. Por qué he tenido que decirle todas esas cosas ahora, justo hoy? Le he jodido el concierto. Incluso se ha planteado suspenderlo. Por mi culpa. Ajusto todo intentando borrar todos esos pensamientos de mi cabeza. Por un momento, me planteo en la equivocación que he cometido diciendo que me voy. Cómo voy a irme si lo que necesito es verla? Si me voy… quizá no volvamos a vernos.

Con eso en mi cabeza, comienza el concierto. Se transforma. No sé como lo hace, pero se transforma. Sale con fuerza, con la voz intacta, como si no hubiera pasado nada. Es imposible no mirarla, aunque no tuviera que hacerlo. El público está enfervorecido con ella. Noto hasta más intensidad que en otros conciertos. Mucha más. En su forma de cantar, en su forma de moverse. En todo.

Y llega Oye. No, no puedo escuchar esto ahora. No después de confesarme aquel día que me la había cantado a mí. Me voy a romper escuchándola. Me estoy rompiendo ya escuchando solo el piano de Rubén.

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

Esta es la canción. La canción con la que intento decirle todo lo que no sé decir. De repente, el primer concierto, ese primer día, se lo dije. Y lo entendió. Y yo lo estropeé justo después. Tengo la sensación que voy a romperme cantándola. Escucho el piano de Rubén, sentada a su lado, y miro fugazmente hacia Hugo. Me está mirando. Bajo la mirada rápidamente y cojo aire. El concierto está siendo intenso, el más intenso hasta ahora… pero esta canción… esta va a partirme en dos.

-Oye – cierro los ojos nada más empezar - te echo de menos – canto casi susurrando - No sabes cuánta gente preguntan inocentes por ti – abro los ojos y le miro, sí, me está mirando. Tengo que cerrarlos de nuevo para no sentir que voy a ponerme a llorar - Oye, sé que estás escuchando – vuelvo a mirarle y me está mirando con un gesto de tristeza, o, al menos, eso me ha parecido - Aún lo sigo intentando, me busco en el desastre que fui – canto mirando casi al suelo - Cuántas veces me pregunto cuál hubiera sido el rumbo… cuál sería la ciudad – el nudo en la garganta aparece y no sé si puedo seguir… pero sigo - Que me veo hablando sola – subo el tono de voz - Y aun así quiero excusarme – le miro y vuelve a estar mirándome con ese gesto - y me cuesta más creerme… toda la verdad – agacho la cabeza y cojo aire para poder seguir - No sé encajar que ningún tren traiga tu abrazo – noto la emoción en mi garganta como pocas veces - No sé esperar en el andén de este desorden – hago un gesto de desesperación, me sale así - Puedo saber, puedo entender y reencontrarme – le miro y veo como tiene su mandíbula apretada - Pero tu boca está en la piel de cualquier nombre – cojo aire de nuevo - Sigo sintiendo el fuerte impulso de llamarte – cojo aire pero se entremezcla con un sollozo sin querer - Sigo temblando… - literalmente, me tiemblan las manos - como quien hace y deshace… El amar y el desarmarse – cojo aire y vuelve a pasarme, vuelve a entremezclarse con un sollozo - El amar y el desarmarse…

No sé si puedo seguir. No sé si puedo. No sé si decirle a Rubén que pare y largarme de allí. Escucho a la gente gritar y callarse cuando va a comenzar de nuevo la canción. Tengo la sensación que voy a echarme a llorar en cualquier momento. De hecho, noto que mis ojos están llenos de lágrimas, intento disimular mientras Rubén sigue tocando el piano y vuelve a empezar. Vuelve a empezar la tortura. Le miro un instante, no me está mirando, pero le veo apoyado en la mesa, como agotado, con la cabeza baja. Suspiro.

-Oye – le miro y, justo al escucharme, alza la cabeza y me mira con el mismo gesto, de tristeza absoluta - ¿cómo te encuentras? – no puedo apartar mi mirada de él, no puedo - Yo, siéndote sincera, no he podido siquiera… mirar las fotos – vuelvo a cambiar la letra, refiriéndome a aquellas fotos que nos hicieron – Oye – le miro y creo notar que está emocionado - es que después de tanto – de nuevo ese nudo en la garganta que me da la sensación de no poder seguir - de ser abrigo y frío, de habernos aprendido… - nos miramos - a amar – tengo que bajar la cabeza o no podré seguir - Me has sabido a tantos sueños, te he besado tantos miedos, hemos visto tanto mar – ni siquiera miro al público, solo a él, justo en la última frase, y a mi cabeza viene aquel día en la playa, los dos solos, y la emoción se agolpa en mi garganta - Que me veo hablando sola – canto con cierto tono desesperado - y aun así quiero excusarme – le miro con lágrimas en los ojos, como pidiéndole perdón por todo… y me aguanta la mirada - y me cuesta más creerme – cojo aire y, de nuevo, un sollozo - toda la verdad – digo con tono derrotado - No sé encajar que ningún tren traiga tu abrazo – canto con potencia, que no se ni de donde la saco - No sé esperar en el andén de este desorden – vuelvo a mirarle y vuelve a estar con la cabeza agachada, como abatido - Puedo saber, puedo entender y reencontrarme – suspiro sin querer - Pero tu boca está en la piel de cualquier nombre… - cojo aire fuerte - Sigo sintiendo el fuerte impulso de llamarte – canto con demasiada emoción para no notar de nuevo las lágrimas en mis ojos - Sigo temblando… - cojo aire y se nota que estoy llorando, lo sé, pero no he podido evitarlo - como quien hace y deshace… - sollozo - El amar y el desarmarse… - le miro por última vez – el amar y el desarmarse…

La canción termina, sé que viene Ángel caído, pero le hago un gesto a Rubén para que toque el piano algo más y poder recomponerme. Me echaría a llorar ahora mismo, no hago otra cosa que mirar a Rubén que me mira con gesto comprensivo. Consigo calmarme tras unos segundos y seguir. Tengo que seguir. No puedo parar el concierto. Como tampoco puedo evitar mirarle y descubrir que está tocándose los ojos, sin mirarme, seguramente llorando.

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

Saldría ahora mismo y me la llevaría de allí. Está llorando. Igual que yo. Es incapaz de decirme nada cara a cara pero… cuando canta… lo dice absolutamente todo. Me ha sobrecogido tanto que no sé cómo he sido capaz de no sentarme y mantenerme de pie. Miro a Sol y a Vero sin querer. Vero me mira secándose las lágrimas y Sol… Sol me mira y niega con la cabeza levemente. Lo he hecho todo tan mal. Y lo peor es que… ya no hay vuelta atrás… no habrá nunca vuelta atrás.

El concierto avanza, casi sin darme cuenta, hasta que acaba. Acaba con ella destrozada, lo sé. Destrozada emocionalmente después de las cosas que le he dicho antes de empezar. Destrozada como yo. La miro por última vez desde mi sitio, antes de que se apaguen las luces. No lo esperaba, pero, en el último momento, justo antes de que se apaguen, se gira hacia mí. Nos miramos, solo unos segundos, hasta que las luces se apagan y ya no la veo. Suspiro y desconecto todo para que ya no se escuche nada. El concierto acaba de terminar y, con él, nuestra historia. Para siempre.

1 comentario:

  1. Maaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

    ResponderEliminar