CAPÍTULO 111: ME DUELE

La llamo y, en un principio, no me lo coge. Me devuelve la llamada 5 minutos después y su voz suena triste.

-Hugo, qué son esas fotos? – es lo primero que me pregunta –

-Eso mismo te iba a preguntar yo… - digo con cierto tono resentido, por mi cabeza se ha pasado la idea de que haya sido ella –

-No pensarás que yo… - dice con tono ofendido – Hugo, no necesito esto… te lo aseguro… - su voz suena segura y apenada – y no te haría eso… no me gusta verme ahí…

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El temblor de mis manos es latente. Casi derramo el café al ver las fotos. Hugo con esa chica, paseando, no van de la mano, pero da igual. “Hugo olvida a Malú con otra chica”, reza el titular. Quiero matarle. Voy a matarle. No sé si por las fotos… o por lo que ha hecho. Es culpa mía, le dije que era un error, lo zanjé. Su mirada lo dijo todo. Esperaba otra cosa, lo sé. Pero se lo negué. Se me hace muy cuesta arriba trabajar con él. Tengo hasta ganas de gritarle en cuanto le tenga delante, con cualquier excusa.

Hoy volvemos a tener concierto. De nuevo ensayo. De nuevo él. De nuevo ella allí, seguramente. Hay una tensión en el equipo latente, y sé que es culpa mía. Hugo es libre de hacer lo que quiera… pero esa noche pudo volver a ser el principio y yo me lo negué. Se lo negué a él. Soy imbécil. Completamente imbécil.

Al llegar al recinto, veo que Hugo ya está en su lugar, hablando animadamente con Cato. No puedo evitarlo. Al pasar por su lado, decido sacar toda mi ironía.

-Dónde te has dejado a tu novia? – pregunto sin mirarle, saludando a Cato –

-Hoy no podía venir – dice sin mirarme –

-Qué lástima… - respondo con una sonrisa irónica – sales muy bien en las fotos por cierto…

Miro a Cato y me mira con cara de reprobación, pero me da igual.

-Si, me encanta salir en revistas sin tener nada que ver con eso… - responde mirándome – lo bueno es que ella no me ha echado la culpa de nada… - dice con cierto tono de reproche, que me hace encenderme –

-A lo mejor es que la que tiene que ver algo con esas fotos es ella… - digo irónica –

-No vayas por ahí… - contesta serio –

-Bueno, vamos a comenzar el ensayo no? – Dice Cato intentando cortar la conversación –

-Serás capaz de trabajar sin que esto te afecte? – pregunta mirándome irónico –

-Soy bastante más profesional que tú… - digo con cierto tono altivo, recibiendo una sonrisa irónica por su parte –

Voy a putearle. Lo he decidido. Se lo merece. Por un momento, le miro desde el otro lado del escenario. Concentrado, sin mirarme. Me duele. Sin quererlo, me duele. Me duele no haber tenido el valor de dar el paso aquel día. Hubiera funcionado? Me voy sin querer a Algeciras y un nudo en la garganta me posee. Respiro hondo varias veces antes de comenzar el ensayo. No quiero ponerme a llorar, pero tengo muchas ganas. Me duele. No hay duda.