martes, 12 de marzo de 2019

CAPÍTULO 108: OTRO ERROR

Me despido de todos. Malú hace rato que se fue, sin mirarme apenas, sin despedirse… sin nada. Ya no hay nada. El concierto ha salido bien, aunque las indicaciones de Malú no han cesado. Me ha vuelto completamente loco, pero he conseguido solventar la situación. No estamos en Madrid, pero me apetece ahora mismo salir y emborracharme. Incluso salir, encontrar a alguien que quiera sexo, tirármela, y olvidarme de esto. Nunca he sido así, pero estoy harto. Harto de sentir que me utilizan. Tengo que aprender a utilizar yo si no quiero terminar como hoy, hecho una mierda.

Entro a un bar cualquiera, ni siquiera sé en qué zona de la ciudad estoy. Al entrar, veo mucha gente. Me dirijo a la barra y pido un wisky. Uno detrás de otro hasta completar mi cuarteto. Sé que si no quiero acabar tirado en la calle, no puedo beber ninguno más. Siento el mareo, la borrachera, la desinhibición. En la pista, veo una chica morena, alta, está buena, baila de forma sugerente y me pongo a mirarla con descaro. No pienso en nada. Nuestras miradas se cruzan y, ni corta ni perezosa, se acerca a mí.

-Qué haces aquí solo? – pregunta apoyándose en la barra, sin dejar de mirarme –

-Y tú? – pregunto con tono chulesco –

-Mis amigas me han dejado tirada y se han ido antes de lo previsto… - mira mis labios – pero a mi me apetecía seguir de fiesta…

Sonrío al ver que me mira los labios. Ya no pienso en nada, solo en la chica que tengo aquí delante ahora mismo.

-Cómo te llamas? – pregunto acercándome un poco a ella –

-Bea… - contesta acercándose a mí – y tú? – susurra –

-Hugo… - contesto mirando sus labios – encantado de conocerte… - voy reduciendo la distancia –

-Todavía no me has dicho qué haces aquí solo… - dice sin dejar de acercarse –

-Conocerte… - respondo con cierta rapidez, haciendo que sonría –

Nada más. Poco más. Comenzamos a besarnos de forma frenética. La barra está algo iluminada, así que le cojo la mano y la llevo a una zona donde hay menos gente y menos luz. Los besos no cesan, ni mis manos paseando por su cuerpo tampoco. Por un momento, pienso en qué cojones estoy haciendo, pero solo dura un segundo. El alcohol hace su efecto y me olvido de todo.

-Tengo una habitación de hotel… - digo de forma sugerente, tocando sus muslos –

-Interesante… - contesta mirándome y llevando su mano a mi entrepierna – y qué hacemos aquí todavía?

Sonrío de forma lasciva y salimos a toda prisa del bar. Consigo un taxi a la velocidad de la luz y doy las señas adecuadas. Es el hotel donde se aloja el equipo y donde se aloja Malú. Su nombre me viene a la cabeza por un momento, pero bajo la ventanilla y se va, con el viento. Laura, creo recordar que así se llama, no para de manosearme y hace que yo haga lo mismo.

Al llegar al hotel, caminamos hasta el ascensor. Al cerrarse, comenzamos a besarnos y tengo un flashback enorme de Algeciras, pero se va después de unos segundos, cuando se abre la puerta del ascensor y llego a la habitación. Es individual, afortunadamente, no tengo que dar explicaciones a nadie.

Al entrar a la habitación, cierro la puerta y casi le arranco el vestido. Necesito sexo y ahora. Y parece que ella también. Me desabrocha el pantalón y se arrodilla. Me quito la camiseta yo mismo, mientras ella sigue arrodillada, dándome placer. Tras un rato así, la levanto, le quito las braguitas y la empujo a la cama. Se ríe levemente y me mira con una mirada lasciva que me hace no tener dudas. A pesar del pedo que llevo, no me olvido de la protección, aunque ella ni siquiera la había pedido.

Follamos fuerte, grita mucho y yo me afano en no bajar el ritmo, hasta que noto que se corre. Me hace parar, no hablamos. Tras unos segundos, vuelve a mirarme de esa forma y sigo con el mismo ritmo hasta conseguir correrme. Me ha costado mucho. Muchísimo. No sé por qué.

Caigo rendido en la cama. Igual que ella. No hablamos, no decimos nada, resopla, me mira con esa mirada lasciva y se gira en la cama para dormir de lado. Me quedo unos segundos mirando al techo. Qué acabo de hacer? El alcohol ya no me hace efecto. Ahora sí que pienso. Pienso en ella. De nuevo acabo de cometer otro error y, esta vez, enorme. Pero no se si me siento culpable o aliviado. 

1 comentario:

  1. Maaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

    ResponderEliminar