sábado, 30 de marzo de 2019

CAPÍTULO 147: A MI MANERA


Le he pedido que no venga. Y solo tengo ganas de verle. Ni siquiera ha podido venir Sol. Ni mi madre. Les he pedido que no venga nadie. Siguen ahí. Las 10 de la noche y siguen ahí. Suspiro y me siento en el sofá, hasta que mi móvil suena. Es él.

-Hola jefa… - su tono suena a ilusión –

-Hola… - digo con tono triste –

-Qué haces? – le escucho como con el manos libres del coche –

-Pues aquí – voy pasando canales – qué hartura Hugo… - digo cansada – siguen aquí…

-Ya, ya lo sé… - dice riéndose – tienes alarma en el jardín?

Frunzo el ceño y miro hacia el jardín.

-Hugo, no entiendo nada… - me levanto del sofá – como que ya sabes que siguen aquí?

-Quita la alarma anda…

No me puedo creer lo que está pasando. Desactivo la alarma del jardín bajo la atenta mirada de Danka, que me mira extrañada. Cuando veo aparecer su cabeza a través de los setos no puedo evitar soltar un pequeño gritito. El lateral de la casa, con unos setos, la piscina… le estarán viendo? La verdad es que no lo creo. Están confinados en la puerta de mi casa.

Le veo saltar y apoyarse en el muro lateral. Se eleva con los brazos y, de un salto, llega al jardín. Me quedo paralizada de verle allí dentro. En casa. Cómo se le ha podido ocurrir esto?

-No me vas a dar un beso ni nada? – dice en voz baja acariciando a Danka –

-Hugo… - digo tapándome la boca sin creerme todavía lo que acaba de pasar –

-Están todos ahí en la puerta – señala – pero en esta calle, nadie, ni los coches suyos… - dice acercándose a mí – he aparcado ahí detrás… - señala la calle paralela –

-Ven aquí… - digo agarrando su mano y llevándolo dentro de casa por la puerta lateral del jardín – estás loco? – digo mirándole todavía estupefacta -  

-Mucho… - susurra acercándose a mí –

Sonrío con gesto todavía sorprendido hasta que noto su boca en la mía. Me besa empujándome hasta el sofá.

-Estás como una cabra… - digo entre besos – no me lo puedo creer… - sigue besándome –

-Ya te he dicho que tenía muchas ganas de verte… - comienza a besarme el cuello –

-Joder Hugo… - susurro – menos mal que he bajado las persianas… - jadeo –

-No decían que las tenías siempre bajadas? – dice sin parar de besarme el cuello y comienzo a reírme –

No solo me río, me da un ataque de risa. Quién me iba a decir hace meses que me iba a estar riendo de un comentario como ese? Me mira interrogante y se contagia de mi risa. Los dos meados de la risa en el sofá. De todas las situaciones que me podía imaginar esta noche, esta es la que menos papeletas tenía, por no decir ninguna. Que se ha colado en mi casa para verme, esquivando a los periodistas. Malú, esto no lo ha hecho nadie. Sé sincera. Nadie.

-Me vas a contar qué era lo que te pasaba cuando te he llamado? – pregunto cuando comienza de nuevo con los besos en el cuello –

-De verdad me estás preguntando eso ahora? – pregunta sin dejar de darme besos –

-Hugo… - digo intentando que pare porque intuyo que algo le estaba pasando en ese momento –

Se queda mirándome entre sorprendido y con gesto cansado. Resopla y se incorpora, sentándose en el sofá.

-Prefieres que hablemos de mi madre antes que echar un polvo – dice irónico asintiendo con la cabeza – interesante forma de continuar nuestra relación…

-Jajajaja – me río incorporándome en el sofá – estabas así de enfadado por tu madre? – pregunto ya con gesto extrañado –

-Te quiere mucho… - dice negando con la cabeza – le han encantado las fotos…

-No me digas eso… - me llevo las manos a la boca con cara de circunstancias – habéis discutido por mi culpa? – pregunto asustada –

-Discutir? – pregunta irónico – con mi madre no se discute! – exclama irónico – solo escuchas el monólogo hasta que pase la tormenta…

Sonrío sin querer pero me siento fatal. Así que a su madre no le gusto un pelo. Qué bien. La suegra me odia.

-Ya cuando se entere que tenías una perra que llamaba como ella… - hace gestos con las manos de forma irónica – te va a adorar…

-Hugo! – le doy un manotazo – ay mi Lola… - digo algo triste –

-Lo siento… - me mira un instante y se tapa la cara – es que no sabes cómo se ha puesto…

-Pero Hugo… - suspiro – ya te dije que no quería que discutieras con ella por mi culpa…

-Pero es que no es tu culpa! – exclama levantándose del sofá – es que cree que te conoce por toda la mierda que han dicho de ti…

-Entonces entiendo que no le guste para su hijo… - digo irónica – si les ha faltado decir que maté a Kennedy…

-Lo que me molesta es que no se preocupa de cómo estoy yo – dice indignado – no ve que estoy contento? – le miro con ternura – debería importarle solo eso…

Me levanto del sofá, intentando calmarle. Acaricio su espalda mientras me mira con cara de circunstancias.

-Lo único bueno es que a la cuñada te la tienes ganada… y que la perra de mi hermana se llama Lula por ti – le miro alzando las dos cejas – así mi madre no puede quejarse tanto…

-La perra de tu hermana se llama Lula? – pregunto riéndome – en serio? – asiente –

-La de mi madre se llama Soca – le miro extrañada – se lo puso mi hermana… - sigo sin entender nada – de Caos… Soca… - alzo mis cejas – por aquel entonces, a mi madre le caías bien…

Estallo en una carcajada tras unos segundos asimilando la información.

-Mi hermana es una fan loca… - niega con la cabeza – ya la viste… - sonrío enternecida – bueno, ya que hemos cortado el polvazo que íbamos a echar en el sofá… - pongo los ojos en blanco –

-Hugo joder… - digo negando con la cabeza –

-Que era muy romántico Malú! – dice indignado – tu príncipe subiendo al castillo y rescatándote de toda esa gente… - señala hacia la puerta, refiriéndose a los periodistas – con lo que te quiere… - vuelvo a poner los ojos en blanco – y me saltas con mi madre…

-Que no sabía que era por tu madre! – exclamo sin poder evitar reírme por la situación tan surrealista –

-Y acabamos hablando de cómo se llaman los perros de mi familia… - niega con la cabeza – es que ya se me ha bajado todo…

Le miro de forma pícara pero no me ve. Se le ha bajado todo dice. Se va a cagar.

-Vaya… - digo caminando insinuante hacia la habitación – entonces será mejor dormir… - me quito la camiseta, quedándome en sujetador – te espero allí?

Me apoyo en el marco de la puerta todo lo insinuante que puedo. Me mira con una ceja levantada para, poco después, levantarse de la silla y salir corriendo hacia mí. Pego un gritito al notar como me agarra de la cintura y me levanta del suelo, no sé si lo habrán escuchado fuera. Ah no, si mi casa está insonorizada. Bendita idea la que tuve.  

jueves, 28 de marzo de 2019

CAPÍTULO 146: NO ME GUSTA ESTO

El primer fin de semana con él de gira conmigo. Bueno, no ha sido el primer fin de semana, pero sí ha sido el primero juntos. Muy juntos. Creo que hasta somos un poco pegajosos, intentamos que no, pero ya todo el mundo lo sabe.

En redes sociales las cosas están tranquilas… he visto algún vídeo en el que parece que insinúan que hay miraditas, pero nada importante. Hasta el miércoles. Los miércoles son el día que más temía hace meses. Revistas, portadas. Pues sí, salimos en una portada. Suspiro y bloqueo el móvil, bajando la cabeza mientras me apoyo en la mesa. Se va a asustar. Volvieron a vernos en Algeciras, no sé cómo ni por qué, pero las fotos son bastante claras. Y otra foto de él entrando aquí, en mi casa. Nos han hecho un seguimiento y no nos hemos dado cuenta.

No se me pasa por la cabeza ni por asomo que esto tenga que ver con él, y eso me tranquiliza. La última vez fue lo primero que pensé. Ahora ya no. Ahora mi confianza en él es plena. En lo que no confío tanto es en su reacción. Esto asusta a cualquiera. Es su intimidad, la mía está más que pisoteada desde hace meses y hasta casi que no me afectaría.

Entre esos pensamientos, recibo la llamada de Sol. Casi la esperaba más que la de Hugo.

-Otra vez cariño… - dice de forma compasiva – lo has visto no?

-Si… - digo de forma cansada – no he hablado con él pero vamos… - resoplo – no sé cómo pudieron vernos, te lo prometo…

-Él no fue – afirma –

-No no – afirmo con rotundidad – eso ni se me ha pasado por la cabeza Sol… - suspiro – voy a hablar con él vale?

-Quieres que haga algo? – pregunta comedida –

-No, ya te imaginarás que esto no es igual que la otra vez… - digo sin poder evitar sonreír –

-No te noto agobiada… - dice Sol algo extrañada –

-Por mí no, solo quiero hablar con él para saber si está agobiado o no…

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-Te parece normal esto? – mi madre lanza la revista sobre la mesa y resoplo – te lo dije Hugo… que no te conviene, que…

-Basta mamá… - me levanto cansado después de escuchar la retahíla de reproches que me acaba de soltar – no me conviene porque salimos en una revista? – digo cogiéndola – es lógico que salgamos, lo que no sé es cómo han conseguido estas fotos…

-Pues porque esta gente siempre tiene fotógrafos que van con ellos para hacerse promoción y…

-No mamá… - la corto – no vayas por ahí – digo enfadado – Malú no necesita esto para promocionar nada…

-Y encima te enfadas conmigo! – exclama – enfádate con ella, que te ha metido en esto…

-Me he metido yo solito mamá… - digo de forma clara – mira mamá… - cojo mi chaqueta – te lo dije el otro día… - resoplo – ni una pregunta sobre si estoy bien, sobre si estoy feliz, sobre nada… - va a hablar pero la corto – solo esto – cojo la revista con desprecio y la lanzo sobre la mesa – que Sonia me pusiera los cuernos durante meses te pareció bien porque no salió en ninguna revista no? – alzo el tono de voz –

-Hugo, eso no es así… - dice seria –

-No? – pregunto irónico – venga – me siento en el sofá – pregúntame cómo estoy – digo irónico – pregúntame cómo nos llevamos – me mira seria – o si estoy feliz – resoplo – ves? – me levanto del sofá de nuevo – lo reduces todo a esa mierda – señalo de nuevo la revista – ni siquiera querrías conocerla porque piensas que ya la conoces – alzo de nuevo la voz –

Mi móvil suena y corta la conversación. Mi madre iba a hablar pero se calla. Es ella. Si no se lo cojo, se va a preocupar.

-Dime – contesto todavía cabreado –

-Eh… - noto como se queda cortada – Hugo, siento mucho lo de la revista –

-No me hables de la revista quieres? – digo de forma borde – no puedo hablar ahora…

-Estás… - balbucea – estás enfadado?

Suspiro. Le he hablado fatal. Camino hasta la cocina para alejarme de mi madre.

-No… - digo ya en un tono más tranquilo – claro que no… - digo seguro – no contigo…

-Hugo, de verdad, no sabía que esto iba a salir… - dice de forma atropellada –

-Lo sé… - digo sonriendo levemente – tú también sabes que no tengo nada que ver no?

-Ni se me ha pasado por la cabeza – dice segura y me hace sonreír –

-Tengo ganas de verte… - digo en tono mimoso –

-Y yo… - responde con el mismo tono – tengo varios periodistas en la puerta Hugo… - suspira –

-A mí eso me da igual… - digo convencido – yo voy a verte…

-No Hugo… - dice de forma rápida –

-Y qué hacemos? – pregunto ahora algo agobiado – no vernos y esperar al concierto? – digo temeroso –

-No lo sé Hugo… - resopla – no lo sé… 

miércoles, 27 de marzo de 2019

CAPÍTULO 145: ADRENALINA


Al cerrarse la puerta de la habitación, me mira con una cara de deseo que me encanta. Da saltitos hasta llegar a la cama. Está eufórica. Al llegar a la cama, directamente, se desnuda, sin que yo haga nada. La miro casi boquiabierto. Lo mejor de todo es que hace movimientos con las piernas para provocarme. Sin braguitas y sin nada.

-Siempre terminas así los conciertos? – me acerco con voz sugerente – tú crees que puedes hacerme esto? – digo señalándola mientras se acomoda en la cama –

-Si no estoy haciendo nada… - se tapa con la sábana de forma sexy – no vas a venir o qué?

-Nos van a escuchar? – digo quitándome la camiseta –

-Es posible… - contesta mirándome con gesto lascivo – y no, no termino así los conciertos… - dice viendo como me bajo los pantalones – tengo mucha adrenalina pero no tengo eso – señala mi entrepierna – eso también fuera… - la miro con mucho deseo y me quito los calzoncillos – Dios… - susurra – ven aquí…

Me agarra de una mano y me tira hacia ella, haciendo que me ponga boca arriba. Se sienta sobre mí y comienza a acariciarme el pecho. Acabo de pillar que ella va a llevar la voz cantante hoy, nunca mejor dicho. Comienza a besarme el cuello y suspiro al notar su lengua pasearse por la zona. Sube hasta mi oreja, lame el lóbulo y me da un pequeño mordisco en la derecha.

-Joder… - suspiro –

-Ya sabía yo que no estabas cansado… - dice mirándome –

Me besa con mucha pasión justo antes de comenzar a deslizarse hacia abajo, hasta mi abdomen. Su mano se dirige a mi entrepierna y comienza a masajearla despacio. Se me escapa algún jadeo, no lo puedo evitar. Pero el gemido se me escapa al notar su boca en la zona. No puedo pararla. No puedo evitar que lo haga. Qué placer me está provocando. Nuestras miradas se cruzan y todavía me provoca más placer esa imagen. Joder, no sé si a ella esto le está gustando, pero a mi me está flipando.

Joder, no se cansa. Alterna su mano con su boca de una forma perfecta, con un ritmo perfecto en cada momento. Empiezo a pensar que, como no pare, como deje que siga, voy a llegar así.

-Malú, que me matas… - gimo y me mira, sin dejar de mover su mano –

-No te gusta? – pregunta con voz completamente lasciva –

-Vas a hacer que me corra… - digo sin poder mirarla –

Escucho como se ríe y veo que se aparta de mí. No entiendo nada. No entiendo nada hasta que veo como saca una caja y me coloca, de forma muy sensual, la protección adecuada. Sin avisar, se sienta sobre mí, a horcajadas. Noto como me introduzco en ella completamente y gimo muy fuerte. Igual que ella. Mueve sus caderas sin dejar que yo haga nada. Las mueve cada vez más rápido y jadeo sin poder parar. Está desatada, creo que nunca la había visto tan así. Se mueve incluso haciendo círculos con sus caderas. Resoplo y agarro sus caderas, fijándolas aunque opone algo de resistencia mientras se ríe. Comienzo a moverme yo, esta vez más rápido, escuchando como gime con fuerza.

Ahora tomo yo el control. Agarro sus caderas y la giro, poniéndola boca abajo. Vuelvo a agarrar sus caderas y las elevo un poco. Nunca la he visto en esta posición, pero creo que no le molesta. Me dejo llevar. Me introduzco en ella desde atrás y sus gemidos me hacen saber que le está gustando. Aprieto sus nalgas con fuerza y agarro sus caderas, moviéndome cada vez más rápido.

-Hugo… - dice entre gemidos, con su cabeza apoyada en la almohada – joder… - exclama subiendo sus manos hacia la pared y manteniéndose así –

Desde mi posición, veo su trasero, su espalda, su pelo y hasta sus pechos moverse al mismo tiempo que mis movimientos. No veo su cara, es lo único que me falta. Sigo en esa posición un rato más, pero quiero verla. Paro y le doy la vuelta, tumbándome encima de ella. Respira entrecortada.

-Me encanta… - dice incorporándose y bésandome con mucha lascivia –

-El qué? – beso su cuello –

-Que te pongas así… - dice mirándome apretando los dientes – tan… - resopla -

Sonrío justo antes de pegar mis caderas a las suyas de nuevo. Agarro sus piernas y las elevo un poco, hasta que pongo sus pies a la altura de mis hombros. Cuando comienzo a moverme en esa posición, sus gemidos son más sonoros. Y los míos también. Estoy aguantando como puedo, pero si siguiera el ritmo que realmente quiero, me correría ya.

-Sigue… - dice bajando sus piernas y abriéndolas, cruzándolas con mi espalda – sigue así… - dice con la voz ronca –

Le hago caso. No me muevo a un ritmo normal, sino que mi ritmo es mucho más rápido. Sus gemidos son tan sonoros que creo que todo el equipo se está enterando de que estamos follando.

-Hugo, no puedo más… - gime más fuerte y pongo mi mano en su pelvis, moviéndola a un ritmo rápido – sigue… - grita –

-No grites… - digo gimiendo – o grita…haz lo que quieras… - jadeo – joder Malú… - me tumbo sobre ella sin dejar de moverme – no sabes lo cachondo que me has puesto con el micro…

-Dios… - exclama – no pares… - dice cogiendo mi mano y llevándola de nuevo a su pelvis –

Le hago caso hasta que siento que le ocurre. Arquea su espalda y se agarra a la mía, gimiendo profundamente. Me he centrado tanto en que llegase ella que me he quedado a punto. Lo sabe. Me besa y mueve sus caderas despacio, haciendo que esté a punto de perder la cabeza. Resoplo y apoyo mi frente con la suya, cerrando los ojos mientras noto que sigo introduciéndome en ella lentamente.

-Te toca… - susurra mirándome provocativa –

Sonrío mirándola y abro bien sus piernas, volviendo a introducirme en ella. Estoy a punto. Agarro sus pechos con las manos y, con ese apoyo, muevo mis caderas cada vez más rápido. No tardo nada. No podía más. Caigo rendido encima de ella. Joder, cada polvo es mejor que el anterior. Diferente por lo menos. Este ha sido tan bestia, tan irracional, que me ha encantado.

-Mañana va a montar el escenario Cato él solo… - digo respirando en su cuello –

-Y va a cantar cualquiera menos yo… - se ríe – madre mía Hugo…

-Esto va a ser siempre así? – digo incorporándome mirándola –

-Tiene pinta… - responde mirando al techo –

-Pues me va a encantar la gira… - digo abrazándome a ella mientras la escucho reírse -

CAPÍTULO 144: DATE PRISA


Al acabar el concierto, apagarse las luces, y terminar todo, tengo una extraña sensación. La sensación de estar en el lugar correcto. En casa. Bajo las escaleras y la encuentro hablando con Sol. Cuando me ve, sale corriendo y me salta encima, cruzando sus piernas por detrás de mi espalda. Suerte que he apoyado bien los pies y me hubiera caído al suelo. Comienzo a reírme.

-Es que contigo todo sale bien siempre joder! – exclama dándome un beso bastante más largo que el que me ha dado antes del concierto –

-Bueno!!!! – exclama Cato pasando por nuestro lado – que lo necesito vivo para desmontar todo esto!

Se corta. Se corta y se baja de mí con cierto gesto de vergüenza. Sonrío enternecido. Es que tiene unos puntos de fragilidad que me la comería entera. Joder Hugo, qué cambio de pensamientos… qué rápido todo. La abrazo y se me abraza como para esconderse de todo el mundo. Comienzo a reírme y recibo una buena palmetada en el brazo por su parte.

-Anda, corre con Sol, que tendrás que cambiarte… - me mira con cara de niña – no haces eso siempre? – asiente algo tímida – qué pasa? – pregunto riéndome –

-Que soy un poco efusiva a veces… - dice avergonzada – nos ha pillado Cato y me ha dado mucha vergüenza… y no sé si a ti…

-Para para… - agarro su cara y hago que me mire – me ves incómodo? – pregunto sonriendo y sonríe apartando la mirada – me encanta que seas así… - me mira hasta sorprendida –

Sin más, le planto otro beso, casi delante de Sol. Sonoro. Que suene. Que se enteren que la estoy besando y me encanta hacerlo. La pobre ha pensado que me estaba molestando o que me causaba mucha vergüenza que fuera así conmigo. Al contrario. Me encanta que le de igual que haya gente delante. Sé que en la calle es distinto, pero aquí, con su equipo… sé que le sale ser así… y me encanta cuando actúa de forma natural.

La veo irse caminando hacia el camerino con Sol, que me mira medio riéndose y agarra a Malú por los hombros. Sonrío, Sol ya lo sabe absolutamente todo. Y, mirándome así, solo con esa mirada, ya me ha dicho que le parece perfecto. Suspiro y entro a la sala a coger una cerveza para hidratarme un poco y ayudar al equipo a desmontar todo.

Al entrar, el cachondeíto es evidente. Estaría hasta gracioso si no fuera porque está Jose y no sé cómo se habrá tomado todo esto.

-Bueno ya eh? – digo abriéndome una cerveza –

-Al final si que eres el enchufado eh? – dice Katia de broma – mira que llevo poco tiempo, pero no había visto así a la jefa nunca…

-Yo llevo 21 años y tampoco – responde Paco – algo habrás hecho…

-No queremos detalles Paco – dice Rubén riéndose –

Sonrío un tanto avergonzado y miro de reojo a Jose, que permanece impasible, mirándome también de reojo. No sé cómo reaccionar. No sé si debo hablar con él o tiene que ser su hermana o… o nada, porque ya se encargan los demás de hacerlo todo por mí.

-Pues ya teníamos madres y padres en el equipo y ahora ya tenemos cuñados… - dice Julián de lo más normal –

Le miro con cara de querer asesinarle y miro a Jose que sonríe mirando su lata de cerveza. Veo como Rubén le hace un gesto a Julián como para que pare. Miro a todos, que me miran expectantes.

-Bueno… - digo queriendo salir de allí – voy a… - camino de espaldas – a desmontar todo que… - carraspeo – que mañana tenemos otro…

Salgo de la sala sabiendo que soy el centro de las miradas. Camino rápido hacia el escenario pero una voz me detiene.

-Hugo espera

Jose camina hasta llegar a mi altura. Me impone. Me pasa como con su padre. Su gesto serio en la mayoría de ocasiones es posible que contribuya a eso.

-Eh… - veo que se pone algo nervioso y hace el mismo gesto que su hermana, mirar al suelo – mi hermana y tú…

-Jose… - digo intentando encontrar las palabras – es… - carraspeo y bebo algo de cerveza – igual esta conversación la tienes que tener con ella, yo… - balbuceo – no quiero tampoco…

-No no… - me agarra del brazo suavemente – si no es una pregunta hecha en plan mal… - le miro expectante – nada que… - carraspea – bueno pues que… - sonríe – que te hemos escuchado todos en la parte de oye – abro los ojos de par en par, mis sospechas se confirman – y bueno que… - vuelve a desviar su mirada al suelo – que todo está bien vale?

Le observo. Todo está bien. Eso significa que… le parece bien? Supongo. Es su forma de… recibirme como cuñado? Es una incógnita todo, igual de enigmático que su hermana. Sonrío y le ofrezco mi mano para estrecharla. Es como firmar la paz después de aquel encontronazo que tuvimos. Lo habíamos solucionado pero, al estar ahora con su hermana… podía volver a producirse. Al menos eso había pensado mi cabeza en algún momento. Observa mi mano y no solo la estrecha, sino que me acerca a él y me da un abrazo. Rápido, casi fugaz, con un par de palmaditas en la espalda. Sonrío después del abrazo, algo avergonzado, igual que él y se de la vuelta para volver a meterse en la sala. Al fondo, veo a Malú que viene andando hacia mí, con un gesto un tanto… emocionado diría yo.

-Todo bien? – pregunta mirándome y asiento –

-Voy a ayudar a Cato o me matará… - digo acariciando su pelo –

-No tardes mucho… - dice acercándose a mi – que tenemos que ir al hotel – subo una de mis cejas – y no vale decir que estás cansado… - me apunta con un dedo –

-Yo cansado? – digo haciéndome el chulo – no me conoces tú a mí…

-Si… - se acerca a mi boca – si que te conozco… - trago saliva al tenerla tan cerca – corre a trabajar o te despido – dice sin despegarse de unos centímetros de mi boca –

Me acaba de poner muy cachondo que se ponga en plan jefa. Sonrío y veo como se marcha hacia la sala, ya con ropa normal. Niego con la cabeza. Otra noche de hotel, pero en la otra punta del país. Y estoy convencido que va a pasar lo mismo.

domingo, 24 de marzo de 2019

CAPÍTULO 143: EL MICRO


El rugir del público me hace subir más mi nivel de adrenalina. Está a mi derecha, en cuanto salga lo veré. Suspiro sabiendo que eso va a ser así. Hace dos semanas pensé que sería la última vez que le vería y ahora… ahora hasta tengo la sensación que estaría toda mi vida con él. Espera, acabo de pensar en eso? Tan pronto? Malú, no es pronto, te quiere y le quieres. Hasta casi se nos hace tarde.
Cato me mira y me marca que tengo que salir en breve y asiento. Me mira sonriente, sabe que estoy feliz, me conoce desde hace años. A decir verdad, casi todo mi equipo me conoce desde hace años. Y creo que nunca he estado así. Nunca he roto tantas barreras como con él. Esto de quedarme en la sala hasta casi pocos minutos antes. Eso de saltarme el ritual y no importarme. Todo eso da igual, lo único que necesitaba para estar segura cuando salgo a cantar era estar feliz. Y lo estoy.

El concierto comienza y, para variar, el sonido es excelente. Miro varias veces hacia Hugo, que me mira sonriente pero concentrado. Cuando llega contradicción, llega mi primer baile provocativo. Mi primer movimiento descontrolado de caderas. Le miro y me mira.

-Tú quieres que me de un infarto verdad? – escucho que me habla por el micro y me río –

Sin dejar de bailar, me voy al micro que hay en el escenario, tras los músicos, y que tiene contacto exclusivo con él.

-El infarto te va a dar en el hotel… - digo de forma provocativa, justo antes de volver al centro del escenario –

No dice nada, solo le he escuchado resoplar. Me hace gracia provocarle y, sobre todo, me hace gracia saber que puede hablarme cuando quiera.  

Llega desprevenida. Literalmente, es la canción que le cantaría todo el tiempo. Él lo sabe. Me sonríe cuando le miro y comienzo a cantar.

-Me pilló desprevenida tanta vida de repente – le miro de reojo y le veo sonriendo - Me pilló tan indefensa tu verdad tan inconsciente – sonrío mirando al frente - Justo abrazas mi necesidad de abrazo – hago un gesto como de abrazo - Y me rompes las ventanas, y apareces de un portazo – le vuelvo a mirar y creo que me guiña un ojo - Hoy no entiendo de destino, ni pretendo hacerlo… - comienzo a marcar el ritmo con mis pisadas - Pero llegas entregando tus maneras – me vienen a la cabeza tantas situaciones en Algeciras que no puedo evitar sonreír - Inventando una salida, regalando primavera – sonrío al recordar que sí, que nos conocimos en primavera - Desnudándome los miedos cada vez que me persigues cuando doy la vuelta – recuerdo esa primera noche en su hotel y cómo me agarró varias veces del brazo como intentando que no me fuera - Y no esperas, y te acercas a mi boca – recuerdo ese primer beso y sonrío mirándole - Y deshaces mis cajones, y me vuelves aún más loca – sonrío haciendo un gesto de locura - Desnudándome con prisa la intención, y acorralando a mis derrotas – escucho los gritos de la gente y como cantan conmigo –

Cojo el micro y me paseo por el escenario, aprovechando para mirarle de nuevo. No me habla, no quiere desconcentrarme, pero sé lo que me diría ahora mismo.

-Oportuna coincidencia, hoy tu abrazo sabe a casa – es casi la frase de la canción que más definiría lo nuestro… por una coincidencia… ahora su abrazo es como si volviera a casa… - consiguiéndome tan libre, desmontando mi coraza – hago un gesto como de quitarme algo del pecho y le miro, vuelve a guiñarme un ojo sonriendo - Justo besas mi necesidad de beso – sonrío ampliamente - Y me muerdes las verdades, y me gritas en silencio – recuerdo el tiempo que estuvimos sin hablar y cómo sabía que, probablemente, me estaba esperando - Hoy no entiendo de destino, ni pretendo hacerlo – vuelvo a comenzar a bailar la parte del estribillo - Pero llegas entregando tus maneras, inventando una salida, regalando primavera – le miro de nuevo y sonrío - Desnudándome los miedos cada vez que me persigues cuando doy la vuelta – pongo el micro en el pie - Y no esperas, y te acercas a mi boca – vuelvo a recordar ese primer beso - Y deshaces mis cajones, y me vuelves aún más loca – vuelvo a hacer un gesto de locura - Desnudándome con prisa la intención, y acorralando… acorralando a mis derrotas

Las acorraló. Entre paredes. Cada vez que me abrazaba a él apoyada en una pared, estaba acorralando a mis derrotas.

-Pero llegas entregando tus maneras – canto con menos música esta parte - Inventando una salida, regalando primavera – sonrío - desnudándome los miedos cada vez que me persigues cuando doy la vuelta – sonrío y alzo mis brazos para que todo el mundo los mueva conmigo - Y no esperas – muevo los brazos a un lado y a otro y veo a todo el mundo hacer lo mismo - Y deshaces mis cajones – sigo haciendo lo mismo - Desnudándome con prisa la intención y acorralando a mis derrotas – le miro y sigue mirándome sonriente - Pero llegas – sigo moviendo los brazos, con una sonrisa de oreja a oreja - Desnudándome con prisa la intención y acorralando… - le miro y sonrío - a mis derrotas…

Toca cambio de vestuario justo ahora. Camino hacia la salida del escenario y, de repente, escucho que me habla.

-No se puede ser más guapa, lo sabes no? – me río bajando las escaleras y le miro guiñándole un ojo – si si… tú ríete… - sigue hablando mientras me cambio – pero tu abrazo también me sabe a casa, que lo sepas…

Resoplo al escuchar eso. Me lo comía a besos ahora mismo, pero tengo que seguir. El concierto avanza y mis bailes también. En uno de ellos, en el centro del escenario, con el pie de micro como compañero de baile, le escucho.

-Me vas a hacer eso después? – me río – me estoy hasta mareando… - me giro para mirarle, muerta de risa –

Me encanta esto. Me encanta estar bailando y riéndome a la vez, sabiendo que hay alguien que me está mirando atentamente. Aunque en el público también sé que hay mucha gente que me mira y me graba. Por un momento, pienso en que puede que haya gente que se esté dando cuenta que miro mucho hacia él… pero no me importa. De repente descubro que no me importa.

Y llega “Oye”. El momento piano con Rubén se ha convertido casi en tan intenso como Aprendiz. En cuanto empiezo a cantar, mi mirada no puede evitar dirigirse hacia él. Me lleva la canción a momentos que no me gusta volver. A momentos dolorosos. Mientras Rubén toca el piano entre medias, escucho su voz.

-Jefa… - le miro – yo también sigo temblando… - sonrío – no llores cielo, sigue, que lo estás clavando…

Veo como Rubén le mira y me mira a mí y sonríe. Creo que no le ha dado al mute y lo han escuchado todos. Sonrío mirándole, creo que acaba de darse cuenta y pone un gesto de apuro que me hace sonreír, pero rápidamente, vuelvo a meterme del todo en la canción. También sigue temblando dice. Creo que voy a temblar toda mi vida cada vez que me acuerde de lo nuestro.

jueves, 21 de marzo de 2019

CAPÍTULO 142: EL RITUAL


La veo darse paseos por el pasillo, con su botella de agua en la mano, concentrada. La observo desde la distancia. Faltan 20 minutos según dice Cato y ya todo el mundo está tenso. Pero yo la observo. Hasta que me ve, sonríe y se gira, caminando en dirección contraria. Camino tras ella hasta llegar a una esquina, donde no hay nadie.

-Hugo, mi ritual – dice mirándome con media sonrisa –

-Malú, mi marrón – digo refiriéndome a cómo me ha dejado en la sala, con todos, después de plantarme un beso –

-Jajajajaja – se ríe casi sin querer – que no hablo antes de los conciertos Hugo…

-No, si no hace falta que hables… - me acerco a ella, mirando bien su ropa, su mono ajustado, sexy, con su melena rizada larga y su maquillaje, que no le hace falta, pero que forma parte de la performance –

Me mira incrédula. Me acerco a ella, agarrando su cintura y pegándola a mí. Está más alta por los tacones de medio metro que lleva. Vuelvo a besarla, esta vez yo, primero con los labios cerrados y, poco a poco, entreabriéndolos, dejando que nuestras lenguas se rocen. Suspira levemente al besarla así, pero necesitaba hacerlo. Sin decir nada, ha dicho a todo el mundo que estamos juntos. Y sé que, para ella, eso es un paso muy importante, y, probablemente, muy difícil de dar. Es mi forma de agradecérselo, a pesar de haberme dejado completamente descuadrado con lo que ha hecho y hasta avergonzado. Cuando terminamos de besarnos, nos miramos un segundo. No quiero tocar mucho su pelo, ni quitarle maquillaje ni nada, aunque creo que van a tener que volver a pintarle los labios… y creo que voy a tener que limpiármelos yo. Sonríe y, efectivamente, intenta limpiármelos con su pulgar derecho.

-Me ha encantado… - susurra –

-El beso o qué exactamente? – sonrío todavía bien pegado a ella –

-Que te guste esa canción tanto como a mí… - dice mirándome fijamente – ese vídeo ten claro que le va a llegar a Alejandro – pongo cara de sorpresa y niego con la cabeza – si si… - asiente decidida – y me ha encantado que me la cantases… - sonrío y bajo la cabeza avergonzado – cantas genial… - niego con la cabeza sin poder mirarla – no sé cómo no te has dedicado a eso…

-Prefiero oírte a ti… - digo mirándola y ya con un tono muy ñoño – a tu derecha… - sonríe ampliamente – pendiente de que todo esté bien…

-Necesitaba que estuvieras aquí… - acaricia mi pelo tiernamente –

-Y yo necesitaba estar… - digo besándola de nuevo, pero, esta vez, de manera más fugaz – te quiero… - susurro pegado a sus labios –

-Y yo a ti… – susurra sin moverse – pfff… - resopla – vete antes de que suspenda el concierto…

Sonrío ampliamente y me separo un poco de ella.

-No lo suspendas pero guárdate energías para el hotel… - susurro acercándome de nuevo hacia su pelo –

-Guarda esas cosas para el micro… - alzo mis cejas – recuerda que te escucho solo yo… - sonrío pícaramente – pero acuérdate de darle al mute al resto…

-Jajajajajaja – estallo en una carcajada – te imaginas? – sonríe – tu hermano vuelve a darme una patada ahí…

-Jajajajaja! – ríe – Hugo, mi ritual… - me acaricia la mejilla – que queda un cuarto de hora… - asiento dándole un beso fugaz –

-Te veo arriba – cojo su mano derecha y la acaricio –

-Límpiate los labios… - susurra antes de dejarla – que se va a notar mucho…

-Si ya total… - digo caminando por el pasillo, escuchando como se ríe a mi espalda –

Después de pasar por el baño y limpiar bien mi boca, subo a mi sitio, donde me espera Cato y Víctor con una mirada un tanto… guasona…

-El enchufado… - susurra Cato – no te pongas nervioso…

-Siempre me pongo nervioso… - digo poniéndolo todo a punto –

-Que sepas que yo lo sabía antes del momentazo del beso… - me dice dándome una palmada en la espalda – no he visto a la jefa quedarse tanto tiempo ni sonreír así…

-Cato tío… - digo avergonzado –

-10 minutos! – grita – me alegro que hayas vuelto… - sonrío de espaldas a él – aunque supongo que no te ha sido muy difícil tomar la decisión…

-Joder tío… - me quejo – deja la bromita que me tengo que concentrar…

-Vale vale… - dice riéndose -

CAPÍTULO 141: EL PRECONCIERTO

-Proponed alguna de cuando terminábamos los ensayos… - digo levantándome del sofá, cogiendo algo de confianza –

-Esa de Mónica – suelta Katia haciéndome levantar las dos cejas – qué? Lo hacías muy bien – comienza a reírse –

-No voy a cantar una de Mónica Naranjo aquí – levanto mis manos hacia Malú que me mira sonriente –

-Yo esto lo grabo y se lo mando… - escucho a Malú y la veo sacar el móvil –

-No, ni de coña… - pongo mi palma de la mano delante del móvil –

-Es que además… molaba mucho la letra… - dice Julián riéndose – y lo hacías genial – se ríe –

Pongo los ojos en blanco ante la insistencia de todos. Cojo una silla, levantándome definitivamente del sofá y me siento con la silla al revés, con las piernas abiertas, al lado de Rubén. Katia coge su saxo y Jessica su trompeta. La vamos a liar, verás. Va a venir alguien a llamarnos la atención. Cuando miro para atrás, hay gente entrado a la sala, entre ellos, Cato y Víctor que se hacen gestos con el resto. Niego con la cabeza y le vuelvo a pedir a Malú que no grabe, pero está muerta de risa sentada en el sofá, al lado de Sol, que me sigue mirando algo avergonzada.

-Eres capaz de mandárselo – digo mirando a Malú, que me graba ya en serio –

-Hombre pues claro… - le miro asustado – le va a encantar

-Que no! – exclamo –

-Que te calles! – exclama riéndose – venga va, que yo quiero ver esto

La observo. Recuerdo las palabras del principio, de Rubén. La jefa nunca se queda a estas reuniones preconcierto. La primera vez que lo hizo fue en el primer concierto y se lo pasó bomba. De hecho, Rubén estaba convencido que el concierto había ido bien por eso. Y ahora parece que tiene la intención de hacer lo mismo. Coge un dulce de la mesa sin dejar de grabarme y vuelve a sentarse el sofá mientras se lo come. La miro y niego con la cabeza.

-La jefa comiendo antes de un concierto? – pregunta Paco sorprendido – en 21 años – me mira – nunca! – exclama –

-Que tengo hambre joder! – exclama de forma graciosa – eso que íbais a hacer pa cuando? – pregunta mirándome –

-Mónica – digo mirando a su móvil – si alguna vez ves esto, te aseguro que no es culpa mía – me pongo una mano en el pecho mientras Malú ríe de fondo – la madre que me parió…

Susurro cuando escucho el piano de Rubén. Carraspeo aclarándome la voz y me meto en el papel, como si estuviéramos en aquella sala de los primeros ensayos donde todo era mucho más distendido. Cuando Malú escucha el piano creo que reconoce la canción y me mira sorprendida. Decido adquirir una actitud más segura y comienzo a cantar, imitando los dejes de Mónica en la primera parte de la canción, cosa que causa risas y también asombro a partes iguales.



-Mira esa cansada humanidad, hundida – miro a Malú que me mira boquiabierta mientras me graba - Quiere cambiar de vida en el sofá – la señalo y empiezan a reírse - y olvida penas que se alejan imaginando – escucho a Katia reírse con Yaiza al fondo - Seres de fortuna y gran corazón – me toco el pecho dándole más énfasis… me he soltado, son como mi familia y he vuelto… y me hace estar feliz - Héroes adorados tan ciegamente – escucho algún “wow” al escuchar que canto en un tono bastante alto, evidentemente, no como la original - Condenados a vivir – aguanto la última nota -

Hago gestos con la mano arriba, marcando el ritmo y me levanto de la silla, dispuesto a saltar en esta parte.

-Amor y lujo – el equipo canta conmigo mientras bailamos - Cuerpos de gloria… Grandes historias… Queremos más, queremos más – saltamos todos juntos, hago gestos para que sigan saltando - Esas estrellas – señalo al techo - lucen tan bellas… Aman la música – señalo hacia Malú, que sigue grabándome pero muerta de risa – Y son como tú…

-No, no, no soy perfecta, ya lo sé, no hay duda – cojo la silla y subo una pierna sobre el asiento, simulando ser sexy y arrancando las risas de los demás al escucharme que vuelvo a imitar el deje de la original en esta parte, miro a Malú y la señalo - Pero soy la perfecta para ti – simulo que me toco una pierna y se descojona tumbándose en el sofá, acompañada por Sol, que también parece que está a punto de mearse encima - La tuya – abro mis brazos, dándole énfasis a esta parte - Somos esos ídolos que inventamos… - hago un gesto de locura – locos, ellos son como tú y yo – vuelvo a señalarla, ha vuelto a sentarse para poder grabar bien - Héroes adorados tan ciegamente – vuelvo a subir el tono y empiezan a gritar - Condenados a vivir – aguanto de nuevo la última nota –

-Amor y lujo – volvemos a cantar todos juntos y no puedo evitar subirme a la silla para saltar -  cuerpos de gloria, grandes historias… Queremos más, queremos más – estoy eufórico, no sé si por haber vuelto o por estar con Malú, o por todo a la vez - Esas estrellas lucen tan bellas – la miro y le señalo - Aman la música… Y son como tú

-Son como tú – me hacen los coros por detrás -

-Asómbrate, son como tú… - me siento en la silla dispuesto a recitar la parte siguiente - Soy la desesperada – escucho a Malú decir “no puede ser” muerta de risa - La sombra del amor fugaz – digo poniéndole mucho énfasis, levantándome de la silla otra vez - La que tuvo y lo perdió todo – parezco un actor en una obra de teatro - La que no se arrepiente de nada – digo remarcando la última frase -

-Amor y lujo – volvemos a saltar y me vuelvo a subir a la silla, pasándome al sofá de un salto, al lado de Malú, que se aparta dando un gritito y viendo como, al otro lado del sofá, se sube a saltar Katia - Cuerpos de gloria – hago un gesto tocando mi cuerpo como si fuera el tío más sexy del mundo - Grandes historias, queremos más, queremos más – salto y hago que Malú se ponga de pie, sin dejar de grabarme y sin dejar de reírse - Esas estrellas lucen tan bellas – le señalo con gesto de amor - Aman la música, y son como tú

-Son como tú – vuelven a hacerme los coros -

-Asómbrate… son como tú – señalo a Malú y a la cámara –

Una vez terminado, me bajo del sofá y hago un gesto de “se acabó”. La vergüenza viene a mí hasta que se me acercan y empiezan a saltar a mi lado gritando el típico “eh eh eh eh”. Parece que hemos ganado la champions. La champions del ridículo como ese vídeo llegue a manos de la amiga de Malú. La madre que me parió, no sé como he podido soltarme tanto, pero es que esta canción cuando nos quedábamos en los ensayos era de acabar muertos de risa por el suelo todos.

-No me puedo creer lo que acaba de pasar… - dice Malú sentándose en el sofá, muerta de risa – este vídeo es oro… - dice mirándome – sabes que te puedo extorsionar para siempre con esto no?

-Me voy a callar… - digo mirándola con cara pícara y sonríe mirándome –

Si se pudiera adivinar, solo con una mirada, que dos personas están juntas, esa mirada sería la delatadora. Sol ya lo sabe, evidentemente, y se ríe sin mirarnos, tapándose la cara. Pero el resto todavía no lo sabe, o lo intuye pero no lo sabe cierto. Veo como Jose mira a su hermana, muerta de risa repasando el vídeo con Sol y luego me mira a mí y sonríe levemente. Bien, el cuñado ya no va a volver a darme una patada en los huevos, o eso creo.

-No, pero vamos a cantar otra – dice Rubén sentándose al piano – de Alejandro – mira a Malú – y se la mandas también para que vea que nos acordamos de él antes de los conciertos

-Espérate – se incorpora en el sofá – vas a cantar una de Alejandro? – me mira –

-Yo? – pregunto irónico – quién ha dicho eso?

-Va tío – me ruega Rubén – Cuando nadie me ve, que quedaba genial…

-30 minutos chicos – dice Cato a mi espalda –

Miro a Malú y no parece querer moverse del sofá. Me mira de una manera muy inquietante. La miro como preguntándole qué pasa pero no me contesta. Sol me hace un gesto que no consigo descifrar.

-Conseguirá Malú no llorar con esta canción? – dice Julián de forma irónica –

-Cállate! – exclama y me mira –

-Es de sus canciones favoritas – dice Jose, mirándome a mí y después a su hermana –

La miro y baja la cabeza negando. Así que una de sus canciones favoritas también es la mía. Es el empujón que me faltaba para sentarme en la silla, de nuevo con la silla al revés y con las piernas abiertas, al lado de Rubén.

-Estamos seguros que los coros los tengo que seguir haciendo yo y no él? – pregunta Julián de forma divertida y le hago un gesto con el dedo de forma negativa –


Rubén comienza a tocar el piano y oigo a Malú resoplar mientras le pide a Sol que grabe. Se apoya con sus codos en las rodillas, mirándome fijamente. Tanto, que me hace tragar saliva. Me siento muy observado, pero no lo suficiente como para cortarme y no cantarla. Esta canción me encanta y, ahora que sé que a ella también, me parece una bonita forma de volver a estar juntos en esta sala.

-A veces me elevo, doy mil volteretas – veo como baja la cabeza sonriendo, como avergonzada - A veces me encierro tras puertas abiertas – intento entonar lo mejor que puedo, no es una canción fácil y mi voz no es que sea muy prodigiosa - A veces te cuento por qué este silencio, y es que a veces soy tuyo y a veces del viento – me mira todavía con sus codos apoyados en las rodillas y sus manos sujetando su cabeza, mirándome fijamente - A veces de un hilo y a veces de un ciento – cierro los ojos - Y hay veces, mi vida, te juro que pienso… ¿Por qué es tan difícil sentir como siento? – la miro y está medio sonriendo - Sentir, ¡cómo siento! Que sea difícil…

Se revuelve en el sofá y se sienta en el borde, mira a Sol de manera fugaz y ella le sonríe, mientras Sol no para de enfocarme con el móvil de Malú.

-A veces te miro y a veces te dejas – canto mirándola y sonríe algo avergonzada - Me prestas tus alas, revisas tus huellas – sonrío - A veces por todo, aunque nunca me falles – veo como va marcando con sus labios la letra y estoy tentado de decirle que cante conmigo, pero no me atrevo a parar de cantar ahora - A veces soy tuyo y a veces de nadie – baja la cabeza un segundo y vuelve a mirarme - A veces te juro de veras que siento no darte la vida entera, darte solo esos momentos – mi mente se va a Algeciras por un segundo… a aquellas primeras veces, y no puedo evitar sonreír de forma melancólica - ¿Por qué es tan difícil? Vivir sólo es eso, vivir sólo es eso – cojo aire, me está faltando por la forma en la que me está mirando - ¿por qué es tan difícil?

Marco con la mano el ritmo de la canción y el golpe de percusión que hace Jose con la caja. No me lo esperaba. Va a acompañar la canción él también. Noto como nos mira de forma alternativa y, casi sin darme cuenta, observo como todos nos están mirando. La vergüenza vuelve a mí, no pero no lo suficiente como para pararlo.

-Cuando nadie me ve puedo ser o no ser – veo como vuelve a marcar la letra con sus labios y le hago un gesto para que cante conmigo pero niega con la cabeza sin dejar de mirarme - Cuando nadie me ve pongo el mundo al revés – cierro los ojos - Cuando nadie me ve no me limita la piel – abro los ojos y descubro que me está mirando incluso con algo de emoción en sus ojos - Cuando nadie me ve puedo ser o no ser… Cuando nadie me ve – nos miramos fijamente - A veces me elevo, doy mil volteretas – sonríe tímidamente - A veces me encierro tras puertas abiertas – sonrío mirándola - A veces te cuento por qué este silencio… Y es que a veces soy tuyo y a veces del viento…

Miro alrededor otra vez sin querer y descubro que Julián se ha unido con la guitarra. No me había dado cuenta hasta ahora. El resto, nos mira. Nos mira a los dos. Incluso Sol, con el móvil de Malú fijo en sus manos, enfocándome, me mira y sonríe.

-Te escribo desde los centros de mi propia existencia – me toco el pecho - Donde nacen las ansias, la infinita esencia – la miro por la frase siguiente - Hay cosas muy tuyas que yo no comprendo – sonríe y baja la cabeza - Y hay cosas tan mías, pero es que yo no las veo – me alzo levemente de hombros - Supongo que pienso que yo no las tengo – nos miramos de fijamente - No entiendo mi vida, se encienden los versos… que a oscuras te puedo, lo siento no acierto – arquea su cabeza hacia un lado, como mirándome con mucha ternura… o algo más… - No enciendas las luces que tengo desnudos… - hago una pausa y sonríe - El alma y el cuerpo…

No he podido evitar acordarme de la tarde en la que volvió a esa habitación y supo todo lo que sentía por ella. Me sentí desnudo por completo. Vuelvo a marcar el golpe seco que hace Jose en la caja y sigo cantando, aunque con un nudo en la garganta que no sé muy bien cuándo ha aparecido.

-Cuando nadie me ve puedo ser o no ser – canto casi en voz baja - Cuando nadie me ve me parezco a tu piel – la señalo levemente, casi sin querer - Cuando nadie me ve yo pienso en ella también – alzo mi tono de voz, sabiendo que esa frase va directamente mandada hacia ella - Cuando nadie me ve puedo ser o no ser… - mi tono de voz ya es todo lo alto a lo que alcanzo  Cuando nadie me ve puedo ser o no ser… cuando nadie me ve no me limita la piel… - la miro y tiene los labios apretados, como intentando que la emoción no le supere porque sabe perfectamente que se la estoy cantando a ella - Cuando nadie me ve… - sonríe tiernamente -  puedo ser o no ser, cuando nadie me ve no me limita la piel… - meto un pequeño falsete y sonríe ampliamente, haciéndome sonreír - Puedo ser, puedo ser o no ser… - vuelve a apoyar su cabeza en sus manos, mirándome con cara totalmente embobada, haciendo que me ruborice un poco - Cuando nadie me ve…

La canción va terminando pero las miradas siguen. Entre ella y yo y entre los demás y nosotros. Todos se han dado cuenta. Estoy seguro de ello.

-A veces me elevo, doy mil volteretas… Te encierro en mis ojos tras puertas abiertas – sonreímos - A veces te cuento por qué este silencio… - canto ya en un tono bajo, casi susurrado - Y es que a veces soy tuyo y a veces del viento… - hago una pequeña pausa, mirándola - A veces del viento… - escucho el piano de Rubén, el cajón de Jose y la guitarra de Julián - Y a veces del tiempo – canto esta última frase con algo más de énfasis –

La canción termina con varios golpes de cajón. Sonrío avergonzado al escuchar de nuevo como todos se acercan a mí, algunos me dicen que se alegran de que haya vuelto, otros no dicen nada. Jose solo me choca la mano, es suficiente… y Rubén… Rubén me revuelve el pelo de forma cariñosa.

-Yo sigo diciendo que los coros los tiene que hacer este – dice Julián quitándose la guitarra que llevaba colgada –

Todos se ríen. Todos menos Malú, que sigue mirándome, sentado en la silla, sin apenas poder moverme. Sol le devuelve el móvil y veo como se levanta. Se levanta pero no va hacia la puerta, sino que viene hacia mí. Trago saliva por temor a lo que pueda hacer. Mis temores se confirman cuando arquea su espalda, coge mi cara con las dos manos y me planta un beso en los labios que hace enmudecer la sala. Sin decir nada, sale acompañada de Cato y Sol, que me miran fugazmente con una leve sonrisa. Acaba de hacer eso y me acaba de dejar allí, desprotegido, bajo la atenta mirada de todos? Acaba de confirmar lo que creo que muchos sospechaban y, sin más, desaparece? Voy a matarla. Quiero meterme bajo tierra.

-Y hace boom y digo, ya está aquí la guerra!

El comentario viene por parte de Rubén, haciendo que, hasta yo, estalle en una carcajada. Ingenioso, sin duda. Nunca le agradeceré lo suficiente que haya destensado la situación de esta manera. Carraspeo disimulando y me levanto de la silla. Estoy dispuesto a salir de la sala, sin más. No soy capaz ni de mirar a Jose, que tiene que estar, bajo mi punto de vista, queriendo darme una patada en los huevos. O no, por lo que he estado viendo antes. Pero no pienso mirarles, ni a él ni a nadie. Sol ha salido detrás de ella, dedicándome una sonrisa cómplice. Salgo de la sala sin decir nada, dispuesto a buscarla, aunque tenga que hacer su ritual, me da igual.

miércoles, 20 de marzo de 2019

CAPÍTULO 140: LE DA IGUAL TODO


El ensayo se basa en mirarla sin parar. No puedo parar de mirarla. Concéntrate Hugo. Está todo igual, todo lo que tienes que hacer es igual. Pero no, no es igual porque sus miradas no son iguales. Y luego está Sol, que me mira de reojo y cuando la miro, me aparta la mirada y yo también. Joder, qué situación. Lo peor de todo es que me encanta. Me encanta la situación de que todos sospechen, porque sospechan, pero nadie sepa nada.

-Me alegra que estés de vuelta – dice Cato a mi espalda – ahora todo va a ir sobre ruedas seguro… - me giro y le choco la mano – está contenta… - la señala y sonrío – y tú también… - me señala –

-Joder Cato… - digo dándome la vuelta algo avergonzado –

-No digo nada… - dice desapareciendo por las escaleras –

Al terminar el ensayo, Malú se acerca a mi zona y se pone a mi lado, pasando su brazo por delante de mí, rozando mi torso y señalando la pantalla. Me mira con cara pícara y le devuelvo la misma mirada.

-Se te ha pasado ya el susto? – dice sin mirarme –

-Te voy a matar… - susurro –

-Sabes que por aquí – señala mi micro – solo te escucho yo no? – la miro sorprendido – tengo muchas expectativas hoy con esto – vuelve a señalar mi micro –

-Malú… - resoplo – me vas a torturar mucho? – digo mirándola y me devuelve la mirada con media sonrisa –

-No – contesta segura – anda, vamos con todos, que tengo un poco de hambre…

-Pero si tú no comes antes de los conciertos… - digo extrañado –

-Ya… - me mira de nuevo pícaramente – pero tendré que saciar otras cosas comiendo…

La miro estupefacto. Está suelta no, lo siguiente. Se ríe bajando las escaleras con Sol, que me mira todavía sin saber muy bien qué cara poner. Suspiro y bajo tras ellas.

Me trae muchos recuerdos entrar en la sala donde hay comida y bebida y nos juntábamos todos al principio. Poco a poco, dejé de estar con ellos conforme nuestra relación fue empeorando. Al entrar, les veo y, cuando me ven, aunque ya nos habíamos saludado, empiezan a corear mi nombre y me tapo la cara de la vergüenza, sentándome en el sofá.

-Basta! – grito avergonzado pero riéndome –

Miro hacia Malú que me mira con cierto gesto tierno y se sienta a mi lado, acariciando mi muslo izquierdo. No sé si lo saben, aunque nos miran de reojo algunos de ellos, sobre todo su hermano. Aunque su mirada no es para nada como la de aquel día en la que terminé con un testículo triturado. Digamos que nos mira pero como con expectación.

-Nos habrás compuesto una canción para tu vuelta no? – pregunta Yago de broma –

-No he tenido mucho tiempo… - digo riendo y mirando de reojo a Malú, que se ríe –

-Pero algo nos tienes que cantar… o cantamos todos - dice Rubén levantándose – la tradición esa que iniciamos el primer día y que nos dio tanta suerte… - sigue diciéndome haciéndome un gesto para que me siente –

Hago un gesto negando con la cabeza. No estoy yo preparado para tocar o cantar ahora algo pero todos me animan, incluso Malú, que me mira con un gesto que me hace pensar que, incluso, va a besarme de un momento a otro. No creo que lo hiciera aquí. O sí?

CAPÍTULO 139: BIENVENIDOS

Hemos decidido viajar separados, tenemos dos conciertos este fin de semana, uno en Bilbao, otro en Santander mañana. No han vuelto a verse. Me refiero al equipo con él, aunque si han estado activos hablando por whatsapp, incluso yo también. Sol me ha preguntado qué ha pasado, pero prefiero que lo vea ella misma. Solo le he dicho que hemos estado hablando y ya está. Se va a quedar muerta. Hemos vuelto a vernos esta semana un par de veces, pero con tranquilidad, aunque, sinceramente, estoy pisando el freno sin quererlo del todo… me apetecería tanto acelerar… pero no quiero equivocarme.

Cuando llego al recinto, él ya está allí. Lo sé porque me ha escrito y me ha mandado una nota de voz, creo que escondido en alguna parte, diciéndome alguna cosa un tanto obscena pero que me ha hecho reír mucho.

Al verme, me guiña un ojo pero no dice nada. No sé muy bien cómo habrá sido la bienvenida, aunque supongo que muy bien porque se detecta ese buen rollo que existía al principio. Todos me saludan, hasta que llega el turno de Hugo. No hemos hablado del saludo, pero quiero ponerle nervioso. Le doy dos besos y le dejo un poco extrañado, o eso creo. Me bajo del escenario riéndome, bajo su atenta mirada, y me sigue.

-No no – me agarra del brazo escuchando cómo me río – jefa… - sigo caminando muerta de risa – te voy a matar, que lo sepas… - susurra caminando a mi lado – yo pensando que me ibas a dar un beso ahí, delante de todos… y me das dos besos? – estallo en una carcajada –

-Me ha encantado tu cara – digo riéndome – tú quieres que yo te de un beso? – digo sabiendo que estamos en una zona más alejada – vas a poder concentrarte si lo hago? – pregunto insinuante –

-El micro de órdenes va a dar mucho de sí esta noche… - digo susurrando acercándome a ella – estás muy guapa…

-Claro claro… - digo irónica – qué pelota eres…

-Que no cambies de tema! – agarro su brazo – que quiero mi beso… - se acerca un poco a mí y río nerviosa – o… - se separa un poco y pone cara extraña – espera, vale… - me suelta y se aleja un poco, no entiendo nada – que no quieres que sepan nada… - subo una de mis cejas – vale, soy imbécil, lo sien…

Sonrío y no puedo más. Me agarro a su cuello y, sin dejarle terminar, comienzo a besarle y me cuelgo de él. Puedo notar su gesto de sorpresa y no puedo evitar sonreír, pero tengo muchas ganas de seguir besándole.

-Malú… - se separa un poco y mira alrededor – que tampoco hace falta que…

-Cállate – digo muerta de deseo y bajo al suelo – ven…

Le arrastro hacia los baños del recinto. No hay nadie. Al encerrarle en uno de ellos me mira con cara de sorpresa. De mucha sorpresa. El espacio es pequeño pero me vale. Vuelvo a colgarme de él y, automáticamente, mi espalda se pega a la pared y comienza a tocarme por todas partes. Levanta mi camiseta hasta mi cuello, y comienza a besarme el escote, llegando al borde de mi sujetador, sin desabrocharlo, pero apartándolo y dejando un pecho al descubierto. No tarda en dirigir su boca a él. Mi gemido ha debido escucharse en todo el recinto, aunque espero que no.

Noto su excitación, imposible no notarla. Me agarro al borde superior del baño con las dos manos, pero me suelto enseguida para agarrarme de nuevo a su cuello.

-Malú, estás aquí?

La voz de Sol me hace abrir los ojos de par en par. Hugo para en seco y se queda paralizado. Me hace bajar, me baja la camiseta y nos hacemos gestos de silencio.

-Donde cojones se ha metido? – le escucho maldecir –

Escucho pasos hacia nuestro baño y Hugo abre los ojos estupefacto. Al girarse el pomo, no se abre porque he cerrado con pestillo.

-Sol, ahora salgo – digo mirando a Hugo que me hace un gesto con las manos sin entender nada –

-Ah, qué haces ahí? – pregunta Sol desde fuera – si tienes baño en el camerino nena… - le escucho entrar al baño de al lado –

Hugo susurra “no puedo salir así” y se señala la entrepierna. Me pongo una mano en la boca y no puedo reprimir una pequeña carcajada que sé que Sol ha escuchado mientras la escucho mear. Le hago un gesto a Hugo para que salga pero me vuelve a señalar la entrepierna, que se nota muchísimo ahora mismo. Me río en silencio, pero creo que Sol me está escuchando.

Escucho la cadena y nuestra oportunidad de salir de allí con vida, se desvanece. Le hago un gesto a Hugo para que salga conmigo y niega con la cabeza. Niega mucho con la cabeza y no puedo parar de reírme, ahora si.

-Nena, estás bien? – pregunta Sol – te ríes sola ahora?

-Jajajajajajaja! – estallo en una carcajada mientras Hugo me mira estupefacto –

Le agarro la mano, dispuesta a salir del baño pero Hugo se resiste. Todavía se nota, se nota bastante su motivación por lo que acabamos de hacer, sin terminar, muy a mi pesar.

-Definitivamente estás loca – dice Sol, escuchando como se lava las manos –

Abro la puerta, con la cara de pánico de Hugo clavada en mi mente y salgo del baño, con Hugo detrás de mi. Sol me mira a través del espejo y alza sus dos cejas, de manera muy clara, al vernos a los dos.

-Hola Sol – dice Hugo con un hilo de voz – luego nos vemos…

-Jajajajajajajajaja! – estallo en otra carcajada cuando le veo salir corriendo del baño mientras yo me quedo allí, con Sol mirándome con una cara que jamás he visto – me estabas buscando no? – digo tan normal, mirándome al espejo y tocándome un poco el pelo.

-Acabo de ver lo que acabo de ver? – pregunta mirándome atónita –

-Qué has visto? – pregunto mirándola con una sonrisilla tonta –

-A Hugo saliendo contigo del baño después de escucharte reírte… y contigo despeinada… - me señala el pelo – y tampoco me he fijado mucho en él pero me imagino que también habría indicios…

-Los había… - río – nos has cortado todo el rollo, que lo sepas…

Sol me mira todavía sin entender nada. Me río al ver su cara y niego con la cabeza.

-Estáis… - hace un gesto con las manos uniendo sus dedos índices –

Asiento algo avergonzada ahora, con toda lo chula que estaba hace un momento.

-Pero por qué no me he enterado de esto antes????? – pregunta escandalizada –

-Te lo iba a contar hoy… - sonrío – o igual pensaba hacer algo para que os enteraseis todos… - sonrío de nuevo – pero, desde luego, no esto…

Sol sigue mirándome con esa cara de estar asimilando todo a la vez y no puedo evitar reírme. Y no puedo evitar reírme al acordarme de cómo ha salido Hugo corriendo del baño. Me da la sensación que hoy voy a reírme mucho

martes, 19 de marzo de 2019

CAPÍTULO 138: LAS COSAS CLARAS


Abro la puerta hasta nerviosa. Danka y Rumba esperan pacientes en la puerta. Danka le conoce del parque, aquel día, y ya hicieron buenas migas. Y de aquel día que vino a casa y todo terminó tan mal. Cuando entra, noto su gesto serio, pero finge una sonrisa y me da un beso en los labios. Danka mueve su cola contenta, como si se acordase de él, y Rumba hace un poco lo mismo, aunque con menos efusividad, porque ya es algo mayor. Le hace varias caricias a cada una y se quita la chaqueta, sin decirme nada.

-Hugo… - le oigo suspirar – pasa algo?

-Pasa que tengo una madre que es muy comprensiva – dice con cierto tono de rabia – además de ser muy de dejarme a mi aire, nada controladora…

Le miro algo extrañada y hago que se siente en el sofá. Me esperaba que, en cuanto llegase, me agarrase y me levantara en peso, contra la pared, comiéndome a besos y subiendo a mi cuarto. A estas alturas estaríamos desnudos. Sin embargo, ahí está, serio, resoplando. Me siento a su lado, esperando a que hable.

-Te juro que no le he contado nada Malú… - me mira – sabes que no le he contado nada a nadie… - le miro sorprendido – pero lo sabe, no sé cómo, pero lo sabe… - niega con la cabeza – y piensa que el día que llegué tarde al hospital por lo de mi hermano fue tu culpa… - le miro sorprendida – además que te tiene una manía bastante importante… - dice de golpe –

Veo su gesto, se acaba de arrepentir de todo lo que me acaba de contar. No sé si la situación me causa risa o angustia. Una suegra en contra. La situación soñada.

-No sé por qué te cuento esto Malú… - dice rascándose la cabeza – es que me ha puesto negro cuando he ido a llevarle a Desmond…

-No te enfades con ella por mí, por favor te lo pido… - digo de forma sincera y sintiéndome culpable –

Me mira y, al ver mi gesto algo agobiado, sonríe y niega con la cabeza.

-Olvídate… - dice acariciándome la mejilla – además, dijimos que despacio no? – asiento – no te la voy a presentar mañana… - río algo agobiada – quiero decir que… - resopla – me estoy liando yo solo…

-Hugo… - agarro sus manos – que si, que somos pareja… - digo sonriendo sabiendo que acaba de pensar que no sabe muy bien lo que somos – de poco tiempo pero… - sonríe – nos lo hemos dicho todo no? – asiente – pues… - suspira – me la ganaré en su momento… - ríe – pero no te enfades con ella por mi culpa, por favor…

Se queda mirándome con un gesto muy tierno. Baja la cabeza. Ha llegado muy agobiado.

-Bueno, para contrarrestar, tienes una cuñada que te adora… - dice haciéndome reír, recordando el momento en el que la conocí –

-Y muy divertida… - digo riéndome –

-Bueno… - me quita el cojín de encima – creo que ya es suficiente… - le miro extrañada – que yo he venido porque te echaba de menos… - acerca su rostro hacia mí y sonrío hasta que comienza a besarme –

Los besos. Besa tan bien. Es que solo con eso ya no me hace falta mucho más para excitarme. Sus besos y su forma de tocarme. No hace falta más. Tras besarnos un buen rato en el sofá, manoseándonos a base de bien, le miro y sabe a lo que me refiero.

-Arriba – digo – abajo también hay baño, pero mejor arriba…

Como si pesara como una pluma, me levanta en peso y sube por las escaleras mientras nos besamos. Me río por la situación. Si lo hubiera tenido cuando tenía lo del pie, no me hubiera hecho falta trasladar mi habitación al piso de abajo. Al entrar a la habitación, la mira de reojo.

-Muy bonita… - dice sin dejar de besarme, haciéndome reir –

-Hugo… - intento separarme mientras me río, sin poner mucha resistencia –

-Supongo que esta es la puerta… - dice pegando mi espalda a ella, sin dejar de besarme, recordándome a nuestra guerra contra las paredes en Algeciras –

-jajajaja – río levemente entre los besos –

-Tú ríete… - dice abriendo la puerta del baño – precioso el baño… - dice sin mirarlo y sin soltarme –

Me sienta sobre el lavabo, paseando sus manos por mis muslos y poniéndome a 100 más si cabe.

-Te he echado tanto de menos… - dice besándome el cuello –

-Pero si nos vimos ayer… - digo gimiendo levemente –

-Tú no me has echado de menos? – me mira parando los besos –

Le miro y pongo cara lasciva, agarrándome a su cuello de nuevo.

-Mucho – contesto justo antes de comenzar de nuevo esa guerra de besos que hemos comenzado en el sofá –

Me deja en el suelo, pero sin parar de tocarme mientras enciendo la ducha. En este caso, es bañera, pero la bañera llena no es lo mejor ahora mismo en mi situación, aunque ya estoy en los últimos días.

Desde que probé que, aún estando con la regla, podía disfrutar igual, no he dejado de pensar todo lo que me he podido perder y todo lo que no voy a perderme a partir de ahora. Es que además Hugo es tan poco pudoroso en cuanto al sexo, que me hace soltarme del todo.

Se desnuda y se mete en la ducha, dejándome mi espacio para hacerlo yo también. Una vez desnuda y libre del tampón, entro con él. La imagen es tremenda. Bajo el agua, con ese cuerpo, con esa proporción…

-Ven aquí… - me agarra de la cintura y me mete debajo del agua, comenzando a besarme y pegándome a la pared. Me quejo levemente, está algo fría la pared – perdón… - dice separándome – acostumbrado a la de Algeciras…

-Calla… - me pego de nuevo y hago que se acerque a mí, sin dejar de besarle – qué ganas tenía Hugo… - digo algo desesperada, llevando mi mano a su entrepierna –

-Y yo… - gime levemente – Malú… - gime al notar mis movimientos – joder… - pone una mano en la pared, como queriendo sujetarse –

-Ahora si que me vas a dejar… - digo agachándome –

-Cielo… - intenta agarrarme, pero agarro su mano y la llevo a mi pelo mientras me agacho frente a él –

Nos apartamos un poco del chorro de agua, aunque es bastante suave, nada fuerte. Agachada, frente a él, me mira y noto como traga saliva. Sigo moviendo mi mano a un ritmo lento, escuchando como gime en voz baja y vuelve a poner una mano en la pared. Mi boca se dirige decidida a la zona y comienza a repetir los movimientos de la mano. Su gemido es más sonoro, sobre todo al principio. Qué cachonda me está poniendo la situación. Le miro desde abajo y, al cruzarse nuestras miradas, resopla y cierra los ojos. Acaba de ponerme más cachonda todavía mirarle desde aquí. Se agarra a mi pelo con una mano y hace movimientos en mi cabeza levemente, como marcándome el ritmo, aunque es el mismo que el que llevo yo ahora mismo.

-Dios… - gime apretando más mi pelo –

Me pone tanto oírle así sabiendo que gime por lo que le estoy haciendo. Gime cada vez más fuerte. Me deja hacerlo durante varios minutos, o eso creo, hasta que se agacha, me agarra de las axilas y me levanta, dándome la vuelta de forma algo brusca, sin hablar, y pegándome a la pared, con su torso pegado a mi espalda. Me acaba de poner mucho más cachonda, cuando pensaba que era imposible. Su mano derecha se dirige a mi entrepierna, haciendo presión desde un principio. Gimo intensamente al notarlo. Gimo al notar su mano sobre mis pechos, apretando algo desesperados. Gimo al notar como me aparta el pelo y deja mi cuello al descubierto, comenzando a besarme y lamerme el cuello, sin dejar de hacer ninguna de las otras dos acciones.

-Hugo… - gimo fuerte –

-Silencioso Malú… - dice rozando su entrepierna con mi trasero –

-Una mierda… - contesto gimiendo – está insonorizada… - digo refiriéndome a mi casa –

-Joder… - susurra besándome el lóbulo de la oreja derecha – entonces grita todo lo que quieras… - susurra de forma sensual mientras ejerce más presión en mi entrepierna -

-Dios! – exclamo –

Sigue moviendo su mano cada vez a más velocidad y siento que voy a tardar muy poco en llegar. De hecho tarda menos de lo esperado. Pego mis dos manos a la pared, gimiendo fuerte, hasta que siento las corrientes desde la pelvis a través del cuerpo entero. Echo mi cabeza hacia atrás y acaricia su mano si cuello, mientras besa mi parte derecha y sigue moviendo su mano, esta vez más despacio.

-Joder… - susurro llevando una de mis manos a su trasero –

Intento darme la vuelta, pero no me deja, agarra mis dos manos y las pega a la pared de nuevo. Una vez hecho eso, abre un poco más mis piernas, haciéndome gemir solo con ese movimiento. Va a volver a hacerlo? Si. Va a volver a hacerlo. Su mano derecha vuelve a dirigirse a mi entrepierna, haciendo que me estremezca todavía por el orgasmo anterior. Le escucho respirar de manera entrecortada en mi cuello.

-Hugo… - digo gimiendo notando como su mano se va moviendo cada vez más deprisa –

-Vas a correrte tantas veces que me vas a pedir que pare… - susurra de forma tan sexy que se me ponen todos los pelos de punta y, hasta casi podría correrme solo con haberme dicho eso –

Sigo gimiendo, cada vez más fuerte, con su mano derecha fija en mi entrepierna y su mano izquierda paseándose por mi cuerpo. No sabía que podía correrme de nuevo tan rápido. Llega de nuevo, haciéndome temblar las piernas. Con su brazo izquierdo me sujeta mientras gimo sin parar, notando el orgasmo de nuevo. Intenso y más largo de lo normal. Siento que no puedo mantenerme de pie, pero, tras acariciarme unos segundos el muslo derecho, también hacia mi trasero, vuelve a llevar su mano a mi entrepierna.

-Hugo por favor… - gimo moviendo las caderas –

-Quieres que pare? – pregunta pegado a mi oído –

-No… - gimo – pero me vas a matar… - le escucho reírse levemente – joder! – grito poniendo mis manos en la pared y dando un golpe sobre ella –

Otra vez. No puede ser. Apenas un minuto, o eso creo. Un minuto o menos es suficiente para notar otro orgasmo. Un orgasmo también intenso, pero más corto esta vez. Me agarra fuerte de la cintura, no puedo sostenerme, me tiembla todo.

-Para… - susurro apoyándome en la pared –

-Ya te he dicho que me ibas a pedir que parase… - susurra a mi espalda –

Me doy la vuelta y le veo mirarme triunfante. Ni me acuerdo que sigo con la regla. Necesito más, no solo su mano. Agarro su trasero y le pego a mi, notando su excitación absoluta.

-Malú… - me mira de repente algo asustado – no llevo condones… - le miro medio sonriente – mierda, no me he acordado…

-Yo tengo… - digo subiendo mi pierna y apoyándola en la parte trasera de la bañera y haciendo que vuelva a pegarse a mí –

-Donde? – pregunta mirándome con mucho deseo –

-Luego… - digo agarrando su entrepierna y haciendo que me mire sorprendido – solo un poco… - gimo –

Me mira fijamente y luego cambia su gesto a un gesto lascivo. Agarra mi pierna y mi cintura y me levanta en peso, pegando mi espalda de nuevo a la pared, notando el frío, y notando como se introduce en mí poco a poco. Gimo muy fuerte, igual que él. Nunca le había escuchado gemir tan fuerte. Se agarra a mi trasero y comienza a mover las caderas lentamente pero con mucho ritmo. Nos besamos de forma desenfrenada. Tengo tanta confianza que sé que va a poder parar, pero necesitaba esto ahora. El riesgo es más bajo que en una situación normal, aunque sé que existe.

-Dime dónde los tienes… - gime mirándome mientras sigue moviéndose dentro de mí –

-En mi mesita… - gimo al notar como sale de mi – voy yo? – niega con la cabeza –

Miro hacia su entrepierna y entonces recuerdo que si, que sigo con la regla. Me mira sonriente y se lava un poco con agua, dándome un beso bastante largo antes de salir de la ducha.
Le veo salir de la bañera, todo mojado, con ese trasero tan bien puesto. Me muerdo el labio inferior. El sexo es perfecto. Nunca había disfrutado tanto en mi vida y nunca había tenido tanta confianza con nadie. Tanto que dejo que rebusque en mis cajones, me da igual. Aparece al momento con una caja, con una sonrisa amplia. No hace preguntas. Los tengo porque tengo que tenerlos, normalmente es cosa de ellos, pero también nuestra. Le miro desde dentro de la bañera y vuelvo a morderme el labio inferior. Resopla al verme y sonrío triunfante.

-Ven aquí… - vuelve a cogerme en brazos y a pegarme a la pared – estás cómoda así? – asiento agarrándome a su cuello –

Gime al volver a introducirse en mí, igual que yo. Ahora la velocidad va en aumento. No puedo agarrarme a nada, solo a su cuello. Debe notar que no estoy del todo cómoda, porque para, me deja apoyar mis pies en el suelo de la bañera, y hace que me tumbe, igual que en Algeciras, solo que en la bañera me parece más cómodo. Al tumbarme, comienza a besarme los pechos, de forma ansiosa, y a tocarme de forma muy lasciva por todo mi cuerpo. Está desesperado, o eso creo. Abro mis piernas y le miro, apoyada en la parte trasera de la bañera. Me agarra de los muslos y me hace deslizarme un poco hacia abajo y se arrodilla delante de mi.

Se introduce de nuevo en mí, haciéndome gemir de nuevo pero, sobre todo, le escucho gemir a él. Me agarro a la mampara y la parte trasera de la bañera, con mis piernas completamente abiertas y algo elevadas. Sus manos siguen en mis caderas, moviéndose sin parar, a un ritmo frenético. Nos miramos y las miradas todavía hacen acrecentar más el deseo. Noto como va a correrse. Cierra los ojos y entreabre su boca, aumentando más el ritmo. Me pone tanto verle así, tan desatado. Sigue arrodillado frente a mí, no se ha tumbado. Me mira justo antes de correrse y, si él dice que le encanta mi cara cuando me pasa, yo podría decir lo mismo. Tras varios gemidos, apoya su mano derecha en la parte trasera de la bañera, con la respiración acelerada.

-Joder Malú… - susurra sin levantar la mirada –

Acaricio su pelo pero no parece que vaya a tranquilizarse, porque me mira todavía con esa mirada lasciva.

-Arrodíllate – me dice mirándome fijamente – de espaldas

-Hugo… - le miro como intentando decirle que estoy bien, pero alza una de sus cejas con gesto pícaro y no puedo evitar hacerle caso –

-Pon aquí las manos… - las dirige a la parte trasera de la bañera – abre las piernas – le hago caso – hasta que me pidas que pare… - dice con voz ronca –

-Joder… - susurro al notar como su mano vuelve a estar en mi entrepierna –

Me arqueo un poco hacia delante, agarrándome a la bañera, mientras mueve su mano y su mano izquierda me acaricia entera. No puedo seguir agarrada a la bañera, estoy notando que va a volver a pasar. Con mi mano izquierda, agarro su nuca y le pego a mi cuello, arqueándolo hacia atrás, quedando en una posición que me excita mucho, con él a mi espalda y yo totalmente arqueada hacia él. Gimo de nuevo muy fuerte, y noto como llego otra vez. He perdido la cuenta. Respiro acelerada en la misma posición, notando sus manos paseándose por mi cuerpo. Y notando también como mi regla hace acto de presencia.

-Esto se nos va de las manos Hugo… - digo algo apurada –

-Tú crees? – pregunta irónico haciendo que me ponga de pie – anda ven… - le miro algo avergonzada – me dejas? – pregunta echándose gel en la mano como diciéndome que quiere enjabonarme él –

Le miro negando con la cabeza y asiento, viendo como sonríe a través del agua del chorro de la ducha. Se nos va de las manos, pero me encanta.