Abro la puerta hasta nerviosa. Danka y Rumba esperan
pacientes en la puerta. Danka le conoce del parque, aquel día, y ya hicieron
buenas migas. Y de aquel día que vino a casa y todo terminó tan mal. Cuando
entra, noto su gesto serio, pero finge una sonrisa y me da un beso en los
labios. Danka mueve su cola contenta, como si se acordase de él, y Rumba hace
un poco lo mismo, aunque con menos efusividad, porque ya es algo mayor. Le hace
varias caricias a cada una y se quita la chaqueta, sin decirme nada.
-Hugo… - le oigo suspirar – pasa algo?
-Pasa que tengo una madre que es muy comprensiva – dice con
cierto tono de rabia – además de ser muy de dejarme a mi aire, nada
controladora…
Le miro algo extrañada y hago que se siente en el sofá. Me
esperaba que, en cuanto llegase, me agarrase y me levantara en peso, contra la
pared, comiéndome a besos y subiendo a mi cuarto. A estas alturas estaríamos
desnudos. Sin embargo, ahí está, serio, resoplando. Me siento a su lado,
esperando a que hable.
-Te juro que no le he contado nada Malú… - me mira – sabes
que no le he contado nada a nadie… - le miro sorprendido – pero lo sabe, no sé
cómo, pero lo sabe… - niega con la cabeza – y piensa que el día que llegué
tarde al hospital por lo de mi hermano fue tu culpa… - le miro sorprendida –
además que te tiene una manía bastante importante… - dice de golpe –
Veo su gesto, se acaba de arrepentir de todo lo que me acaba
de contar. No sé si la situación me causa risa o angustia. Una suegra en
contra. La situación soñada.
-No sé por qué te cuento esto Malú… - dice rascándose la
cabeza – es que me ha puesto negro cuando he ido a llevarle a Desmond…
-No te enfades con ella por mí, por favor te lo pido… - digo
de forma sincera y sintiéndome culpable –
Me mira y, al ver mi gesto algo agobiado, sonríe y niega con
la cabeza.
-Olvídate… - dice acariciándome la mejilla – además, dijimos
que despacio no? – asiento – no te la voy a presentar mañana… - río algo
agobiada – quiero decir que… - resopla – me estoy liando yo solo…
-Hugo… - agarro sus manos – que si, que somos pareja… - digo
sonriendo sabiendo que acaba de pensar que no sabe muy bien lo que somos – de
poco tiempo pero… - sonríe – nos lo hemos dicho todo no? – asiente – pues… -
suspira – me la ganaré en su momento… - ríe – pero no te enfades con ella por
mi culpa, por favor…
Se queda mirándome con un gesto muy tierno. Baja la cabeza.
Ha llegado muy agobiado.
-Bueno, para contrarrestar, tienes una cuñada que te adora…
- dice haciéndome reír, recordando el momento en el que la conocí –
-Y muy divertida… - digo riéndome –
-Bueno… - me quita el cojín de encima – creo que ya es
suficiente… - le miro extrañada – que yo he venido porque te echaba de menos… -
acerca su rostro hacia mí y sonrío hasta que comienza a besarme –
Los besos. Besa tan bien. Es que solo con eso ya no me hace
falta mucho más para excitarme. Sus besos y su forma de tocarme. No hace falta
más. Tras besarnos un buen rato en el sofá, manoseándonos a base de bien, le
miro y sabe a lo que me refiero.
-Arriba – digo – abajo también hay baño, pero mejor arriba…
Como si pesara como una pluma, me levanta en peso y sube por
las escaleras mientras nos besamos. Me río por la situación. Si lo hubiera
tenido cuando tenía lo del pie, no me hubiera hecho falta trasladar mi
habitación al piso de abajo. Al entrar a la habitación, la mira de reojo.
-Muy bonita… - dice sin dejar de besarme, haciéndome reir –
-Hugo… - intento separarme mientras me río, sin poner mucha
resistencia –
-Supongo que esta es la puerta… - dice pegando mi espalda a
ella, sin dejar de besarme, recordándome a nuestra guerra contra las paredes en
Algeciras –
-jajajaja – río levemente entre los besos –
-Tú ríete… - dice abriendo la puerta del baño – precioso el
baño… - dice sin mirarlo y sin soltarme –
Me sienta sobre el lavabo, paseando sus manos por mis muslos
y poniéndome a 100 más si cabe.
-Te he echado tanto de menos… - dice besándome el cuello –
-Pero si nos vimos ayer… - digo gimiendo levemente –
-Tú no me has echado de menos? – me mira parando los besos –
Le miro y pongo cara lasciva, agarrándome a su cuello de
nuevo.
-Mucho – contesto justo antes de comenzar de nuevo esa
guerra de besos que hemos comenzado en el sofá –
Me deja en el suelo, pero sin parar de tocarme mientras
enciendo la ducha. En este caso, es bañera, pero la bañera llena no es lo mejor
ahora mismo en mi situación, aunque ya estoy en los últimos días.
Desde que probé que, aún estando con la regla, podía
disfrutar igual, no he dejado de pensar todo lo que me he podido perder y todo
lo que no voy a perderme a partir de ahora. Es que además Hugo es tan poco
pudoroso en cuanto al sexo, que me hace soltarme del todo.
Se desnuda y se mete en la ducha, dejándome mi espacio para
hacerlo yo también. Una vez desnuda y libre del tampón, entro con él. La imagen
es tremenda. Bajo el agua, con ese cuerpo, con esa proporción…
-Ven aquí… - me agarra de la cintura y me mete debajo del
agua, comenzando a besarme y pegándome a la pared. Me quejo levemente, está
algo fría la pared – perdón… - dice separándome – acostumbrado a la de
Algeciras…
-Calla… - me pego de nuevo y hago que se acerque a mí, sin
dejar de besarle – qué ganas tenía Hugo… - digo algo desesperada, llevando mi
mano a su entrepierna –
-Y yo… - gime levemente – Malú… - gime al notar mis
movimientos – joder… - pone una mano en la pared, como queriendo sujetarse –
-Ahora si que me vas a dejar… - digo agachándome –
-Cielo… - intenta agarrarme, pero agarro su mano y la llevo
a mi pelo mientras me agacho frente a él –
Nos apartamos un poco del chorro de agua, aunque es bastante
suave, nada fuerte. Agachada, frente a él, me mira y noto como traga saliva.
Sigo moviendo mi mano a un ritmo lento, escuchando como gime en voz baja y
vuelve a poner una mano en la pared. Mi boca se dirige decidida a la zona y
comienza a repetir los movimientos de la mano. Su gemido es más sonoro, sobre
todo al principio. Qué cachonda me está poniendo la situación. Le miro desde
abajo y, al cruzarse nuestras miradas, resopla y cierra los ojos. Acaba de
ponerme más cachonda todavía mirarle desde aquí. Se agarra a mi pelo con una
mano y hace movimientos en mi cabeza levemente, como marcándome el ritmo,
aunque es el mismo que el que llevo yo ahora mismo.
-Dios… - gime apretando más mi pelo –
Me pone tanto oírle así sabiendo que gime por lo que le
estoy haciendo. Gime cada vez más fuerte. Me deja hacerlo durante varios
minutos, o eso creo, hasta que se agacha, me agarra de las axilas y me levanta,
dándome la vuelta de forma algo brusca, sin hablar, y pegándome a la pared, con
su torso pegado a mi espalda. Me acaba de poner mucho más cachonda, cuando
pensaba que era imposible. Su mano derecha se dirige a mi entrepierna, haciendo
presión desde un principio. Gimo intensamente al notarlo. Gimo al notar su mano
sobre mis pechos, apretando algo desesperados. Gimo al notar como me aparta el
pelo y deja mi cuello al descubierto, comenzando a besarme y lamerme el cuello,
sin dejar de hacer ninguna de las otras dos acciones.
-Hugo… - gimo fuerte –
-Silencioso Malú… - dice rozando su entrepierna con mi
trasero –
-Una mierda… - contesto gimiendo – está insonorizada… - digo
refiriéndome a mi casa –
-Joder… - susurra besándome el lóbulo de la oreja derecha –
entonces grita todo lo que quieras… - susurra de forma sensual mientras ejerce
más presión en mi entrepierna -
-Dios! – exclamo –
Sigue moviendo su mano cada vez a más velocidad y siento que
voy a tardar muy poco en llegar. De hecho tarda menos de lo esperado. Pego mis
dos manos a la pared, gimiendo fuerte, hasta que siento las corrientes desde la
pelvis a través del cuerpo entero. Echo mi cabeza hacia atrás y acaricia su
mano si cuello, mientras besa mi parte derecha y sigue moviendo su mano, esta
vez más despacio.
-Joder… - susurro llevando una de mis manos a su trasero –
Intento darme la vuelta, pero no me deja, agarra mis dos
manos y las pega a la pared de nuevo. Una vez hecho eso, abre un poco más mis
piernas, haciéndome gemir solo con ese movimiento. Va a volver a hacerlo? Si.
Va a volver a hacerlo. Su mano derecha vuelve a dirigirse a mi entrepierna,
haciendo que me estremezca todavía por el orgasmo anterior. Le escucho respirar
de manera entrecortada en mi cuello.
-Hugo… - digo gimiendo notando como su mano se va moviendo
cada vez más deprisa –
-Vas a correrte tantas veces que me vas a pedir que pare… -
susurra de forma tan sexy que se me ponen todos los pelos de punta y, hasta
casi podría correrme solo con haberme dicho eso –
Sigo gimiendo, cada vez más fuerte, con su mano derecha fija
en mi entrepierna y su mano izquierda paseándose por mi cuerpo. No sabía que podía
correrme de nuevo tan rápido. Llega de nuevo, haciéndome temblar las piernas.
Con su brazo izquierdo me sujeta mientras gimo sin parar, notando el orgasmo de
nuevo. Intenso y más largo de lo normal. Siento que no puedo mantenerme de pie,
pero, tras acariciarme unos segundos el muslo derecho, también hacia mi
trasero, vuelve a llevar su mano a mi entrepierna.
-Hugo por favor… - gimo moviendo las caderas –
-Quieres que pare? – pregunta pegado a mi oído –
-No… - gimo – pero me vas a matar… - le escucho reírse
levemente – joder! – grito poniendo mis manos en la pared y dando un golpe
sobre ella –
Otra vez. No puede ser. Apenas un minuto, o eso creo. Un
minuto o menos es suficiente para notar otro orgasmo. Un orgasmo también
intenso, pero más corto esta vez. Me agarra fuerte de la cintura, no puedo
sostenerme, me tiembla todo.
-Para… - susurro apoyándome en la pared –
-Ya te he dicho que me ibas a pedir que parase… - susurra a
mi espalda –
Me doy la vuelta y le veo mirarme triunfante. Ni me acuerdo
que sigo con la regla. Necesito más, no solo su mano. Agarro su trasero y le
pego a mi, notando su excitación absoluta.
-Malú… - me mira de repente algo asustado – no llevo
condones… - le miro medio sonriente – mierda, no me he acordado…
-Yo tengo… - digo subiendo mi pierna y apoyándola en la
parte trasera de la bañera y haciendo que vuelva a pegarse a mí –
-Donde? – pregunta mirándome con mucho deseo –
-Luego… - digo agarrando su entrepierna y haciendo que me
mire sorprendido – solo un poco… - gimo –
Me mira fijamente y luego cambia su gesto a un gesto
lascivo. Agarra mi pierna y mi cintura y me levanta en peso, pegando mi espalda
de nuevo a la pared, notando el frío, y notando como se introduce en mí poco a
poco. Gimo muy fuerte, igual que él. Nunca le había escuchado gemir tan fuerte.
Se agarra a mi trasero y comienza a mover las caderas lentamente pero con mucho
ritmo. Nos besamos de forma desenfrenada. Tengo tanta confianza que sé que va a
poder parar, pero necesitaba esto ahora. El riesgo es más bajo que en una
situación normal, aunque sé que existe.
-Dime dónde los tienes… - gime mirándome mientras sigue
moviéndose dentro de mí –
-En mi mesita… - gimo al notar como sale de mi – voy yo? –
niega con la cabeza –
Miro hacia su entrepierna y entonces recuerdo que si, que
sigo con la regla. Me mira sonriente y se lava un poco con agua, dándome un
beso bastante largo antes de salir de la ducha.
Le veo salir de la bañera, todo mojado, con ese trasero tan
bien puesto. Me muerdo el labio inferior. El sexo es perfecto. Nunca había
disfrutado tanto en mi vida y nunca había tenido tanta confianza con nadie.
Tanto que dejo que rebusque en mis cajones, me da igual. Aparece al momento con
una caja, con una sonrisa amplia. No hace preguntas. Los tengo porque tengo que
tenerlos, normalmente es cosa de ellos, pero también nuestra. Le miro desde
dentro de la bañera y vuelvo a morderme el labio inferior. Resopla al verme y
sonrío triunfante.
-Ven aquí… - vuelve a cogerme en brazos y a pegarme a la
pared – estás cómoda así? – asiento agarrándome a su cuello –
Gime al volver a introducirse en mí, igual que yo. Ahora la
velocidad va en aumento. No puedo agarrarme a nada, solo a su cuello. Debe
notar que no estoy del todo cómoda, porque para, me deja apoyar mis pies en el
suelo de la bañera, y hace que me tumbe, igual que en Algeciras, solo que en la
bañera me parece más cómodo. Al tumbarme, comienza a besarme los pechos, de
forma ansiosa, y a tocarme de forma muy lasciva por todo mi cuerpo. Está
desesperado, o eso creo. Abro mis piernas y le miro, apoyada en la parte
trasera de la bañera. Me agarra de los muslos y me hace deslizarme un poco
hacia abajo y se arrodilla delante de mi.
Se introduce de nuevo en mí, haciéndome gemir de nuevo pero,
sobre todo, le escucho gemir a él. Me agarro a la mampara y la parte trasera de
la bañera, con mis piernas completamente abiertas y algo elevadas. Sus manos
siguen en mis caderas, moviéndose sin parar, a un ritmo frenético. Nos miramos
y las miradas todavía hacen acrecentar más el deseo. Noto como va a correrse.
Cierra los ojos y entreabre su boca, aumentando más el ritmo. Me pone tanto
verle así, tan desatado. Sigue arrodillado frente a mí, no se ha tumbado. Me
mira justo antes de correrse y, si él dice que le encanta mi cara cuando me
pasa, yo podría decir lo mismo. Tras varios gemidos, apoya su mano derecha en
la parte trasera de la bañera, con la respiración acelerada.
-Joder Malú… - susurra sin levantar la mirada –
Acaricio su pelo pero no parece que vaya a tranquilizarse,
porque me mira todavía con esa mirada lasciva.
-Arrodíllate – me dice mirándome fijamente – de espaldas
-Hugo… - le miro como intentando decirle que estoy bien,
pero alza una de sus cejas con gesto pícaro y no puedo evitar hacerle caso –
-Pon aquí las manos… - las dirige a la parte trasera de la
bañera – abre las piernas – le hago caso – hasta que me pidas que pare… - dice
con voz ronca –
-Joder… - susurro al notar como su mano vuelve a estar en mi
entrepierna –
Me arqueo un poco hacia delante, agarrándome a la bañera,
mientras mueve su mano y su mano izquierda me acaricia entera. No puedo seguir
agarrada a la bañera, estoy notando que va a volver a pasar. Con mi mano
izquierda, agarro su nuca y le pego a mi cuello, arqueándolo hacia atrás,
quedando en una posición que me excita mucho, con él a mi espalda y yo
totalmente arqueada hacia él. Gimo de nuevo muy fuerte, y noto como llego otra
vez. He perdido la cuenta. Respiro acelerada en la misma posición, notando sus
manos paseándose por mi cuerpo. Y notando también como mi regla hace acto de
presencia.
-Esto se nos va de las manos Hugo… - digo algo apurada –
-Tú crees? – pregunta irónico haciendo que me ponga de pie –
anda ven… - le miro algo avergonzada – me dejas? – pregunta echándose gel en la
mano como diciéndome que quiere enjabonarme él –
Le miro negando con la cabeza y asiento, viendo como sonríe
a través del agua del chorro de la ducha. Se nos va de las manos, pero me
encanta.