domingo, 7 de abril de 2019

CAPÍTULO 150: DESENCUENTRO


Le cazaron. Una foto saltando la valla de mi jardín y otra dándonos un abrazo y un beso. Portada de las revistas. Otra vez. Pero, esta vez, la portada es distinta. Es como que me importa algo menos. Me importa menos porque sé por qué lo hizo. Y las revistas lo publican como un acto de “amor” en clave divertida, más que de otra forma.

Llevamos un par de días casi sin hablar. Monosílabos por whatsapp. Está enfadado y yo no he hecho nada para resolverlo. Está esperando a que yo le diga algo. Está esperando a que yo le diga si me importan más unos periodistas o lo nuestro. Es que no tengo dudas realmente. Ese día solo me asusté. No estoy acostumbrada, es solo eso.

Tengo que hablar con él, pero por teléfono no me parece lógico. Tengo su dirección así que voy a presentarme allí y decirle todo lo que siento y que me da igual, pero me va a costar acostumbrarme a ser normal. Lo entenderá, lo sé.

Salgo de casa y sí, hay un par de fotógrafos que me sacan, pero poco más. Pienso en la portada de Hugo saltando la valla de casa y hasta me da por reírme. Está como una cabra y nadie había estado tan loco como para hacer eso para verme.

Llego a la dirección, bajo del coche con las gafas de sol intentando camuflarme un poco y todo al timbre. Es un piso a las afueras de Madrid. Me responde su voz y se sorprende al escuchar la mía, abriéndome la puerta tras unos segundos.

Al salir del ascensor, me encuentro de frente con su puerta, entrecerrada. Cuando me acerco, escucho a Hugo hablar con otra persona, no identifico la voz. Llamo al timbre antes de abrir por pura educación, pero no sé qué está pasando dentro. Aparece Hugo ante mí, abriendo la puerta, con cara de pocos amigos. Me impresiona verle tan serio.

-Hola… - digo con un hilo de voz –

-Hola… - suspira – pasa…

-Hugo, si llego en mal momento… - digo entrando a su casa, mirando hacia el salón, analizando un poco todo, nunca he estado en su casa – solo venía a… - nos miramos en el pasillo – disculparme…

Sonríe levemente y dirige su mirada hacia le fondo del pasillo. Instintivamente, me giro. Veo una mujer de unos 60 años, imagino que es su madre.

-Malú… - dice con tono cansado – es Lola, mi madre…

Veo que la señora se acerca a mi con gesto serio. Me impresiona la forma que tiene de mirarme. Como con enfado. Me lo imaginaba, por lo que me había contado Hugo. Intento poner una sonrisa y me acerco a ella dispuesta a darle dos besos.

-Encantada – recibe dos besos casi sin moverse –

No me contesta, no cambia el gesto. Mira de reojo a su hijo supongo, lo confirmo al ver que se pone a mi izquierda.

-Vamos al salón? – propone con tono serio y detecto como madre e hijo se miran de forma dura –

Entramos al salón, veo como la decoración es bonita, con colores blancos y negros, que dan sensación de amplitud al salón. No sé bien qué decir, no me esperaba que su madre estuviera aquí y estoy extremadamente cortada por su actitud. Parece que le molesta mi presencia.

-La portada es muy bonita… - escucho a su madre hablar con voz irónica y me giro para mirarla – mi hijo saltando un muro cuando podría entrar por la puerta…

-Mamá… - Hugo contesta intentando cortar a su madre, con tono de reprimenda – para…

-Tiene que entrar mi hijo en tu casa como un delincuente? – pregunta mirándome fijamente –

Me deja sin palabras. No sé qué contestar. Noto el rubor en mis mejillas y las ganas de huir son ya bastante reales. Saldría corriendo de aquí. No suaviza el gesto, me mira como con rabia. No soy capaz de mirar a Hugo, que está a nuestra izquierda.

-Basta mamá… - dice con voz cansada –

-No hijo, pero si no me parece mal! – exclama con un tono irónico – si para una madre es maravilloso ver a su hijo entrar en una casa saltando un muro – me mira – lo haces igual con todos tus ligues?

-Mamá! – el tono de voz de Hugo es muy alto, tanto que decido que es hora de irse. Estoy muy avergonzada. –

-Eh… - balbuceo sin mirar a su madre y me dirijo hacia la puerta – mejor me voy…

-Si, mejor – responde su madre con desprecio –

-No – Hugo me agarra del brazo y me impide seguir andando – mamá, vete

Se produce un silencio tenso durante unos segundos. Madre e hijo se miran con dureza y me siento fatal.

-Hugo, no… - intento soltarme para marcharme yo –

-Eres tan injusta… - suelta Hugo mirando a su madre –

-Me estás echando de tu casa por ésta? – dice señalándome con desprecio y mi respiración se acelera –

-Ésta tiene un nombre! – exclama alzando la voz – vete mamá…

-Hugo, no hagas esto… - digo soltándome de su mano y dirigiéndome a la puerta – hablamos en otro momento…

-He dicho que no! – exclama de nuevo agarrándome otra vez – te he dicho mil veces que me da exactamente igual salir en una revista – dice Hugo dirigiéndose a su madre – no la conoces de nada – no sé dónde meterme mientras les miro a los dos de forma disimulada, no me atrevo a alzar la mirada – no te voy a permitir que le hables así mamá – dice con tono duro – ella no se va – vuelve a pegarme a él – te vas tú hasta que entiendas y respetes mi vida

Su madre no responde. Se miran duramente y su madre coge la chaqueta de malas maneras, dirigiéndose hacia la puerta.

-Hugo, por favor… - digo en voz baja pero me hace un gesto de negación –

-Cuando te des cuenta de que ésta te está usando – dice su madre mirándome en tono despectivo desde la puerta – vendrás a llorarme

-Que no le faltes al respeto joder! – exclama enfadado – fuera! – hace un gesto con la mano hacia la puerta –

-Echar a tu madre de tu casa… - farfulla – increíble…

-Increíble es que seas así mamá… - responde ya con un tono más moderado –

La puerta suena con un gran portazo que hace retumbar toda la casa. Me quedo quieta, sin poder casi moverme, aunque me tiemblan las piernas. Acaba de echar de casa a su madre por mi culpa. Me siento mal no, lo siguiente.

-No tenías que haber hecho eso… - digo con tono culpable –

-Ah no? – me mira sorprendido – te falta el respeto y me tengo que quedar callado?

-Es tu madre Hugo! – exclamo – joder, me siento fatal… - digo sincera – no tenía que haber venido sin avisarte…

-Escúchame… - me agarra de la cintura – tú puedes venir a esta casa cuando te dé la gana…

Mi sensación es tan mala que ni siquiera me doy cuenta que se acerca a besarme hasta que noto sus labios en los míos. No ha hecho falta nada más para que me perdone por las dudas del otro día. A cambio, ha echado de casa a su madre. Algo que sé que nos va a traer muchas consecuencias a los dos.  

CAPÍTULO 149: SALIR DE AQUÍ


La observo, nerviosa, en el garaje. Miro a Manu y a Sol con cara de circunstancias. Está nerviosa, sabe que van a haber fotos nuestras saliendo del garaje.

-Malú… - digo en un último intento de razonar – puedo salir yo saltando y yendo a mi coche –

-Claro! – exclama – sería eso muy normal… - dice irónica –

-Bueno, pues entonces… - la agarro de la cintura – cálmate

Resopla y me mira como con tristeza. Sé que piensa que me está metiendo en un lío. Justo lo contrario de lo que yo pienso. No pienso que esto sea un lío, sino, más bien, algo lógico. Yo lo acepto pero parece que ella no.

Acordamos que Sol se sienta de copiloto, al lado de Manu y, detrás, con los cristales tintados, nosotros. Todavía me río de la cara que ha puesto Sol cuando ha visto que estaba en su casa. Antes de salir del garaje, miro a Malú. Está tensa, muy tensa.

-Malú – me mira fugazmente – no pasa absolutamente nada… - digo agarrando su mano pero la retira –

Me quedo mirándola un segundo. No entiendo mucho esa reacción. Supongo que no quiere que haya ni una instantánea en actitud cariñosa conmigo. Suspiro y miro por la ventanilla. Efectivamente hay algunos periodistas que comienzan a echar fotos. No hago nada, solo aparto un poco la mirada hasta que pasamos la calle. Dejo mi coche aparcado allí, ya lo recogeré en otro momento. Juntos, nos dirigimos hacia el próximo destino de concierto, en silencio.

Miro por la ventanilla durante un buen rato. No me ha gustado nada que me retirase la mano. Me ha parecido un gesto hasta de como si se avergonzase. No quiero rayarme de más, pero está claro que su forma de llevar esto no va a ser la misma que la mía.

Cuando ya llevamos un rato de camino, noto como su mano roza la mía. Inconscientemente, aparto mi mano. No soy vengativo, no es venganza. La miro y me mira con cara de culpabilidad.

-Ahora sí? - pregunto en voz baja, aunque sé que Sol y Manu van a escucharnos – vas a tener que pasarme un planning para ver cuando puedo cogerte la mano y cuando no – digo de forma irónica -

-Hugo… - susurra como suplicante para que no le hable así – lo siento…

-Déjalo quieres? – digo con un enfado incluso impropio de mí y dirijo mi mirada de nuevo hacia la carretera a través de la ventanilla –

Todo el camino. Todo el camino con el maldito orgullo efervesciendo por mis poros. Al llegar al recinto, bajo del coche el primero y camino rápido, cambiando mi gesto cuando veo a gente del equipo.

-Ya en el coche de la jefa y todo le traen – dice Cato – enchufado es poco! – exclama –

Sonrío casi sin ganas y me pongo a trabajar con ellos para terminar el montaje. Ni siquiera sé dónde está ella, pero me importa poco. Me importa poco hasta que mi orgullo se va diluyendo y comienzo a sentirme mal. Muy mal. Entiendo su postura. No quiere esto, pero tiene que aguantarlo. Y no puedo pedirle que a las primeras de cambio, se comporte de forma natural cuando nunca ha sabido hacerlo. He tenido poca paciencia con ella, sin duda.

Sol aparece en el escenario, como buscándome, hasta que hace un gesto al verme y se acerca a mí.

-Hugo… - dice con voz comedida –

-Ya lo sé… - respondo rápidamente – dónde está?

Sol me mira sorprendida y sonríe levemente al ver que no ha hecho falta ni decirme nada.

-En el camerino – dice dándome una palmada en el hombro – no se lo tengas en cuenta anda…

Asiento y camino hacia su camerino. Toco a la puerta pero no obtengo respuesta así que abro y la encuentro en ropa interior. Se tapa pero al verme se destensa.

-Perdón… - digo sin saber si pasar o no –

-Pensaba que estabas tan enfadado que no ibas a venir… - se pone una camiseta –

-Malú… - suspiro – no he sido comprensivo… lo siento… - niego con la cabeza –

-La que lo siente soy yo – se sienta en el sofá suspirando – no sé por qué he hecho eso… - dice con tono emocionado –

-Tengo que entender tus tiempos… - digo reflexionando acercándome a ella – y no lo he hecho…

-Hugo, es que mis tiempos no los vas a entender nunca – dice algo frustrada – nunca voy a poder comportarme de forma normal… - suspira – nunca he podido hacerlo…

-Malú… - me agacho hasta su altura mientras sigue sentada en el sofá – voy a esperar lo que necesites…

-Es que no tienes que esperar nada! – exclama como enfadada, de repente, levantándose del sofá – esto no tiene sentido Hugo…

La miro asustado. Está de espaldas, no puedo ver su gesto pero me lo imagino.

-Qué es lo que no tiene sentido? – digo acercándome a ella –

-Meterte en esto – se gira hacia mí – no es justo… - no me mira –

-Y qué quieres hacer? – pregunto temeroso –

-No lo sé… - responde rápidamente y sin mirarme – no lo sé…

Sus dudas, además de miedo, me provocan enfado. Unos simples periodistas han borrado todo lo que ha pasado entre nosotros. Vuelve a tener dudas.

-O sea… - digo con tono algo enfadado – que tienes dudas de esto… - me mira fugazmente y aparta la mirada – por unos periodistas en la puerta de tu casa, el resto ya no importa – me mira esta vez durante más tiempo – todo lo demás no importa… - suspira – me estás dejando?

Me mira automáticamente y no me responde, solo me mira con los ojos algo húmedos. Aparta la mirada rápidamente.

-No – responde en voz baja – no lo sé Hugo… - vuelve a decir –

-Pues cuando sepas si para ti es más importante esto que tener prensa en la puerta de casa… - cojo el pomo de la puerta – me avisas…

-Hugo, no te vayas… - me agarra la mano – necesito un poco de tiempo para todo esto…

-Todo el que quieras… - digo algo irónico – ya te he dicho que puedo esperar lo que quieras… - me giro hacia la puerta y voy a abrirla pero, antes, me giro hacia ella – la pregunta es si tú necesitas esperar o ya has tomado una decisión…

Sin mas, salgo del camerino. El concierto va a ser una auténtica mierda. La mirada de Sol al salir del camerino, hace innecesario hablar de nada.

Efectivamente, el concierto, a pesar de salir bien, a pesar de que ella encima de un escenario se transforma, es una auténtica mierda. No quiero estar allí. De hecho ni siquiera hablamos por los micros, aunque vuelve a mandarme algún mensaje en alguna canción pero intento hacer como que no los capto. Me ha dolido mucho esa conversación. Esas dudas. Esos miedos después de todo lo que hemos hablado y de todo lo que ha pasado.

sábado, 6 de abril de 2019

CAPÍTULO 148: LA CUÑADA


Miro al techo mientras espero a que salga del baño. El polvazo que íbamos a echar en el sofá, al final lo hemos echado en su cama. Cruzo mis manos por detrás de mi cabeza, solo tapado por la sábana. No puedo evitar sonreír. Qué buena idea venir de esta manera. Le he sorprendido, he sido romántico al mismo tiempo que gracioso. No se lo esperaba para nada. Y para nada iba a estar yo hasta el viernes sin verla. Ni hablar. Eso lo tenía claro.

La veo salir del baño con su moño hecho de aquella manera y su camiseta ancha con sus pantalones del pijama y sonrío. Me mira como algo avergonzada y se mete en la cama sin decir nada.

-Por qué me miras tanto? – dice mirándome fugazmente – quieres una camiseta? – niego con la cabeza mientras sigo mirándola – ay, de verdad… - susurra avergonzada –

-Qué guapa estás… - digo apoyando un codo en la almohada y sujetando mi cabeza con la mano –

-Todavía alucino con que estés aquí… - dice avergonzada negando con la cabeza –

-Es que tienes a tu técnico de monitores y sonido… loco perdido… - digo de forma extremadamente cariñosa –

-Por favor… - niega con la cabeza sonriendo – tú crees que no te han visto? – se refiere a los periodistas supongo –

-Pasaría algo si me hubieran visto? – pregunto pegándome a ella –

Me observa, noto algo de sorpresa en su mirada. Quizá no esperaba que me comportase de forma tan normal. Bueno, normal no es saltar el muro de una casa. Pero me da exactamente igual que me vean entrando a su casa la verdad. No contesta, solo se acomoda en la cama y se queda mirando al techo. Sé que está pensativa.

-A ver, qué pasa? – digo sabiendo que está pensando algo –

-No me gusta que discutas con tu madre por mi culpa… - dice reflexiva – me odia tanto? – pregunta como con temor –

-Malú, no te conoce… - digo restándole importancia – solo sabe lo que ve en la tele…

-Entonces está claro que me odia en base a los últimos meses… - suspira –

-Bueno pero ya te he dicho que tu cuñada te adora… - me tumbo boca arriba mirando al techo – no te parece un poco fuerte estar hablando de suegras y cuñadas con unos días que llevamos juntos? – me mira y se ríe – no me había pasado nunca eso…

-El qué exactamente? – pregunta mirándome –

-Tenerlo tan claro – digo sincero – está claro que nadie sabe lo que va a pasar… - la miro y me está mirando atentamente – pero tengo muy claro lo que quiero que pase…

-Y qué quieres que pase? – pregunta con tono juguetón –

-Eres mala… - sonrío mirando al techo – que funcione… - digo sin mirarla –

-Funciona? – pregunta girándose hacia mí –

La miro y me mira sonriente. Sonrío sin apartar la mirada y agacho la cabeza un tanto avergonzado.

-Yo creo que si no? – la miro y asiente – genial entonces… - acaricio su mejilla –

-Hay una cosa que me hace mucha gracia… - nos miramos – lo de que mi cuñada me adora…

-Jajajajaja – carcajeo – es una larga historia… - digo riéndome –

-Tengo todo el tiempo del mundo… - me mira atentamente –

-Yo he ido a conciertos tuyos con mi hermana y sus amigas… - me mira sorprendida – mi hermana tenía posters tuyos de pequeña en su habitación…

-Venga ya! – se tapa la cara con las manos –

-Desde el principio, aunque era pequeña… - sonrío – y luego es que… - río – a mi hermana es que le has gustado pero de verdad… - me mira alzando una ceja – a ver, ya que entramos en materia… - me apoyo en mi brazo – te lo cuento todo – me mira extrañada – mi hermana ha estado con chicas alguna vez – alza los dos cejas – yo he conocido a algunas chicas que han estado con ella… - suspira – mi hermana tuvo una época… cuando murió mi padre… - resoplo – que salía de casa y no se sabía cuando iba a volver… - niego con la cabeza – un día con una chica, otro día con un chico… - la miro y me mira completamente sorprendida – no tenía relaciones serias, solo conocía a gente y… - me alzo de hombros – te aseguro que las chicas que conocí, eran más normales que los chicos con los que se liaba… - río – tú eras como un amor platónico…

-Hostia qué vergüenza Hugo… - se tapa la cara de nuevo –

-En plan bien… - digo de manera tranquilizadora – no te va a acosar… - río – solo te adora, simplemente… - la miro y sonríe – imagínate si serás importante para ella que conoció a Nacho, su novio, en un concierto tuyo – alza sus cejas – creo recordar que era de la gira Caos… - sonríe – fui con mi hermana porque nadie iba con ella y ella quería ir por enésima vez a verte… y ella quería estar en primera fila pero al final terminamos atrás… - asiente mirándome – mi hermana es de ideas claras, más inquieta… - hago un gesto con la mano – de repente quería una cerveza y por sus ovarios iba a la barra… - se ríe – y allí, en la barra, le veo hablar con alguien, con un chico… - carraspeo – soy su hermano mayor, así que estuve por allí… vigilando… mientras veíamos el concierto… - se ríe – hasta que mi hermana se puso a buscarme, pero yo ya estaba casi a su altura… y me lo presentó… iba con su sobrina… - me río – no sé cómo terminamos después del concierto tomando algo los 4… su sobrina de 12 años – carcajea – ellos y yo… - pongo los ojos en blanco – se dieron los teléfonos y… viven juntos.

-Qué fuerte… - dice riéndose –

-Siempre ha dicho que formabas parte de su vida… - me mira avergonzada – así que imagínate ahora… - sonrío – se va a tatuar tu cara… - carcajea – tu nombre en el pecho o algo…

-Idiota… - me da un manotazo – o sea que yo era el amor platónico de mi cuñada… - niega con la cabeza – y mi suegra me odia… - río – me van a encantar las reuniones familiares…

-También eras mi amor platónico… - digo sincero y me mira sorprendida – qué quieres? Cuando saliste yo era un adolescente, mi hermana sin parar de escucharte, con fotos tuyas en la habitación… - suspiro – la vida tiene unas cosas muy curiosas…

-Ya te digo… - responde mirando al techo y estallando en una sonora carcajada –