domingo, 7 de abril de 2019

CAPÍTULO 150: DESENCUENTRO


Le cazaron. Una foto saltando la valla de mi jardín y otra dándonos un abrazo y un beso. Portada de las revistas. Otra vez. Pero, esta vez, la portada es distinta. Es como que me importa algo menos. Me importa menos porque sé por qué lo hizo. Y las revistas lo publican como un acto de “amor” en clave divertida, más que de otra forma.

Llevamos un par de días casi sin hablar. Monosílabos por whatsapp. Está enfadado y yo no he hecho nada para resolverlo. Está esperando a que yo le diga algo. Está esperando a que yo le diga si me importan más unos periodistas o lo nuestro. Es que no tengo dudas realmente. Ese día solo me asusté. No estoy acostumbrada, es solo eso.

Tengo que hablar con él, pero por teléfono no me parece lógico. Tengo su dirección así que voy a presentarme allí y decirle todo lo que siento y que me da igual, pero me va a costar acostumbrarme a ser normal. Lo entenderá, lo sé.

Salgo de casa y sí, hay un par de fotógrafos que me sacan, pero poco más. Pienso en la portada de Hugo saltando la valla de casa y hasta me da por reírme. Está como una cabra y nadie había estado tan loco como para hacer eso para verme.

Llego a la dirección, bajo del coche con las gafas de sol intentando camuflarme un poco y todo al timbre. Es un piso a las afueras de Madrid. Me responde su voz y se sorprende al escuchar la mía, abriéndome la puerta tras unos segundos.

Al salir del ascensor, me encuentro de frente con su puerta, entrecerrada. Cuando me acerco, escucho a Hugo hablar con otra persona, no identifico la voz. Llamo al timbre antes de abrir por pura educación, pero no sé qué está pasando dentro. Aparece Hugo ante mí, abriendo la puerta, con cara de pocos amigos. Me impresiona verle tan serio.

-Hola… - digo con un hilo de voz –

-Hola… - suspira – pasa…

-Hugo, si llego en mal momento… - digo entrando a su casa, mirando hacia el salón, analizando un poco todo, nunca he estado en su casa – solo venía a… - nos miramos en el pasillo – disculparme…

Sonríe levemente y dirige su mirada hacia le fondo del pasillo. Instintivamente, me giro. Veo una mujer de unos 60 años, imagino que es su madre.

-Malú… - dice con tono cansado – es Lola, mi madre…

Veo que la señora se acerca a mi con gesto serio. Me impresiona la forma que tiene de mirarme. Como con enfado. Me lo imaginaba, por lo que me había contado Hugo. Intento poner una sonrisa y me acerco a ella dispuesta a darle dos besos.

-Encantada – recibe dos besos casi sin moverse –

No me contesta, no cambia el gesto. Mira de reojo a su hijo supongo, lo confirmo al ver que se pone a mi izquierda.

-Vamos al salón? – propone con tono serio y detecto como madre e hijo se miran de forma dura –

Entramos al salón, veo como la decoración es bonita, con colores blancos y negros, que dan sensación de amplitud al salón. No sé bien qué decir, no me esperaba que su madre estuviera aquí y estoy extremadamente cortada por su actitud. Parece que le molesta mi presencia.

-La portada es muy bonita… - escucho a su madre hablar con voz irónica y me giro para mirarla – mi hijo saltando un muro cuando podría entrar por la puerta…

-Mamá… - Hugo contesta intentando cortar a su madre, con tono de reprimenda – para…

-Tiene que entrar mi hijo en tu casa como un delincuente? – pregunta mirándome fijamente –

Me deja sin palabras. No sé qué contestar. Noto el rubor en mis mejillas y las ganas de huir son ya bastante reales. Saldría corriendo de aquí. No suaviza el gesto, me mira como con rabia. No soy capaz de mirar a Hugo, que está a nuestra izquierda.

-Basta mamá… - dice con voz cansada –

-No hijo, pero si no me parece mal! – exclama con un tono irónico – si para una madre es maravilloso ver a su hijo entrar en una casa saltando un muro – me mira – lo haces igual con todos tus ligues?

-Mamá! – el tono de voz de Hugo es muy alto, tanto que decido que es hora de irse. Estoy muy avergonzada. –

-Eh… - balbuceo sin mirar a su madre y me dirijo hacia la puerta – mejor me voy…

-Si, mejor – responde su madre con desprecio –

-No – Hugo me agarra del brazo y me impide seguir andando – mamá, vete

Se produce un silencio tenso durante unos segundos. Madre e hijo se miran con dureza y me siento fatal.

-Hugo, no… - intento soltarme para marcharme yo –

-Eres tan injusta… - suelta Hugo mirando a su madre –

-Me estás echando de tu casa por ésta? – dice señalándome con desprecio y mi respiración se acelera –

-Ésta tiene un nombre! – exclama alzando la voz – vete mamá…

-Hugo, no hagas esto… - digo soltándome de su mano y dirigiéndome a la puerta – hablamos en otro momento…

-He dicho que no! – exclama de nuevo agarrándome otra vez – te he dicho mil veces que me da exactamente igual salir en una revista – dice Hugo dirigiéndose a su madre – no la conoces de nada – no sé dónde meterme mientras les miro a los dos de forma disimulada, no me atrevo a alzar la mirada – no te voy a permitir que le hables así mamá – dice con tono duro – ella no se va – vuelve a pegarme a él – te vas tú hasta que entiendas y respetes mi vida

Su madre no responde. Se miran duramente y su madre coge la chaqueta de malas maneras, dirigiéndose hacia la puerta.

-Hugo, por favor… - digo en voz baja pero me hace un gesto de negación –

-Cuando te des cuenta de que ésta te está usando – dice su madre mirándome en tono despectivo desde la puerta – vendrás a llorarme

-Que no le faltes al respeto joder! – exclama enfadado – fuera! – hace un gesto con la mano hacia la puerta –

-Echar a tu madre de tu casa… - farfulla – increíble…

-Increíble es que seas así mamá… - responde ya con un tono más moderado –

La puerta suena con un gran portazo que hace retumbar toda la casa. Me quedo quieta, sin poder casi moverme, aunque me tiemblan las piernas. Acaba de echar de casa a su madre por mi culpa. Me siento mal no, lo siguiente.

-No tenías que haber hecho eso… - digo con tono culpable –

-Ah no? – me mira sorprendido – te falta el respeto y me tengo que quedar callado?

-Es tu madre Hugo! – exclamo – joder, me siento fatal… - digo sincera – no tenía que haber venido sin avisarte…

-Escúchame… - me agarra de la cintura – tú puedes venir a esta casa cuando te dé la gana…

Mi sensación es tan mala que ni siquiera me doy cuenta que se acerca a besarme hasta que noto sus labios en los míos. No ha hecho falta nada más para que me perdone por las dudas del otro día. A cambio, ha echado de casa a su madre. Algo que sé que nos va a traer muchas consecuencias a los dos.  

CAPÍTULO 149: SALIR DE AQUÍ


La observo, nerviosa, en el garaje. Miro a Manu y a Sol con cara de circunstancias. Está nerviosa, sabe que van a haber fotos nuestras saliendo del garaje.

-Malú… - digo en un último intento de razonar – puedo salir yo saltando y yendo a mi coche –

-Claro! – exclama – sería eso muy normal… - dice irónica –

-Bueno, pues entonces… - la agarro de la cintura – cálmate

Resopla y me mira como con tristeza. Sé que piensa que me está metiendo en un lío. Justo lo contrario de lo que yo pienso. No pienso que esto sea un lío, sino, más bien, algo lógico. Yo lo acepto pero parece que ella no.

Acordamos que Sol se sienta de copiloto, al lado de Manu y, detrás, con los cristales tintados, nosotros. Todavía me río de la cara que ha puesto Sol cuando ha visto que estaba en su casa. Antes de salir del garaje, miro a Malú. Está tensa, muy tensa.

-Malú – me mira fugazmente – no pasa absolutamente nada… - digo agarrando su mano pero la retira –

Me quedo mirándola un segundo. No entiendo mucho esa reacción. Supongo que no quiere que haya ni una instantánea en actitud cariñosa conmigo. Suspiro y miro por la ventanilla. Efectivamente hay algunos periodistas que comienzan a echar fotos. No hago nada, solo aparto un poco la mirada hasta que pasamos la calle. Dejo mi coche aparcado allí, ya lo recogeré en otro momento. Juntos, nos dirigimos hacia el próximo destino de concierto, en silencio.

Miro por la ventanilla durante un buen rato. No me ha gustado nada que me retirase la mano. Me ha parecido un gesto hasta de como si se avergonzase. No quiero rayarme de más, pero está claro que su forma de llevar esto no va a ser la misma que la mía.

Cuando ya llevamos un rato de camino, noto como su mano roza la mía. Inconscientemente, aparto mi mano. No soy vengativo, no es venganza. La miro y me mira con cara de culpabilidad.

-Ahora sí? - pregunto en voz baja, aunque sé que Sol y Manu van a escucharnos – vas a tener que pasarme un planning para ver cuando puedo cogerte la mano y cuando no – digo de forma irónica -

-Hugo… - susurra como suplicante para que no le hable así – lo siento…

-Déjalo quieres? – digo con un enfado incluso impropio de mí y dirijo mi mirada de nuevo hacia la carretera a través de la ventanilla –

Todo el camino. Todo el camino con el maldito orgullo efervesciendo por mis poros. Al llegar al recinto, bajo del coche el primero y camino rápido, cambiando mi gesto cuando veo a gente del equipo.

-Ya en el coche de la jefa y todo le traen – dice Cato – enchufado es poco! – exclama –

Sonrío casi sin ganas y me pongo a trabajar con ellos para terminar el montaje. Ni siquiera sé dónde está ella, pero me importa poco. Me importa poco hasta que mi orgullo se va diluyendo y comienzo a sentirme mal. Muy mal. Entiendo su postura. No quiere esto, pero tiene que aguantarlo. Y no puedo pedirle que a las primeras de cambio, se comporte de forma natural cuando nunca ha sabido hacerlo. He tenido poca paciencia con ella, sin duda.

Sol aparece en el escenario, como buscándome, hasta que hace un gesto al verme y se acerca a mí.

-Hugo… - dice con voz comedida –

-Ya lo sé… - respondo rápidamente – dónde está?

Sol me mira sorprendida y sonríe levemente al ver que no ha hecho falta ni decirme nada.

-En el camerino – dice dándome una palmada en el hombro – no se lo tengas en cuenta anda…

Asiento y camino hacia su camerino. Toco a la puerta pero no obtengo respuesta así que abro y la encuentro en ropa interior. Se tapa pero al verme se destensa.

-Perdón… - digo sin saber si pasar o no –

-Pensaba que estabas tan enfadado que no ibas a venir… - se pone una camiseta –

-Malú… - suspiro – no he sido comprensivo… lo siento… - niego con la cabeza –

-La que lo siente soy yo – se sienta en el sofá suspirando – no sé por qué he hecho eso… - dice con tono emocionado –

-Tengo que entender tus tiempos… - digo reflexionando acercándome a ella – y no lo he hecho…

-Hugo, es que mis tiempos no los vas a entender nunca – dice algo frustrada – nunca voy a poder comportarme de forma normal… - suspira – nunca he podido hacerlo…

-Malú… - me agacho hasta su altura mientras sigue sentada en el sofá – voy a esperar lo que necesites…

-Es que no tienes que esperar nada! – exclama como enfadada, de repente, levantándose del sofá – esto no tiene sentido Hugo…

La miro asustado. Está de espaldas, no puedo ver su gesto pero me lo imagino.

-Qué es lo que no tiene sentido? – digo acercándome a ella –

-Meterte en esto – se gira hacia mí – no es justo… - no me mira –

-Y qué quieres hacer? – pregunto temeroso –

-No lo sé… - responde rápidamente y sin mirarme – no lo sé…

Sus dudas, además de miedo, me provocan enfado. Unos simples periodistas han borrado todo lo que ha pasado entre nosotros. Vuelve a tener dudas.

-O sea… - digo con tono algo enfadado – que tienes dudas de esto… - me mira fugazmente y aparta la mirada – por unos periodistas en la puerta de tu casa, el resto ya no importa – me mira esta vez durante más tiempo – todo lo demás no importa… - suspira – me estás dejando?

Me mira automáticamente y no me responde, solo me mira con los ojos algo húmedos. Aparta la mirada rápidamente.

-No – responde en voz baja – no lo sé Hugo… - vuelve a decir –

-Pues cuando sepas si para ti es más importante esto que tener prensa en la puerta de casa… - cojo el pomo de la puerta – me avisas…

-Hugo, no te vayas… - me agarra la mano – necesito un poco de tiempo para todo esto…

-Todo el que quieras… - digo algo irónico – ya te he dicho que puedo esperar lo que quieras… - me giro hacia la puerta y voy a abrirla pero, antes, me giro hacia ella – la pregunta es si tú necesitas esperar o ya has tomado una decisión…

Sin mas, salgo del camerino. El concierto va a ser una auténtica mierda. La mirada de Sol al salir del camerino, hace innecesario hablar de nada.

Efectivamente, el concierto, a pesar de salir bien, a pesar de que ella encima de un escenario se transforma, es una auténtica mierda. No quiero estar allí. De hecho ni siquiera hablamos por los micros, aunque vuelve a mandarme algún mensaje en alguna canción pero intento hacer como que no los capto. Me ha dolido mucho esa conversación. Esas dudas. Esos miedos después de todo lo que hemos hablado y de todo lo que ha pasado.

sábado, 6 de abril de 2019

CAPÍTULO 148: LA CUÑADA


Miro al techo mientras espero a que salga del baño. El polvazo que íbamos a echar en el sofá, al final lo hemos echado en su cama. Cruzo mis manos por detrás de mi cabeza, solo tapado por la sábana. No puedo evitar sonreír. Qué buena idea venir de esta manera. Le he sorprendido, he sido romántico al mismo tiempo que gracioso. No se lo esperaba para nada. Y para nada iba a estar yo hasta el viernes sin verla. Ni hablar. Eso lo tenía claro.

La veo salir del baño con su moño hecho de aquella manera y su camiseta ancha con sus pantalones del pijama y sonrío. Me mira como algo avergonzada y se mete en la cama sin decir nada.

-Por qué me miras tanto? – dice mirándome fugazmente – quieres una camiseta? – niego con la cabeza mientras sigo mirándola – ay, de verdad… - susurra avergonzada –

-Qué guapa estás… - digo apoyando un codo en la almohada y sujetando mi cabeza con la mano –

-Todavía alucino con que estés aquí… - dice avergonzada negando con la cabeza –

-Es que tienes a tu técnico de monitores y sonido… loco perdido… - digo de forma extremadamente cariñosa –

-Por favor… - niega con la cabeza sonriendo – tú crees que no te han visto? – se refiere a los periodistas supongo –

-Pasaría algo si me hubieran visto? – pregunto pegándome a ella –

Me observa, noto algo de sorpresa en su mirada. Quizá no esperaba que me comportase de forma tan normal. Bueno, normal no es saltar el muro de una casa. Pero me da exactamente igual que me vean entrando a su casa la verdad. No contesta, solo se acomoda en la cama y se queda mirando al techo. Sé que está pensativa.

-A ver, qué pasa? – digo sabiendo que está pensando algo –

-No me gusta que discutas con tu madre por mi culpa… - dice reflexiva – me odia tanto? – pregunta como con temor –

-Malú, no te conoce… - digo restándole importancia – solo sabe lo que ve en la tele…

-Entonces está claro que me odia en base a los últimos meses… - suspira –

-Bueno pero ya te he dicho que tu cuñada te adora… - me tumbo boca arriba mirando al techo – no te parece un poco fuerte estar hablando de suegras y cuñadas con unos días que llevamos juntos? – me mira y se ríe – no me había pasado nunca eso…

-El qué exactamente? – pregunta mirándome –

-Tenerlo tan claro – digo sincero – está claro que nadie sabe lo que va a pasar… - la miro y me está mirando atentamente – pero tengo muy claro lo que quiero que pase…

-Y qué quieres que pase? – pregunta con tono juguetón –

-Eres mala… - sonrío mirando al techo – que funcione… - digo sin mirarla –

-Funciona? – pregunta girándose hacia mí –

La miro y me mira sonriente. Sonrío sin apartar la mirada y agacho la cabeza un tanto avergonzado.

-Yo creo que si no? – la miro y asiente – genial entonces… - acaricio su mejilla –

-Hay una cosa que me hace mucha gracia… - nos miramos – lo de que mi cuñada me adora…

-Jajajajaja – carcajeo – es una larga historia… - digo riéndome –

-Tengo todo el tiempo del mundo… - me mira atentamente –

-Yo he ido a conciertos tuyos con mi hermana y sus amigas… - me mira sorprendida – mi hermana tenía posters tuyos de pequeña en su habitación…

-Venga ya! – se tapa la cara con las manos –

-Desde el principio, aunque era pequeña… - sonrío – y luego es que… - río – a mi hermana es que le has gustado pero de verdad… - me mira alzando una ceja – a ver, ya que entramos en materia… - me apoyo en mi brazo – te lo cuento todo – me mira extrañada – mi hermana ha estado con chicas alguna vez – alza los dos cejas – yo he conocido a algunas chicas que han estado con ella… - suspira – mi hermana tuvo una época… cuando murió mi padre… - resoplo – que salía de casa y no se sabía cuando iba a volver… - niego con la cabeza – un día con una chica, otro día con un chico… - la miro y me mira completamente sorprendida – no tenía relaciones serias, solo conocía a gente y… - me alzo de hombros – te aseguro que las chicas que conocí, eran más normales que los chicos con los que se liaba… - río – tú eras como un amor platónico…

-Hostia qué vergüenza Hugo… - se tapa la cara de nuevo –

-En plan bien… - digo de manera tranquilizadora – no te va a acosar… - río – solo te adora, simplemente… - la miro y sonríe – imagínate si serás importante para ella que conoció a Nacho, su novio, en un concierto tuyo – alza sus cejas – creo recordar que era de la gira Caos… - sonríe – fui con mi hermana porque nadie iba con ella y ella quería ir por enésima vez a verte… y ella quería estar en primera fila pero al final terminamos atrás… - asiente mirándome – mi hermana es de ideas claras, más inquieta… - hago un gesto con la mano – de repente quería una cerveza y por sus ovarios iba a la barra… - se ríe – y allí, en la barra, le veo hablar con alguien, con un chico… - carraspeo – soy su hermano mayor, así que estuve por allí… vigilando… mientras veíamos el concierto… - se ríe – hasta que mi hermana se puso a buscarme, pero yo ya estaba casi a su altura… y me lo presentó… iba con su sobrina… - me río – no sé cómo terminamos después del concierto tomando algo los 4… su sobrina de 12 años – carcajea – ellos y yo… - pongo los ojos en blanco – se dieron los teléfonos y… viven juntos.

-Qué fuerte… - dice riéndose –

-Siempre ha dicho que formabas parte de su vida… - me mira avergonzada – así que imagínate ahora… - sonrío – se va a tatuar tu cara… - carcajea – tu nombre en el pecho o algo…

-Idiota… - me da un manotazo – o sea que yo era el amor platónico de mi cuñada… - niega con la cabeza – y mi suegra me odia… - río – me van a encantar las reuniones familiares…

-También eras mi amor platónico… - digo sincero y me mira sorprendida – qué quieres? Cuando saliste yo era un adolescente, mi hermana sin parar de escucharte, con fotos tuyas en la habitación… - suspiro – la vida tiene unas cosas muy curiosas…

-Ya te digo… - responde mirando al techo y estallando en una sonora carcajada –

sábado, 30 de marzo de 2019

CAPÍTULO 147: A MI MANERA


Le he pedido que no venga. Y solo tengo ganas de verle. Ni siquiera ha podido venir Sol. Ni mi madre. Les he pedido que no venga nadie. Siguen ahí. Las 10 de la noche y siguen ahí. Suspiro y me siento en el sofá, hasta que mi móvil suena. Es él.

-Hola jefa… - su tono suena a ilusión –

-Hola… - digo con tono triste –

-Qué haces? – le escucho como con el manos libres del coche –

-Pues aquí – voy pasando canales – qué hartura Hugo… - digo cansada – siguen aquí…

-Ya, ya lo sé… - dice riéndose – tienes alarma en el jardín?

Frunzo el ceño y miro hacia el jardín.

-Hugo, no entiendo nada… - me levanto del sofá – como que ya sabes que siguen aquí?

-Quita la alarma anda…

No me puedo creer lo que está pasando. Desactivo la alarma del jardín bajo la atenta mirada de Danka, que me mira extrañada. Cuando veo aparecer su cabeza a través de los setos no puedo evitar soltar un pequeño gritito. El lateral de la casa, con unos setos, la piscina… le estarán viendo? La verdad es que no lo creo. Están confinados en la puerta de mi casa.

Le veo saltar y apoyarse en el muro lateral. Se eleva con los brazos y, de un salto, llega al jardín. Me quedo paralizada de verle allí dentro. En casa. Cómo se le ha podido ocurrir esto?

-No me vas a dar un beso ni nada? – dice en voz baja acariciando a Danka –

-Hugo… - digo tapándome la boca sin creerme todavía lo que acaba de pasar –

-Están todos ahí en la puerta – señala – pero en esta calle, nadie, ni los coches suyos… - dice acercándose a mí – he aparcado ahí detrás… - señala la calle paralela –

-Ven aquí… - digo agarrando su mano y llevándolo dentro de casa por la puerta lateral del jardín – estás loco? – digo mirándole todavía estupefacta -  

-Mucho… - susurra acercándose a mí –

Sonrío con gesto todavía sorprendido hasta que noto su boca en la mía. Me besa empujándome hasta el sofá.

-Estás como una cabra… - digo entre besos – no me lo puedo creer… - sigue besándome –

-Ya te he dicho que tenía muchas ganas de verte… - comienza a besarme el cuello –

-Joder Hugo… - susurro – menos mal que he bajado las persianas… - jadeo –

-No decían que las tenías siempre bajadas? – dice sin parar de besarme el cuello y comienzo a reírme –

No solo me río, me da un ataque de risa. Quién me iba a decir hace meses que me iba a estar riendo de un comentario como ese? Me mira interrogante y se contagia de mi risa. Los dos meados de la risa en el sofá. De todas las situaciones que me podía imaginar esta noche, esta es la que menos papeletas tenía, por no decir ninguna. Que se ha colado en mi casa para verme, esquivando a los periodistas. Malú, esto no lo ha hecho nadie. Sé sincera. Nadie.

-Me vas a contar qué era lo que te pasaba cuando te he llamado? – pregunto cuando comienza de nuevo con los besos en el cuello –

-De verdad me estás preguntando eso ahora? – pregunta sin dejar de darme besos –

-Hugo… - digo intentando que pare porque intuyo que algo le estaba pasando en ese momento –

Se queda mirándome entre sorprendido y con gesto cansado. Resopla y se incorpora, sentándose en el sofá.

-Prefieres que hablemos de mi madre antes que echar un polvo – dice irónico asintiendo con la cabeza – interesante forma de continuar nuestra relación…

-Jajajaja – me río incorporándome en el sofá – estabas así de enfadado por tu madre? – pregunto ya con gesto extrañado –

-Te quiere mucho… - dice negando con la cabeza – le han encantado las fotos…

-No me digas eso… - me llevo las manos a la boca con cara de circunstancias – habéis discutido por mi culpa? – pregunto asustada –

-Discutir? – pregunta irónico – con mi madre no se discute! – exclama irónico – solo escuchas el monólogo hasta que pase la tormenta…

Sonrío sin querer pero me siento fatal. Así que a su madre no le gusto un pelo. Qué bien. La suegra me odia.

-Ya cuando se entere que tenías una perra que llamaba como ella… - hace gestos con las manos de forma irónica – te va a adorar…

-Hugo! – le doy un manotazo – ay mi Lola… - digo algo triste –

-Lo siento… - me mira un instante y se tapa la cara – es que no sabes cómo se ha puesto…

-Pero Hugo… - suspiro – ya te dije que no quería que discutieras con ella por mi culpa…

-Pero es que no es tu culpa! – exclama levantándose del sofá – es que cree que te conoce por toda la mierda que han dicho de ti…

-Entonces entiendo que no le guste para su hijo… - digo irónica – si les ha faltado decir que maté a Kennedy…

-Lo que me molesta es que no se preocupa de cómo estoy yo – dice indignado – no ve que estoy contento? – le miro con ternura – debería importarle solo eso…

Me levanto del sofá, intentando calmarle. Acaricio su espalda mientras me mira con cara de circunstancias.

-Lo único bueno es que a la cuñada te la tienes ganada… y que la perra de mi hermana se llama Lula por ti – le miro alzando las dos cejas – así mi madre no puede quejarse tanto…

-La perra de tu hermana se llama Lula? – pregunto riéndome – en serio? – asiente –

-La de mi madre se llama Soca – le miro extrañada – se lo puso mi hermana… - sigo sin entender nada – de Caos… Soca… - alzo mis cejas – por aquel entonces, a mi madre le caías bien…

Estallo en una carcajada tras unos segundos asimilando la información.

-Mi hermana es una fan loca… - niega con la cabeza – ya la viste… - sonrío enternecida – bueno, ya que hemos cortado el polvazo que íbamos a echar en el sofá… - pongo los ojos en blanco –

-Hugo joder… - digo negando con la cabeza –

-Que era muy romántico Malú! – dice indignado – tu príncipe subiendo al castillo y rescatándote de toda esa gente… - señala hacia la puerta, refiriéndose a los periodistas – con lo que te quiere… - vuelvo a poner los ojos en blanco – y me saltas con mi madre…

-Que no sabía que era por tu madre! – exclamo sin poder evitar reírme por la situación tan surrealista –

-Y acabamos hablando de cómo se llaman los perros de mi familia… - niega con la cabeza – es que ya se me ha bajado todo…

Le miro de forma pícara pero no me ve. Se le ha bajado todo dice. Se va a cagar.

-Vaya… - digo caminando insinuante hacia la habitación – entonces será mejor dormir… - me quito la camiseta, quedándome en sujetador – te espero allí?

Me apoyo en el marco de la puerta todo lo insinuante que puedo. Me mira con una ceja levantada para, poco después, levantarse de la silla y salir corriendo hacia mí. Pego un gritito al notar como me agarra de la cintura y me levanta del suelo, no sé si lo habrán escuchado fuera. Ah no, si mi casa está insonorizada. Bendita idea la que tuve.  

jueves, 28 de marzo de 2019

CAPÍTULO 146: NO ME GUSTA ESTO

El primer fin de semana con él de gira conmigo. Bueno, no ha sido el primer fin de semana, pero sí ha sido el primero juntos. Muy juntos. Creo que hasta somos un poco pegajosos, intentamos que no, pero ya todo el mundo lo sabe.

En redes sociales las cosas están tranquilas… he visto algún vídeo en el que parece que insinúan que hay miraditas, pero nada importante. Hasta el miércoles. Los miércoles son el día que más temía hace meses. Revistas, portadas. Pues sí, salimos en una portada. Suspiro y bloqueo el móvil, bajando la cabeza mientras me apoyo en la mesa. Se va a asustar. Volvieron a vernos en Algeciras, no sé cómo ni por qué, pero las fotos son bastante claras. Y otra foto de él entrando aquí, en mi casa. Nos han hecho un seguimiento y no nos hemos dado cuenta.

No se me pasa por la cabeza ni por asomo que esto tenga que ver con él, y eso me tranquiliza. La última vez fue lo primero que pensé. Ahora ya no. Ahora mi confianza en él es plena. En lo que no confío tanto es en su reacción. Esto asusta a cualquiera. Es su intimidad, la mía está más que pisoteada desde hace meses y hasta casi que no me afectaría.

Entre esos pensamientos, recibo la llamada de Sol. Casi la esperaba más que la de Hugo.

-Otra vez cariño… - dice de forma compasiva – lo has visto no?

-Si… - digo de forma cansada – no he hablado con él pero vamos… - resoplo – no sé cómo pudieron vernos, te lo prometo…

-Él no fue – afirma –

-No no – afirmo con rotundidad – eso ni se me ha pasado por la cabeza Sol… - suspiro – voy a hablar con él vale?

-Quieres que haga algo? – pregunta comedida –

-No, ya te imaginarás que esto no es igual que la otra vez… - digo sin poder evitar sonreír –

-No te noto agobiada… - dice Sol algo extrañada –

-Por mí no, solo quiero hablar con él para saber si está agobiado o no…

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++


-Te parece normal esto? – mi madre lanza la revista sobre la mesa y resoplo – te lo dije Hugo… que no te conviene, que…

-Basta mamá… - me levanto cansado después de escuchar la retahíla de reproches que me acaba de soltar – no me conviene porque salimos en una revista? – digo cogiéndola – es lógico que salgamos, lo que no sé es cómo han conseguido estas fotos…

-Pues porque esta gente siempre tiene fotógrafos que van con ellos para hacerse promoción y…

-No mamá… - la corto – no vayas por ahí – digo enfadado – Malú no necesita esto para promocionar nada…

-Y encima te enfadas conmigo! – exclama – enfádate con ella, que te ha metido en esto…

-Me he metido yo solito mamá… - digo de forma clara – mira mamá… - cojo mi chaqueta – te lo dije el otro día… - resoplo – ni una pregunta sobre si estoy bien, sobre si estoy feliz, sobre nada… - va a hablar pero la corto – solo esto – cojo la revista con desprecio y la lanzo sobre la mesa – que Sonia me pusiera los cuernos durante meses te pareció bien porque no salió en ninguna revista no? – alzo el tono de voz –

-Hugo, eso no es así… - dice seria –

-No? – pregunto irónico – venga – me siento en el sofá – pregúntame cómo estoy – digo irónico – pregúntame cómo nos llevamos – me mira seria – o si estoy feliz – resoplo – ves? – me levanto del sofá de nuevo – lo reduces todo a esa mierda – señalo de nuevo la revista – ni siquiera querrías conocerla porque piensas que ya la conoces – alzo de nuevo la voz –

Mi móvil suena y corta la conversación. Mi madre iba a hablar pero se calla. Es ella. Si no se lo cojo, se va a preocupar.

-Dime – contesto todavía cabreado –

-Eh… - noto como se queda cortada – Hugo, siento mucho lo de la revista –

-No me hables de la revista quieres? – digo de forma borde – no puedo hablar ahora…

-Estás… - balbucea – estás enfadado?

Suspiro. Le he hablado fatal. Camino hasta la cocina para alejarme de mi madre.

-No… - digo ya en un tono más tranquilo – claro que no… - digo seguro – no contigo…

-Hugo, de verdad, no sabía que esto iba a salir… - dice de forma atropellada –

-Lo sé… - digo sonriendo levemente – tú también sabes que no tengo nada que ver no?

-Ni se me ha pasado por la cabeza – dice segura y me hace sonreír –

-Tengo ganas de verte… - digo en tono mimoso –

-Y yo… - responde con el mismo tono – tengo varios periodistas en la puerta Hugo… - suspira –

-A mí eso me da igual… - digo convencido – yo voy a verte…

-No Hugo… - dice de forma rápida –

-Y qué hacemos? – pregunto ahora algo agobiado – no vernos y esperar al concierto? – digo temeroso –

-No lo sé Hugo… - resopla – no lo sé… 

miércoles, 27 de marzo de 2019

CAPÍTULO 145: ADRENALINA


Al cerrarse la puerta de la habitación, me mira con una cara de deseo que me encanta. Da saltitos hasta llegar a la cama. Está eufórica. Al llegar a la cama, directamente, se desnuda, sin que yo haga nada. La miro casi boquiabierto. Lo mejor de todo es que hace movimientos con las piernas para provocarme. Sin braguitas y sin nada.

-Siempre terminas así los conciertos? – me acerco con voz sugerente – tú crees que puedes hacerme esto? – digo señalándola mientras se acomoda en la cama –

-Si no estoy haciendo nada… - se tapa con la sábana de forma sexy – no vas a venir o qué?

-Nos van a escuchar? – digo quitándome la camiseta –

-Es posible… - contesta mirándome con gesto lascivo – y no, no termino así los conciertos… - dice viendo como me bajo los pantalones – tengo mucha adrenalina pero no tengo eso – señala mi entrepierna – eso también fuera… - la miro con mucho deseo y me quito los calzoncillos – Dios… - susurra – ven aquí…

Me agarra de una mano y me tira hacia ella, haciendo que me ponga boca arriba. Se sienta sobre mí y comienza a acariciarme el pecho. Acabo de pillar que ella va a llevar la voz cantante hoy, nunca mejor dicho. Comienza a besarme el cuello y suspiro al notar su lengua pasearse por la zona. Sube hasta mi oreja, lame el lóbulo y me da un pequeño mordisco en la derecha.

-Joder… - suspiro –

-Ya sabía yo que no estabas cansado… - dice mirándome –

Me besa con mucha pasión justo antes de comenzar a deslizarse hacia abajo, hasta mi abdomen. Su mano se dirige a mi entrepierna y comienza a masajearla despacio. Se me escapa algún jadeo, no lo puedo evitar. Pero el gemido se me escapa al notar su boca en la zona. No puedo pararla. No puedo evitar que lo haga. Qué placer me está provocando. Nuestras miradas se cruzan y todavía me provoca más placer esa imagen. Joder, no sé si a ella esto le está gustando, pero a mi me está flipando.

Joder, no se cansa. Alterna su mano con su boca de una forma perfecta, con un ritmo perfecto en cada momento. Empiezo a pensar que, como no pare, como deje que siga, voy a llegar así.

-Malú, que me matas… - gimo y me mira, sin dejar de mover su mano –

-No te gusta? – pregunta con voz completamente lasciva –

-Vas a hacer que me corra… - digo sin poder mirarla –

Escucho como se ríe y veo que se aparta de mí. No entiendo nada. No entiendo nada hasta que veo como saca una caja y me coloca, de forma muy sensual, la protección adecuada. Sin avisar, se sienta sobre mí, a horcajadas. Noto como me introduzco en ella completamente y gimo muy fuerte. Igual que ella. Mueve sus caderas sin dejar que yo haga nada. Las mueve cada vez más rápido y jadeo sin poder parar. Está desatada, creo que nunca la había visto tan así. Se mueve incluso haciendo círculos con sus caderas. Resoplo y agarro sus caderas, fijándolas aunque opone algo de resistencia mientras se ríe. Comienzo a moverme yo, esta vez más rápido, escuchando como gime con fuerza.

Ahora tomo yo el control. Agarro sus caderas y la giro, poniéndola boca abajo. Vuelvo a agarrar sus caderas y las elevo un poco. Nunca la he visto en esta posición, pero creo que no le molesta. Me dejo llevar. Me introduzco en ella desde atrás y sus gemidos me hacen saber que le está gustando. Aprieto sus nalgas con fuerza y agarro sus caderas, moviéndome cada vez más rápido.

-Hugo… - dice entre gemidos, con su cabeza apoyada en la almohada – joder… - exclama subiendo sus manos hacia la pared y manteniéndose así –

Desde mi posición, veo su trasero, su espalda, su pelo y hasta sus pechos moverse al mismo tiempo que mis movimientos. No veo su cara, es lo único que me falta. Sigo en esa posición un rato más, pero quiero verla. Paro y le doy la vuelta, tumbándome encima de ella. Respira entrecortada.

-Me encanta… - dice incorporándose y bésandome con mucha lascivia –

-El qué? – beso su cuello –

-Que te pongas así… - dice mirándome apretando los dientes – tan… - resopla -

Sonrío justo antes de pegar mis caderas a las suyas de nuevo. Agarro sus piernas y las elevo un poco, hasta que pongo sus pies a la altura de mis hombros. Cuando comienzo a moverme en esa posición, sus gemidos son más sonoros. Y los míos también. Estoy aguantando como puedo, pero si siguiera el ritmo que realmente quiero, me correría ya.

-Sigue… - dice bajando sus piernas y abriéndolas, cruzándolas con mi espalda – sigue así… - dice con la voz ronca –

Le hago caso. No me muevo a un ritmo normal, sino que mi ritmo es mucho más rápido. Sus gemidos son tan sonoros que creo que todo el equipo se está enterando de que estamos follando.

-Hugo, no puedo más… - gime más fuerte y pongo mi mano en su pelvis, moviéndola a un ritmo rápido – sigue… - grita –

-No grites… - digo gimiendo – o grita…haz lo que quieras… - jadeo – joder Malú… - me tumbo sobre ella sin dejar de moverme – no sabes lo cachondo que me has puesto con el micro…

-Dios… - exclama – no pares… - dice cogiendo mi mano y llevándola de nuevo a su pelvis –

Le hago caso hasta que siento que le ocurre. Arquea su espalda y se agarra a la mía, gimiendo profundamente. Me he centrado tanto en que llegase ella que me he quedado a punto. Lo sabe. Me besa y mueve sus caderas despacio, haciendo que esté a punto de perder la cabeza. Resoplo y apoyo mi frente con la suya, cerrando los ojos mientras noto que sigo introduciéndome en ella lentamente.

-Te toca… - susurra mirándome provocativa –

Sonrío mirándola y abro bien sus piernas, volviendo a introducirme en ella. Estoy a punto. Agarro sus pechos con las manos y, con ese apoyo, muevo mis caderas cada vez más rápido. No tardo nada. No podía más. Caigo rendido encima de ella. Joder, cada polvo es mejor que el anterior. Diferente por lo menos. Este ha sido tan bestia, tan irracional, que me ha encantado.

-Mañana va a montar el escenario Cato él solo… - digo respirando en su cuello –

-Y va a cantar cualquiera menos yo… - se ríe – madre mía Hugo…

-Esto va a ser siempre así? – digo incorporándome mirándola –

-Tiene pinta… - responde mirando al techo –

-Pues me va a encantar la gira… - digo abrazándome a ella mientras la escucho reírse -

CAPÍTULO 144: DATE PRISA


Al acabar el concierto, apagarse las luces, y terminar todo, tengo una extraña sensación. La sensación de estar en el lugar correcto. En casa. Bajo las escaleras y la encuentro hablando con Sol. Cuando me ve, sale corriendo y me salta encima, cruzando sus piernas por detrás de mi espalda. Suerte que he apoyado bien los pies y me hubiera caído al suelo. Comienzo a reírme.

-Es que contigo todo sale bien siempre joder! – exclama dándome un beso bastante más largo que el que me ha dado antes del concierto –

-Bueno!!!! – exclama Cato pasando por nuestro lado – que lo necesito vivo para desmontar todo esto!

Se corta. Se corta y se baja de mí con cierto gesto de vergüenza. Sonrío enternecido. Es que tiene unos puntos de fragilidad que me la comería entera. Joder Hugo, qué cambio de pensamientos… qué rápido todo. La abrazo y se me abraza como para esconderse de todo el mundo. Comienzo a reírme y recibo una buena palmetada en el brazo por su parte.

-Anda, corre con Sol, que tendrás que cambiarte… - me mira con cara de niña – no haces eso siempre? – asiente algo tímida – qué pasa? – pregunto riéndome –

-Que soy un poco efusiva a veces… - dice avergonzada – nos ha pillado Cato y me ha dado mucha vergüenza… y no sé si a ti…

-Para para… - agarro su cara y hago que me mire – me ves incómodo? – pregunto sonriendo y sonríe apartando la mirada – me encanta que seas así… - me mira hasta sorprendida –

Sin más, le planto otro beso, casi delante de Sol. Sonoro. Que suene. Que se enteren que la estoy besando y me encanta hacerlo. La pobre ha pensado que me estaba molestando o que me causaba mucha vergüenza que fuera así conmigo. Al contrario. Me encanta que le de igual que haya gente delante. Sé que en la calle es distinto, pero aquí, con su equipo… sé que le sale ser así… y me encanta cuando actúa de forma natural.

La veo irse caminando hacia el camerino con Sol, que me mira medio riéndose y agarra a Malú por los hombros. Sonrío, Sol ya lo sabe absolutamente todo. Y, mirándome así, solo con esa mirada, ya me ha dicho que le parece perfecto. Suspiro y entro a la sala a coger una cerveza para hidratarme un poco y ayudar al equipo a desmontar todo.

Al entrar, el cachondeíto es evidente. Estaría hasta gracioso si no fuera porque está Jose y no sé cómo se habrá tomado todo esto.

-Bueno ya eh? – digo abriéndome una cerveza –

-Al final si que eres el enchufado eh? – dice Katia de broma – mira que llevo poco tiempo, pero no había visto así a la jefa nunca…

-Yo llevo 21 años y tampoco – responde Paco – algo habrás hecho…

-No queremos detalles Paco – dice Rubén riéndose –

Sonrío un tanto avergonzado y miro de reojo a Jose, que permanece impasible, mirándome también de reojo. No sé cómo reaccionar. No sé si debo hablar con él o tiene que ser su hermana o… o nada, porque ya se encargan los demás de hacerlo todo por mí.

-Pues ya teníamos madres y padres en el equipo y ahora ya tenemos cuñados… - dice Julián de lo más normal –

Le miro con cara de querer asesinarle y miro a Jose que sonríe mirando su lata de cerveza. Veo como Rubén le hace un gesto a Julián como para que pare. Miro a todos, que me miran expectantes.

-Bueno… - digo queriendo salir de allí – voy a… - camino de espaldas – a desmontar todo que… - carraspeo – que mañana tenemos otro…

Salgo de la sala sabiendo que soy el centro de las miradas. Camino rápido hacia el escenario pero una voz me detiene.

-Hugo espera

Jose camina hasta llegar a mi altura. Me impone. Me pasa como con su padre. Su gesto serio en la mayoría de ocasiones es posible que contribuya a eso.

-Eh… - veo que se pone algo nervioso y hace el mismo gesto que su hermana, mirar al suelo – mi hermana y tú…

-Jose… - digo intentando encontrar las palabras – es… - carraspeo y bebo algo de cerveza – igual esta conversación la tienes que tener con ella, yo… - balbuceo – no quiero tampoco…

-No no… - me agarra del brazo suavemente – si no es una pregunta hecha en plan mal… - le miro expectante – nada que… - carraspea – bueno pues que… - sonríe – que te hemos escuchado todos en la parte de oye – abro los ojos de par en par, mis sospechas se confirman – y bueno que… - vuelve a desviar su mirada al suelo – que todo está bien vale?

Le observo. Todo está bien. Eso significa que… le parece bien? Supongo. Es su forma de… recibirme como cuñado? Es una incógnita todo, igual de enigmático que su hermana. Sonrío y le ofrezco mi mano para estrecharla. Es como firmar la paz después de aquel encontronazo que tuvimos. Lo habíamos solucionado pero, al estar ahora con su hermana… podía volver a producirse. Al menos eso había pensado mi cabeza en algún momento. Observa mi mano y no solo la estrecha, sino que me acerca a él y me da un abrazo. Rápido, casi fugaz, con un par de palmaditas en la espalda. Sonrío después del abrazo, algo avergonzado, igual que él y se de la vuelta para volver a meterse en la sala. Al fondo, veo a Malú que viene andando hacia mí, con un gesto un tanto… emocionado diría yo.

-Todo bien? – pregunta mirándome y asiento –

-Voy a ayudar a Cato o me matará… - digo acariciando su pelo –

-No tardes mucho… - dice acercándose a mi – que tenemos que ir al hotel – subo una de mis cejas – y no vale decir que estás cansado… - me apunta con un dedo –

-Yo cansado? – digo haciéndome el chulo – no me conoces tú a mí…

-Si… - se acerca a mi boca – si que te conozco… - trago saliva al tenerla tan cerca – corre a trabajar o te despido – dice sin despegarse de unos centímetros de mi boca –

Me acaba de poner muy cachondo que se ponga en plan jefa. Sonrío y veo como se marcha hacia la sala, ya con ropa normal. Niego con la cabeza. Otra noche de hotel, pero en la otra punta del país. Y estoy convencido que va a pasar lo mismo.